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lunes, 4 de julio de 2016

Marea Baja: Penny Dreadful 3x07


Cuando me enteré que Vanessa se pasaba al Lado Oscuro, me dio tanta rabia que hasta pensé en no ver este capítulo. Por suerte me sobrepuse, sino me habría pedido un episodio fantástico, en el que no sabía por qué llorar: si de alegría por Calibán rodeado de su familia o por Vanessa traicionada por amor. Y no nos olvidemos de Lili. Esto es lo que pasó en “Ebb Tide”.

Vanessa despierta de su noche de amor. Se levanta más fresca que una lechuga (cuando uno hace el amor y se duerme en el piso despierta molida) y se regresa a casa. En la puerta se encuentra a Calibán. Viene en busca de consejo. Como ocurre cuando somos felices, Vanessa está llena de optimismo. Le aconseja a”Mr. Clare” que se presente ante los suyos, que si lo aman lo aceptarán. Intenta recordarle a su ex enfermero de su vida pasada y encuentros en La Clínica Baning. Pero La Criatura únicamente recuerda a su familia.

Calibán va a la fábrica donde en una fila de obreros  que tosen (la contaminación ambiental nació en la Inglaterra victoriana) ve a su mujer. Aunque al principio Marjorie parece  aterrada, su amor se sobrepone a cualquier miedo y acepta alborozada la resurrección del marido. Le cree su historia y bendice a Víctor Frankenstein por haberlo devuelto a la vida. Juntos llegan a la casa, donde el niño tiene una reacción parecida y al final prefiere papá feo, pero vivo que a un cadáver. ¿Serán felices? Dúdenlo.

Descubrimos el gran secreto de Bronna, cuando la vemos muy elegante y enlutada visitar el cementerio. Va a ver la tumba de su hijita. Esa noche, borracha y gateando por la gigantesca mesa de Dorian Gray, exige de su monstruoso regimiento de descarriadas  rencorosas que salgan a la calle, encuentren un mal hombre, y le amputen la mano. Al final de la noche, la mesa está cubierta de manos sangrantes. (Los dueños deben estar en fila pidiéndole al Maestre Qyburn que les haga una prótasis de oro).

Asqueado ante el espectáculo, asqueado ante las impertinencias de Justine y  el desdén de Lily, Dorian abandona su casa. Ya me imagino a casa de quien fue. ¿Cómo se saben las direcciones en las películas? Siempre van donde vive gente que apenas conocen.

Más tarde, Dorian consigue desligar a Lily de sus protegidas y salir con él. Están paseando por un puentes sobre el Támesis. Dorian intenta convencer a su amante que su revolución  es inútil. El ya ha visto levantamientos en todos sus siglos de vida y todos acabaron mal con tiranos peores que los derrocados. Lily se hace la sorda y Dorian pone en práctica el Plan B. De un carruaje desciende Víctor que droga a la mujer.


Lily despierta en el sótano de Bedlam, está en el sillón fatídico, encadenada por un pie como un perro.  Ante ella el Trió de Machos: Jekyll, Grey y Frankenstein. De nada valen los rugidos de la irlandesa. Frankenstein está decidido a clavarle una agua en el ojo para volverla “una mujer normal”. ¡Auch!


Y nos vamos al Lejano Oeste. Tras la Masacre del Rancho Talbot, los sobrevivientes se reúnen en un pueblucho a la espera del tren, diligencia o poni exprés que los lleve de regreso a la civilización. Lo raro es que nadie parce preocupado por las consecuencias legales de lo ocurrido. Mal que mal, murió casi una docena de hombres, entre ellos funcionarios de la policía. Ya sé que el Far West era un mundo sin ley, pero esto es una exageración.

Ethan está decidido. Regresará a Londres en busca de la mujer que ama: Vanessa. Kaetenay insiste en que debe ayudarlo a libra una batalla con las fuerzas oscuras. Qué el ha sido elegido para salvar al mundo. Es el Apache (WTF?) de la profecía.










Llega Sir Malcolm. Ha comprado tres boletos a Nueva York, de ahí cada uno escogerá su rumbo.
A solas, Ethan agradece al explorador haber impedido su parricidio. Malcolm dice que sabe que Ethan es un buen hombre. Los interrumpen los gritos del Apache.  Kaetenay está teniendo una visión.

En ella viaja a Londres. Ve a Ethan entrar en La Mansión Murray. Vanessa desciende la escala a la carrera. Se abrazan, pero ella le dice “Es demasiado tarde”.  Kaetenay despierta. Dice que Vanessa esta en peligro. Hay que salvarla.


Inmediatamente, abordan un buque de la línea naviera “Meñique & Co” que los traslada en un parpadeo del  desierto de Nuevo México al medio del Atlantico.Ahi, a Kaetenay le bajan las ganas de volver a ver a Miss Ives. Sus compañeros de viaje lo ayudan preparando menjunjes y sahumerios. En un viaje astral, el Apache llega a la Mansión Murray y se  presenta con Vanessa “Soy amigo de Ethan”.

Le recuerda a la bruja lo peligrosa que es. En ella hay un gran potencial para El Mal “Te amo for tu fertilidad y tu poder. Eres la mujer de nuestros sueños y de nuestras pesadillas”.El viejo chaman regresa al barco y dice a Ethan que entiende por qué ama a Vanessa, pero ella está condenada.

Efectivamente Vanessa está en grave peligro. Catriona vuelve a visitarla.  Le cuenta que su percepción de los vampiros estaba errada. Pueden caminar a la luz del día y Drácula, en su apariencia humana, es frágil y fácil de matar. Una última cosa, en todas sus reencarnaciones, Drácula habita en “La casa de las Criaturas Nocturnas”. A Vanessa se le hiela la sangre. Ve lo que no ha querido ver.


El Dr.Sweet recibe la visita de su amante quien lo encañona con un revólver. Drácula la desarma y me desarma a mí. Admite ser un vampiro, pero también le reafirma su amor y termina apelando a los grandes temores de la bruja. El abandono, el rechazo de  D-s, el temor a ser una freak.


El la ama, la acepta como es, nunca la dejará. Juntos tendrán más poder que ningún dios. Vanessa no puede más y le entrega su blanca garganta.

Hice esta reseña cuando aun no sabía el mal final que tendría la serie.  Muchos detalles, me indican que a pesar de lo que diga John Logan, se esperaba que “Penny Dreadful” continuase una temporada más. Una lástima que esas esperanzas murieron.

sábado, 18 de junio de 2016

No hay bestia más fiera Penny Dreadful 3x06






 Todo apunta a una próxima reunión de Van-Ethan, pero este encuentro requirió del sacrificio de la muerte de Hécate y la entrega sexual de Miss Ives a Drácula ¿Valdrá la pena ese alto precio? ¿Valdrá la pena que Dorian Gray siga manteniendo una plaga de mujeres anti-machos que en una hasta lo castran? ¿No será mejor unir fuerzas con la testosterona de Jekyll y Víctor?

Considero "No Beast So fFerce" el capitulo más débil de la temporada. No sé si fue la confusa matanza estilo-Dorne del Rancho Talbot, o el mensaje de que a veces  las mujeres  no sabemos cómo apoyarnos mutuamente, lo que me dejó marcando ocupado. El caso es que no culpo a John Logan puesto que en vez de lanzar discursos misóginos arcangélicos, simplemente nos  fuerza a encarar duras verdades. ¿En quién podemos realmente confiar? ¿Puede el deseo de venganza destruirnos? ¿Cuál es el mejor consejo para las mujeres traumatizadas? Me ha dejado sin respuestas. Pero por una vez me interesa/preocupa Dorian Gray. Quiero protegerlo,  olvidándome de su infame asesinato de Angelique.

Comencemos por lo más débil. El pobre Calibán sigue como ratón de buhardilla fisgoneando el avance de la tisis en su hijito. Finalmente, no se aguanta, Baja y atiende al niño que tan débil esta que ni los ojos abre.

El Monstruo de Frankenstein, le da de beber y le promete curarlo cueste lo que cueste. El niño reconoce al padre que cree muerto y le pregunta si es un ángel que ha venido a buscarlo. Finalmente abre los ojos, ve al feo Calibán y arma un escándalo que hace que el pobre monstruo huya llorando.

Armado con un somnífero que preparó Jekyll  (“para dormirá un elefante”,) y una ganzúa,  Víctor Frankenstein se mete en casa de Dorian Gray. Este es un verdadero delincuente. Entretanto, ha corrido el rumor por los bajos fondos londinenses que hay una mujer que “hace sangrar” a los clientes abusadores. Todas las prostitutas y parias de la ciudad se aglomeran a la puerta de La Mansión Gray donde son recibidas por Justine que se está volviendo una villanita toxica.

Lily comienza a dar cátedra a sus soldados en el salón de baile. Usando a Dorian como modelo, les demuestra como degollar o capar a un cliente difícil. Justine es la próxima en dar examen y se extralimita. Le corta la piel a  dueño de casa y ofrece matarlo. Dorian no está contento.
Mas tarde, el inmortal baja en bata y se encuentra a Justine vestida de hombre, bailando tango (un baile no inventado todavía) con Lily. Pide hablar a solas con la irlandesa. Dorian está molesto. La impertinencia y osadía de Justine lo irrita. Ella es inferior a él que es todo un inmortal. Intenta convencer a Lily que se olvide de su venganza e intente vivir con él en un mundo de fantasía donde promete hacerla feliz. Pero para Lily, Justine es un espejo que constantemente le renueva sus deseos de venganza.

En ese momento irrumpen en la sala Justine y las cortesanas que traen a Víctor. Justine que tiene ganas de matar a alguien pide el honor de cortarle el cuello al médico. Doria se lo prohíbe y hay una breve contienda por poder. Dorian pregunta cuál es el crimen de Víctor ¿Amar a Lily? Frankenstein hace una oferta ridícula a la mujer que mató y revivió: inyectarla con una droga que la hará olvidar sus tristezas. Lily decide deja vivo a Víctor, pero le exige que no vuelva ya que la próxima vez, no será tan clemente.

Dorian acompaña al médico a la puerta. Fiel a su antipática personalidad, Víctor pregunta si ahora le debe algo a su salvador. Por primera vez, Dorian Gray deja de ser un muñequito psicópata y habla como hombre “Estás en deuda conmigo, Víctor,…y te la cobraré” dice y conociéndolo sabemos que lo hará. Un Gray siempre cobra sus deudas.
Y vamos al confuso Lejano Oeste. Habíamos dejado a los Talbot, Pere et Fils con un revolver en medio. Todo se olvida por la llegada de nuevos huéspedes: Rusk y Onslow. El ranchero insiste en que se queden a cenar. Y ahí los tenemos alrededor de una gran mesa (Hécate y Sir Malcolm también están presentes) rodeados de hombres armados hasta los dientes y a punto de comenzar una cena mas incomoda que la de Sam y Gilly donde los Tarly.

Para amenizar la velada, Jared Talbot exige que sea su único hijo sobreviviente que diga la oración. Ethan no quiere. Talbot le lanza un piropo a Hécate que le ladra “Acérquese para que le dé un beso”.  Sir Malcolm intenta mediar. Le dice a Talbot que él también torturó a su hijo y le exigió más de lo que Peter podía dar. Pero si pudiera tenerlo en su mesa ahora…. Talbot lo interrumpe, no tendría a Peter en su mesa si fuera el causante de la muerte de su familia.

Esto sorprende a Malcolm que hace rato que anda un capitulo atrasado (¿sabe que Ethan es licántropo? ¿Cómo explicaron la muerte de Sambene? ¿Sabe por qué lo arrestó Rusk?) El inglés insiste en que conoce a Ethan y sabe que es un buen hombre. El chueco patriarca sigue apilando acusaciones sobre su hijo dando la impresión de que Ethan asesinó con alevosía su madre y hermana. Hécate, la única que se sabe el cuento, le susurra su amante que de la orden y ella actuará. Rusk mete cizaña ya que cree que Ethan se comió a sus parientas.
Hasta Talbot se sorprende. Parece que hay algo que no sabe. Para desviar el tema, Ethan decide decir la oración. Totalmente en su etapa Rebelde sin Causa se pone a recitar unos versos satánicos (no los de Salman Rushdie sino una versión sacrílega del Padre Nuestro). Talbot está a punto de mandarlo a la cama sin cenar, cuando nota que Onslow lo mira con odio. No se ha olvidado que su anfitrión asesinó a sus alguaciles y quiere cobrarse esas muertes.

Jared Talbot se da cuenta que no tiene comida para tantos comensales y elimina a Onslow. Inmediatamente que el patriarca da el tiro de gracia, y totalmente impertérritos, Ethan y su amante se ponen a comer bistec como si no hubieran comido en un año. Nada como un muerto en la mesa para abrir el apetito.

Rusk pregunta si Hécate o Ethan fuero los que invocaron el batallón de ofidios. Le informa a Jared que la parejita sirve a fuerzas diabólicas. Antes que Talbot logre comprender que hay otras fuerzas diabólicas que él no maneja, Hécate se pone su uniforme de  Nightcomer y comienza a degollar gente. Ethan la secunda. Rusk y Malcolm dispara sin ton ni son y se les une Kaetenay que sobrevivió al inclemente sol desértico y al veneno de cascabel. Totally badass.

Para abreviar. Matan a Rusk, matan a Hécate y uno se queda preguntándose ¿Cuál fue el propósito de estos personajes? Nos hicieron invertir interés y cariño en ellos y luego  los masacran como si fueran Los Martell del Dorne. ¡Por favor!

Entretanto, Jared Talbot, que no se ha impresionado ni con lo fea que se puso Hécate ni con la resurrección del indio, se encierra en la capilla con sus últimos hombres. Malcolm, El Apache y El Lobo acaban con todos los ahí dentro, menos con el peor.

A pesar de los puyazos de su padre, Ethan se niega a cometer parricidio. Jared Talbot lo persigue con amenazas. Lo llama cobarde, le dice que lo perseguirá hasta la tumba, que mandará hombres tras él, ect.

Ethan  sale de la  capilla intentado alejarse de esos gritos. De pronto, siente un balazo y silencio a su espalda. Sir Malcolm acabó con su equivalente yanqui. Es como un juicio de patria potestad. El verdadero padre es un inepto, se le otorga la custodia del niño  Ethan Talbot a sus padres postizos.

He dejado a Vanessa para el final y sin embargo, junto con la muerte de Hécate, fue lo que menos me gustó del episodio. Hay tres leitmotiv en su historia: el poder que Drácula tiene sobre ella y que ella desconoce; el abandono de los hombres de su vida, quela ha debilitado y la ineptitud de las mujeres que ahora buscan ayudarla.

Vanessa está muy contenta (a pesar de las amenazas que se ciernen sobre ella).  Se refleja en su tocado. Viene a visitar a Ferdinand Lyle vestida un tailleur color marfil y ha cambiado de peinado. Se la nota contenta. El egiptólogo está preparando un viaje a Egipto. Una expedición a la tumba de IMothep (ya sabemos cuál será nuestro próximo villano). En secreto, le confiesa a Miss Ives que el viaje es una manera de buscar una sociedad que acepte más a los de su clase. No sabemos si se refiere a los gays o a los judíos, pero el Egipto decimonónico era más tolerante con ambas minorías (¡Ay qué tiempos, Señor Don Simón!)
Vanessa se siente genuinamente triste al enterarse que su último amigo se marcha. Ahí me doy cuenta (y ella lo mencionará varias veces esa noche) lo abandonada que se siente. El hombre que ama, y su padre la dejaron sola,  sus amigos o están muertos o se han ido como Calibán o la olvidaron totalmente como Dorian y Víctor. Lyle la envía en busca de alguien que podrá ayudarla en su lucha contra Drácula. Catriona Hartdegan.

Lo digo con todas mis palabras, Catriona no me gustó y solo me va a gustar si también resulta aliada de Sweet y es en realidad Carmilla. En tres palabras es una tanatologa, si tal titulo existe, una estudiosa del tema de la muerte y sus rituales en diferentes culturas. Parece saber mucho de Drácula y le da un consejo a Vanessa. Si pretende enfrentarse al milenario y poderoso vampiro debe rodearse de sus seres queridos. Es un buen consejo, pero para Vanessa, abandonada por los que ama, solo tiene la compañía de Sweet.









Catriona es obviamente una feminista, pero sus estrategias cliché me exasperan precisamente porque ya son recursos trillados y errados. La conocemos originalmente cuando se ha infiltrado club de esgrima donde las espadachnas no son bienvenidas. Su identidad es descubierta justo cuando la descubren haciendo trampa.  ¿Cuál es su identidad entonces? ¿Una mujer que puede  usar el florete como un hombre o una mujer que puede hacer trampas como un hombre? ¿Qué mensaje es ese? ¿Para liberase la mujer debe hacer trampas? Prefiero el de Lily.











Luego vemos a Vanessa y Catriona en un restaurant. Son las únicas hembras en el local pero están fumando y bebiendo como machos. Me molesta que se asocie alcohol y tabaco con la liberación femenina. Nuevamente, hábitos que no son virtudes en el hombre son utilizados para demostrar el poder de la mujer (Claro, una chica también puede ser conductora borracha o contraer cáncer). No me molesta ver mujeres bebiendo o fumando. Yo soy adicta al champagne y harto fumé en mi vida, pero me irrita que retratar mujeres en actividades como esas  implique que son  más “liberadas”.
Me molesta porque nunca van a mostrar a dos mujeres comiendo “como hombres”. El  brandy engorda, el cigarrillo arruina la piel y los pulmones, pero ver a una mujer comiendo es un mensaje más nocivo, no ocurre así con el varón. Siempre recuerdo el episodio de “Mad Men” en el que Don  y Roger Sterling hacen una competencia de quién puede comer más ostras. Al final la competencia se convierte en una metáfora de masculinidad. Un rito de machos.  Nunca veremos una competencia así entre mujeres, porque vernos comer es repugnante, es recordarle al mundo nuestra capacidad de engordar y por lo tanto perder nuestra belleza, que en este patriarcado del Tercer Milenio es el peor error que puede cometer una mujer.

  Por último me fastidió que todo el tiempo Catriona le estuviera haciendo ojitos a Mss. Ives. En una serie donde hemos visto hombres besarse, a Dorian tener sexo ultra grafico con un transexual y a Lily en trío sangriento con Justine y Dorian, no me sorprende que pongan una lesbiana, pero desearía que no nos dijeran que Vanessa es bisexual.

Esa noche, Vanessa continúa compartiendo tragos ahora con su siquiatra.  Descubrimos que esta fue una esposa maltratada que termino matando al marido en defensa propia en su natal Nueva York y que fue llevada a juicio. Lástima que no sabemos mas de tan fascinante personaje puesto que la Doctora Seward también empuja a Vanessa a buscar al Dr. Sweet.

Miss Ives lo encuentra preparando una exhibición de (qué apropiado) criaturas nocturnas. Drácula (al que Renfeld ya informó que Vanessa le conoce el nombre) escucha con interés silencioso toda la historia de Vanessa, su amor perdido por Ethan, la persecución de la que es objeto, ect. 
Al final, el zoologo le muestra un murciélago vampiro disecado, El cree en su historia porque tales criaturas existen. Promete apoyarla y ayudarla. Vanessa muy conmovida termina  en el suelo del museo, haciendo el amor con su peor enemigo. Llora de felicidad porque ningún demonio se materializa. No hay necesidad puesto que el demonio está debajo de ella


viernes, 20 de mayo de 2016

Depredadores, lejanos y cercanos: Penny Dreadful 3x02


Ah,  Reina Elle, así que los Dreadful teníamos razón.  El Sweet era de todo, menos Sweet.   Este ha sido un capítulo lleno de sorpresas. Kaetenay no es la figura paterna que creíamos, y Hécate se convierte en la salvadora de Ethan ¿pero por cuánto tiempo? Vamos a comentar "Predators Far and Near," la segunda entrega de la tercera temporada de "Penny Dreadful".

Es increíble lo buen sastre que es John Logan y el cuidado con el que hilvana su historia. No hay en su historia patinadas como las de Lord Fellowes en  “Downton Abbey” o arbitrariedades  incoherentes como las de Los Arcángeles en "Juego de Tronos".

Vamos primero a Londres donde Jekyll y Frankenstein han abierto su laboratorio. Jekyll trabaja de día en Bedlam, el infame manicomio, donde experimenta como un Maestre Qyburn cualquiera. Este año parece que estaremos gozando de una revisión de la psiquiatría de la Belle Epoque.

Jekyll está empeñado, antes de domar a Lily, de curar a su amigo. Quiere que deje las drogas y se alimente más. Lo lleva a un salón de té a comerse una chuleta. En el transcurso del almuerzo,  el mestizo cuenta su historia. Es hijo de un noble inglés y de una dama hindú. Cuando ya harto de su exótica amante, el Lord Jekyll se vuelve a Inglaterra, la madre soltera cae en desgracia. Es repudiada por su familia y se convierte en una Intocable literalmente ya que contrae lepra y muere de ese mal. E  padre de Jekyll lo hace venir a Inglaterra donde lo educa, pero no se gana el cariño del hijo.

El médico sueña con el día en que su odiado padre muera y le deje titulo y fortuna. Que siga soñado porque los bastardos no heredaban nada en la Inglaterra victoriana,  y menos un mestizo. El color de piel de Henry Jekyll es también un impedimento para encontrar empleo. Solo un antro como Bedlam  lo acepta y en calidad de anestesiólogo para calmar a los orates que son tratados como la escoria de la tierra.  Ni los ordenanzas llaman “doctor” a Jekyll.

Victor asiste a una demostración de los experimentos de su amigo. Traen a un loco furioso y lo plantan en una silla de barbero que Henry tiene en su sótano-laboratorio. Lo presenta. Es el Señor Balfour, un independistas escocés que tuvo la temeridad de atentar contra la vida de la Reina Victoria. Lo encerraron  en Bedlam donde ha perdido la razón. Ahora es peor que Ethan en plenilunio. Hay que amarrarlo y amordazarlo. Jekyll inyecta algo en el cuello del demente y éste se calma totalmente y pide con gran cortesía un vaso de agua. Victor está asombrado. ¿Servirá esto para Lily?

Lily y Doryan Gray aparecen este episodio. Los vemos llegar de noche al Limehouse en busca de uno de esos “clubes privados” donde se practica lo ilegal y lo pervertido. Este tugurio atiende a sádicos. La pareja se encuentra sentada en un semicírculo y rodeados de encopetados señores en traje de noche. Por el recibimiento del dueño a la pareja sabemos que el espectáculo consiste en torturar y matar a una jovencita a la que traen desnuda y con los ojos vendados. 

Le quitan la venda, la niña escupe a su verdugo (un encapuchado) éste la cachetea, pero eso solo un entremés. Hay una variedad de instrumentos de tortura cerca. El encapuchado elije un mazo con clavos, pero antes que golpee a la niña Doryan se para y lo mata de un balazo. Lily pega un salto de gata y con un cuchillo que extrae de su ropa procede a degollar a los sádicos. Los que quedan vivos son ultimados por Doryan. Lily recoge a la niña desmayada y le ruge “¡Eres mía!”

La chica despierta en una cama limpia, vestida  con un camisón de encaje. Baja la escalera (está en la mansión de Doryan) y lo ve bailando con Lily. Esta le informa que una vez ella también se prostituyó y fue maltratada. Ahora quiere que la chica la ayude en su “monumental” venganza.
Esa noche, Víctor va a casa de Doryan y se sienta en un banco afuera a espiar a Lily que se prepara para dormir. La ex Bronna baja y de manera muy gentil, intenta convencerlo de que se vaya, que se olvide de ella. “Yo te creé” argumenta el científico loco. Su deber es protegerla. Lily determina que ella es la verdadera creadora en este cuento. Lo besa en la boca y le dice que se vaya.  Cree que Victor sufre del dolor de un primer amor y de eso siempre se sobrevive. Ni tanto, hay tanto adolescente suicida.

Victor confía demasiado en que Henry Jekyll lo va a ayudar. Como lo han adivinado muchos Dreadful, el personaje está obsesionado, homoeroticamente hablando, con Víctor. Lo dijo “Las cosas que se hacen por amor”. Con ese reconocido adagio  ya vemos a Bronna-Lily siendo aventada por una ventana de la torre.

Entretanto, las autoridades nuevomexicanas ponen en marcha su engranaje para la captura de Ethan Chandler, nacido Talbot. Mientras se fotografía a los alguaciles muertos, todos muy ordenaditos en sus ataúdes, en la oficina del sheriff hay un match entre Rusk y un nuevo personaje. Se trata del Agente Federal Ostow, un representante de La Ley de la Frontera (oxímoron total) y de un estilo de vida que repudia el colonialismo británico del cuan los yanquis se han liberado. Se burla de Rusk, un manco citadino que pretende encontrar un asesino en serie  en un chamizal desconocido y perdido.

Rusk también tiene un código de conducta. El sirve a su Reina (La Primera de  su Nombre, La que No Arde) y hasta que no vea a Chandler, Talbot o como se llame, colgando de una horca no se presentará ante Victoria. Y que Oslow no pierda el sueño sobre su invalidez. En servicio de la Corona ha cabalgado por terreno peor, con un brazo sabe manejar un caballo y también ver en la distancia. Según él. Ethan y su gente se han detenido en u poblado llamado Cascabel y van camino a la Cordillera Talbot (¿Cacharon? Talbot, es la tierra de las familia del fugitivo) “El lobo vuelve a su guarida” sentencia Rusk

Olvidémonos de estas jactancias de nachos con acentos diferentes. Lo importante es que afuera en un banco esta Hécate, con su vestido blanco sin una mancha de sudor y con sombrero, como toda una dama. Lo ha escuchado todo, sonríe como brujita y se pone de pie. Ya sabe dónde ir.

Me gusta como John Logan ha conseguido enlazar las historias de manera que aunque en continentes diferentes, los personajes se encuentren. Malcolm y su fiel compañero indio van en un buque de mala muerte rumbo a Estados Unidos. Malcolm le escribe a Vanessa sin contarle del verdadero motivo de su viaje. Según él se va de cacería. Estas cartas dan un tono epistolar al capítulo y es un homenaje a sus fuentes de origen. Drácula y Frankenstein.

Katenay le cuenta al explorador sobre su extraña relación con “su hijo”. Ethan participó en matanzas de Apaches. Arrepentido, fue en busca de Kaetenay, uno de los últimos sobrevivientes y le suplicó que lo dejara sin cabellera. Katenay prefirió dejarlo vivo, para verlo sufrir. En vez de continuar explicando de qué forma hizo sufrir a Ethan (¿tendrá que ver con su licantropía?), Kaetenay le pregunta a su compañero de viaje si alguna vez ha odiado a alguien tanto que antes de matarlo, ha preferido tenerlo cerca para verlo sufrir. Malcolm reconoce  que es lo que sintió por Vanessa, pero con el tiempo llego a amarla como una hija. Es lo mismo que ha ocurrido con el Apache.

Y de ahí viene lo único confuso del capítulo. En el barco, Kaetenay decide hacer un ritual-sahumerio para viajar astralmente hasta donde está Ethan. Lo encuentra y se le mete en el sueño. Y aquí viene lo misterioso. Ethan agrede al Apache. No lo saluda como a un padre. Lo acusa de haber matado gente, quiere su cabellera. Es como si existiera, en ese espacio onírico, una reversión de roles. Kaetenay lo llama “Apache” pero Ethan reniega del título.  Kaetenay dice que necesita de Ethan y ahora sabe donde encontrarle. “Tengo sangre en los dientes y en mi alma, creo” es la manera de Chandler-Talbot de rechazar un empleo.

“Eres exactamente el Apache que busco” es la despedida del chamán (oye, si  con una pipa, unos abalorios y un poco de humo sabes meterte en la cabeza de un dormilón que esta a miles de millas de distancia tienes que ser chamán).

Esa noche, los secuestradores de licántropos llevan a Ethan a un puesto de esos del Oeste donde venden de todo. Es el famoso “Cascabel”. Mientras desahogan sus aficiones shopaholicas, dejan al lobo encadenado cerca de una mesa. Una viejita india limpia la mesa y reconoce a Ethan. Le habla en el dialecto (ya, ya sé, esta es Maria Oupenskaya del filme de Lon Chaney). Le dice que es parienta de Kaetenay. “¿Dónde está el viejo demonio?” pregunta el lobo. La anciana le cuenta que toda su familia ha sido desterrada a Oklahoma. Solo Kaetanay se libró de ese destino. “Te ayudaría si pudiera” le dice con tristeza mirando las esposas que encadenan a Ethan. El la llama “madre” y al ver que el plenilunio se acerca, le pide que se vaya. La Apache obedece y la luna llega gordita a mirar al hombre recordándole que es lobo.

En un segundo, Ethan, convertido en monstruo, comienza dar arañazos. Sus garras son como las espadas de Ser Arthur Dayne. Da cuenta de casi todos los secuestradores. El líder saca un revolver con mano temblorosa ¿Puede matar un licántropo sin una bala de plata?  No llegamos a saberlo porque tras él llega Hécate en uniforme de Nightcomer (desnuda, calva y tatuada). Mata al del revólver y se enfrenta al Lupus Dei que la saluda con u gruñido (uff, Lord H. me saluda así a veces).

Y volvemos a Vanessa en Londres, lista para su segunda sesión con la psiquiatra. Se ha cambiado de ropa y llega enguantada a la cita. La recibe un Renfeld tan agitado que parece más loco que los pacientes.

La Dra. Seward le dice a Miss Ives que taparse las manos no le quitara la comezón. Para hacer mas entretenida la sesión pretende grabar las confesiones de Vanessa en un artilugio milenario, unos cilindros de cera, precursores de las grabadores. La paciente se sobrecoge. No le gusta la idea de dejar un record de sus secretos. Espera, niña, a vivir en la era de la fotografía digital, Blu-Ray  y los camcorders.

Seward ordena a su paciente que le dé un reporte completo de sus pecados. Nerviosa, Vanessa comienza por la seducción del novio de Minna, de ahí continua, y continúa. Al final, médico y paciente están agotadas. La psiquiatra le ordena a Miss Ives hacer algo que “la haga feliz”. Vanessa parte al Museo a buscar al Dr. Sweet. No, nena, no. Lo peor que se puede hace es intentar quitarse un clavo con otro clavo.

Encuentra a al zoólogo dando una charla sobre lobos. Al verla, finge  no recordar su nombre, pero cambia el tema. Ahora charlará sobre escorpiones. El Pequeño Escorpión acapara la atención del maestro y levanta la mano más veces que Hermione Granger. Al acabar la charla, Sweet acompaña a Vanessa. Sigue sin acordarse de su nombre, pero se deja ver en su lado más vulnerable. Confiesa que aunque el museo patrocina expediciones en busca  de material nuevo, él siempre se queda en Londres. Comparte sus sueños de explorador, sueños perdidos de un niño  cuyo ídolo era El Capitán Nemo. Vanessa dice que su ídolo es Juana de Arco quien nunca perdió su fe y murió por sus ideales.

Esa noche, Vanessa decide trasgredir las costumbres de esa época e invita al zoólogo al cine. Cine, cine no es, falta un año para que Los Lumiere inventen la cámara. Se trata de una exposición de diapositivas ilustrando las Veinte mil leguas de viaje submarino, el libro favorito del Dr. Sweet. Vanessa observa la felicidad en la cara de su amigo. ES conmovedora su necesidad de hacer feliz al hombre que le interesa. La entiendo, pero es tan peligrosa esa empresa.

Acabado el show, Vanessa continua en onda osada y ofrece a Sweet llevarlo a tomar café a Simpson’s-on-the-strand (uno de los restaurantes de moda de entonces). El se niega y ella se va a casa a pie, pero  seguida por toda la horda vampira.


Esa noche, el alborotado Renfeld vuelve al galpón de los vampiros. Necesita sangre, pero el Amo antes quiere un informe completo. Renfeld le dice que Vanessa le contó su vida y milagros a Seward, pero esta no le creyó una palabra. Complacido, El Amo permite que el secretario beba de su muñeca. La cámara enfoca su mano, sube por el antebrazo y vemos (¡Lo sospeché desde un principio!) que Drácula es…. ¡el Dr. Sweet! Me uno a todos los críticos que antes que yo han exclamado “¡Pobre Vanessa!”