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miércoles, 20 de abril de 2016

Dos Siglos de Frankenstein: Origen del Monstruo.


Conocer la biografía de Mary Shelley ayuda a entender la temática de su obra, pero existen circunstancias históricas, geográficas y hasta climáticas, que explican la creación de Victor  Frankenstein y su monstruo. Lo paranormal de Frankenstein se origina en el relativo saber científico de su tiempo y a la imaginación afiebrada de una adolescente que, a pesar de su ateísmo, creía en fuerzas sobrenaturales.
Bridget Fonda como Mary Shelley en "Franklenstein Unbound"

Frankenstein debe su génesis al marco gotico-romántico de su época, pero también a la tradición literaria que alimenta la imaginación de su autora. Es por eso que el Frankenstein que todos conocemos es tan diferente al soñado por Mary Shelley puesto que cada época le adjudica lo que su zeitgeist le dicta.

En páginas anteriores vimos como Mary Goodwin, genéticamente, y desde su cuna, estaba predestinada a una vida poco ortodoxa. Como para su padre, el filosofo Goodwin, ella fue casi un experimento en crianza. Tal como le ocurre a Víctor Frankenstein, el experimento se convierte en una vergüenza para su creador. Mary, criada en una atmosfera liberal en la que las relaciones románticas no son exclusivas, se ve rechazada por el mundo bohemio y por su máximo exponente, su padre, al enredarse ella con un hombre casado.
Douglas Booth y Elle Fanning como Los Shelley en "A Storm in the Stars"

Mary intenta vivir de acuerdo a las reglas de su marido, la ironía es que jamás, incluso ya viuda, podrá entrar en una relación con otro hombre. La escritora será una paradoja viviente, una inadaptada, un ser que en momentos llega a ser una paria obligada llevar una vida nómada. En suma, ella es El Monstruo de Frankenstein. Pero si ella es La Criatura, su esposo, Percy B. Shelley, el mejor poeta inglés del Siglo XIX, es su creador, Víctor Frankenstein.
James McAvoy como Victor Frankenstein

Siempre que decimos “Frankenstein”  pensamos en ese gigante tieso con la frente llena de cicatrices que nos legara Boris Karloff. En el libro, lo que nace en el laboratorio de Frankenstein no tiene nombre. Se le conoce como “La Criatura” o el desdichado (“The Wretch”). Por eso en “Penny Dreadful “Sam Mendes inventa un modo para que el engendro tenga un nombre con ese actor que lo bautiza como “Calibán” para luego el mismo Monstruo apropiarse de un nombre literario “John Carter”.

Frankenstein es el apellido del protagonista, del `seudo científico que en su arrogancia provoca la desdicha de todos los que lo rodean. Victor Frankenstein es el verdadero héroe, o antihéroe, de la novela. Mary adoptó el apellido tras visitar el castillo de Frankenstein, antiguo hogar de una aristocrática familia suiza.

Celebramos el bicentenario de Frankenstein en este año, porque es en 1816, en una noche de junio en que Mary Goodwin Shelley tiene un sueño que ya de día transcribirá al papel. Ahí inicia una de las historias más portentosas y pavorosas de la literatura universal, pero su novela no llegará a manos del público, sino hasta 1818 cuando es publicada anónimamente.

Al principio, los amigos, parientes y allegados  de Mary creen que la novela ha sido escrita por su marido. Mary reconocerá aun en vida de Percy que él ha escrito el prefacio, que hay un par de capítulos también de la autoría del poeta, y que la ayuda de Shelley en la edición y corrección de la obra es innegable e inapreciable..

Sin embargo, ya quemado en una pira el cadáver de Shelley, Mary seguirá rescribiendo Frankenstein. En 1823 hace correcciones sintácticas, pero para 1831 las correcciones tienen más que ver con su estado anímico que con errores ortográficos. Por ejemplo, en original Elizabeth es asesinada en Coligny. En la nueva edición, su muerte tiene lugar en las riberas del Lago Como donde Los Shelley habían sido felices antes de la muerte de William y su hermanita.

Otra razón por la cual se dudó de la autoría de Mary fue que Shelley, como Víctor, era un obsesionado con experimentos seudo-científicos que tenían que ver con la electricidad. En Oxford se hizo famoso por convertir sus aposentos en laboratorio y solía celebrar sus cumpleaños con experimentos pirotécnicos que consistían en globos flamígeros. También es cierto que estaba obsesionado con los experimentos para crear vida del alquimista Konrad Dippel, nacido en el Castillo de Frankenstein. . Otro detalle es que Shelley  en su novela  St. Irvyne se inventa al villano Ginotti,  un alquimista empeñado en encontrar el secreto de la inmortalidad.

Sin embargo, Mary estaba lejos de ser una ignorante, a pesar de que su descripción del laboratorio de Víctor ni se parece al de las películas. Estaba muy familiarizada con las fascinación de su marido con la electricidad, con los experimentos de Benjamín Franklin y de Luigi Galvani quien había resucitado a ranas con choques eléctricos. La ávida lectora, unos días antes de sentarse a escribir su novela, se había tragado un tratado de química. Todos esos conocimientos aparecen en su libro.

Por otro lado,  a Shelley, un poeta de lirica finísima, no le iba tan bien con la prosa. Sus novelas son exageradamente dramáticas, colmadas de villanos exagerados  de los que se atusan el bigote y lanzan unos “¡Muahaha! “A a cada rato. En tono más se acercan al nihilismo moral del Marqués de Sade que a la moral estoica que permea Frankenstein.

El relato del monstruo y su creador es una fabula pesimista, pero con moraleja, donde al final todos son víctimas: Víctor de su hubris y La Criatura de su desesperada necesidad de vengarse. Hay arrepentimiento para todos y redención con la muerte. No hay en ningún momento una glorificación del mal como ocurre en la obra de Shelley. Eso ya me prueba que la novela fue escrita por Mary. Sin sonar sexista, es un ejemplo de sensibilidad femenina, de la óptica de una mujer que  ha sufrido pérdidas y desilusiones.

Y llegamos al momento más importante. La mis-en-scene donde se gesta  Frankenstein. La Villa Diodati, en ese año de 1816 que historiadores y meteorólogos hoy conocen como el “año sin verano”.  Los críticos literarios nos volvemos locos por ese evento que da a luz a Frankenstein y a El Vampiro de Polidor, pero que también marca el inicio de la amistad entre los dos grandes “poetas malditos”, Byron y Shelley.





Curiosamente, sería Claire Clairemont quien convenció a su hermana y cuñado de viajar a Suiza. Claire había iniciado un romance con Byron, que enamorado como estaba de su medio-hermana, usaba a las mujeres y las descartaba como papel de baño. Claire, ya embarazada, no se daba por vencida y se le ocurrió ir a perseguirlo a su sitio de vacaciones. Por curiosidad y por huir de los acreedores, Los Shelley y el pequeño William la siguieron.

Aunque los Shelley arriendan una casa al otro lado del Lago Leman, se la pasan con Lord Byron en la Villa Diodati donde el poeta vive en   compañía de su médico, John Polidori. Claire y Byron reinician su relación y los poetas forman inmediatamente una estrecha relación, el tiempo no acompaña. En 1815, una mega erupción del Monte Tambora en las Indias Orientales había arrojado una cantidad inusitada de cenizas a la atmosfera. El efecto invernadero creado por esa erupción provocó cambios climáticos tales como un verano lluvioso y frio en el Hemisferio Norte.

La mayor parte de las estadía de los Shelley en Ginebra la pasan dentro de casa enfrascados en conversaciones sobre temas científicos y filosóficos, experimentos para prolongar la vida o crearla artificialmente. Una noche, a Byron se le ocurre leerles a sus invitados una serie de cuentos alemanes de terror. La audiencia descubre el placer sadomasoquista que provoca la ficción sobrenatural A la noche siguiente, Byron reanuda el juego leyéndoles “Christabel” de Coleridge. Tan terrorífico es el poema que Shelley sufre una alucinación en la que ve a su concubina convertida en el súcubo del relato.
Mary Shelley (Elsa Lanchester) entre sus poetas en "La Novia de FRankenstein)

A la tercera noche, una tormenta obliga a los Shelley a dormir en la Villa. A Byron se le ocurre un concurso: todos intentarán escribir algo tan pavoroso como lo que les ha leído. Shelley y Byron terminan escribiendo cuentos y poemas sin mucha relevancia. Polidori, en cambio inventa un subgénero de terror con su tétrico El Vampiro. Mary, la más inexperta, es la que más problemas tiene para redactar. Sintiendo su orgullo herido, sufre una pesadilla-alucinación en la cual ve a Víctor (un estudiante de medicina) fabricando un hombre en su laboratorio.
Mary dormita, mientras sus poetas se drogan y alucinan en "Gothic"

Tras despertar muy agitada, Mary comienza a gestar su historia. Frankenstein, como Drácula, es una novela epistolar. Se trata de cartas que Walton, un capitán de barco le envía a su hermana Margaret. En ella describe un singular encuentro con el Dr. Frankenstein en el Polo Norte, y también con el ente al que Víctor persigue. Antes de morir, Víctor le narra su historia. Su nacimiento en una acaudalada familia suiza, su romance con Elizabeth su hermana de crianza, y la muerte de su madre que provoca en el joven una fascinación con la idea de preservar y crear vida.
Hazel Court como Elizabeth y Sir Peter Cushing como Victor en "La Maldición de Frankenstein"

Años más tarde, tras abandonar  la Universidad de Ingolstad, Víctor  practica experimentos peligrosos que devienen en la creación de un ser viviente en su laboratorio secreto. Pero es tan feo el monstruo, que el horrorizado científico huye abandonándolo a su suerte. Poco después, la extraña muerte del pequeño William, hermano de Víctor, lo hace pensar que su creación lo ronda.
Kenneth Branagh como Victor construye al Monstruo en "Frankenstein"

Efectivamente, ambos tienen un encuentro en el Mont Blanc donde el Monstruo relata a su “creador” su vida tras el abandono. Su auto-educación en una biblioteca abandonada. Como es recogido por el ciego De Lacey, el único ser humano que no siente repulsión por esta criatura huérfana. Como la familia de Lacey  lo aleja y como todos los humanos (incluyendo al pequeño William) rechazan al monstruo lo, a pesar suyo, en un asesino prófugo.
Robert de Niro como El Monstruo y Helena Bonham Carter como Elizabeth en "Frankenstein"

La criatura exige que Víctor le cree una compañera para no sentirse solo. Bajo amenaza, Víctor acepta, pero el miedo a que sus “hijos” lleguen a procrear una raza peligrosa lo lleva a destruir a la Novia. Enfurecido, el monstruo asesina  a Elizabeth en su noche de bodas y huye. Víctor persigue a su creación hasta el Polo Norte, pero muere sin conseguir acabar con El Monstruo. Este, arrepentido de la estela de cadáveres que ha dejado tras de sí, se autodestruye.

Benedict Cumberbatch como Victor y Johnny Lee Miller como La Criatura en una adaptación teatral

La estancia en la Villa Diodati ha capturado la imaginación popular lo que se ha manifestado en tres  filmes. No he visto la galardonada “Remando al viento” en la cual Hugh Grant da vida a Byron y Lizzy McKinnery a Mary, pero si vi “Haunted Summer” (Un verano hechizado)  de Ivan Passer. En ese filme donde Philip Aglim hace de Byron y Alice Kirge de Mary se implica que ambos fueron amantes, una licencia que viene de la novela de Anne Edwards en la que se inspira la película.















Se cree que la versión más cercana en mostrar lo que realmente pasó ese verano es “Gothic·” (a pesar de las extravagancias típicas de Ken Russell). En esa película vemos a  Natacha Richardson retratar una Mary empeñada en  llevar una existencia normal aun estando  rodeada de gente estrambótica y licenciosa.
Natasha Richardson como Mary

Aunque ese verano fue el primer encuentro entre los poetas, en la película, Mary está preocupada por la mala influencia (una licencia de Russell es asumir que hay una atracción homoerotica entre Shelley y Byron) del Bardo sobre su marido. También se menciona la muerte de la madre de la escritora, la muerte de su hija, y su miedo a la maternidad. A pesar de que estos factores son pivótales en el análisis de la obra literaria de Mary, me niego a aceptar el dictamen feminista de que Frankenstein nace del deseo de ser madre de Mary y el temor natural de toda mujer a embarazarse.

Frankenstein es una historia sobre la irresponsabilidad del ser humano de crear vida y para luego abandonarla; sobre lo que sucede a una criatura al ser abandonada; y sobre lo terrible de llevar una existencia marginal. Mary se ha sentido abandonada siempre por sus padres. A su madre la ve como alguien que nunca pensó en sus hijas (al ser abandonada por el padre de Fanny, Mary Wollstonecraft intentó suicidarse) y William Goodwin abandonó a Mary primero por su segunda esposa, luego enviándola vivir con los Baxter, y finalmente al rechazar su relación con Shelley.

Mary también ve a Shelley como un hombre que no se responsabiliza por lo creado: sean los hijos que tuvo con Harriet, la pequeña Clara  o su misma relación con su nueva mujer. Cuando la primera Clara fallece, Shelley hace que su mujer le escriba su amigo Hogg para que venga a consolarla ya que él es incapaz de hacerlo.
Alice Krige como Mary y Eric Stoltz como Shelley en "Hauinted Summer"

 Mary también puede haberse sentido culpable por su relación adúltera, por haber separado a Shelley de su familia. Quizás veía la muerte de sus hijos como un castigo o se cuestionaba sobre la irresponsabilidad de traer hijos al mundo para que sufrieran lo que ella había sufrido. Aunque no creía en ninguna religión, Mary era consciente de la existencia de fuerzas naturales que eran perturbadas por las acciones humanas. En su ensayo On Ghosts (Sobre Fantasmas) Mary expresa creer en la existencia de la vida después de la muerte y añora también un mundo fantástico donde ocurren cosas prodigiosas.
What has become of enchantresses with their palaces of crystal and dungeons of palpable darkness? What of fairies and their wands? What of witches and their familiars? and, last, what of ghosts, with beckoning hands and fleeting shapes, which quelled the soldier’s brave heart..."
"¿Qué fue de las hechiceras con sus palacios de cristal y mazmorras de palpable oscuridad? ¿Qué fue de las hadas y sus varas mágicas? ¿Que fue de las brujas y sus familiares? Por último ¿qué fue de los fantasmas con sus manos suplicantes y figuras huidizas que aquietaban el valiente corazón del soldado...?" (trad. de la autora)


Por último tanto “Haunted Summer” como “Gothic” describen a los habitantes de la Villa Diodati embarcados en orgias de sexo y drogas. Se sabe que Shelley tuvo una alucinación al oír a Byron leyendo cuentos de terror. Mary y su hermana sufrían alucinaciones, pesadillas y otras manifestaciones de temperamentos exaltados. En una época en que  para cualquier malestar, las mujeres consumían láudano como si fuera enjuague bucal,  es más que posible que esas visiones nacieran de la influencia de la droga. ¿Será entonces que Frankenstein es obra de una mente  medicada?
Claire alucinando en "Gothic"



lunes, 11 de abril de 2016

Dos Siglos de Frankestein:La Fantastica Mary Shelley


Cuando pensamos en los orígenes de la literatura fantástica siempre acabamos en textos seminales como Drácula o Frankenstein. De este último he hablado poco, pero recientemente el tema tanto del Monstruo como el de su creadora rondan en mi cabeza hasta el punto de querer presentar mi perspectiva que siempre difiere de la oficial sea de críticos o de fanáticos. Como este verano (invierno en Chile) se celebra el bicentenario de la creación (no la publicación)  de la obra es un buen momento para revisarla y recordar a la adolescente que la escribió.
Elsa Lanchester como Mary Shelley en "La Novia de Frankenstein"

Un propósito de este blog ha sido lanzar una visión “femenina” (no feminista) a la Fantasía y Ciencia Ficción.  Es una manera de refutar el prejuicio de que las mujeres no apreciábamos esos géneros. Frankenstein es considerado ciencia ficción, al menos a la criatura le da vida un científico loco. Pero también es parte del género fantástico en esa exposición del a personalidad de un monstruo inadaptado.

Como hiciera con Drácula  me gustaría enfocarme en Frankenstein desde esa óptica de mujer. Por empezar, ver como la existencia de su autora, totalmente subordinada a su condición femenina, influyó en su novela.  Luego sería interesante revisar los orígenes y evolución del monstruo en la cultura popular De  ahí pasar a una investigación de los personajes femeninos de Frankenstein, no solo como los planeó Mary Shelley, pero también como los ha tratado el fanfiction mediático(léase adaptaciones a pantallas grandes y chicas) que tanto ha modificado y alterado el texto original.

A muchos sorprendió en su día (y aun hoy persiste esa sorpresa) saber que un relato tan tétrico y pesimista había nacido de la mente de una adolescente de dieciocho años.  La realidad es que Mary Shelley, a tan tierna edad, ya había vivido más experiencias que muchas matronas y estaba familiarizada con la tragedia de la vida y el drama de la muerte.

Más de un crítico literario ha notado el predominio de lo luctuoso en Frankenstein. Es una paradoja que la fábula de un Prometo Moderno (el subtitulo del libro) cuyo afán sea  crear vida artificial en su laboratorio, termine siendo un listado de muertos. Tal como el monstruo protagonista, que ha sido compuesto con partes de cadáveres, el relato demuestra que imitar a la divinidad deviene en la creación de una maquina asesina que deja una estela de muertes tras de sí, antes de acabar con su vida y la de su creador.
Anna Maxwell-Martin como Mary Shelley en "The Frankenstein Chronicles"

La vida de Mary Shelley estuvo marcada por lutos constantes: defunciones de familiares, esposo y principalmente las de sus hijos. En Frankenstein se ha percibido esa sensación de repudio a quien juega a ser D-s (en quien Mary pregonaba no creer). En ese repudio existe una doble crítica a la irresponsabilidad del creador, tanto el humano que procrea sin imaginarse lo que pueda ocurrir a sus hijos, como la del gran Creador que deja a la deriva a los humanos incapaces de defenderse de las desdichas que les depara la existencia.
Mary Shelley por Richard Rothwell

Pero también podemos identificar a Mary Shelley con el Monstruo. Tal como él, la escritora  fue siempre una inadaptada, incluso en los círculos bohemios que frecuentó. Genéticamente, Mary Woll
stonecraft Goodwin estaba predestinada ser una paria. Su madre era Mary Wollstonecraft, una de las pioneras del feminismo. Su padre el filosofo William Goodwin fue uno de los precursores del anarquismo.

Wollstonecraft  había vivido de acuerdo  a sus creencias, practicaba el amor libre y antes de Mary, ya tenía una hija, Fanny, de una relación anterior. Aun así, Mary y Goodwin decidieron casarse para darle un hogar respetable a la nueva bebé. Tal propósito se truncó cuando Mary W. falleció de fiebre puerperal, tres días después de dar a luz.

La ausencia de la madre marcó a la futura Mary Shelley. La hizo comprender desde pequeña que la maternidad tenía un lado peligroso, también que la vida era injusta al privar a algunos niños de sus padres aun antes de conocerlos. Mary W. legó a su hija menor una herencia de escándalos, pero también de ideas revolucionarias. Siempre tuvo importancia en la vida de la autora de Frankenstein.  Después de la muerte de Mary Shelley, su hijo Percy trasladó los restos de su abuela para que descansara junto a la hija que no llegó a conocer.

Mary sobrellevó la carencia matera cifrando su adoración en su padre, a quien consideraba un dios. Mary W. había dejado un libro Pensamientos e cómo educar a las hijas, pero su marido no lo uso de guía, aun así, la crianza de la pequeña Mary fue muy “sui generis” con lecturas sin censura  y contacto constante con los visitantes al hogar Goodwin, entre los que se contaba las mentes más brillantes de la época.

Esta existencia idílica es interrumpida cuando Goodwin contrae (por razones económicas) nuevas nupcias con su vecina,  Mary Jane Clairemont. La acaudalada madrastra finge ser viuda y aporta al hogar dos hijos, una de las cuales, Clara o Claire, se convertirá en la cómplice (y eventual rival de amores) de Mary. Sea por celos o porque lo considera nocivo (en su novela autobiográfica Matilda, Mary describe la relación semi incestuosa de la heroína con su padre), la nueva Mrs. Goodwin intenta separar a Mary de su padre. Algo que se consigue literalmente, primero en un internado, y luego  cuando el mismo Goodwin envía a su hija  adolescente a Escocia a vivir con la Familia Baxter, un grupo de radicales y separatistas de la Iglesia Presbiteriana.
Elizabeth Hurley como Claire en "Remando al Viento"

En cartas a William Baxter, Goodwin expresa el deseo que Mary adquiera ideas revolucionarias y que se vuelva también una filosofa. Todo indica que para el filósofo, Mary era un “experimento”. Tal vez de allí la autora sacara su idea sobre una figura paterna que irresponsablemente experimenta con la creación de un ser humano  para luego abandonarlo a su suerte.


El caso es que en 1814, Mary a punto de cumplir dieciséis años regresa a casa de su padre y conoce a Percy Shelley, un visitante asiduo. Shelley tiene 21 años, es heredero de un título de nobleza y una gran fortuna,  Posee talento, pero también a sus veintidós años está casado y su esposa espera su segundo hijo. Aun así, Shelley que comparte las ideas modernas de su anfitrión y de la hija de este,  comienza a cortejar a Mary, amenazando con suicidarse si ella no le corresponde. La pareja sostiene encuentros furtivos en el Cementerio de San Pancracio, enfrente de la tumba de Mary Wolenstonecraft. No se puede imaginar un escenario más del gusto del amante de lo Gótico. Sera ahí, en julio de ese año que la audaz Mary le declarará su amor al poeta.
St. Pancras Graveyard (Wikipedia)

Mary ha sido criada leyendo la obra de su madre y escuchando al padre y a los amigos predicar las bondades del amor libre. Es una desilusión descubrir que Goodwin se opone a su relación. El filósofo ha estado alentando las visitas del poeta en la esperanza que Shelley le pague las deudas. Descubrir que su invitado no tiene intención de darle dinero, y en cambio ha seducido a su hija lo enfurece. Mary todavía no entiende que una cosa es ser moderna y creer en la libertad sexual y otra es ser la amante de un casado que entonces al igual que hoy estigmatiza a la mujer que cae en ese tipo de relación.

Todavía sin darse cuenta del lio en que se ha metido, Mary huye al continente con su amante llevándose a Claire pegada a los talones. Inician un peregrinaje por Europa y será en Suiza donde Mary conocerá las ruinas del Castillo de Frankenstein. Después de seis semanas, la pareja regresa a Inglaterra y Mary, embarazada, se embarcará en un sinvivir marcado por miseria, infidelidad y muerte.
Natasha Richardson y Julian Sands como los Shelley en "Gothic"

Lo más fantástico lde os Shelley es como subsistían, porque ninguno de los dos le trabajaba un día a nadie. De vez en cuando, Shelley publicaba algún poema. Mary  no publicó nada suyo hasta la aparición de Frankenstein en 1818. Sin embargo ellos no solo tenían techo y comida (Y Claire vivía con ellos), además recibían amistades constantemente, y hasta arrendaron propiedades. Yo siempre creí que habían sido huéspedes de Lord Byron en la Villa Diodati. En realidad, arrendaron otra casa, la Maison Chapuis que quedaba al frente de la Villa de Byron.

Ese dinero debe haber venido de parientes y amigos, el chalet rural donde nace el segundo hijo de la pareja es pagado con la herencia que Shelley recibe de su abuelo, pero  la realidad es que los Shelley viven del crédito. Los acreedores los persiguen constantemente. En más de una ocasión, el poeta tiene que dormir fuera de casa para huir del Señor Barriga.

Chalet en Marlow, propiedad de los Shelley

La amenaza constante de la Cárcel de Deudores, esa temible institución británica, pende sobre los Shelley amargándoles la vida. Más encima esta el temor de que si Percy va preso, la ley le quite la custodia de sus hijos a Mary. Se entiende que la vida de la escritora haya sido un tormento.

Como si no bastara con la lucha diaria por mantener un hogar, Mary tiene que aguantar  las constantes infidelidades del marido. A diferencia de su madre y de Claire, Mary siempre, incluso después de enviudar, será mujer de un solo hombre, aunque pretendientes nunca le faltaron. Lo más doloroso para la escritora es ver que las conquistas de Percy incluyan a su mejor amiga, Jane Williams, y hasta a su hermana Claire. Toda su vida, Mary se negará a  creer que su hermana pudo ser su rival, a pesar de que hubo fuertes rumores (impulsados por Byron) de que Claire y Shelley habían tenido una hija.

Mary comienza su vida de casada en medio del escándalo. La familia de Shelley desprecia su estilo de vida, su padre la repudia,  Percy se la pasa con Claire y tiene el mal gusto de insistir en que Mary tome por amante a su mejor amigo y compañero de Oxford, Thomas Jefferson Hogg. Tanto problema adelanta el parto de Mary. Nace una niña que llamaran Clara. Tres semanas más tarde, Mary se levanta en la noche para amamantarla y encuentra a la pequeña  muerta en su cuna. Con toda razón, la escritora cae en una tremenda depresión de la que solo la sacará un segundo embarazo. Mary era dada a los sueños alucinatorios, en uno de los cuales ella lograba revivir a su hija. ¿Puede esto haber sido otra inspiración  para la creación del Monstruo de Frankenstein?


1816 será un año penoso para Mary Goodwin, a pesar de que dará a luz a su hijo William, y a su otro “hijo” el monstruo de Frankenstein, en ese famoso verano en Suiza. En octubre,  su  hermanastra Fanny Imlay se quita la vida. Se cree que Fanny estaba enamorada de su cuñado y no soportaba verlo con Mary. Como si fuera poco, en diciembre, Harriet Shelley, la esposa abandonada, se suicida ahogándose en el rio Serpentine. Aunque parezca cruel, el suicidio de Harriet les permite a Percy y a Mary casarse y formar un hogar respetable. Es lo que desean sus familias. Mary se reconcilia con su padre, pero la ley insiste en quitarle la custodia a Percy de los hijos de Harriet.
Laura Dern como Claire, Eric Stoltz como Shelley y Alice Kriege como Mary en "Haunted Summer"

1817 fue un año más alegre en la vida de Mary. En enero nace su sobrina Allegra, producto de la liaison de Claire con Lord Byron, y en septiembre la escritora da a luz  a otra Clara. Sin embargo los acreedores aumentan. Para huir de sus apremios, Los Shelley,  con Claire y Allegra en su sequito, parten al continente.

1818 verá la  versión publicada de Frankenstein, pero será la única noticia alegre para Mary. Incapaz de mantener a su hija, Claire entrega a  Allegra a Byron. En Venecia, fallece la pequeña Clara, antes de su primer cumpleaños. Meses más tarde,  el clima pantanoso de Roma cobra la vida de su hermanito William, víctima de la malaria. Mary nunca se recobrará de la pérdida de sus hijos Tras su muerte, se encontrarán en su secretaire rizos del cabello de los niños muertos.
Mary Shelley por Richard Rothwell

En 1819, Mary da a luz a Percy Florencio (llamado así por haber nacido en Florencia) el único hijo que la sobrevivirá, pero la muerte sigue rondando a la escritora. Su peregrinar por la península italiana, lleva a los Shelley, cada vez mas separados, hasta Lerici, cerca de Génova. Ahí Claire se entera de la muerte de su hija Allegra. Esta triste noticia aunada al desamor de Shelley que cada vez privilegia a otras mujeres por sobre su esposa, le provocan un aborto espontaneo a Mary. Para detener la hemorragia, Shelley la zambulle en una tina llena de hielo. Con eso le salva la vida, pero Mary no volverá a embarazarse. En julio de 1822, tiene lugar la última gran tragedia de su vida cuando naufraga la embarcación de su marido con resultados fatales para el poeta. Así acaba el gran romance de Los Shelley.
Funeral de Shelley por Louis-Edouard Fournier

La imaginación popular los ha visto como protagonistas de un Amor Four, como una pareja que transgredió las normas de su sociedad para vivir su pasión. Como yo lo veo, Mary llevó una vida de humillaciones, pobreza, sobresaltos y duelo constante. Su amor tuvo un precio altísimo. Solo tuvo tranquilidad al final de su vida cuando ya no tenía marido, pero si una carrera literaria exitosa y vio a su hijo recibir el título nobiliario de los Shelley y formar su propia familia. Mary murió joven, víctima de un tumor cerebral cuando solo contaba cincuenta tres años.

Mary Shelley fue una mujer adelantada a su época, muy tolerante con las debilidades ajenas (convenció a dos amigas lesbianas de huir al continente y entrar en un “matrimonio”), pero ella misma fue una mujer de conducta irreprochable (aparte su relación con un hombre casado). Jamás se le conoció otro amante y su sentido de la moral fue intachable.

Al enviarla a vivir con los Baxter, Goodwin evidenció un deseo de que su hija fuese criada como una “cínica”. Por el contrario,  Mary desarrolló una moralidad estoica, fue devota de los suyos y muy consciente de que ser atea no la eximia de ser responsable por sus actos. Es dentro de ese marco mental que podemos comprender a Víctor Frankenstein y su obra, porque el tema principal del libro es la responsabilidad o la falta de ella. Tal como ocurriera con los padres de Mary, y con Los Shelley, Frankenstein deja tras de sí una estela de cadáveres que nacen de su decisión caprichosa de crear una vida de la cual no se hará responsable.

Mary escribió una fabula con una moraleja. La creación exige hacernos cargo de lo creado, toda decisión  revolucionaria puede traer consecuencias funestas para nosotros y los que nos rodean. La vida de Mary desde su nacimiento estuvo caracterizada por conductas heterodoxas que la convirtieron en una mujer tan desarraigada como su monstruo.  Pero de Frankenstein nos toca hablar más adelante. (Continuara)

domingo, 15 de noviembre de 2015

La redención del incubo o la culpa la tiene la súcubo


De verdugo de mujeres inocentes, el incubo literario  pasó a ser una víctima que necesitaba ser rescatada precisamente por una mujer de la que se enamoraba. El amor pasó a  ser la falla trágica del  héroe satánico y lo vemos en innumerables ejemplos. El ultimo ha sido “Crimson Peak”, donde el amor que Edith inspira en el caza fortunas con el que se ha casado trasciende incluso la muerte.

Esta es obviamente una fantasía femenina. Si el amante demoniaco responde a un miedo atávico a una pesadilla digna del cuadro de Fuseli, la idea de ser redentora/salvadora de tan poderoso monstruo es una forma de defenderse del magnetismos satánicos y emerger del cuento como heroína badass. Sobre todo cuando el incubo está emparejado con una súcubo que en la mayoría de los casos lo domina.

El término “amante demoniaco” (Demon Lover) se fabrica en días de la primera literatura gótica, pero ya antes circulaba la idea de seductores impíos: desde el Don Juan de Tirso  de Molina a Lovelace, desde Fausto al Valmont de Choderlos de Laclos. La diferencia con este último es que ya vemos en el Vizconde tres puntos que  lo acercan a héroes como Sir Thomas: su amor sincero por La Presidenta de Tourvel, la inferencia de que ha obrado mal por influencia de la Marquesa  de Merteuil, y su redención final.

Si anteriormente el incubo era el azote de toda mujer virtuosa, ahora pasaba a ser un individuo un poco perdido cuya maldad nacía de su asociación con otra habitante del mundo gótico: la femme fatale. Tal como el incubo esta vampiresa desciende de un precedente religioso-folclórico, de las terribles súcubos que asaltan en todas las culturas a humanos dormilones y desprevenidos.

Confieso que me irrita un poco este triangulo porque por un lado disminuye al héroe, por otro sitúa la culpa en una mujer que, en un mundo de hombres, intenta ejercer su derecho la libertad sexual. Mas también es cierto que gente como la Marquesa de Merteuil, la gran villana de Las Relaciones Peligrosas ,es irredimible hasta el punto de ser repelente. Aun así, ella confiesa que su libertinaje nace de una necesidad de vengarse de los hombres y se queja de que  Valmont puede abiertamente ser un canalla en cambio ella debe fingir virtud. O como lo expresa Sarah-Michelle Geller  en “Juegos Sexuales” (para mí la mejor adaptación de la novela de Choderlos de Laclos)  “I’m the Marcia Fucking Brady of the Upper East Side and sometimes I want to kill myself”.




A diferencia de otras versiones que fieles al original hacen que Tourvel, el gran amor de Valmont muera al saberlo difunto, “Juegos Sexuales” deja que sea Anette (Reese Witherspoon) quien vengue al difunto satánico. Tras seducirla ,Sebastian Valmont (Ryan Philippe) descubre que ama  a Anette. Repudia la apuesta, repudia a Katherine Merteuil (Geller) e intenta cambiar su estilo de vida, pero la venganza de la súcubo despechada lleva a Sebastián a la muerte, precisamente intentando evitar que Anette sea atropellada. Antes de morir, Valmont le ha enviado a su redentora las pruebas de su libertinaje y de la hipocresía de su hermanastra. Anette las usa para desenmascararla. Es un caso donde la redentora continúa su trabajo yendo más allá de salvar al héroe satánico de sí mismo,  al destruir a quien lo destruyó.

Vemos eso mismo en “Crimson Peak “(Spoilers para quien no la haya visto) . Thomas (Tom Hiddleston) ha sido parte de un macabro complot que involucra seducir y casarse con millonarias a las que luego asesina. Lo hace incitado por Lucille (Jessica Chastain), su hermana-amante. El problema es que se enamora de su última víctima  (Mia Wasikowska) y se rehúsa a escabecharla. La exasperada Lucille  lo mata. Convertido en fantasma, Sir Thomas es más útil que vivo. Y será él quien ayude a su viuda a vencer el mal que infecta a Crimson Peak. Antes de huir, Edith acaba con su carrera de redención ultimando a Lucille.


Recuerdo la primera película “adulta (con sexo grafico, pero no necesariamente pornográfico )que vi en mi vida. Tenía yo entonces doce años.  Era una de esas películas de suspenso/terror de la Hammer, y se titulaba “La Condesa Drácula”. A pesar del título, no había vampiros ya que la condesa era la infame Elizabeth Bathory. La anciana (Ingrid Pitt) aristócrata húngara, tras golpear a una criada, descubre los poderes rejuvenecedores de la sangre de virgen. 


Un par de chicas asesinadas y desangradas, y Elizabeth se quita medio siglo de arrugas. ¿Cómo explicar su súbito rejuvenecimiento? Fácil. La Condesa tiene una hija, Ilona, encerrada un convento. Elizabeth se hace pasar por Ilona y nadie sospecha nada. Llega Imre (Sandor Eles), el prometido de Ilona (a la que de acuerdo a los cánones de la poca, no ha visto en su perra vida). Queda encantado con la vivaracha usurpadora y se plantan unos buenos revolcones en el establo.
Imre y Elizabeth

Con el tiempo, y con la desaparición paulatina de vírgenes en la aldea, Imre descubre quien es realmente su prometida, pero es demasiado tarde, se ha convertido en su cómplice y está ligado a la Condesa Sangrienta. La crisis estalla cuando Ilona (Lesley-Anne Down) abandona el convento y emprende el camino de vuelta al hogar. Elizabeth manda secuestrarla ,y cuando se le acaba la sangre, decide sacrificar a su propia hija. Imre conoce a la verdadera Ilona y tiene una epifanía. Solo rescatándola podrá redimirse. Se descubren los crímenes de la Bathory, histérica esta se abalanza sobre Ilona, puñal en mano. Imre se interpone y pasa a ser otro más de esos héroes redimidos, pero muertos.

No es que  la literatura gótica prefiera a sus íncubos muertos. Así lo demuestra Charlotte Bronte que en Jane Eyre recobra al Demon Lover en todo su esplendor. Como buen héroe satánico, Edward Rochester es impío, aristocrático y soberbio. Un ángel caído que se complace en humillar y manipular a la institutriz de su hija bastarda. Su acto más deleznable es llevar a Jane al altar, olvidando un pequeño detalle, revelarle que tiene esposa viva y pataleando encerrada en la buhardilla.
 
Irónicamente, es La Loca del Desván la culpable de la maldad de su marido. Digo irónicamente, porque Bertha es una enferma mental, pero Rochester la acusa a ella y a su familia de haberle ocultado que la locura estaba en los genes familiares. Por eso lo ha condenado a vivir atado a una demente.

Para aumentar el efecto nocivo de la pobre orate, la novela lleva a Bertha a incendiar Thornfield Hall y a casi matar a su esposo cuando Rochester intenta rescatarla. Pero el héroe satánico totalmente redimido (aunque ciego y chamuscado) sobrevive y puede ser feliz junto a su ángel redentor.

Casi un siglo más tarde, otra maestra del neo-gótico, Daphne Du Maurier, retoma el tema en su oscura Rebecca. Aquí el poder del mal está encarnado en la mujer del título, que aunque muerta sigue haciendo daño. De nuevo tenemos una mansión donde pesan fantasmas y secretos. De nuevo tenemos una ingenua que llega a Manderley como esposa, pero pronto se da cuenta que es la muerte, y no el amor, lo que la espera ahí.

 ¿Lady Olenna y Tywin Lannister? No, Mrs. Danvers y Max de Winter en Rebecca (1997)

Para la narradora el ser la segunda Mrs. de Winter tiene un precio: luchar contra el fantasma de un súcubo, ser perseguida y acosada por una siniestra ama de llaves que mucho se parece a Lucille Sharpe y descubrir que se ha casado con un hombre corrompido por una mala mujer y cuya única salida fue convertirse en auto-viudo.   Como en Jane Eyre, hay un incendio, Mrs. Danvers, la siniestra ama de llaves desaparece y Max, exonerado, puede ser feliz junto a su nueva esposa. 

Sin embargo, en la fantasía gótica moderna el héroe satánico seguirá muerto... Revirtiendo a sus orígenes  los amantes demoniacos vuelven  ser vampiros. Ya he hablado en otro sitio del cambio de imagen total que el vampiro ha sufrido en el género fantástico a partir de la segunda mitad del siglo XX, pero solo recién vengo a darme cuenta que la beatificación de la etnia chupa-sangre va conectada al proceso de salvación del incubo. 

domingo, 8 de noviembre de 2015

Íncubos, vampiros y héroes satánicos: Los “Demon-Lovers” de la ficción gótica


Aun los críticos de “La Cumbre Escarlata,” la última obra de Guillermo del Toro, han tenido palabras de elogio para Tom Hiddleston quien enfrenta el desafío de interpretar a un ambiguo protagonista. Sir Thomas comienza como villano seductor para acabar como víctima heroica. Para las “jaimeras” Sir Thomas comparte ciertas características con El Matarreyes, lo que no es coincidencia. Ambos pertenecen a un arquetipo  conocido por los fans de la ficción gótica: como el amante-demonio (Demon-Lover). ¿De dónde sale este personaje y cómo pasa de villano a héroe?

Para encontrar el origen de este anti-héroe hay que viajar a la antigüedad más vetusta  donde lo encontramos en la primera épica literaria de la historia. Gilgamesh, el héroe sumerio, era hijo de un lilu, un demonio del folklore de Mesopotamia. Estas criaturas tenían la mala costumbre de seducir y embarazar humanas, a las que se les aparecían de noche aprovechándose de sus víctimas dormidas (el equivalente femenino eran las lilitus. De ahí viene Lilith).

Tras el cautiverio babilónico, los hebreos regresan a Tierra Santa portando todo ese bagaje mítico que integran a su folclore y así tenemos también historias de los Shedim, una raza superior a la humana,, intermedia  entre ángeles y demonios cuyos miembros son capaces de seducir, secuestrar, incluso casarse con humanas que les parezcan atractivas. Ya he comentado anteriormente (y los que han leído mi novela conocen este tema) sobre el Rey Ashmedai, monarca de los Shedim, y su apetito por las humanas bonitas, tal como lo describe El Libro de Tobías, parte de los textos bíblicos.

Aunque la iglesia medieval  crea de manera dogmática que los siervos de Don Satas  acosan a sus feligresas dormidas o despiertas, el folclore universal también adjudica estos malos hábitos a muchas criaturas míticas, duendes como el Alp alemán o el Trauco chileno,  hadas  como el Gancanach irlandés ,  incluso animales que se transforman en hombres seductores. En el Lejano Oriente son los zorros los que sufren una metamorfosis para  tener relaciones sexuales con humanos y humanas. En el Brasil se habla de los Botos, delfines que se transforman en hombres para enamorar a chicas bonitas.

El mayor peligro de estos Casanova sobrenaturales recae en los hijos que dejan en medio de la población mortal. A pesar de que algunos de estos infantes son portentosamente hábiles como es el caso del Mago Merlín de la Leyenda Artúrica, la mayoría  son criaturas contrahechas y debiluchas. De ahí viene el topo del changeling, la idea de que todo crío deforme o enfermizo sea producto de una relación con un ser de otro mundo.

Los cuentos de hadas son también una excelente fuente de información sobre estos caballeros fantásticos. Mi primer encuentro con un amante-demoniaco fue un cuento francés que encontré en una colección de leyendas universales. En la Provenza medieval, la aldeana Margarita tiene la suerte de ser la elegida por un forastero  para esposa. Todos la envidian porque el novio se nota que es un gran señor. El novio se lleva a Margarita lejos, a un castillo enlosa paramos. Para abreviar el es un vampiro que  está muy lejos de ser un Edward Cullen. La ataca y ahí acaba la luna de miel.
Cuando leí el cuento le vi tremendas similitudes con la historia de la Princesa Dalal, un cuento intercalado de los muchos de ese tipo que encontramos en ese universo literario que son Las mil y una noches.

El relato es  parte del ciclo de “Los 16 Capitanes de Policía “y lo cuenta el sexto capitán. Dalal, hija de reyes, parece no ser muy amiga de la higiene porque un día peinándose se encuentra un piojo en el cabello. En vez de matarlo, lo encierra en un ánfora de aceite. El piojo engorda y crece hasta romper la fuente, huye del palacio y se pone a comerse el ganado de la región. Lo matan, pero el rey reflexiona que tal como el piojo, su hija un día va a querer libertad y es mejor casarla. Manda despellejar al piojo y cuelga la piel en la puerta del palacio. El que adivine de qué animal se trata se llevará la princesa como  premio.Obviamente, nadie adivina hasta que un día llega un extraño que sorprende a todos al decir “se trata de un piojo engordado en aceite”. El rey despacha a Dalal con su nuevo marido. El se la lleva lejos, lejos y para abreviar, resulta ser un algol, un vampiro arábigo.

Lo que estos cuentos hacen, amén de presentarnos al “amante demoníaco” siglos antes que la ficción gótica y romántica crearan el término, es ofrecernos una fábula con moraleja sicológica. El amante demoníaco representa la sexualidad contenida de sus víctimas. Es una alegoría de lo que puede ocurrir si las mujeres se dejan llevar por sus pasiones. El rey teme a la sexualidad pubescente de Dalal, pero su solución es desterrarla entregándola a un desconocido que puede hacerle daño. Margarita deslumbrada por el forastero cae en la guarida de un vampiro.

La lección  es clara. Hay que tener cuidado con estos hombres y con las pasiones que nos llevan a ellos. Sobre todo hay que temer e al amor que nos saca de nuestra confort zone y nos aleja de lo familiar para internarnos en lo desconocido y lo peligroso. Margarita bien podría ser Bella  de Crepúsculo y querer convertirse en vampiro. Dalal es Edith Cushing que abandona su tranquilo y puritano mundo de la Nueva Inglaterra para irse a vivir en una mansión peligrosa en todos los sentidos (si hasta el piso está podrido) al lado de gente muy bonita pero corrupta y letal como lo son su marido, y su  cuñada Lucille que le anda sirviendo tés envenenados.

Mucho se discute de si “La Cumbre Escarlata” es un filme de terror o suspenso. Desde el momento en que  hay fantasmas y casas que supuran sangre ya nos adentramos  en los dominios de lo paranormal. Y aunque Sir Thomas puede ser un vulgar caza fortunas como los que aparecen en las novelas de Henry James o incluso un psicópata ambicioso del film noir, es el poder sobrenatural que tiene sobre Edith lo que lo   distingue de la fauna ya mencionada.

En su reseña de “Crimson Peak”, la Reina Estelwen comenta la incoherencia del personaje de  Edith que de feminista independiente pasa a ser la niña dócil deslumbrada por  Thomas. Eso solo tiene lógica si se le asocia al mito del incubo, si se le adscribe a Thomas el poder hipnótico  que un demonio o vampiro ejerce sobre su presa. Ee magnetismo  va asociado a una dependencia sexual por parte de la víctima y es la característica más siniestra de la tipología del “amante demoniaco”.

Cuando Lady Caroline Lamb crea a Lord Ruthven el protagonista de su novela Glenarvon está  desahogando su despecho al intercalar en su roman a clef las características  mas siniestras de  su ex amante, Lord Byron. La sociedad de entonces, escandalizada por ese exabrupto, repudia a Lady Caroline y el mundo olvida rápidamente la novela. Hasta que un par de años después Polidori, médico de Byron, rescata a Ruthven, lo convierte en el protagonista de su novela debut y crea un inmortal género del horror: la crónica vampírica.

 El Vampiro,  como Frankenstein, fue escrita en ese año sin verano en que Byron, Los Shelley y Polidori se refugiaron en una villa suiza. Aburridos de tanta lluvia, en una noche de tormenta, deciden   competir en su propia versión de Nanowrimo.  Es ahí que el médico escribe El vampiro, la historia de Lord Ruthven, un típico héroe byroniano aristócrata, seductor e inescrupuloso.  Seduce y mata a Ianthe ,la joven griega amada por Aubrey, el narrador y compañero de viaje de Ruthven. Antes Ianthe le cuenta a Aubrey sobre el mito del vampiro. Ruthven y Aubrey continúan su viaje y son atacados por bandidos. El agónico Ruthven hace jurar al narrador que nunca le contará nadie que ha muerto. Aubrey regresa a Londres y poco después aparece Ruthven. Inmovilizado por su promesa, Aubrey no puede evitar que Ruthven seduzca a su hermana y la mate en su noche de bodas.


Con este cuento Polidori incorpora a la literatura inglesa el mito del no-muerto que ahora será combinado con  el héroe-satánico. La diferencia está en que en el folclore balcánico un vampiro es un monstruo repugnante, pero en la literatura gótica será un ser atractivo al menos poseedor de un poder mágico para dominar sexualmente a sus víctimas. Ese dominio, es lo que obliga a criaturas sensibles y sensatas a olvidar sus valores e ideales y servir a un individuo perverso. En el Drácula original se menciona constantemente, sobre todo por Mina, este hechizo que las víctimas del vampiro son incapaces de repeler.

En la versión de Drácula de 1976, tenemos este caso.  Lucy, la protagonista es como Edith independiente, liberal, instruida, mas encima es sexualmente activa, pero eso no la salva de caer sumisa en la cama de un seductor Drácula que vive en una casa tan dilapidada y surrealista como Crimson Peak.

El héroe satánico no necesita tener colmillos para dominar sexualmente a la protagonista y se convierte en un personaje omnipresente de la novela victoriana. Satánicos serán Heathclieff y Rochester, pero el seductor letal demoníaco por excelencia es el protagonista de una novella de Oscar Wilde donde nuevamente se cruza al terreno fantástico. Y ya saben quién es, uno que seduce gracias al truco mágico de permanecer eternamente joven y hermoso.


Pero Doryan Gray tiene la capacidad de redimirse o de demostrar algún remordimiento. Sucede que paralelamente al auge de este incubo literario, los héroes byronianos están salvando su alma gracias al amor de una buena mujer. En El Retrato de Doryan Gray, Oscar Wilde hace mencion a Gladys como fuerza redentora capaz de neutralizar la maldad de su protagonista. Eso ya venía de  la era romántica donde Don Juan Tenorio alcanza el perdón de sus pecados gracias a la intervención de Doña Inés. (Cont.)