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martes, 7 de enero de 2020

The Witcher: Yennefer y el Postfeminismo de Los Ochenta



En una serie colmada de princesas badass, guerreras y hechiceras superpoderosas, destaca Yennefer y no solo por su magia abre-portales. La insatisfacción que siente al llegar a la cuarentena, la desilusión ante lo logrado, y el arrepentimiento de lo que ha sacrificado, la hacen parecerse a muchas mujeres modernas. Además, su búsqueda por curas mágicas para recuperar su útero la acerca a las denuncias que Germaine Greer elevase en su Sex and Destiny, un libro clave del postfeminismo ochentero.

Germaine Greer y el Postfeminismo de los 80
Antes que todo tengo que hablar de lo que es postfeminismo puesto que ha habido varias etapas con ese nombre. En el momento actual vivimos tres maneras de ser feministas. La más conocida es la Me Too, una combinación de guerra de los sexos Sesentera con conceptos victorianos en los que la mujer es una víctima constante. Otra es el muy legitimo feminismo del Tercer Mundo que se basa en que hay países donde las mujeres siguen sometidas a prejuicios y opresiones que ya no existen en Occidente.

En USA, las feministas afroamericanas han abrazado esta vertiente infiriendo que ellas siguen siendo discriminadas tanto por su condición femenina como por su color de piel. A este grupo se han unido mujeres asiáticas, árabes y latinas en lo que se conoce como “Feminismo de Color”.

A pesar de que muchos de los radicalismos que vemos hoy en torno al feminismo derivan de la Tercera Ola del movimiento, también hay en la abigarrada amalgama de opiniones que mal define esta etapa, algunos puntos de vista que conforman mi credo feminista cifrado en ideas Ochenteras. Me refiero a las opiniones expresadas por feministas como Naomi Wolf, Camille Paglia (con cuentagotas) y Germaine Greer (a partir de Sex and Destiny). Es precisamente este último libro el que influencia mi perspectiva de Yennefer.

A mediados de Los 80, las mujeres estadounidenses nos detuvimos a reflexionar sobre los logros adquiridos. Aunque conscientes de que todavía había vallas que sobrellevar, llegamos a la conclusión de que al compararnos con nuestras abuelas y con nuestras congéneres en el Tercer Mundo, debíamos sentirnos agradecidas y satisfechas. Sobre todo, porque ya se veía que ciertas agendas feministas, en vez de ofrecer más oportunidades, estaban cayendo en reglas absolutistas que mermaban nuestras opciones.

Como profesional y activa participante en esta sociedad angloparlante, diversa y primermundista, mi preocupación radicaba en si como mujer liberada yo debía ser sexualmente promiscua;  renegar de conceptos como ser femenina y elegante; enfocarme en una carrera antes que en  encontrar un compañero; tener hijos dentro de una familia o para criarlos sola; rechazar mis valores culturales porque el feminismo radical los consideraba patriarcales,; ver a los hombres no como posibles compañeros sino como enemigos, etc.. Lo que entonces se llamó postfeminismo nos ayudó a tomar decisiones a las que teníamos esas dudas solo para que el tiempo volviese con extremismos que creíamos fenecidos.

Una gran duda para las mujeres Ochenteras era el alcanzar ese ideal imposible de la mujer “que lo tiene TODO”; la carrera perfecta, el cuerpo perfecto, el matrimonio y la familia perfectos. Obvio que era un ideal inalcanzable y las mujeres buscaban soluciones parciales. Postergar los hijos para una edad en la cual hubiesen alcanzado el éxito o tratar embarazo y maternidad como si fuesen estados “naturales” que en nada debían interrumpir u obstaculizar un estilo de vida “activo”.

Recuerdo haber conocido mujeres que decían cosas para mi inconcebibles como “no puedo ausentarme del trabajo así que he encontrado una buena sala cuna, trabajaré hasta el parto y solo me tomaré tres días de descanso” o “me voy a casar con X porque gana menos que yo y su trabajo es menos importante que el mío, así me aseguró que se quede en casa cuidando de los chicos.”

El problema es que ninguna planificación preveía inevitables obstáculos desde niños que nacían enfermos y necesitaban de mayores cuidados, hasta la imposibilidad de gestar hijos. En 1984, Germaine Greer publicó un libro (hoy casi censurado) titulado Sex and Destiny: The Politics of Fertility. En él, la famosa feminista se conmiseraba de como las mujeres en Occidente descubrían que su liberación sexual les había costado una disminución de fertilidad fuese por abortos mal hechos o controles de natalidad inadecuados.

De ahí pasaba a un elogio de cómo se vivían el sexo y maternidad en culturas no occidentales. La australiana, que estaba viviendo en Toscana en ese entonces, comentaba que el ideal de belleza del campesinado italiano difería del occidental en que se privilegiaba a la mujer de formas voluptuosas. La conclusión de Greer es que en Occidente se había entablado una guerra en contra de los (útiles) valores familiares puesto que el Primer Mundo no amaba sus hijos como los amaban los pueblos mediterráneos o del Tercer Mundo.

Hoy ese libro es rechazado porque presenta un ataque a los intentos de Occidente por coartar la explosión demográfica del Tercer Mundo, un proceso que Greer consideraba iba a destruir el ultimo espacio donde la maternidad y la vida familiar se vivían de manera óptima. Sin embargo, mientras veía la saga de Yennefer desarrollarse linealmente en pantalla recordaba el libro de Greer y muchas cosas que oí, leí y viví en esa etapa postfeminista (a propósito, postfeminismo también se aplica a cambios en el movimiento en los 90 y hoy. Por una vez aplaudiría que inventaran nombres).

Yennefer, La Que Lo Quería Todo
Según tengo entendido, en la serie solo el encuentro de Yennefer con Geralt de Rivia es canon. Aunque basado en cosas que Sapkowski hace decir a la hechicera en sus libros, su relato ha sido confeccionado por diversos guionistas y aprobado por Lauren S. Hirsch, la mandamás en esta producción.

No es que en los libros no exista esta obsesión de Yennefer con tener hijos. Solo que el modo en que la serie lo desarrolla resulta más significativo y conmovedor. En el pasado, Los Lectores también se han sentido intrigados ante esta fijación maternal de la hechicera y han encontrado algunas respuestas para ella:  a) Como muchas mujeres de “cierta edad” Yennefer se siente dominada por el reloj biológico b) quiere conseguir lo imposible, lo inalcanzable c) quiere demostrar que puede ser mejor madre que la propia d) Sapkowski cree que todas las mujeres quieren hijos.

En la serie Yennefer comienza como alguien que no tiene nada y es considerada “nada” tanto por sus vecinos como por sus padres. Un día descubre que es capaz de abrir portales mágicos. Así conoce a Istredd, este avisa a Tissaia que compra a la jorobadita y la lleva a estudiar a Aretuza, una academia de magia.

Algo que no entendí es por qué Yennefer siente rencor por Tissaia y le desagrada tanto estar en Aretuza. Para Harry Potter la oportunidad de ir a Hogwarts y huir de su horrible familia es causa de alegría. Con Yennefer pasa lo contrario, hasta intentar suicidarse. Solo la salva el convertir su desesperación en ambición. Para Yennefer la magia es la única manera de alcanzar lo que ambiciona. Como Meñique, la jorobadita lo quiere “todo”.

Entremedio sigue visitándose con Irdredd de quien se hace amante. Hay una escena en que ambos están desnudos haciendo el amor. He llegado al punto que todo sexo gráfico y todo desnudo me desagrada si no tiene propósito. Esta escena lo tiene a raudales porque solo así vemos la joroba de la brujita. Aquí vemos que una mujer que no corresponde a los cánones de belleza establecido puede también disfrutar del sexo, que su deformidad facial y corporal no impiden a su amante gozar de su compañía.

Llega el momento de la graduación y de que las alumnas más aventajadas consigan puestos importantes, pero el físico le hace una mala jugada a Yennefer. Nunca podrá alcanzar un puesto en una corte notable con esa chepa y esa cara chueca.

Ha llegado ese momento por el que toda mujer moderna pasa en que debe ver sus prioridades y examinar sus alternativas. Yennefer pudo huir con Istredd y formar una familia como él le ofreció; pudo aceptar el puesto menor que le estaban ofreciendo; pudo irse por el mundo y buscar empleo como bruja de pueblo como lo está haciendo cuando la encuentra Geralt de Rivia en el quinto capítulo.

Sin embargo, Yennefer rechaza todas esas posibilidades. Ella no quiere ser la ayudanta de un mago-marido, no quiere empleos mediocres, ella lo quiere TODO y para eso debe ser hermosa. De pronto su decisión pasa a ser la misma de la protagonista de “Sin Tetas no Hay Paraíso”, y como Carmen, Yennefer llegará a arrepentirse de su decisión.

Yo sé que en libro la esterilidad brujil es para impedir que mujeres con poderes tan grandes alumbren hijos aún más poderosos. También sé que, en el libro, Yennefer se somete (con permiso de Tissaia) a varias cirugías para verse más guapa. En la serie han hecho este proceso más dramático.

Yennefer obliga, incluso extorsiona, a un mago para que moldee su cuerpo y su rostro. El mago le suplica que lo piense, le recuerda el precio que debe pagar, su matriz. Yennefer es implacable, hasta se niega a tomar un anestésico. Después de una dolorosísima transformación, Yennefer esbelta, derecha y de curvas perfectas entra al salón y se queda, con lo que considera el mejor empleo. ¡Toma Tissaia! Yennefer es ahora dueña de su destino ¿pero valió la pena?


En el cuarto episodio, vemos a Yennefertodavía guapísima a los 45 años —sintiéndose un poco frustrada. Alcanzó sus metas, pero le falta algo. Como muchas, ha encontrado que algunos sueños no traen ni satisfacción ni felicidad. Su desilusión con el servicio de la realeza cristaliza en el empleo de guardaespaldas de una odiosa e idiota reina cuyo marido la quiere muerta ya que es incapaz de darle un hijo varón. La cúspide del descontento de la bruja es el abandono de sus protegidas, madre e hija.

Ante el cadáver de la beba, Yennefer filosofa que para una hembra es bueno morir antes que llevar una vida sin alternativas. Fue la primera vez que sentí un mensaje contemporáneo de “victimismo femenino” en un cuento donde las hechiceras son más fuertes que los reyes y donde las princesas descubren que el poderío reside en su voz no en espadas ni en modelos masculinos.

A la princesita muerta le esperaba una vida de privilegios y opciones impensadas para una porqueriza jorobada. Pero la misma Yennefer ha adquirido facultades, cumplido expectativas y contemplado perspectivas que no le son posibles a muchos hombres. No puede culpar a un esquema social por sus frustraciones o remordimientos personales.

En Búsqueda del Útero Perdido
En el quinto capítulo encontramos a Yennefer convertida en bruja y mandamás de un pueblo donde no se toleran la de su calaña. La hechicera sigue ambicionando más, y ahora se trata de apoderarse de la omnipotencia de un genio. Para salvarla, Geralt de Rivia pide un último deseo que acaba con la bruja montada en su musculosa anatomía. De ahí que comencé a no sentir simpatía por Yennefer, o al menos a no entenderla.

Es más que el hecho de que Cavill y Chotra (y muy lindos ambos) tienen menos química sexual que Abbot y Costello. Es más que en su próximo encuentro vomiten diálogos tan clichés que pareciera que el guionista (son diferentes libretistas para cada episodio) estuviera copiando a Corín Tellado, es que no sé lo que Yennefer quiere o lo que busca y me disgusta su manera de hacerlo.

Al final del episodio 6, Gerald se da cuenta que Yennefer se ha unido a la caza del dragón porque cree que eso ayudará a su fertilidad. Para el Witcher es inconcebible que la bruja quiera un bebé e incluso opina que ella no será una buena madre. Yennefer le responde “quiero ser importante para alguien”. Esto nos remite al capítulo cuarto. Ahí la reina a la que la hechicera servía comenta que no es importante para su marido, pero para su bebé “soy la persona más importante del mundo”. 

A pesar de que no considero que sea la mejor razón para embarazarse, ahí comprendo la soledad y la desilusión de Yennefer, lo que habría que saber es cual nace de la otra. Lo triste es que Yennefer al final del episodio descubre que el amor que siente por Gerald de Rivia es producto de magia. Eso la enfurece, supongo que porque la hace sentir más inútil y fracasada.

Como ocurre con muchas mujeres a cierta edad cuando enfrentamos la interrogante de qué hicimos mal, qué conseguimos lograr y cuál debería ser nuestra próxima prioridad, Yennefer decide regresar a sus orígenes.  Primero, va en busca de Istredd, a quien una vez despreciara. El arqueólogo ahora trabaja para Nilfgaard y ya no la necesita. Con el rabo entre las piernas, Yennefer enfila camino hacia Aretuza.

En su alma mater están preparando una guerra en contra de Nilfgaard, pero a Yennefer le importa más soliviantar los ánimos del alumnado en contra de Tissaia. En vez de advertir a las chicas de no cometer sus mismos errores, acusa a la academia y al consejo de brujos de esterilizar a las estudiantes graduadas sin su conocimiento.

Una estudiante parece expresar el sentir de sus compañeras cuando desafía los consejos de la bruja fracasada, argumentando que a Yennefer le haya ido mal no significa que eso ocurra con todas. Es cierto, solo Yennefer está descontenta y eso tiene que ver con las decisiones que tomó.

A pesar de que la maternidad y la fertilidad son temas importantes de “The Witcher”, en la serie no hay paragones de amor maternal. La reina del capítulo cuarto entrega a su bebé al asesino para salvarse ella, Calanthe era una madre odiosa; la madre de Geralt lo abandonó. Aunque es evidente que Tissaia quiere a Yennefer como su hija no se lo ha demostrado. Es solo cuando implora su ayuda que Yennefer acepta entrarle a la guerra mágica.

En la fantasía moderna se han creado dos tipos de heroínas, las guerreras y las brujas. Al compararlas, la segunda pierde. Incluso autores fuera del género como Hilary Mantel, y Michael Hirst en “Vikingos” han privilegiado a la guerrera por sobre mujeres "magicas"y madres. En el sexto episodio vemos a Yennefer enarbolar una espada. Hasta en eso la han hecho excepcional, aunque en el campo de batalla, el fuerte de la hechicera son las retiradas estratégicas.

Pero a pesar de todos sus dones, y de haber vivido experiencias negadas aun a las mujeres del Siglo XXI, Yennefer se siente defraudada, infecunda, inquieta e infeliz. ¿Pudo haberse evitado ese estado tan desolado? ¿Qué opciones debió haber escogido?  ¿Cuál es la moraleja de su historia?

jueves, 26 de diciembre de 2019

Fallas y Virtudes de la Primera Temporada de “ The Witcher”


No iba a hacer nada sobre “The Witcher”. Tiempo no me sobra, y aunque la serie de Netflix es entretenida, no es un tema del que quiera explayarme por escrito. Menos si me puede llevar a discrepar  con algunos reyes de fábula fanáticos de la saga de Geralt de Rivia. Pero unos recaps negativos, particularmente el de Entertainment Weekly,  tan innecesariamente injusto, me empujaron a entrarle a una reseña. ALERTA: Spoilers hasta el quinto capítulo.

La Princesa, La Bruja y El Carnicero de Blaviken
Comienzo diciendo que soy totalmente Niña de Verano en este cuento. No he leído los libros de Andrzej Sapkowzki, no conozco los juegos de videos. Por eso pido disculpas si salgo con alguna simpleza, no pretendo conocer las geografías ni las mitologías del Reino de Fábulas (conocido como “El Continente”) por el que circula Geralt (Henry Cavill), mitad caballero errante, mitad Django Unchained.

Mas o menos lo que sabía es que Geralt no es enteramente humano, es un mutante lo que le permite unirse al gremio de los Witcher, cazadores de monstruos en un universo donde estos abundan y molestan. Me contaron que en algún momento Geralt debe encargarse de la protección de la princesa Cirilla, heredera del Reino de Cintra,  y contará con la ayuda de su examante/amor de su vida, Yennefer, la mejor maga del Continente.

Bueno, hasta ahora nada de eso ha ocurrido. Me explican los conocedores que en Netflix optaron por comenzar con una precuela de la saga, inspirada en una serie de cuentos que el autor polaco escribiera en 1993 titulada The Last Wish. De ese modo la trama se divide en tres historias separadas que en algún momento se encauzan.

La primera es la historia de Cirí, princesa heredera de Cintra. Después que el usurpador Nilfgaard se queda con su trono y su reino, la Reina Calanthe (Jodhi Mai) envía a su nieta Cirilla (Freya Allen) en una búsqueda heroica: debe encontrar a Geralt de Riva. Gran parte de esta temporada es ocupada por las andanzas de Ciri y sus esfuerzos por evadir a los soldados de Nilfgaard. Esta trama no está en el material original.

También inventado es el cuento de Yennefer (Anya Chalotra), a la que encontramos convertida en una porqueriza deforme viviendo en la humilde aldea de Vergenberg. Un día, cansada de los malos tratos de su familia y de sus vecinos, la jorobadita descubre que tiene un don mágico: abrir portales a otras dimensiones. Así se encuentra con Istredd (Roy Pierresson) una especie de arqueólogo mágico y soplón profesional que la delata con Tissaia de Vries (MayaAnna Buring), directora de una Hogwarts para Señoritas.

Por cuatro marcos, Tissaia compra a la cuidadora de cerdos y se la lleva a su internado. A pesar de que Yennefer intenta suicidarse, es mentirosa, y para colmo, la peor alumna de la clase, Tissaia no ceja en su empeño de convertir a la jorobadita en una gran hechicera. Entretanto Yennefer aprende otras cosas en sus revolcones con Istredd que parece trabajar para todos los grandes magos, y vive delatándola.
Tissaia y su "cerdita"

Lástima que como Hermione Granger, Yennefer tiene “la sangre sucia” (desciende de elfos que en el Continente son una raza de parias). Tampoco ayuda que sea chueca de cara y cuerpo. Cuando ve que otras con menos méritos que ella consiguen mejores puestos de magas cortesanas, la ambiciosa Yennefer decide cambiar su destino. Tras rechazar la propuesta de Istredd de huir juntos, se somete a una histerectomía sin anestesia que es el pago para volverse guapa y así conseguir el empleo que desea:  mágica consejera de reyes.
Istredd y Yennefer

Me he detenido en estas damas porque son más interesantes que el protagonista. Vale explicar que la serie salta de un cuento a otro, y también hace saltos cronológicos, por lo que la historia no ocurre en tiempos paralelos. Lo de Yennefer ocurrió mucho antes que la caída de Cintra, incluso en el cuarto capítulo, Geralt es un invitado al compromiso de la princesa Pavetta, madre de Cirí.

Aun así, la serie comienza con Geralt matando monstruos, porque para eso sirve un Witcher, a pesar de que el refrán de la historia es que el peor monstruo es el ser humano. El cuento de Geralt sigue las pautas del western. Geralt es un solitario, sin afectos ni pertenencias (los Witcher son estériles) que lo obstaculicen, es lacónico, antisocial, cuando habla resume sarcasmo. Su vida errante está vinculada a su empleo de cazarrecompensas. Pero Geralt no caza Bad Hombres sino monstruos.

En el primer capítulo lo vemos llegar al pueblo de Blaviken, arrastrando el cadáver de una kikomora (una araña gigante con rostro humano). Como en todo pueblo del Far West, los cazarrecompensas son despreciados. En el salón local no quieren ni servirle una cerveza y hasta ofrecen darle una paliza. Nuestro héroe es rescatado por Renfri (Emma Appleton), capitana de un posse de bandoleros. La amistad Renfri-Geralt es interrumpida por la vivaracha Marilka (Mia Mackenna Bruce) que le cuenta al Witcher que su padre, el alcalde, está dispuesto a comprarle el kikomora.
Renfri

Al llegar a casa del supuesto padre de Marilka, Geralt,  que posee poderes,  nota que se trata de una mansión embrujada atraviesa (literalmente) la puerta y se encuentra en un jardín poblado por chicas desnudas. Son un holograma conjurado por el gran hechicero Stregobor (Lars Mikkelsen,  hermano de Mads) para pasar el tedio de ser un recluso en constante temor de ser asesinado por un terrible monstruo.

El monstruo resulta ser Renfri que, como explica Stregobor, es una princesa fugitiva que desde pequeña demostró ser mala leche, torturando animalitos y matando gente por capricho. A pesar de ese currículo, Geralt, que posee un código moral, se niega a matar a la princesa bandida. Se encuentra con Renfri quien le cuenta que solo mató un hombre, un enviado de Stregobor que la violó.

Geralt medio la convence de marcharse del pueblo y dejar a Stregobor en paz. Acto seguido hacen el amor en una muy buena escena donde no muestran ni una nalga ni una teta y si mucha ternura. De poco vale, Renfri manda a sus hombres a matar al Witcher. Geralt los despacha todos y mata a a Renfri de yapa, lo que le rompe el corazón. Al parecer el Witcher se ha enamorado y eso que se supone que los de su raza carecen de emociones.

De esta experiencia le quedan a Geralt el sobrenombre de “Carnicero de Blaviken”, el recuerdo de Renfri que lo persigue hasta en sueños,  y una costumbre de socorrer princesas en peligro. En el segundo episodio,  nuestro Don Quijote se consigue un Sancho Panza, cronista y cantor de gesta,  todo encerrado en Jarziek (Joey Batey), un trovador de taberna que antes de tener al Witcher de musa, componía canciones sobre abortos.

En el tercer capítulo, Geralt es contratado para matar o salvar a una princesa embrujada. Ahí conoce a la brujita Triss Merigold (Anna Schaffer). En el último episodio debe amparar los amores de la Princesa Pavetta (Gaia Mondadori) y el embrujado hombre-puercoespín a quien ella ama. Las aventuras de Geralt toman un cariz episódico cuya unidad la proporcionan las historias intercaladas de Yennefer y Cirilla.
Pavetta y Duny

¿Criticas Injustas?
Hasta ahora he visto seis de los ocho episodios de esta temporada y todavía no he leído ni un comentario oficial de mis reinas ni para alabarla ni para maldecirla. Hay comentarios de usuarios en Rotten Tomatoes, la mayoría son positivos. Eso si la mayoría son de Inmaculados, ni un “pio” de parte de Lectores. Yo esperaba quejas de puristas por los cambios. Nada.  En lo que respecta a los críticos, las reacciones han sido mixtas.

En EW, Darren Franich encargado de reseñar la serie, se aburrió tanto que le pidió a su colega, Kristen Baldwin que le echara una mano. La calificaron con una “F” básicamente porque la encuentran aburrida y confusa. El título de la reseña es ya lapidario (“desnudamente terrible”). Concuerdo que hay muchos clichés y que algunos diálogos son penosamente confusos, pero no la acusaría de aburrida y posee factores novedosos.

Las otras reviews no son mejores. La comparan con “The Mandalorian” y con “Juego de Tronos”. “The Witcher” siempre pierde. En Salón.com, el reseñador sale con unas excusas bien cojas de que hay que esperar al capítulo cinco que ahí la cosa se pone buena, o que la verdadera saga comenzará en la segunda temporada (WTF?) Hasta nos sale con un que “al fin y al cabo nos tomó tiempo encariñarnos con los personajes de GOT”. Hey dude! Yo al final del primer capítulo de GOT sabia a quién amaba (Daenerys), a quien odiaba (Sansa), quien me interesaba (Tyrion) y a quien quería en mi cama (Matarreyes-tira-niños-por-la-ventana).

Aquí me cae bien el Geralt, es un tipo decente; le he tomado cariño a Ciri (sus padres eran adorables); me reventó la Calanthe; y le tengo lastima a Yennefer. Ya con eso puedo trabajar. En cuanto a recomendarla…

Si te gustan las batallas bien gory (aquí vuelan cabezas y brazos y se desparraman las entrañas a cada rato), si te gusta la zoología monstruosa, los héroes con espadas, si eres adorador del dios de las tetas y del vino, esta serie es para ti. En EW se quejaban, y solo con tres episodios vistos, de la cantidad de chicas encueradas.

Es cierto,  están los hologramas de Stregobor que son como pinturas de desnudos, tenemos a la striga del tercer episodio que anda desnuda porque se parió sola y nadie le ha pasado ropa. Cavill muestra un poco cuando está encamado con una ramera que exhibe pechuga porque ese es su trabajo. Tenemos a Yennefer desnuda y jorobada montada arriba de Irdredd, y a Yennefer enseñando tetas cuando le extirparon el aparato reproductivo para quitarle la joroba. Esa escena creo que fue la única vez que sentí que el desnudo era gratuito.

En el cuarto episodio no hay sexo ni gente pilucha, eso sí hay mucho amor. Para compensar se fueron al cerdo con una orgia en el quinto. Bueno, es que GOT dejó la vara alta en el tema de desnudos y sexo como parte de la fantasía épica.

Para ser justa, aunque hay cosas interesantes en la trama, (el poder mágico de la voz femenina, las opciones que tenemos las mujeres y como muchas veces nos arrepentimos de los caminos que tomamos) la música es ¡bleeh! las actuaciones son desiguales, el vestuario es horrible,  y la cinematografía parece apoyarse solo en efectos digitales muy de juego de video.

“The Witcher” no posee la majestuosidad de GOT, e incluso está por debajo de “Vikingos” que en esta última temporada está dando catedra con su cinematografía. No creo equivocarme porque todavía no he visto un artículo que alabe los aspectos técnicos de la serie, aparte de los efectos especiales.

En cambio encontré este fascinante artículo de Forbes donde expresan mis razones para despreciar la cultura del binging. La razón por la cual nos gustan más “The Mandalorian” y “Game of Thrones” es porque nos la pasaban en entregas semanales. Cada capítulo estaba confeccionado para dejarnos pensando, hambrientos y a la espera del próximo.

En cambio “the Witcher” está dirigida a gente que planea tragársela de una sentada de ocho horas. Las escenas son atropelladas, los eventos se suceden con ininteligible velocidad, los diálogos resultan pesados porque intentan dar información que no puede ser transmitida por acciones. El amigo del videogame se zampa sus ocho horas y se pone a buscar otro juego. El espectador pensante, que nota que la serie tiene algún mensaje, o que intenta mostrarte la dinámica de un mundo mágico, se frustra ante la manera densa en que son presentados ambos.

En Vox han sido más crueles diciendo que es como si Weiss&Benioff les hubieran vendido sus ultra cocinadas, pero aún no utilizadas,  ideas a esta serie. A pesar de que Sapkowski ha alabado la serie, los críticos parecen o no saber que esta saga tiene una base literaria o consideran “The Witcher” desvinculada del material original.

Ha llegado el punto que los encargados de la publicidad de “The Witcher” han pedido que dejemos de compararla con la saga martiniana. Tarde, si ellos mismos la vendieron como la que reemplazaría a GOT en nuestros corazones troneros. En este articulo de The Ringer, nos dicen que le falta para ser GOT. Yo añadiría más dimensión en la caracterización de los personajes.

El Mensaje Postfeminista
Voy a detenerme un momento en otra razón para ver la serie, pero esta es bien personal.  Reinos de Fabula siempre en sus análisis ha tomado una postura feminista y femenina, hablo del postfeminismo o Tercera Ola del movimiento. Muchos se quejan de chicas en bola en “The Witcher, pero nadie comenta la abundancia de personajes reconocibles y significativos que pertenecen al sexo con vagina.

Algunos han notado la cantidad de chicas superpoderosasalgunas un poco monstruosasque enfrentan desafíos o con espadas o brujería. Lo que no han visto es que a pesar de estar la serie en el bolsillo de Soros (todo el producto de Netflix lo está), hay un mensaje encubierto de postfeminismo que me ha hecho witcherfan.

En el cuarto capítulo, tenemos clarísimo el enfrentamiento entre dos tipos de heroínas feministas: Calanthe, que llega al compromiso de su hija en armadura, medio borracha y manchada de sangre, y la hija de la que la reina se burla y tilda de histérica. Al final de la noche, Pavetta ha descubierto el poder de su voz gracias al amor y la compasión que la hacen “libre” del matriarcado de su madre, que se revela como traidora, terca y caprichosa.


Yennefer quiere una carrera, rechaza la propuesta de Irdredd porque no quiere ser segundona de un mago. Para moverse en los altos círculos de poder necesita ser guapa. Para serlo opta por descartar su derecho a la maternidad. tReinta años más tarde, sigue siendo hermosa, pero se ha convertido en la guardaespaldas de una reina frívola y malvada que sacrifica a su propia hija y le grita a Yennefer “¡bruja inútil”. Al final, antes de enterrar a la bebé asesinada, Yennefer la consuela diciéndole que tiene suerte de estar muerta porque las mujeres “solo son envases”.

Me recordó la razón por la que mi madre dejo de ver “Charmed” (la original). Siempre preguntaba “¿Si estas chiquillas tienen tanto poder como es que tienen vidas tan desorganizadas? Entonces no se merecen ser brujas”.  Lo mismo sentí al oír a Yennefer.

Despreciar su sexo, no reconocer su fortaleza, sentir que una decisión, tal vez errada, arruinó su vida. Esa es la marca de la hembra débil no de una prodigiosa hechicera. Y sin embargo es cierto. En un mundo donde la mujer tiene más opciones, también hay más oportunidades de equivocarse en la toma de decisiones.

¿Qué les ha parecido “The Witcher”?  ¿En qué es inferior a “Juego de Tronos”? ¿Les parece una serie feminista?

miércoles, 12 de junio de 2019

Tronos de hierros: ¿Cuál será la nueva “Juego de Tronos”?



 Desde que acabara “Game of Thrones” que la pregunta candente es si volveremos a ver una serie como esta que atrape a públicos variados, que se convierta en franquicia, y que de que hablar. Sinceramente, ni “Los Soprano”, ni “Dexter”, ni “Breaking Bad” tuvieron el poder mediático de GOT. Solo “Lost” estuvo cerca de su altura y tal como no ha habido otro “Lost”, vale preguntarse qué serie podría llegar a hacernos olvidar la producción de HBO. Entretanto, varios shows futuros se ufanan en que llegarán a ser el nuevo “Juego de Tonos”. ¿Les creemos?

Si hablamos de lo que al final era más importante para Weiss&Benioff, ósea las intrigas cortesanas y las guerras entre dinastías, entonces lo más cercano en el horizonte es “Catalina la Grande” que se espera se estrene este otoño por HBO. Dependiendo de su éxito podrá haber otras ficciones históricas que nos recuerden la épica lucha por el Trono de Hierro.

En cambio, si hablamos de magia, monstruos y fantasía a granel, la que gana sería “The Witcher”. Como GOT, esta high fantasy está basada en una serie de libros que le han cosechado al polaco Andrzej Sapkoswki fama internacional, en la que se combina una lucha por un trono con monstruos, sus cazadores y mucha magia. Se espera la estrene Netflix este diciembre.

En términos de televisión bajo demanda también quieren aprovechar la fantasía para alcanzar ratings. Disque que en Amazon Prime van a hacer una nueva versión de The Dark Tower porque la de Idris Elba no gustó a nadie. Los servicios de streaming andan muy ocupados con refritos fantásticos. Hulu quiere convertir toda la saga vampírica de Anne Rice, ósea las aventuras de Lestat en serie y Netflix ya compró los derechos de Las Crónicas de Narnia. Pero, qué pereza, todo está ya tan visto.

En cambio, Showtime ya anunció que tiene los derechos de la saga de Patrick Rothfus (El Nombre del Viento) que me dicen que es la única saga equiparable a la Canción de Hielo y Fuego. A mí me gusta mucho lo que hace Showtime, pero hasta no ver el elenco y saber que está en proceso de producción no voy a inclinarme a comentar.

En cambio, sí estoy a la espera de “City of Angels” el spinoff de “Penny Dreadful”. Se cree que en otoño comienzan las grabaciones. Brent Spiner, mi recordado Beta de “Star Trek: The Next Generation”, será el jefe del policía de Tiago Vega, el protagonista interpretado por Daniel Zovatto. Amy Madigan será Mis Adelaide Finisterre, madre de la evangelista Sister Molly (Kelly Bishe) y tesorera de la cuantiosa fortuna que su hija (personaje inspirado en Aimee McPherson) cosecha a costa a de sus incautos fieles. Me gustaría creer que “City of Angels” podría ser una gran franquicia, pero si “Penny Dreadful” no lo fue, no tengo tantas esperanzas.

El 30 de agosto se estrena en Amazon Prime la esperada “Carnival Row”, una fantasía victoriana sobre un mundo donde humanos y hadas coexisten, pero donde la intolerancia cada vez se hace mayor. Orlando Bloom será el Inspector Rycroft Philostrate encargado de resolver una serie de brutales asesinatos para los que necesita de la ayuda de su examante, el hada Vignette Stonemoss (Cara Delavigne).

Otra fantasía victoriana es “The Nevers”, que es anunciada como ciencia ficción (¿será un steampunk?) y que es el nuevo proyecto de Joss Wheldon. HBO se la ganó a Netflix. Laura Donnelly (la Jenny Frazer de “Outlander”) será Amalia True, la líder de una liga de damas extraordinarias, cada una dotada de un don prodigioso, que deberán salvar el mundo de una peligrosa amenaza.

En HBO andan apuraditos tratando de sacarse de la manga otra serie-fenómenos. Yo que ellos tendría un poco de cuidado con los telespectadores que hemos demostrado ser exigentes, criticones y con ojo abierto para chambonadas. Ya le están apostando a “Westworld” porque creen que sus fans son los mismos troneros. Hay troneros que gustan de Westworld, pero no necesariamente le van a rendir la pleitesía que al “Juego de Tronos”. Yo he visto algunos episodios del cuento de la rebelión de robots en un parque temático. Es interesante, bien actuado, pero no me atrapa.

Muchos críticos aseguran que la próxima mega serie será “Watchmen”. A pesar de lo respetable de su pedigrí (está basada en la novela gráfica y mega bestseller de Alan Moore) esta distopia poblada de superhéroes se me hace simpática, pero nada más. Vale recordar que ya tuvo versión fílmica que pasó sin pena ni gloria.

Hablando de versiones fílmicas, ni me nombren “His Dark Materials” que se vienen HBO. Yo odié el filme, odié a Lyra (hasta odié a Dakota Blue Richards hasta que me ganó como Trewlove en “Endeavour”) y Philip Pullman, como Neil Gaiman, se ha caído de mi lista de escritores cuyas obras quiera ver en pantalla. Así que por sus fans me alegro de que haya adaptación de la obra de Pullman y los “Good Omens” de Neil Gaiman residan ahora en Amazon Prime, pero no me las vendan.

Me sorprendió enterarme de que la adaptación de Lovecraft Country de Matt Ruff había caído en manos de HBO. Obviamente FX no cuenta con presupuesto para un propósito de tan gran envergadura. Imagínense un “Green Book” sin Viggo, pero con muchos elementos fantásticos. Atticus (Jonathan Majors) y Black Canary (Jurnee Smollet Bell) enfrentarán los peligros del racismo en el sur de los 50, a la vez que batallarán monstruos en esta producción de Jordan Peele y el legendario J.J. Abrams.

La HBO cree que LC puede ser la próxima “Lost” (ya hemos oído eso antes) y ha concebido el proyecto no como miniserie, sino como una serie de varias temporadas. HBO realmente está empeñada en crear una franquicia que le permita resarcirse de las pérdidas que conlleva el final de su serie fetiche.

Y por supuesto, está en la que cifró mis esperanzas, el guion escrito por Ser George y que originalmente titularon “The Long Night” y que ahora lleva el nombre tentativo de “Blood Moon”. Supuestamente tiene lugar miles de años antes de llegada de los Targaryen a Poniente y de la construcción del Trono de Hierro.

En ella Martin exploraría esa larga noche invernal cuando los Caminantes Blancos invadieron Poniente, el origen de los Otros y el auge de la magia en la Vieja Valirya. Se espera que veamos a Bran El Constructor (interpretado por Josh Whitehouse, el Hugh Armitage de Poldark), la alianza con los Niños del Bosque y la edificación del Muro.

Para cualquier tronero esa premisa suena fascinante, pero ya hay un caveat. Martin escribió el guion, pero la serie estará en manos de Jane Goldman y HBO nos ha alertado: los eventos pueden no ser los que Martin nos ha hecho conocer ni llegaran a las conclusiones previas a la Canción de Hielo y de Fuego. Momento de chirriar los dientes y convertirnos en Inmaculados.

Si no fuera por este escollo yo diría que lo normal, lo lógico, es que esta precuela saciara el apetito de los fans y se convirtiera en un spinoff de la franquicia que tanto ha llenado los cofres de HBO, pero ya no confío en ese canal. Lástima porque sus series prometen.

¿Y Uds. Troneros a cuáles les apuestan o acaso se me ha escapado algún nuevo proyecto que puede llenar las botas de “Juego de Tronos”? ¿O acaso creen que serie digna de sentarse en el Trono de Hierro será una ficción histórica y no un cuento fantástico?