Two Swords: Jaime y Brienne

La sensación que tuve al ver el primer episodio de “Juego de Tronos” fue la de leer fanfiction de calidad. Sensación que aumenta en cada escena de Jaime Lannister. Sin llegar a traicionar el personaje, este Jaime está muy lejos del hombre de acción que regresa a Desembarco del Rey peleando con Loras, haciéndole el amor a la hermana, gritándole al padre que no se casa con la viuda de su hijo. Este Jaime es un ente indeciso que todavía no encuentra su lugar en el mundo y que da tumbos y recibe sopapos verbales. Sin llegar a los extremos de un atormentado Hamlet, Jaime deja de ser Rhett Butler para volverse Ashley Wilkes, un hombre que todavía quiere recuperar el pasado.

Recuerden los nuevos lectores que a)esta es la segunda parte de  mi visión del capítulo “2 Espadas”. El resto está aquí y b) Está lleno de spoilers.

Reitero no es una traición al personaje, es exactamente lo que hubiera sucedido en el libro de Martin si éste hubiese optado por un regreso anticipado de Jaime. El mundo al que llega El Matarreyes del libro es un mundo caótico que lo obliga a tomar decisiones de inmediato. En cambio este Desembarco del Rey es un mundo pacifico, jubiloso. Los Lannister han ganado la guerra. La gente espera la Boda del Año. Jaime no tiene lugar ahí.

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Comenzamos con la entrega de la espada sin nombre. Es muy diferente al libro donde Tywin está apesadumbrado con la muerte del nieto, el juicio de Tyrion etc. Aquí es un triunfador que funde espadas, quema pieles de lobo, aplasta al enemigo. Todo está perfecto, todo en su lugar. Solo hay una pieza descolocada y es el hijo minusválido cuya presencia provoca habladurías. El Tywin del libro es un hombre muy ocupado que ve regresar a su hijo y no se percata de lo que le ha ocurrido. Pregunta si puede pelear con la mano izquierda, no se molesta en encarar la posibilidad de que Jaime mienta. Inmediatamente planea su retiro de la guardia y su matrimonio con Maergery.

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Aquí no tenemos nada de eso. Cuando Jaime dice que es ambidextro, Tywin sabe que miente, lo supo desde antes de preguntar. Cuando Jame de pronto suelta un “no quiero casarme ni tener hijos” suena fuera de lugar, un eco de algo que escribió Martin, pero que no se aplica a estas circunstancias. En el libro, Tywin todavía le ve utilidad a su hijo. Aquí Jaime es solo un trasto viejo, inoperante e inconveniente que debe ocultarse en el desván de Casterly Rock.

Jaime también ha perdido significado para su mujer. Lo descubre en la próxima escena cuando intenta hacerle el amor y ella lo rechaza. Aunque en el libro es Cersei quien manda hacer la prótesis, aquí la tenemos presente junto al Maestre Qyburn cuando se la ponen al Matarreyes.

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Ver a Qyburn me provocó ganas de ir a darle un abrazo. Es como ver a un viejo amigo (como me ocurre con Sam). A pesar de su aura siniestra me cae muy bien el personaje. A Cersei también puesto que lo tiene de ginecólogo (¿Aborto o enfermedad venérea? ¿Por qué creen que el Maestre la está atendiendo?) Jaime no está contento con la manito. Le dice a Qyburn que se corte la de él y se encaje la prótesis si tan buena es. Cersei lo regaña por ingrato. Es el único a quien puede todavía regañar.

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Jaime nota cambios en su hermana: bebe mucho, necesita cuidados médicos, pero no todavía no comprende lo que ella casi le aúlla. Las cosas han cambiado, ellos han cambiado, su relación ha cambiado. Aunque comprendo las urgencias viriles de Jaime que todavía cree que solo puede tener sexo con su hermana, resulta un poco imprudente con sus requiebros cuando Cersei (que si tiene sexo con otros) enfrenta problemas más urgentes. Cuando menciona a Loras, Jaime se ve impávido como si no le importara que a su mujer la vayan a casar con un reconocido “muerde-almohadas”. Que diferente al del libro dnde estalla en cólera al saberla comprometida con Oberyn.

Para Cersei es obvio que Jaime no puede desafiar a Loras a duelo, no puede impedir su boda, no puede defenderla de las arbitrariedades de su padre, ni ayudarla a eliminar a Maergery ni recuperar el control sobre Joffrey. En este momento Qyburn es más útil que su mellizo. Lo curioso es que no presenciamos una crisis de pareja, simplemente porque nunca lo fueron, aunque Jaime lo ignore. Cersei dominó a Jaime convirtiéndole en un objeto útil para satisfacerla sexualmente y para preñarla. Ahora esa utilidad ha acabado.

Pasemos ahora a Brienne. Gwen ya tiene espacio en los créditos y eso le permite dos escenas, una bastante larga con las Tyrrell. Algo que me molesta es que de todos los allegados a Catelyn, Brienne es la única que no parece estar afectada por La Boda Roja. En cambio siente que es su deber ( cuando ya nadie se acuerda)  auto exonerarse por la muerte de Renly. 

Así que va a interrumpir a las Tyrrell ocupadas en elegir joyas para la boda. Lady Olenna se vuelve loca de contento a ver a Brienne.  Esta es la chica que apaleó a su nieto tragasables. Sus grititos de admiración me hicieron temer que quisiera llevarse a La Doncella para adornar su sala en Alto Jardín. La verdad es que La Moza seria mejor estatua que esa ridiculez que hicieron de Joffrey pisando un lobo.

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Brienne solicita hablar con Maergery. La futura Reina es como siempre muy cortés  y diplomática escucha a Brienne, pero ya no le interesa saber de sombras y de quién mató a su ex marido. “Joffrey es nuestro Rey” le recuerda y admiré el tacto de Bri que asiente educadamente. La Doncella en el libro hubiera estallado en ayes contra el usurpador y los derechos de los Stark.

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Pasamos a la penosa escena de Jaime y su hijo. Tanto que desee verla y fue tan desagradable. Sin embargo no podía ser de otra manera. Como toda su familia, Joffrey desprecia su tío: un tonto que dejó que lo capturaran, un manco que ya no debería ser su guardaespaldas y un inútil cuyos hechos no ameritan ser parte de la crónica de La Guardia Real. Si alguien sabe explicarle con todas sus letras a Jaime que ya no es nada, ni siquiera un Matarreyes es su hijo. Es absurdo que Jaime siga fingiendo ser un gran espadachín, el comandante de la Guardia o el amante de la Reina. No tiene empleo, no es quien fue y no sabe qué puede ser.

La que lo sabe es Brienne que intenta convencerlo de devolver a Sansa y  al menos adquirir una nueva identidad, la  de alguien que cumple con sus promesas. Pero Jaime está al nivel Chapulín Colorado (“si lo hago”) y sale lleno de excusas. No puede secuestrar a la mujer de su hermano. ¿Dónde va a llevarla? Brienne se exaspera tanto como Cersei, pero reacciona de manera diferente. Más gentil, más serena. Ya no la ofenden los chistes de Jaime, ya lo conoce, ya sabe que él es mejor que todo su sarcasmo. Si alguien puede conseguir enfilar a Jaime hacia el buen camino es La Doncella.

A ver ¿Cuántos de Uds. no pensaron cuando Jaime preguntó en broma si Brienne es su parienta que no la comparaba con Cersei? Seria una broma, pero el decir que es rubia y que lo fastidia tanto como Los Lannister, mas allá de un chiste, es asociarla a alguien que está saliendo de su vida y necesita de un reemplazo.

Disculpen lo breve, pero era urgente sacar esta reseña hoy.