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miércoles, 24 de julio de 2013

La Era de los Vampiros, Primera Parte (Crónicas Fantásticas, III)


Hace un tiempo, hice una serie de posts sobre “vampiros que realmente asustan”.  Fue una reacción contra el hechizo que estas criaturas  ejercen sobre el público moderno. De monstruos sedientos de sangre, los vampiros se han vuelto hijos de vecinos, héroes protectores  y símbolos sexuales. ¿Como ocurrió ese cambio?

Aunque se les menciona, los vampiros no son parte importante del universo de Harry Potter. Su importancia en la literatura y su evolución de alimaña a héroe preceden a la obra de Rowling. Aun así, el auge de la fantasía creado por la saga ha propiciado la publicación de muchas historias de vampiros al igual que la producción de filmes y series televisivas que los exaltan.

El proceso de evolución vampírica inicia en los 70‘s. Ya comentamos como el “Dracula” de Frank Langella (quien hiciera su aparición inicialmente en Broadway) explotó la sensualidad del personaje. Entre 1973 y 1976, Anne Rice crea a Lestat y Louis, los primeros sex symbols vampíricos. Sin embargo, el privilegio de crear un vampiro con código moral le corresponde a la serie de televisión “Sombras Tenebrosas” que retrata el progreso de Barnabas Collins de mero chupasangres a héroe y protector de su comunidad. Ya he hablado de eso en otra nota explicando por que la serie de Dan Curtis tiene que poco que ver con la parodia de Burton-Depp.


Por sexis que fueran los vampiros de Anne Rice, no tenían el calibre moral del protagonista de Hotel Transilvania, la primera de una serie de novelas vampíricas de Chelsea Quinn Yarbro. Quinn eligió a un personaje histórico, el enigmático aventurero Saint-Germain como su  héroe, y lo convirtió en un vampiro inmortal quien ha estado dando vueltas desde los días en que Nerón quemaba Roma.

Aunque de esa serie solo se ha traducido al castellano la primera novela (y eso en este siglo), entre 1978 y el 2012, Chelsea Quinn Yarbro no ha dejado tranquilo a Saint-Germain.  Le inventa una aventura por año, aventuras que llevan al vampiro y a Roger su fiel lacayo, a visitar diferentes épocas históricas desde la Roma Imperial hasta la Alemania de Hitler. La autora hasta se ha dado un tiempo para escribir secuelas dedicadas a las amantes-progenies del galante vampiro.

Hotel Transilvania tiene lugar en la Francia de Luis XV (espacio en que vivió el verdadero Saint Germain). El vampiro está abocado a luchar en contra de aristócratas devotos al Señor de la Oscuridad, para eso finge ser el Príncipe Ragosy, dueño del Hotel Transilvania. Aunque se alimenta de sangre humana, Saint-Germain/Ragosy es un bienhechor que tanto socorre a cocheros heridos, como a hechiceros españoles fugitivos de la Inquisición.

A una de sus famosas veladas en el Hotel Transilvania asiste Madeleine de Montalia, recién salida de un convento. Madeleine se enamora de Saint-Germain quien corresponde al sentimiento, pero hay un problema. El Marques de Montalia, “regaló” a su hija a un círculo satanista que planea sacrificar a la joven virgen. Saint-Gemain debe destruir el círculo, rescatar a Madeleine y, para evitar males mayores, despojarla de su virginidad y humanidad convirtiéndola en vampiro.


A pesar de esos textos precursores, la ficción de los 80’s insistiría en  describir a los vampiros como monstruos crueles y poco atractivos. Vagas excepciones por hacerlos personajes simpáticos o dignos de compasión son los filmes ”The Hunger”, “Lifeforce” y la novela Fevre Dream, escrita por un tal George R.R. Martin (1982).



En 1989, la CBS lanzó una película hecha para televisión titulada “Nick Knight”. El cantante Rick Springfield, ídolo de incontables quinceañeras, dio vida al vampiro milenario que trata de enmendar su vida como policía de Los Ángeles. La película no tuvo buena acogida y el show que la CBS planeaba crear en torno a Nick Knight, no pasó de proyecto. Sin embargo, tres años más tarde “Forever Knight” apareció en la televisión canadiense, con el vampiro ahora interpretado por el galés Geraint Wyn Davies.



Nick Knight cuyo verdadero nombre es Nicolás de Brabante, es un ex cruzado que fue convertido en vampiro. Tras siglos de chupar sangre en compañía de sus creadores Jeannette y La Croix, y de conocer a todo tipo de personajes históricos, Nick se arrepiente. Su propósito de enmienda lo lleva a beber solo sangre de animales (a lo Cullen Family), y a trabajar como detective en la sección de homicidios de Toronto.

No es de sorprender que “Forever Knight “ surja en 1992, el mismo año en  que Gary Oldman interpreta al Dracula de Francis Ford Coppola. Dos años mas tarde en “Entrevista al Vampiro”, los ex monstruos serán interpretados por el trío de de galanes de los 90’s, Brad Pitt, Tom Cruise y Antonio Banderas. Con eso quedaba ya más que demostrado que los chupasangre eran seres muy atractivos.


Aun así,  el final de los 90’s le pertenecía más a los cazadores de vampiros que a sus presas. “Blade” triunfaba en el cine; Buffy escabechaba chupasangres en pantalla, y en 1993 nacía Anita Blake, de la pluma de Laurel K Hamilton que con Guilty Pleasures (Placeres Prohibidos) iniciaba una saga protagonizada por una caza-vampiros muy peculiar, que continua hasta nuestros días.




La  ficción vampírica  contemporánea sigue una trayectoria diferente a la de la fantasía post-Harry Potter. Sin embargo, no es coincidencia que será después el boom de la saga de Rowling, que los vampiros adquieran un aura benévola y se conviertan en héroes de sus propios cuentos. De eso hablaremos en la segunda parte de este post.