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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Baratheon, Frey, Tully, etc. ¿Sufre Juego de Tronos de un exceso de personajes?


Aun sin iniciar, La Quinta Temporada de “Juego de Tronos” viene precedida por una controversia. Es casi aparente que no incorporaran totalmente a la trama las familias Greyjoy y Martell, a pesar de se prominentes en los últimos libros de Una canción de hielo y fuego. Es comprensible, meter tanto personaje nuevo exigiría gastar en más actores y terminaría de confundir a una audiencia que los productores de la serie ven como mentalmente limitada. Sin embargo, los lectores de la saga hemos podido reconocer y amar a todos esos personajes a través de cinco libros. ¿O no es eso cierto y George R.R. Martin se da el lujo de asesinar  personajes porque le sobran?

A comienzos de este milenio, la industria editorial angloparlante (la más grande del mundo puesto que abarca también un vasto mercado de libros en traducción) estableció una serie de reglas para la futura publicación de libros. Una de ellas era un cierto límite de personajes. Por un lado, cuantos más personajes existan en una novela afecta el grosor de la misma, se crea un gasto mayor en la impresión de paginas y un aumento en la tala de los arboles.

Para ayudar a recordar los personajes


Por otro lado está la percepción que la industria tiene del publico lector, grupo en vías de extinción. Se parte de la base, no totalmente errada, de que debido  a la prevalencia de una cultura audiovisual, las nuevas generaciones ya vienen con déficit de atención y discapacidad de retener información. Muchos personajes cuyos nombres no pueden retener  apabullan a estos lectores y lo alejan de lecturas pesadas.

Ese es un factor que no se aplica a mí. En mi lista de libros favoritos las novelas abarca-personajes son una presencia constante: desde La guerra y la paz hasta The Winds of War de Herman Wouk; desde Quo Vadis? hasta Lo que el viento se llevó; desde Llegaron las lluvias de Louis Bromfield (un Premio Pulitzer ya olvidado, pero maestro de la novela coral) hasta El cuarteto del Raj de Paul Scott.

Se cree que quienes más se confunden con un exceso de protagonistas son los lectores más jóvenes. No sé cuan cierta sea esa aseveración puesto que leí casi todos esos libros a edades impresionables y tempranas. Me zampé Quo Vadis a los ocho años. Un año más tarde estaba leyendo el libraco de la Mitchell, y  Bromfield se convirtió en mi novelista favorito entre mis once y catorce años.

No recuerdo haberme intimidado ante el diluvio de personajes, por el contrario lo que suele ocurrirme con ese tipo de novela es que tiendo a encariñarme con figuras menores (Léase Sam Tarly y Melisandre)  y  mentalmente me pongo crearles sus propias historias. La de fanfiction que escribí, antes de que existiera este término, sobre La Familia Fontaine de GWTW.

 Mi opinión no es aplicable a este caso puesto que soy una freak del Siglo XX, No pertenezco al colectivo en cual la industria editorial espera pesca adeptos. Pero si fuera cierto ¿Entonces cómo se explica que nuevas generaciones sean fanáticas de las sagas de Tolkien, de la serie de Harry Potter y de Una canción de hielo y fuego? Todos esos títulos abarcan mamotretos (aun divididos en diferentes volúmenes) colmados de nombres propios que van asociados a rostros y personalidades reconocibles.


Recientemente volví a escribir ficción, más como experimento y terapia que por deseos de publicar. Por eso no me estoy ateniendo mucho a las reglas. Decidí “resucitar” una novela casi terminada en el 2004 y que abandoné precisamente por tener un  plétora de personajes. Ahora el rescribirla, y para reducir el problema de los enredos del múltiple puntos de vista, decidí abocarme solo a seis narradores (todos en primera persona).

Cuando mis Betas me recordaron la regla en contra de ese exceso, me detuve a meditar si realmente es valida. La respuesta la tienen ustedes mis Reyes lectores. Y me refiero a quienes leyeron la saga de Martin antes de conocer la versión televisiva. Como saben, yo vi  y me enamoré de la adaptación arcangélica antes de hincarle el diente a los libros. Por lo tanto no puedo responder las preguntas que estoy a punto de formularles:


  1. ¿Les cohibió la cantidad de personajes que encontraron ya en el prime volumen (Juego de Tronos)?
  2. ¿Pudieron seguir la novela sin problemas o necesitaron de una  segunda o tercera relectura para engancharse?
  3. ¿Hay personajes menores que olvidaron? O por el contrario, ¿fueron atrapados por algún personaje secundario (léase no narrador)?
  4. ¿Se consideran fanáticos de novelas con muchos personajes  o Martin seria la excepción?
Recientemente hablaba con alguien que me confesaba haber dejado la saga precisamente por el problema  de la sobrepoblación. No solo el exceso numérico la había estorbado sino que además era el modo en que los presentaba el autor lo que dificultaba su lectura. Me pareció valido ese punto, porque Martin,y en esto se diferencia de otros escritores, nos hacer ver la acción dese múltiples puntos de vista.

Rowling podrá manejar docenas de personajes e igual número de criaturas sobrenaturales, pero la acción siempre es enfocada desde la óptica de Harry Potter. En cambio, Ser George, y solo en la primera entrega de su Canción, ya nos coloca en las manos de ocho narradores (Ned, Cat, Bran, Jon, Sansa, Arya, Daenerys y Tyrion), cada uno con determinada cantidad de capítulos a su haber.



Este problema no afecta al espectador de la serie, porque ahí los puntos de vista son más sutiles. A pesar de eso, conozco gente que dice “Dejé de verla porque me dejó agotado. Tantos nombres, tantas caras distintas, tantos lugares”. Es cierto. Al comienzo estamos en Invernalia tratando de reconocer a toda esa gente rara, con un poco de ayuda de la sobre-exposición como cuando Arya susurra “Ese es Jaime Lannister, el hermano mellizo de la Reina”. (Gracias. Nena, ahora sé quien es ese rucio con nariz quebrada). Pero, a medida que avanzamos en nuestra lectura nos proyectamos por todo Poniente: El Muro, El Valle, La Roca y Desembarco del Rey.

En cada viaje nos tropezamos con nuevos y más complejos personajes. Para colmo, entremedio, nos hacen conocer otro continente y otra cultura. Ósea, ¿Quién es Ilirio? ¿Quién es Jorah? ¿Y cómo diferenciamos a Mirri de Irri y a todos los khales?Al menos en la serie tienen rostros identificables. En el libro únicamente tienen nombres, para colmo parecidos. Conozco gente que confunde a Varys con Vyseris. Y yo por casi un año confundía a Tyrrel con Martell, y a Tarly con Manderly (“Anoche soñé que volvía a Tarly”. No, como que no pega).

La amiga que abandonó la lectura afirma no molestarle la cantidad de  personajes sino el que los presente todos juntos tan al comienzo y que no llegue a desarrollarlos totalmente. Me dijo que aunque el personaje parecía interesante, Martin  no había llegado a profundizar en Tyrion, tan ocupado estaba en contarnos los pensamientos y opiniones de Daenerys y de La Familia Stark.

Traté de leer Un juego de tronos para notar esa diferencia. Es tan obvio que Tyrion y Daenerys son los protagonistas de la saga ¿Pero lo es a partir del primer libro? Mi experimento fracasó por culpa de Peter Dinklage. Era su voz la que oía cuando el Gnomo  responde esa pegunta “Como te gustaría morir” o confiesa sus pecados  ante Lysa Tully (más divertida en la serie que en el libro). En realidad, yo encuentro que la serie supo capear las debilidades y falencias de los primeros dos libros. Por algo en su momento la consideré superior a la saga. Evaluación que las últimas temporadas han probado totalmente errónea.


Sin embargo, el inicio de La Canción antecedió por mas de una década a la adaptación Weiss&Benioff. La serie tenía un fandom gigantesco y era ya un fenómeno aun antes de la publicación de Danza de Dragones y que viéramos en pantalla a nuestro primer Caminante Blanco. Eso, a pesar, de su sinnúmero de personajes y de sus múltiples puntos de vista que crecen con cada entrega.

Por eso les pido que retrocedan y recuerden lo que sintieron cuando por primera vez pisaron Poniente. ¿Qué fue lo que los enamoró de ese primer libro? ¿El espacio, la historia o algún personaje? Si fue lo ultimo cuénteme su experiencia porque si de algo culpo a Ser George es de ser un magnifico desarrollador y creador de individuos, un conocedor finísimo de la psiquis humana.


Si tuviera la oportunidad de entrevistar a Martin lo primero que le preguntaría es por qué motivo quiso escribir su obra desde tantos enfoques diferentes. ¿Acaso era necesario saber lo que pasaba en Invernalia  desde el punto de vista de Arya y Sansa? ¿No bastaba con conocer lo que ocurría desde la perspectiva de Ned y Jon? ¿No hubiera sido mas interesante si no hubiéramos sabido, sino hasta mas tarde, quién arrojó a Bran desde la torre y qué relación realmente existía/existe entre Los Mellizos Lannister? Confieso que para mí la novela esta perfecta como está escrita, pero si George R.R Martin se hubiera abocado a as reglas contemporáneas tendría que haber reducido a sus narradores y privilegiado el misterio, el suspense para incentivar a lectores.


Si tuviera que escoger a un novelista favorito ese seria Benito Pérez Galdós. Don Benito escribió entre 1870 y 1915 más de sesenta novelas (“y sin ordenador”, como nos recordaba a sus alumnos La Dra. Carolyn Richmond, viuda de Francisco Ayala), aparte de obras de teatro, cuentos y artículos. Sus últimos libros son voluminosos, llenos de detalles, de alusiones históricas, de descripciones y plagados de personajes, que, siguiendo la onda Balzac, reaparecen en novelas siguientes.

Galdós es un novelista genio, peo siempre me he quedado con lo que mi profesor el Dr. Andrés Franco (QEPD) dijo en una ocasión “Nadie, hoy en día, escribiría una novela como Galdós”. Aunque gran admirador del escritor canario, se refería a que la  moda literaria de ese tiempo (Los Ochentas) ya no aceptaría libros tan abigarrados y exagerados.

Curiosamente, yo encuentro similitudes entre la prosa de Don Benito y la de Ser George (Galdós también escribió novelas fantásticas): en su afición al detalle; en lo graficas y apetitosa de sus descripciones de ropa y comida; y sobre todo en esa humanidad de personajes que por un lado son shakesperianos en su tragedia, y, por otro, son tan modernos en sus mezquindades y vulnerabilidad.

Yo soy, como se dice en inglés, character-oriented. No puedo engancharme en ninguna lectura, sea en papel o audiovisual, si los personajes no me llegan. Y algo que amo en estos legajos sobrepoblados es la capacidad del autor para hacernos memorables aun a personajes pequeños. Tal como admiro a Platón  Karatiev de La guerra y la paz  y eso que aparece casi al final de la obra y solo sobrevive por unas paginas, uno de los personajes que mas amo de La Canción es el Septón Meribald (y Perro) que también solo conocemos en la penúltima novela y probablemente no volvamos a ver.


Me parece legítimo que haya gente que prefiera novelas con pocos personajes, pero no que sea un defecto tener tantos actores en una misma tragedia. Yo entiendo que no se pueda asimilar a la primera una historia tan conglomerada. Entiendo y comparto la necesidad de leer varias veces la obra. Cada vez que lo hago (tal como con Lo que el viento se llevó) descubro algo nuevo, y no me parece un pecado que a un tronero se le olviden algunos de los nombres de los Greyjoy  o de los Karstarck. ¿Qué opinan ustedes?

Por ultimo, regreso a la comparación Galdós-Martin. Hay evidencia de que Martin escribe como un novelista decimonónico. El mismo reconoce que se inspira en Tolstoi y Sir Walter Scott, ambos amigos de los muchos personajes. ¿Pero ha sentado un modelo Ser George? ¿Hay otros autores que sigan esas pautas de múltiples narradores y sinnúmero de personajes? ¿O es Martin único en ese arte y nadie más se atreve a seguir su ejemplo?