Hasta ahora seguía esta fantasía para apreciar sus poderosos
parlamentos (que siguen siendo su fuerte) y por
la cuidada atmósfera de época. Desde este episodio, la sigo por el poder
de los personajes, de su interactuación y porque por primera vez, “Penny Dreadful”
me intriga. Vamos a ver qué pasó en “Resurrección”
para entender los motivos de mi interés.
Comprendo que este episodio haya parecido mas lento, se concentra
en dos arcos, no apareció Doryan Gray, y más de un cuarto de hora estuvo
dedicado totalmente al Monstruo de Frankenstein. Es triste que no se sepa
apreciar a esta criatura fascinante, y como lo han hecho notar la Reina
Scarlett y Nicoll, bastante apegada a la
de la obra de Mary Shelley.
Tuve que ver el capítulo una segunda vez para notar la
riqueza de ese arco. La muerte de
Proteus lleva a Víctor a recordar la muerte de su madre cuando él era niño, un
evento catalizador que lo ha impulsado a buscar el secreto de la existencia
humana. Se trata de un momento cliché que no evita que deteste a este amoral
científico, más aun cuando descubrimos que Proteus fue su segundo experimento.
Años atrás, Victor construyó otra criatura. Menos linda,
menos simpática, menos inteligente que Proteus, el hijo de su madurez. Como
suele ocurrir con los padres jóvenes,
asustado ante tanta responsabilidad, Victor huyó abandonando a su “hijo” al que
deja en una buhardilla en alguna aldea perdida de la campiña inglesa.
La muerte de Proteus no es un acto fortuito, es la
repetición del crimen de Caín. Como en
la Biblia, la criatura (llamémoslo Calibán aun antes de saber que ése es
su nombre) mata a Proteus por celos, no soporta ver que su creador prefiere a
su hermano al que le prodiga todo lo que negó a su primogénito.
Calibán le cuenta a Victor como él tuvo que instruirse solo.
No tuvo un padre que lo guiara. Aprendió mirando por el ventanuco de la buhardilla
como los humanos maltratan a los animales. Concluyó en que él también era un animal
y les cobró odio a los humanos. Descubrió la colección de poesía que el Dr.
Frankenstein había dejado atrás De ahí aprendió un florido nivel de discurso.
El monstruo consigue llegar a Londres en busca de
Frankenstein, pero la raza humana lo sigue maltratando por feo y diferente. Es
rescatado por Vincent, un antiguo actor shakesperiano quien le da empleo en un
teatro y lo bautiza como Calibán en
honor al villano de La Tempestad. Es
el lugar perfecto para Calibán quien se encarga de la utilería de Gran Guignol,
la versión inglesa del famoso teatro francés que se especializaba en lo
macabro. Aquí hay un excusable anacronismo. La serie tiene lugar en 1891, El verdadero
Grand Guignol abrió sus puertas en París en 1894, y en Londres en 1923.
Este es un episodio lleno de guiños. Las alusiones a la maestría
olvidada de Shakespeare opacado por un dramaturgo advenedizo llamado Ibsen, la
loa al actor shakesperiano (Roy Kinnear es en este momento, el mejor interprete
de Shakespeare en el Reino Unido); y la alusión de Vincent a la puesta en
escena de un “Penny Dreadful” (de hecho,
Calibán alcanza a ver un pedacito del más famoso de todos Sweeney Todd o El Barbero de Fleet Street”.
Este cuento intercalado me trajo a la memoria mi versión
favorita del cuento de Frankenstein “La Novia” (1985) en la que la criatura encuentra
un hogar y sentido a su vida junto a un enano, solo que ahí se une a un circo
en vez de un teatro.
A pesar de que Calibán es feliz en su trabajo, se sabe
diferente Pero también se sabe
importante. Como le explica a su creador, él representa al mundo moderno:
fuerte, brutal, feo. Ya no hay espacio para los poetas románticos ni los
ideales de Victor. Calibán no quiere esperar al futuro solo. No busca al padre
para reprocharle su abandono sino al científico loco para encargarle otra
construcción. Ya que le gusta tanto
armar cadáveres, que le fabrique una compañera.
Aunque a ratos expresa cierto remordimiento, Victor trata pésimo a su hijo. Lo llama
“demonio”, le dice que no puede cambiar
el pasado, que nunca podrá quererlo y
se niega a su petición. Calibán entonces lo amenaza con matar a todos los
que Víctor ame. Consiente que esa lista es muy breve, el médico se burla. No le
teme a la muerte, mejor que lo amenace con la vida. “¡No me pongas a
prueba!”ruge el monstruo y amenaza con
hacerlo conocer el verdadero horror.
De ahí, pasamos a la obligatoria sesión de sexo semanal.
Brona arriba de Ethan, primero las nalgas de ella, luego las de Josh Harnett.
Esta serie tiene una obsesión con los traseros humanos. Tras su orgasmo, Brona vomita
sangre. Apenas le alcanza para comer, no tiene para medicinas. El caballeroso
Ethan decide vender sus servicios para pagarle un medico a su compañera.
El pistolero se presenta en La Mansion Murray en el momento
oportuno. Sir Malcolm y Vanessa preparan otra expedición. Vanessa le explica a
Ethan que ella ve cosas. Mina se le apareció en un corredor de la casa y le suplicó
que la rescatara. Ethan, por primera vez, se interesa en saber pormenores sobre
la desaparición de Mina.
Vanessa le cuenta de manera concisa y evasiva que Mina trabajaba de institutriz,
estaba comprometida con un hombre llamado Jonathan Harker y cayó bajo el
embrujo de otro hombre, no totalmente humano, que es quien la secuestró. Me dio
la impresión que se guarda información importante. ¿Por qué, Mina, hija de un
hombre adinerado, iba a trabajar y precisamente como parte del servicio doméstico?
Esa noche, Malcom, Vanessa, Chandler y Tambembe, Sambembe o como se llame el valet africano de
Murray, van armados al Zoológico de Londres. Antes de la aparición de Mina, Vanessa
escuchó gruñidos de fieras y asume que es una indicación de que en el zoológico
encontrarán a su amiga.
En un momento, Sir Malcom le susurra a Ethan que se prepare
porque Vanessa tiene poderes y eso la hace vulnerable, pero también deseable. “¿Deseable
para quién?” pregunta el pistolero. Creo que el explorador le estaba
advirtiendo que a Vanessa cuando la poseen los demonios le da por llevarse a
los hombres a callejones.
En ese momento, sienten un ruido y cortándole el camino ven
a la criatura más hermosa de la creación (después del gato): un lobo. Se le une
otro lobo, y otro. Voltean y ven a un huargo a sus espaldas. Ohh, una manada.
Murray y su criado desenfundan revólveres. Ahí ocurre mi momento favorito de la
serie hasta ahora. Ethan le ordena al grupo que no se muevan, que bajen las armas. El lobo cruza el grupo rosando
la falda de Vanessa y se une a la manada.
Muy tranquilo, Chandler avanza hacia los lobos. El macho
alfa se le acerca con aire amenazador, orejitas gachas, y colmillos al descubierto.
Sn ningún miedo, el pistolero se acuclilla y extiende su mano para que el
animal lo huela. Finalmente, introduce su mano en las fauces del cánido. Este
se marcha moviendo la colita feliz como mi perro Nene cuando le doy una
galleta.
Lo extraordinario aquí no fue el poder de Chandler sobre los
animales (hasta el Águila Roja puede hacer eso), ni descubrir su lado místico,
sino que nadie pareció sorprenderse ni hizo preguntas. Tengo la impresión que
Sir Malcolm y Vanessa saben más del pistolero que nosotros. Sir Malcom sabe
demasiado y su protegida lo nota. ¿Qué le oculta? Porque no parecen estar ni
cerca de Mina.
Vanessa nota ruidos que vienen de la jaula de los monitos.
Solo uno sobrevive y se acurruca aterrorizado entre los barrotes. Los cadáveres
despedazados de sus hermanitos yacen sobre el piso. En un rincón, hay un coso
devorándose a otro monito. Lo apresan. Este si se llama Fenton, pero apenas lo
vi dije “Renfeld!”
Se lo llevan a casa y lo encadenan en el sótano.
Supuestamente Fenton es muy joven (Ethan se refiere a el como “un niño”), pero
es bastante agresivo. Lo interrogan y sale con el cuento de Amon Ra, Amonet, los
Oscuros el apocalipsis, etc. Vanessa le pregunta si conoce a Mina. “Conozco a
Vanessa” dice el engendro que parece un cruce entre Alfie Allen y Madonna
cuando esta contaba 25 años.
Fenton se pone maleducado y echa palabrotas. Sir Malcom lo patea, para luego azotarlo con su fusta. Chandler lo detiene. En eso llega Víctor que
dice flemáticamente: “Parece que me estoy perdiendo una fiesta”.
Todos se reúnen a deliberar en el salón. Sir Malcom le confiesa
a Vanessa que sabía que la bestia que persiguen la quiere a ella. Victor, tras examinar
a Fenton, cree poder utilizar un tratamiento experimental, que a lo mejor serviría
para la misma Mina. Algo como sacarle la sangre y aplicare transfusiones (suena
a lo que está haciendo El Maestre Qyburn).
Chandler se indigna. Primero torturan a un niño, ahora
quieren utilizarlo como conejillo de
Indias. Esta erupción de sensibilidad yanqui no impresiona al médico que lo
acusa de masacrar indios (si, como si como si los británicos nunca masacraran
nativos). “Baila con Lobos” salta y pregunta, cómo supo Frankenstein que él
había guerreado contra los indios. Esperaba que Víctor respondiera “Porque vi
“El Ultimo Samurái”, pero se limita a decir “no lo sabía”. Sir Malcom y Vanessa
continúan desplegando una impertérrita falta de curiosidad en el pasado de Chandler.
En cambio, Vanessa le dice que si no le gusta lo que hace
que se marche. Pero agrega, a guisa de disculpa, que la pérdida de Mina los ha
embrutecido. Sir Malcom la interrumpe. Lo que les espera, lo que planean hacer,
no es para los débiles ni los buenos. Por eso están aquí. “No hay buenos en
esta sala” declara. Acto seguido, exige un voto de lealtad. Todos deben estar
unidos por un propósito en común.
Todos juran menos Ethan. Finalmente, con los ojos fijos en
Vanessa masculla "I´m with you”. Curiosa fórmula. En ingles “you” es un prenombre
que corresponde a tres personas “Tu”, “Ud.” y ““ustedes”. Para la audiencia angloparlante,
menos los shippers de Vanessa y Chandler (¿Como lo llamaremos? ¿Vandler?
Vanethan?), lo que el pistolero dijo fue “Estoy con ustedes”, pero el traductor
de HBO puso “Estoy contigo”. A lo que Miss Ives responde “y yo contigo, Ethan”
(Ethan, ya no es Mr. Chandler) y de alguna forma suena como que el juramento
fue solo entre ambos.
Lo próximo son Ethan y Vanessa a solas, como reafirmando su
vinculo. Miss Ives se sorprende al saber que el pistolero vive en una taberna.
Deduce que se debe a una mujer. Siempre lacónico, Ethan revela que se llama Brona,
que su nombre significa “tristeza” en gaélico y que es tuberculosa. Levemente conmovida,
Vanessa reflexiona que entonces hará honor a su nombre (la tisis, entonces, era
un mal incurable y fatal).
Antes de retirarse, Victor advierte a Sir Malcolm que lo que
intenta hacer con Fenton lo cambiará radicalmente. Parece que le ha crecido
cierta ética médica y teme que sus experimentos sigan afectando a sus
pacientes. Entretanto, en el sótano, el joven Fenton recibe visita. No vemos
quien es. Pero Fenton pone cara de Tom Waits y susurra “¡Amo!”. (Continuará)