En la leyenda y el mito, el héroe/heroína tiene que luchar contra
el Mal, amparado por magia y seres sobrenaturales, y defender su comunidad, su
raza o simplemente salvar el mundo. Aunque
toda historia épica abarca ese elemento, la idea del protagonista como
protector y guardián es por antonomasia
el argumento principal de la fantasía.
Todo relato
epico-fantastico presenta alguna lucha entre el Bien y El Mal, éste último encarnado a veces en figuras antropomórficas,
llámense Voldemort, Saurón o Los Otros. Todo héroe, desde Frodo hasta Harry Potter,
por insignificante que parezca. tiene una como misión destruir la raíz del Mal Pero
tras del auge “potteriano” el
concepto de “Guardián salva-mundos” saturó de tal manera el mercado que una
agente literaria, especialista en representar fantasías, puso en su pagina web
que por favor no le mandarán más historias de ese tipo (¡!!!!)
Sin embargo, hay algo portentoso en el concepto de gente
común y corriente que de pronto se convierten en “elegidos” y tienen que
emprender viajes fabulosos para rescatar a la humanidad. ¿No fue eso lo que
inicialmente nos atrapó de “Héroes”? ¿Ese promo que rezaba “Save the Cheerleader,
Save the World” (Salva a la porrista. Salva al mundo)?
También hay algo mágico en los héroes a regañadientes que no
quieren arriesgar el pellejo, pero terminan entregándolo todo. “’ ¡Quédate tu
aquí, para salvar el mundo!” le espeta Brendan Frazer a Rachel Weisz en “La
Momia”, pero lo más bien que se sacrifica y acepta ser vapuleado por Imothep y
sus fantasmagóricos esbirros.
Y no hubo nada más
romántico que ese encuentro entre un mercenario cínico y la mágica hechicera
que lo íntima con sus artes curanderas, su don profético y hasta su virginidad a
rescatar a una ciudad de su perverso gobernante en “El Rey Escorpión”. Algo
parecido ocurre en “Blanca Nieves y El Cazador” en la que Kirsten Stewart
destruye la imagen de la heroína-victima del cuento de hadas para ponerse una armadura más refulgente que
la de Brienne de Tarth e ir a la batalla para derrocar a su reina madrastra.
(squidoo.com)
Un ejemplo que netamente expresa su deuda con la obra de Rowling
es la saga de Percy Jackson que ya comentamos cuando hablábamos de mitología
clásica. Como Harry Potter, Percy es un chico incomprendido, solitario, a merced
de un padrastro abusivo. Todo cambia cuando descubre que es un semidiós.
Después de asistir a un campamento para gente como él, Percy debe evitar que la
humanidad caiga bajo la ira de sus olímpicos parientes recuperando el rayo de
Zeus.
Los guardianes no se dedican únicamente a salvar el mundo. A veces la misión puede
consistir en proteger a la comunidad de criaturas nefastas. De esos guardianes
tenemos muchos en la ficción, algunos pertenecen a cofradías como los Cazadores
de Sombras de Cassandra Clare en la saga The
Mortal Instruments o los “magi” que vigilan que no despierte el siniestro
Imothep en “La Momia”.
Los más conocidos obviamente son los caza vampiros. He oído
quejas de la glorificación de estos señores cuando los pobres vampiros solo
quieren que los dejen en paz. Recordemos que por siglos la humanidad no vio a
los vampiros como sex symbols a lo Robert
Pattinson o Stephen Moyer, sino como verdaderas plagas. Además la vida del
cazador de vampiros es triste y solitaria. Coppola intentó darle un toque de
lujuria a Van Helsing y Hugh Jackman de darle un toque de sex appeal, pero la verdad es que andar tras vampiros todo el día
es una labor ingrata que excluye vida social y familiar.
Los Guardianes no solo cazan vampiros. Otras presas son los
demonios y a ese gremio pertenecen los Cazadores de Sombras de Cassandra Clare
y el pobre John Constantine. Hay que expresar compasión por ese personaje de
Keanu Reeves que en el 2005 nos mostró el lado más trágico de un peculiar
exorcista. Constantine nace con el pode de reconocer ángeles y demonios cuando ellos
se dignan a visitar la Tierra.
Tan terrible era ese don que en su adolescencia,
Constantine se suicida. En los dos minutos que preceden a ser revivido por un paramédico,
Constantine desciende al Averno donde Lucifer le comunica que está maldito y
que cuando muera terminará en el infierno. A pesar de esta certeza, Constantine
dedica su vida a destruir demonios y finalmente consigue, gracias a un acto altruista,
ser sanado de cáncer por el propio Lucifer.
(wodumedia.com)
Aunque Constantine es la cara triste del trabajo de protector, hay
otro personaje fantástico que me inspira más compasión. Tal vez porque James
Purefoy me es más atractivo que Keanu, aunque alerto que el filme es tan oscuro
que a Purefoy casi no lo distinguimos, más encima anda casi embozado por un
sombrero alón.
Como John Constantine, Solomon Kane es un personaje de historietas.
En 1928, Robert E. Howard crea a este aventurero-puritano que en la Era Barroca
lucha contra el Mal venga éste en la forma de una vampira o de un doctor brujo. Casi un siglo más tarde, Michael J. Bass
llevaba al cine las aventuras de Kane. El filme abre con Solomon (Purefoy) un
mercenario que en una batalla contra los Otomanos termina en una fortaleza
colmada de espejos poblados por demonios. Uno de ellos se le acerca y le comunica
que está maldito y que su destino final será el infierno.
Desde ese instante, el atribulado Kane viaja incusamente sin
hallar descanso. De joven fue desterrado de sus tierras tras matar a su hermano
así que no tiene familia ni hogar que lo acojan. Luego de ser expulsado, ahora
de un monasterio, el ex mercenario como expiación
jura no volver a utilizar la violencia. Juramento lo que lo convierte en presa fácil de cuanto bandido
cruza su camino. Se encuentra con una familia de puritanos que se convierten en
sus compañeros de viaje.
Llegan mas bandidos. Kane se harta y los hace pedazos, pero
no puede evitar que rapten a la joven Meredith. El padre de Meredith le dice a Kane
que si rescata a su hija salvará su alma. Esto llevará a Kane a luchar contra
el hechicero Malachi y su ayudante (que resulta se hermano del héroe) y `pasar
mil peripecias antes de rescatar a Meredith y su alma.
Aunque oscuros y un poco deprimentes, tanto personaje como
historia son sumamente poderosos y se
entiende que hayan tenido una muy buena acogida con público y críticos. Una lástima
que no se hayan hecho secuelas, porque, reitero., la salvación en manos de un héroe improvisado, desdichado y despreciado es
un gran gancho y mucho más en las novelas de fantasía.
No podemos habla de la Era de Guardianes sin referirnos a nuestra fantasía fetiche. Martin
también tiene estos vilipendiados guardianes. No hay mejor ejemplo que la
solitaria y mísera vida de la venida a menos Guardia Oscura. Pero no es el
único caso. ¿Por qué todos admiran a Ned y hacen lo contrario con El Matarreyes
que lo sacrificó todo por salvar a una ciudad? ¿Por qué el atareado Varys es
motivo de más burla que el traidor Pycelle? No es fácil se Guardián, pero sin
ellos no tendríamos historias fantásticas.
La mitología greco-romana, gran creadora de arquetipos,
también se ha hecho presente en el género fantástico. Pero para mi gusto, no se
ha conseguido muchos logros. Una mirada retrospectiva
solo consigue rescatar dos antiguas películas de Hollywood y una simpática saga
juvenil que también ha caído en manos de la industria del cine.
El mundo greco-romano ha sido retratado ampliamente en
novelas y cine, más que nada en esa variedad de filmes “B” conocida como sword and sandal o “peplo”. En las aventuras
de héroes clásicos de este género, como Maciste, Ursus o Hércules, se aparecerá
algún monstruo raro, pero no aparecen los habitantes del Olimpo.
En el Hollywood de los 40’s si honraron a los dioses, algo
que no hicieron Wolfgang Petesen (y su guionista David Benioff) cuando recrearon
la tragedia de la ciudad de Príamo en “Troya” (2003). En 1947, Rita Hayworth
dio vida a la musa Terpsícore en el musical “Down to Earth” que décadas más
tarde se convertiría en la hedionda “Xanadu” con Olivia Newton John. Al año
siguiente, Ava Gardner daba vida a la diosa
Venus en otro musical “A Touch of Venus”. Y no nos podemos olvidar del segmento
greco-romano de fantasía en que centauros y ninfas, al son de la Sinfonía
Pastoral de Beethoven, celebran ritos dionisiacos en la “Fantasía” de Disney.
En las décadas siguientes, Hollywood dejó al mundo del mito
en manos de europeos, pero los rating de taquilla del “Spaghetti Péplum” los
hizo reconsiderar las posibilidades de esas leyendas. En 1962, Los Tres
Chiflados se encuentran con Hércules y en tono más serio, al año siguiente
debuta “Jasón y Los Argonautas” en la gran pantalla.
“Jasón y Los Argonautas” es un filme estrictamente Clase
“B”, sin un gran reparto, sin un guion muy atractivo que se toma sus libertades
con la leyenda original y sin una gran dirección. Lo que distingue a este peplo
de otros son los efectos especiales del gran Ray Harryhausen que pone en práctica
todo lo que sabe de stop motion para
dar vida a los fenomenales monstruos que asolan el Egeo.
(telegraph.co.uk)
A pesar de haber fabricado dinosaurios gigantes y otros
monstruos para la variada ciencia ficción de los 50’s, Harryhausen no alcanzaba el reconocimiento que los
cinéfilos le otorgan hoy día. Para “Jasón”, el técnico crea criaturas y escenas
icónicas: Talo, la estatua monstruosa que vuelve a la vida debió a la codicia
de Hércules; las Arpías que atormentan al advino Fineas, y la hidra de cuyos
dientes nacerán los esqueletos contra quienes lucharán Los Argonautas.
Los dioses griegos alternan con los mortales sin ninguna circunspección.
Hera es la protectora de Jasón y sus compañeros, Zeus (Niall McGinnis) es
descrito como una deidad rencorosa. El es el culpable de que Jasón haya perdido
su trono y su familia, y es quien enviará a las Arpías a torturar a Fineas. Más
benévolo es el dios marino Tritón que rescata a la nave de Los Argonautas de
Las Simplégades.
“Jasón y los Argonautas” tuvo buena acogida con el publico y
Harryhausen por fin obtuvo la fama y el respeto que le debía la industria. Aun así los dioses y semidioses
no volverían a interesar a Hollywood por muchos años. En cambio la televisión
si se haría presente gracias una heroína de comics
y princesa del reino de Las Amazonas. En1975, Lynda Carter por primera vez hizo su inconfundible
giro para convertirse en “La Mujer
Maravilla”.
La tira cómica existía desde 1941, y la serie intentó
recrear el espacio original. Wonder Woman
vive bajo la identidad secreta de la oficial de Marina Diana Prince y su
mayor empresa es luchar contra espías Nazis en el Washington de la Segunda
Guerra Mundial. Aun así no olvida sus orígenes. A menudo visita a su familia en
el reino de Las Amazonas localizado en una isla oculta en El Triángulo de las
Bermudas.
La Princesa Diana de las Amazonas y su madre (Carolyn Jones) y hermana (Debra Winger) (sharetv.org)
En 1981, Hollywood volvió a solicitar las dotes de Harryhausen
para el que sería el último filme del legendario técnico. También sería el más
caro de toda su carrera. “Clash of the Titans” (Furia de Titanes) pretendía
relatar el mito de Perseo y Andrómeda, pero a diferencia de otras producciones,
se caracterizaría por tener un reparto
de lujo sobre todo en los interpretes de los dioses del Olimpo. Nada puede
superar a tener a Lord Olivier, el actor más famoso de la historia del cine,
encarnando a Zeus. Dame Maggie Smith es la diosa Tetis (mucho mas distinguida que
la pobre Julie Christie en el mismo papel en “Troya”). Dame Claire Bloom
interpreta a la diosa Hera y el símbolo sexual Úrsula Andress encarna,
apropiadamente, Afrodita, diosa del amor.
Para interpretar al semidiós Perseo, se eligió a Harry
Hamlin, recién salido de la exitosa miniserie “Studs Lanigan”. Este papel
traería mucha suerte a Hamlin, desde que la revista People lo eligiera “El Hombre Mas Sexy del Año” hasta Dimitri el
hijo que tendría con la Andress.
Harry Hamlin y Ursula Andress
La historia básicamente cuenta los orígenes semi divinos de
Perseo, uno de los innumerables bebés que Zeus anda dejando por el mundo. Zeus
embaraza a Dánae con una lluvia de oro. El padre de Dana lanza a su hija y a su nieto al mar. En castigo, Zeus hace que el Kraken, un monstruo marino, destruya
el reino del abuelo de Perseo. Este crece tranquilo en otro reino. Calibos hijo
de Tetis, va a casarse con la princesa Andrómeda, pero comete la tontería de matar
a todos los caballos alados de Zeus (solo Pegaso se salva). El airado Zeus convierte a Calibos en un monstruo. Andrómeda no lo quiere, Calibos la maldice.
Solo podrá casarse con el hombre que pueda resolver una adivinanza que el mismo
Calibos propone. Los perdedores deberán morir en la hoguera.
Ayudado por una capa de invisibilidad, Perseos descubre la respuesta
y gana la mano de Andrómeda, pero en su banquete de bodas su suegra ofende a Tetis.
La diosa envía el Kraken a asolar el reino de Andrómeda. Para calmar el apetito
del monstruo, el pueblo ofrece a su princesa como sacrificio. Tras consultar
unas brujas, Perseo va en busca de Medusa cuya mirada convierte en piedra al
que la mira. Después de muchas
aventuras, el héroe consigue la cabeza de Medusa. Con la ayuda de Pegaso mata
al Kraken, salva a la princesa, y viven felices y comen lombrices.
Hay mucho de inolvidable en este meticuloso trabajo. Sobre
el tema fantástico vale revisar las maravillas de Harryhausen: Medusa, los escorpiones
gigantes, el Kraken que no es el pulpo enorme de “Los Piratas del Caribe” sino
un homínido. Pegaso, las brujas Estigias que comparten un mismo ojo y se lo prestan para mirar al héroe, hasta el
mismo maquillaje de Calibos impresionan por su calidad. Aparte de efectos
especiales, buenas actuaciones y aventuras, la trama está plagada de personajes
queribles desde Perseo que es sexi, pero simpático, hasta el mismo Calibos que
inspira más lastima que odio.
A pesar del éxito de “Furia de Titanes”, los dioses griegos
no tomarían parte en la ficción audiovisual de los 80’s a menos que fuesen en
producciones menores o en roles secundarios. La presentadora Vanna White interpretó
a Venus el filme para televisión “Goddess of Love” y Uma Thurman dio vida a la misma diosa en “Las Aventuras del Barón Munchaussen”.
En los 90’s, la mitología griega experimentó un revival, pero tipo tira cómica con la exitosas
aventuras de Hércules y su spin off “Xena,
La princesa guerrera”. Hércules y Xena andaban todo el tiempo alternando y batallando
con los habitantes del panteón clásico.
(ociofacilisimo.com)
En el 2010, a Hollywood se le ocurrió fabricar una nueva
versión de la ahora legendaria “Clash of the Titans”. Si me preguntan se la
pudieron haber ahorrado. Palidece en comparación a la primera. Liam Neeson es un gran actor, pero no es
Laurence Olivier y su Zeus fue un poco de pacotilla. Cuando exige “Release the
Kraken!” uno extraña la voz (y tentáculos) de Bill Nighy dando la misma orden
en “Los Piratas del Caribe”. Danny Huston, uno de mis actores favoritos,
interpretó a Poseidón, pero como Huston se caracteriza por interpretar a todos sus personajes un poco en guasa, el dios
del mar se volvió una parodia. En cuanto a Ralph Fiennes como Hades, y a pesar
de greñas y barbas, solo le faltaba la culebra
Naguini para ser Lord Voldemort. La revista “Rolling Stone” resumió este desperdicio de talento diciendo que los
buenos actores “usaron barbas y mucho maquillaje para ocultar su vergüenza”.
Agreguémosle que Sam Worthington se las arregló para ser un
Perseo cargante, lleno de rencores
infantiles que no le interesaban a nadie. Alexa Davalos fue una Andrómeda insignificante
que ni siquiera tiene romance con Perseo; y hasta donde yo sabia Io era una vaca que
tuvo amores con Zeus, no una ex de Poseidón que, interpretada por Gemma Atterton,
se la pasó pegada a las sandalias de Perseo toda la película.
Como suele ocurrir, gracias a una gran campaña de mercadeo y
mucha publicidad, esta épica recaudó millones en taquilla y Hollywood
impenitente le hizo una secuela, casi tan olvidable como la primera. Sin embargo,
los críticos quedaron totalmente defraudados con este vergonzoso remake de un clásico (incluso estuvo
nominada como “Peor Remake del Año”). La mayor queja fue en contra de los
efectos especiales que no eran interesantes, que eran difíciles de seguir y que
más distraían que contribuían. Me quedo con lo dicho por Claudia Puig en USA Today quien describió ese esfuerzo
como “aburrido y caótico”.
En plena era de la fantasía daba la impresión de que los dioses
del Olimpo no merecían respeto ni homenaje, pero alguien logró otorgarles
ambos. Un maestro de mitología griega llamado Rick Riordan decidió publicar los
cuentos que inventaba para hacer dormir a su hijo. En el 2006 debutaba El Ladrón del Rayo, la primera de su
serie Percy Jackson y Los Dioses del Olimpo.
Esa serie que ha sido un exitazo con la audiencia menuda posee lo que le falta
al refrito de “Furia de Titanes”, profundo conocimiento de mitología clásica,
deferencia por el género y unos dioses a los que Riordan ha dotado de
personalidades únicas y complejas.
(fanpop.com)
Ha habido quejas de que Riordan se ha inspirado en el
esquema de Harry Potter. Ciertamente la historia de un niño problema,
despreciado por su familia que encuentra vocación, amistad y orgullo por sus
raíces en una escuela especial tiene más que un parecido con la saga de Rowling,
pero el autor sabe manejar los elementos “potterianos” hasta darles un toque
personal.
Confieso no haber leído los libros. Preferí ver la adaptación
fílmica donde Percy (Logan Lerman) es más mayorcito, por lo tanto me es más
fácil entender sus problemas. Los lectores de Riordan odian el filme porque se toma
muchas libertades, pero a mi me encantó. ¿Qué fan de la mitología se queja de
una película que abre con Zeus y Poseidón (vestidos de civil) reencontrándose
arriba del Empire Estate? Ayuda que sean interpretados por dos actores
favoritos de este blog como lo son Sean Bean y Kevin McKidd (otro de los Papirricos
de la Dama Blanca).
Reencuentro entre Poseidón y Zeus(herocomlex.latimes.com)
Zeus anda enojado porque le robaron su famoso rayo y acusa
del robo a Percy Jackson, su sobrino. El padre de Percy ósea el dios del mar, le recuerda a su
hermano que el chico ni sabe que es hijo de él. Zeus, terco, amenaza con
grandes cataclismos si no le devuelvan su rayo.
Percy tiene otros problemas, es disléxico, lo han expulsado
de no sé cuantas escuelas y odia a su padrastro. La única gente que lo apoya
son dos minusválidos, su maestro de latín (Pierce Brosnan en silla de ruedas) y
el cojito Grover (Brandon T.Jackson). Percy
es atacado por una maestra substituta que se convierte (literalmente) en una Furia.
El Maestro Brunner y Grover lo salvan. Percy descubre que Grover es un sátiro,
y que él es Perseo, hijo de una mortal y de Poseidón. Brunner entrega a Percy
una lapicera mágica y ordena a Grover
escoltar a Percy y a su madre a un centro de entrenamientos para semi-dioses conocido
como “Camp Half-Blood”. Antes de llegar
a este sitio, un minotauro ataca y aparentemente mata a la madre de Percy. Este
se defiende con el bolígrafo que se convierte en espada.
En el campamento, Percy tiene la sorpresa de descubrir que
el director, el Centauro Quirón, es en realidad su maestro de latín. Ahí conoce
a Annabeth ( Alexandra Daddario) hija de Athena y a Luke (Jake Abel) , hijo de
Hermes. Percy recibe un mensaje telepático de su tío Hades. Sally, su madre,
vive, pero en Los Infiernos. Para rescatarla, Percy debe llevarle al tío el
famoso rayo. Percy huye del campamento y Grover y Annabeth lo acompañan. Antes
de partir, Luke le hace entrega de tres presentes: un escudo, las sandalias
aladas, y un mapa para encontrar las perlas
de Perséfone que les permitirán salir del reino infernal.
De ahí deviene un entretenido “road trip” que lleva al trío
a diferentes puntos de la Unión Americana, y a una serie de aventuras y
peligrosos encuentros con la hidra de 7
cabezas, y con una Medusa muy moderna (con gafas de sol) interpretada por Uma Thurman.
Son casi atrapados por los Lotófagos en un hotel de Las Vegas y entran al infierno
apropiadamente, vía Hollywood.
El Tío Hades (Steve Coogan), será muy simpático y muy hip, pero no le cree al sobrino que no
es un ratero de rayos. Percy y Annabeth son rescatados del inframundo por la
vampiresa Perséfone (Rosario Dawson). Grover debe quedarse con la sexi Reina de
los infiernos, algo que no parece molestarle al sátiro. Percy logra descubrir
la identidad del ladrón, recuperar el rayo y regresárselo al Tío Zeus. Eso
permite que Percy y Annabeth conozcan y tengan una breve pero emotiva entrevista
con sus olímpicos padres. Percy regresa a la Tierra con su madre, y la cabeza
de Medusa le hace un último favor petrificando al su padrastro.
Los Reyes del Infierno, Hades y Perséfone (fanpop.com)
Los efectos especiales de “El Ladrón del Rayo”, aunque más
simples, son superiores y más efectivos que los de “Furia de Titanes” (2010). A pesar de su humor satírico,
este filme es uno de los pocos en mostrar tanto conocimiento como
reconocimiento de la poderosa fantasía del mito greco-romano.
¿Creen que exista alguna razón para que la mitología clásica
no sea una favorita de los autores de fantasía? ¿Se me olvidó o desconozco
algún otro trabajo sobre el tema?