The Lion and the Rose: Jaime y Brienne

Como ya saben encontré que este tan esperado episodio tuvo sus altibajos.  Lo adjudico a que es un guión compuesto por dos (o tres) voces muy  disipares. Esa desigualdad no afectó  las escenas de La Dupla Dorada. La breve aparición de Brienne estuvo magistral, como también las escenas que mostraron a nuestro pobre Jaime  cayendo en una etapa patética. La semana pasada inspiraba compasión, pero ahora ya da un poquito de lastima y vergüenza ajena.

Comenzamos con la deseada escena de los Chicos Lannister desayunando juntos. Es todo lo que esperaba. Un aire de cotidianidad que hace pensar que levantada la mesa, este par se van al trabajo o a la universidad. Es obvio que las dos únicas personas con las que Jaime siempre se ha sentido cómodo son sus hermanos.

Como el tema de la noche fue la comida aquí también se trata de eso.  La frustración ha vuelto anoréxico al Matarreyes. Eso preocupa a Tyrion, le recuerda a Sansa. Un momento de ternura nos lo ofrece El Gnomo al comparar a su mujer y a su hermano, los dos seres que debe proteger. Pod está presente y le pregunta al Matarreyes si su mano es de oro (¿Planeas robártela, pequeño rufián?).

Para alegrar el momento, Tyrion propone un brindis por los hijos de Tywin: “El Tullido, El Enano y La Madre del Loco” (ya sé, ya sé,  la traducción es “Madre de la Locura”. Pero Madre del Loco suena más apropiado) A Jaime le gusta el brindis, se va a servir un trago y... ¡Kabong! derrama el vino sobre el mantel. Ay, Jaime, ya no te podemos llevar a ninguna parte. Vas a tener que volver a comer en la cocina.

Alterado, Jaime echa a Pod y le susurra una confidencia a su hermano. No puede luchar con solo una mano. Me dio un poco de risa como lo dijo, como si confesara que tiene ladillas. “El Que Dirán” atormenta al pobre niño. La gente lo despreciará cuando sepan que no puede ni matar una cucaracha. Ya no le tendrán miedo. Su hermano le aconseja ejercitar su mano izquierda para volver a ser quien fue. Pero Jaime teme que se conozca el hecho de que está entrenando. Nuevamente, El  Gnomo tiene la solución: un discreto, ergo caro, maestro de esgrima. Ya sabemos de quien se trata.

Bronn cita a Ser Jaime en una playa solitaria. Le explica que ahí viene “a tirarse” una mujer casada y ruidosa en el amor. Si nadie ha oído sus gritos, menos oirán el choque de espadas. Jaime se molesta al tener que entrenar con espada de madera, pero es una precaución que salva su vida. Como espadachín zurdo es un fracaso. En una, Bronn casi lo estrella contra las rocas, en otra casi lo manda de cabeza al mar. ¡Ayy, Jaimito, quien te viera y quien te ve!

Pasamos al banquete nupcial. Si, Jaime está presente, pero no como pariente del novio ni como miembro de la Familia Lannister. Verlo ahí paradito como farol me recordó a los flunkies del Padrino, esos guardaespaldas estacionados en el jardín de Don Corleone encargados de impedir la entrada de paparazzi, agentes del FBI y mafiosos enemigos.

Muy diferente es el caso de Ser Loras quien se sienta en la mesa de los novios. Loras está contento. Ha iniciado un coqueteo con el chico nuevo del pueblo. Ahí está haciéndole ojitos a La Víbora Roja. Tan embelesado está El Caballero de Las Flores que se estrella contra la armadura del hombre más bello de Los 7 Reinos. Inmediatamente, Ser Jaime comienza a someterlo a un bullying mataregio. Si Loras se casa con su hermana, ella lo matará. Si Cersei tiene un hijo con Loras también lo matará. Pero nada de eso sucederá porque Loras no se casará con Cersei. El joven Tyrrell escucha las proféticas amenazas con sonrisa displicente “Tampoco tú te casarás con ella” concluye,  dándole una palmadita condescendiente en el hombro antes de retirarse.  Jaime se queda apabullado y se ve totalmente patético.

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Llega el turno de hablar de Brienne. Para la boda se quitó la jupa y se puso el escudo de La Casa Tarth en el pecho de su vestido azul. No se veía elegante, pero si muy digna. A diferencia de Jaime es bienvenida en la mesa de los novios a la que se acerca a ofrecer sus respetos. Comienza haciendo una reverencia de director de orquesta. Maergery (tan dama ella) se levanta, la llama “Lady Brienne” y  le extiende la mano. Cersei, en cambio, siempre tan grosera, se burla porque Brienne no ha doblado las rodillas como hacen las mujeres al hacer reverencias (¿Recuerdan que también se burló una vez de la reverencia de Shae?).

Brienne toma la burla con gran serenidad. Explica que no es una dama y que nunca ha aprendido a hacer genuflexiones. Recién,  El Rey le presta atención. La reconoce como la asesina de Renly. A coro, Maergery y Brienne explican que ese rumor es falso. Joffrey pierde el interés y la despide desdeñoso, sin dejar que acabe el discurso de la Doncella lleno de buenos deseos para la real pareja. ¡Qué ordinarios son estos Lannister!

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Cersei sale disparada tras Brienne. Al principio,  el intercambio es cordial. Cersei le recuerda a su invitada que como hija de Lord Selwyn Tarth siempre será una dama, le guste o no. “Como voz digáis, Alteza” responde La Doncella con sincera dulzura. Cersei le agradece haber salvado a su hermano. La honestidad de Brienne la hace reconocer que en varias ocasiones fue Jaime quien la rescató. Ahí cambia el semblante de Cersei. Esa es información que ella no manejaba, quiere saber detalles. La dama-caballero no quiere aburrirla con ellos y entonces le llega el mordisco de La Leona. Poco menos que llama mercenaria a nuestra Rubia Favorita, acusándola de haber servido sucesivamente a tres amos en diferentes bandos. Brienne se incómoda “Yo no sirvo a vuestro hermano” dice. “Pero lo amas” responde simplemente Cersei.

La arruguita del entrecejo de Brienne se hace cada vez más pequeña. Hay algo inocente en la sorpresa de sus ojos. Mira hacia donde está El Matarreyes que sigue ahí de estatua de jardín pajareando, ya solo falta que lo cague una paloma. La pobre Brienne balbucea algunas palabras y   se escabulle sin reverencia y sin esperar a que La Reina la despida. Cersei feliz va a malestar a Pycelles. Ay tontorrona, como dijo La Reina Elle, has servido de celestina al abrirle los ojos a tu rival.

Voy a hacer una acotación. Hay un punto en que discrepo con Elio García Jr en su prudente reseña del capítulo para Westeros.org. No le gustó el dialogo Cersei-Brienne y encontró irreal que La Reina se encelase de Brienne La Bella. No voy a ser sexista y decir que un hombre no puede entender como funcionan las mujeres, porque muchas no entenderíamos esta escena a menos que hayamos estado en el lugar de La Doncella o e Cersei.

Yo he estado en el lugar de Brienne. En varias ocasiones he provocado celos en mujeres más lindas, más jóvenes,  con más méritos que yo, por el simple hecho que sus parejas me brindaban su amistad. Es más fácil entender que nuestros hombres se interesen físicamente en otra mujer que  aceptar el que mantengan amistad profunda con una fémina a quien no los  una ningún vínculo erótico. Hay algo de amenazante en ese hecho, “¿Qué le da ella que no le doy yo?”.

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Creo que Cersei fue sincera al agradecerle a Brienne haber salvado al padre de sus hijos. Su preocupación surge cuando se entera que Jaime salvó a La Doncella. ¿Cómo así si Jaime no salva a nadie? Y peor aun no le han contado los detalles de esos múltiples rescates. Cersei, La Controladora no soporta ignorar una información que une a su hermano y a la Fea. Eso la descontrola.

En cuanto a reconocer los sentimientos que aun Brienne no sabe encarar, adjudiquémoslo al sexto sentido femenino (que no es una perogrullada). Tal como emitimos señales físicas cuando alguien nos atrae sexualmente, lanzamos indicaciones cuando amamos a alguien. Un temblor en la voz al hablar de él, tal vez La Doncella se sonrojó, tal vez su snrisa al recordar, tal vez su reticencia de hablar de cosas que ahora son parte de su intimidad terminaron por delatarla.

La última escena de la noche incluyó al Matarreyes y por primera vez le dio un rol mas activo, mas digno, aunque con la misma aura de impotencia que últimamente rodea todos sus actos. A ve a Joffrey vomitar y caer a suelo, Jaime corre hacia su hijo y lo sostiene. Llega Cersei, lo empuja y grita “¡No lo toques! Cualquier lástima que pudiera sentir por ella se desvaneció en ese instante. Aun en esa tragedia es incapaz de permitirle a su hermano un momento de preocupación paternal. Lo que admiré es que Jaime no le hizo caso.

En suma, lo mejor de la boda lo propiciaron otros. Si hasta la pagaron los Tyrrell. Los Lannister hicieron el loco en este capitulo. Estúpida vanidad debería se el lema de La Casa Lannister porque todos pagarán por su arrogancia. Tan tontos son que sacrificarán a uno de su sangre, sin percatarse de quienes son los verdaderos asesinos.

Por ser un monstruo estúpido y presuntuoso Joffrey murió. Tywin estaba tan henchido de orgullo que ni sospechó que esa boda era su canto del cisne.; Cersei se pasó de mezquina; Tyrion, tan sumiso, mereció humillación por su cobardía anterior. Ahora le creo a la Reina Guivi. Al despedir a Shae, El Gnomo quiso tranquilizar su conciencia pero también protegerse. Shae estaba poniendo en peligro su comfort zone, su vida privilegiada. Bueno, tonto presuntuoso, ahora veras lo que conseguiste.

Y el pobre Jaime también pecó de tonto y vanidoso al creer que podía asustar a Loras (algo que logra en el libro y aun siendo manco). Los escritores han querido mostrarnos que mientras Jaime no se reinventé (a lo Don Draper de “Mad Men”) seguirá en cuerda floja. Únicamente alejándose de lo que su familia representa y forjándose una nueva identidad, podrá El Matarreyes dejará de ser vulnerable.

Sé que Weiss&Benioff escribieron el intercambio Cersei-Brienne. Les quedó bien, se los agradezco. Me gustaría saber cuántas escenas de Jaime fueron de ellos o de Martin. ¿Al final, qué escribió Martin?