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lunes, 6 de febrero de 2023

Una Travesía Corta, Pero Irritante: 1899 de Netflix



Creo que soy la única persona que bailé de alegría al saber que Netflix la cancelaba. Tenía muy buen rating,  excelentes reseñas, fans a morir, pero para mí era una plasta de serie. Aburrida, ininteligible y muy pretenciosa. A un día de estrenar en Netflix y ya tenía 36 criticas en IMDB. A los que les gustó es porque era como Dark. Los que no la apreciaron fue “porque no era como Dark”.

No es Dark

Como yo soy esa avis raris que odié Dark, vi el primer episodio de 1899 desligándola totalmente de uno de los pocos bodrios televisivos alemanes que he conocido. Me encontré inicialmente con una versión menor de Titanic combinada con una versión menor de Lost.

Al final del primer episodio había dos personajes que me caían bien: El Capitán Larsen (Andreas Tristchmann de Dark y Ku’damm) y Tove. Los otros me caían mal y muchos no me interesaban. Entiendo que no todos los espectadores llegaron a 1899 con intención de conocer personajes y que la mayoría querían acción, terror, estar al borde de la silla.



¿Tenía eso Dark? En el primer episodio recuerdo que me asustó lo que podía haber en la caverna y que, a lo largo de la Primera Temporada, me asustaban las personas con ojos quemados, pero aparte de eso… Ya para la segunda estaba tan harta de estos personajes crueles, poco solidarios y de ver sus ridículas decisiones y sus patéticas vidas personales,  que rogaba que los quemaran a todos. No llegué a ese punto con 1899.

Un error ha sido acercarse a 1899 como si se tratase de una historia de horror con cuerpos mutilados y presencias amenazante. Ni Netflix la ha vendido así. Es un poco ciencia ficción, un poco relato de misterio, con su buena dosis de suspense.

Cuando en el primer episodio, un grupo liderado por El Capitán aborda el Prometeo,  varado en el medio del Atlántico, comprendo el temor de los tripulantes, pero no lo comparto. Solo me embarga la curiosidad por saber que encontrarán. Tal vez eso irrite a los televidentes. La proliferación de misterios (“1899 acaba saturando con sus ambiciosos misterios” es la descripción de Mikel Zorrilla en Espinof).  Sus insatisfactorias resoluciones  pueden explicar la frustración de quienes  vean la serie.



Yo comencé a sentir esta frustración en el segundo capítulo. El primero me ha gustado mucho porque presenta personajes misteriosos. Para el segundo ya sabemos  qué mal aqueja a cada uno y  dejan de serme interesantes. Realmente se trata de un episodio en el que pasa cero hasta el cliffhanger cuando encuentran el cadáver de Ada . Pero mejor comienzo por el principio.

No es Titanic

La acción inicia en octubre de 1899, en el Cerbero, un barco alemán que viaja desde Southampton hasta Nueva York con un número de pasajeros a los que se les ha prometido un viaje relámpago de solo una semana de duración. Sin embargo, ya desde el comienzo sabemos que hay problemas con el viaje.

El Capitán Larsen nota que llevan solo la mitad del cargamento humano y  especias que el barco puede soportar. Por lo tanto, no es un viaje lucrativo. ¿Por qué la empresa se ha arriesgado?  Pues hace unos meses otro de sus trasatlánticos, el Prometeo, desapareció misteriosamente con toda su tripulación y pasajeros a bordo. Conjeturo entonces que estando  la naviera  un poco estigmatizada quiera atraer pasajeros, aunque no alcancen a llenar la nave.



Una de las sorpresas de esta serie (no para mí,  acostumbrada a Das Boot,  que utiliza el mismo recurso) es la diversidad del elenco/personajes que habla cada uno en su idioma. La tripulación de oficiales es alemana, los que trabajan bajo cubierta son ingleses, aunque Olek, un personaje semi importante, es polaco.

La clase humilde está compuesta de un grupo de inmigrantes daneses, gente muy religiosa que incluye a la embarazada Tove y sus hermanos Kerster y la pequeña Ada. En la clase de lujo viaja una pareja francesa de recién casados, Lucien y Clemence que no se han casado por amor. El la ignora en la conversación y en la cama.



Un toque exótico en el comedor lo pone una geisha de kimono y todo que viaja con su criada. Para el segundo episodio sabemos que anda disfrazada de Madame Butterfly, pero en realidad es china. La criada es su madre y ambas obedecen a la entrometida Mrs. Taylor que al parecer regenta un burdel en América cuyos clientes prefieren japonesas a chinitas. En el segundo capítulo, Mrs. Taylor intenta ya vender los servicios de Yin Ling al interesado, pero impotente,  Lucien.



En Primera Clase también viajan dos hermanos españoles:  Ángel (Miguel Bernandeu de Elite) y el sacerdote Ramiro (José Pimenteu). Antes de que nos lo revelaran en el segundo capítulo, yo me había dado cuenta de que no eran hermanos, de la naturaleza de su relación,  y de que Ramiro no era sacerdote.



La Primera Clase abarca al Dr. Wilbur, un médico pedante y egoísta . Por suerte para la salud de los de abordo,  en el comedor también cena la enigmática Dra. Maura Franklyn (Emily Beecham). Aunque las inglesas podían estudiar medicina en ese entonces, no se les dejaría practicar lo aprendido sino hasta el siglo XX, pero cuando se necesita de atención médica,  Maura es quien acude en ayuda de enfermos y heridos.

Eso ocurre cuando Kerster lloroso irrumpe en el comedor y suplica en un idioma que nadie entiende que ayuden a su hermana. El Dr. Wilbur sigue comiendo sin preocuparse, solo Maura acompaña a Kerster a Tercera Clase. Allí conoce a la pequeña Ada, su hermana Tove, y a sus padres que no quieren que la doctora atienda a su hija que se retuerce de dolor. Maura descubre que el bebé está en mala posición y lo acomoda.  Cuando regresa a cubierta, la doctora se tropieza con el Capitán Larsen, individuo melancólico que vive sorbiendo de una botella de brandy que tiene en el bolsillo. Él le recuerda a Maura que no está permitida la mezcla de viajeros durante el viaje.



A estas alturas , tenemos claro que Maura no se llama así y que es el personaje más importante de este cuento. Quizás porque sea la que más posee información sobre la desaparición del Prometeo, un tema de conversación constante entre los pasajeros y navegantes. Sabemos que quien provocó la desaparición del navío fue el padre de Maura , que su hermano Kieran lo descubrió y también desapareció. El padre de Maura al que solo vemos al comienzo,  en penumbras,  pero que es interpretado por Anton “Qyburn” Lesser,  la hace encerrar en un manicomio para silenciarla.

Asumimos que Maura ha huido después de recibir una misteriosa carta de Kieran en la que le comunica que está en Nueva York, le ruega que se reúna con él, pero que no confié en nadie. En el dorso del sobre (que contiene un recorte de periódico sobre el Prometeo)  está escrita la frase “lo perdido será recuperado”.



Para el segundo episodio descubrimos que Larsen también recibió un sobre similar con el mismo recorte y la misma frase. Lo único en que difieren es que el capitán ha recibido una fotografía de su mujer e hijas. Por cuchicheos de sus oficiales, nos enteramos de que Larsen no ha superado la tragedia familiar que lo ha convertido en un alcohólico. Su esposa enloqueció, predio fuego a su casa y en el incendio perecieron ella y sus hijas.

El momento culminante del primer episodio es cuando el Cerbero se cruza con el Prometeo, varado en medio del Atlántico. Reciben un mensaje Morse, pero solo identificándose. Aun así, y a pesar de la prohibición de la compañía,  Larsen insiste en dar la vuelta e ir en ayuda del barco perdido. Esto enfurece a tripulación y pasajeros.



Maura se ofrece a acompañar al capitán por si necesitan de un médico. los oficiales supersticiosos, notando que no hay señales de vida y que las gaviotas se han alejado, se niegan a secundar a su capitán. Solo el brutal Franz acepta. Un oficial “ofrece” los servicios del Padre Ramiro,  no se sabe exactamente para que. Larsen agrega a su sequito a un par de marineros que ha encontrado en el espacio donde se guardan los botes. Uno es el polaco Olek, el otro es Jerome, un afro-francés que en realidad es un polizón.

Sinceramente no entiendo porque va tanta gente al Prometeo ya que ninguno hace nada ni encuentra nada. El barco parece el Maria Celeste, está vacío, no hay señales de vida, pero tampoco de violencia. Lo único raro es que el aparato de telégrafo está roto. No se entiende como ni quien les envió un mensaje. Larsen encuentra el lazo de cabello de su hija Nina,  y Maura sigue a un escarabajo, única forma de vida,  hasta una alacena en la que encuentran a un pequeño encerrado. El niño le pasa a Maura una pirámide negra.





Se lo llevan al barco, pero el niño parece catatónico. Ni Maura puede sacarle media palabra. Entretanto se ha colado un nuevo polizón a bordo, se trata de Daniel (Auberin Bernard de Barskins y de The White Queen) que no se sabe si también viene del Prometeo o salió del mar.

La compañía naviera cablea al Cerbero con órdenes de hundir el Prometeo y de seguir su camino. Al Capitán Larsen se le ocurre la brillante idea de devolverse a Southampton remolcando al Prometeo para que inicien una investigación sobre lo ocurrido con el barco. Obvio que esto no alegra ni a la tripulación ni a tripulantes . Entremedio nos enteramos de las historias personales de varios personajes que francamente no consiguen atraparme.

Polizones y Motines

Algo curioso, Franz reconoce a Jerome con polizón , lo apalea y encierra en una cabina. Nadie reconoce a Daniel que se pasea por el Cerbero, haciendo de las suyas: se comunica con el pequeño sobreviviente, usa una tecnología del siglo XX para manejar las máquinas y provoca la muerte de Ada y otros pasajeros. Su acto final es hacer desaparecer al Prometeo.



Esto ocurre en medio de un motín que divide a todos los seres vivos del barco. Lo que comienza como una venganza por la muerte de Ada, se convierte en una guerra de clases, con pasajeros inmigrantes y tripulación empeñando las armas en contra del Capitán Larsen, algunos de sus oficiales y los pasajeros de Primera Clase. Lo extraordinario es que todo lo que ocurre en cuatro episodios carece de importancia ante las revelaciones de los últimos cuatro. Descubrimos que nada es lo que parece, nadie es quien pretende ser. Esto que suena interesante en papel, solo confunde en pantalla.

Como en Dark, se sucederán descubrimientos y explicaciones que no son ciertos. Los pocos personajes que nos simpatizan se volverán malos o bobos. Hasta eso que tanto admiran los críticos, la Torre de Babel de idiomas diferentes,  perderá coherencia.

Habrá momentos en que gente que no sabe lo que dicen entenderán súbitamente (y sin explicación más que olvido del libretista) para luego gritar que no saben ese idioma. Eso ocurre con Angel, el personaje más inútil del cuento, que al comienzo sabia inglés y un poco de francés y de pronto grita “¿Que dice?”  “¿que está diciendo?” cuando hablan en esos idiomas. . Ohhh ese el dialogo más común de 1899 seguido por frases como “esto es un sueño”, “esto no es real” “esto no está pasando” y el “no sé” como respuesta a todas las manifestaciones extrañas.



SPOILER,  SPOILER, SPOILER (Leer el siguiente párrafo solo si se ha visto la serie entera)

El barco es en realidad una nave espacial; no están en 1899 sino en el presente o un futuro distópico. Todo es una simulación como si estuvieran montando una obra de teatro. Todo afecto que tengamos por los personajes, todos shipeo de pareja pierde sentido al final. Ni siquiera tenemos claro que la última etapa corresponda a una realidad “real”.

Me dicen que así es en The Matrix, y me alegro de no conocer la magna opus de Los Warcharwski. Lo que es yo me siento estafada por 1899.Ni siquiera es tan original. El cuento de nuestra realidad manipulada por personas externas lo trató mejor Unamuno en Niebla y la idea de derrotar a la muerte simulando una realidad me recordó el cuento “La Invención de Morel” de Adolfo Bioy Casares.

Contenido Violento: Hay palizas, a un niño lo arrojan por la borda. Hay muertes por doquier, aunque no hay sangre y cientos de psajeros se avientan al mar como si fueran lemmings.  ¿Lo más Gory? Pilas de cadáveres en cubierta que Olek y Jerome deben arrojar al mar.



Contenido Sexual y Desnudo: Sexo entre los recién casados. Sexo homosexual de Ángel con dos compañeros diferentes en los primeros capítulos. No hay desnudos.

Contenido Feminista: Las mujeres fuertes como Mrs. Taylor o la madre noruega son personajes negativos que imitan la violencia,  o se aprovechan de los apetitos de los hombres. Maura no me parece un personaje feminista, es muy solapada, ayuda el que Emily Beecham no sea buena actriz y hable en susurros. Yo veo que todas las mujeres son un poco brutas, las únicas que rompen el cielo de cristal son Clemence que escoge apoyar a Jerome en su necesidad de restablecer el orden,  y Tove que, aunque inicialmente escoge el camino de la violencia, se detiene cundo ve que esta va encaminada a matar un niño.



Factor Diversidad: A ver,  tenemos un afro francés (Jerome) , un par de asiáticas (Ling Yin y su madre); tenemos un portugués, un español, un polaco, alemanes e ingleses en ese barco. Tenemos un triángulo gay. 1899 es totalmente diversa. ¿Qué es lo que más me impresiona? El que los amotinados que son un caos absoluto sean liderados por un ejemplar de la madre aria perfecta,  y los privilegiados sean liderados por un soldado negro.

martes, 6 de diciembre de 2022

¿Crítica del Franquismo o Elogio del Pasado? : ¡García! en HBO




 Es un super agente secreto tipo James Bond, es un superhombre tipo La Mole. ¿Su único problema? Es facha total. Creado por científicos franquistas, García ha permanecido criogenizadoa lo Capitán Américapor más de medio siglo,  hasta que una atolondrada periodista lo despierta para salvar a España de una dictadura más totalitaria que la de Franco. Basada en la novela gráfica de Santiago García y Luis Bustos, esta creación de HBO Max combina la sátira social con un auténtico relato de acción y ciencia ficción.

Un Cuento de Buenos y Malos

Antonia tiene 23 años, ha egresado de periodismo con buenas notas, está haciendo la practica en un periódico madrileño y se sorprende al saber que no se la contratará de planta. ¿Su pecado? Carece de ambiciones y objetivos. No es creativa, no presenta propuestas. “Haces lo que se te pide y nada más” le dice el jefe.



La azorada jovencita ha recibido esa mañana de manos de su portera un misterioso paquete que contiene un hardrive primitivo y unas fotografías viejas en blanco y negro. Antonia intenta conectar la pieza a su modem, pero no consigue más que alertar a “los Malos”. Este es un cuento de “Buenos” y “Malos”. “Soy de los buenos” tranquiliza a Antonia un García (Francisco Ortiz de El Secreto de Puente Viejo) recién despertado. ¡Vaya! Si media España cree que Uds. eran los malos.

Los Malos,  liderados por el sinestro superhombre Winters,  están haciendo de las suyas en un pueblecito colombiano, pero rápido se embarcan a Los Madrides en pos de Antonia. Entretanto, Antonia ha mostrado el contenido del sobre a su amiga Silvia (Marina Glastell de La Cocinera de Castamar), que reconoce en el trasfondo,  una iglesia de las afueras de Madrid. Antonia se va a este pueblecito de la sierra. Ahí un viejito identifica al hombre de la foto como un guardia civil de paisano que le salvó la vida en 1951.



Siguiendo su consejo, Antonia acaba en la basilica benedictina del Valle de Los Caídos y presencia un conflicto entre viejitos ‘fachas” que traen una corona mortuoria para El Caudillo (es una España alternativa donde a Franco no lo han expulsado de su sepultura) y un grupo de turistas cuya guía cuenta como todo el sitio fue construido por los perdedores que fueron convertidos en esclavos.




Antonia logra penetrar en los archivos, pero Los Malos llegan y la persiguen hasta un puente sobre el Manzanares. La periodista se arroja al rio y nada hasta una caverna que la lleva a un laboratorio subterráneo donde encuentra una urna que contiene un hombre aparentemente congelado. Jugando con los controles de un antiguo computador,  Antonia sella la bóveda justo cuando Los Malos están a punto de entrar, pero también se las arregla para despertar al bello durmiente que está desnudo. Por suerte,  sus trajes, de corte impecable,  están cerca.



Antonia y el desconocido no llegan a intercambiar opiniones puesto que Los Malos les ponen una bomba que vuela el portón, Antonia y el despertado huyen, pero por caminos separados. Ella regresa a Madrid donde nadie, ni su novio Riky, ni sus amigos, le creen. Tampoco el jefe que la despide.  Antonia,  en un acto de desesperación,  va a un programa televisivo que se especializa en asuntos sobrenaturales y teorías de conspiración. Al ver la fotografía de García,  Aquilino, el anfitrión del programa,  reconoce la insignia en la solapa.



Le cuenta a la periodista que, al acabar la Segunda Guerra Mundial, americanos y rusos se dividieron a los científicos de Hitler. Según este relato,  para no ser menos, Franco se trajo a uno, llamado Neffenberg,  a España y lo colocó al mando de La Nueve,  una central de inteligencia ultrasecreta. La especialidad de Neffenberg era la ingeniería genética que le permitía crear super agentes a base de experimentar con humanos (incluyendo su propio hijo, Winters el líder de Los Malos)



Entretanto, García, a pie y en metro,  ha llegado a Madrid. Va primero al barrio donde su novia Felicidad tenía una peluquería. Descubre que el establecimiento hoy es para caballeros y no hay ni rastros de Feli. Recordando el nombre del periódico donde trabajaba Antonia, el superagente va allá y se encuentra con Silvia que ya lo había encontrado guapo en la foto (con un tipo a “lo Carlos Larrañaga”).



Antonia regresa a su casa y se encuentra con García esperándola. Silvia le dio la dirección. La periodista le da cobijo en su cuarto. Al día siguiente,  y con ayuda de internet, sé ponen a buscar a otros agentes de La 9. Esto lleva a encuentros enternecedores con viejitos que recuerdan con cariño a García y que siguen vigilando el bienestar de los españoles, a pesar de que La Nueve se cerró tras la muerte del Caudillo.



Y necesidad de vigilar hay mucha. La trama se vincula al secuestro de La Capitana Catalina (Silvia Abascal de La Cocinera de Castamar). La desaparición de la candidata (parece que de VOX) a la presidencia,  está provocando una crisis política.



La serie es encantadora, tiene mucho humor y mucha acción, así que satisface a todo el mundo a pesar de la sátira política que Randy Meeks en este excelente artículo de Espinoff dice acabará molestando a los de siempre. Parece que no soy de “los de siempre”, porque a mí no me molesta y eso que es claramente de izquierdas.

García no es Terminator

Es fácil asumir que Gracia es una mixtura del Terminator, del Ichabod Crane de Sleepy Hollow y de Alonso de Entrerrios, el soldado de Los Tercios del Ministerio del Tiempo. En Antonia veo rasgos de la periodista  hiperactiva de Midnight at the Pera Palace combinados con la Marina Quiroga de Un Asunto Privado, pero ni el agente ni la periodista corresponden a personajes-tipos.

García no es una maquina como el personaje de Schwarzenegger , es un ser humano de carne y hueso con el que experimentó Neffenberg . Tiene valores antiguos que hoy se consideran parte de una mentalidad “patriarcal” que lo lleva a querer proteger a Antonia, pero que también lo hace chocar con esa Millenials (el nombre no se lo he puesto yo,  que se lo encasquetó La Razón) mitutera y progre.



El humor lo lleva esta relación tan dispareja, pero García no es comedia, tiene profundidad y tiene corazón. Me conmovió hasta las lagrima que lo primero que hace García el buscar a la novia, tal como me provocaron ternura ese encuentros con Chencho,  su antiguo subalterno (y hasta con el tataranieto de su perra Brisca) . Ver esos viejitos tan emocionados y llenos de admiración y cariño por su superior a quien no han visto en 60 años es muy emotivo. Y contrasta con Antonia que es una representante de la Era del YO (que viene ya de Los 80,  que no le caigan todas mis piedras a los Millenials).



Antonia vive en torno de sí misma y eso es lo que la hace tan ajena a lo que sucede a su alrededor, sea la posibilidad de quedarse sin empleo hasta el peligro que ha desenterrado junto con García. Alterna bravuconadas con momentos en los que se orina de susto. Esos son los momentos en que afloran emociones en ella, porque no parece ser de grandes afectos. Su relación con su padre está basada en mentiras de ambos. Su relación con su novio Riky y sus amigos (Silvia y la pareja gay) está basada en exigencias,  regaños y pullas por parte de Antonia. Nunca la vemos haciendo nada por nadie y si le da cobijo a García rápidamente se lo echara en cara un par de veces. Y creo que lo hizo más por no perderle la pista que por generosidad.


                                           Antonia descubre secretos de su padre


Eso la diferencia con García que por muy super soldado que sea está lleno de generosidad, afectos y cortesía. Es esa cortesía (hasta usa el “por favor” con sus contrincante) la que más lo define, aún más que su fuerza descomunal y su inteligencia sobrehumana. En eso no se parece a otros superhéroes y a nadie más en la serie, porque Winters se apoya en su fuerza física, en la tecnología y en el poder de las armas de sus secuaces. García se apoya en su ingenio y en la red de apoyo que le sale al paso.

                                                   Dos superhombres en pugna: García vs Winters

En eso se parece a Antonia. Solo que el super-agente convence con buenos modos, labia y hasta coquetería con la que atrae a las mujereses un tipazo a lo James Bond , mientras que la menuda periodista consigue ayuda de gente que le tiene cariño precisamente por verla tan entusiasta, tan impulsiva, pero tan torpe y atolondrada que inspira lástima y ternura como los cachorros .

Antonia, Reina de Los Millenials

Randy Meeks ha dicho que la única falla de la serie es Vekis Velilla, cuya actuación no convence.  Como ocurriese con Midnight at the Pera Palace, se ha culpado a la actriz cuando es el personaje el que cae mal. No es que Antonia sea antipática, pero agota con sus cien preguntas, con las cien veces que no escucha respuestas, con su falta de empatía por los demás y con esa cualidad casi Asperger que hoy es parte del zeitgeist. Me refiero a la mala interpretación de las acciones y palabras ajenas, la incapacidad de analizar,  principalmente la carencia del autoanálisis. Curiosamente es el paternal García quien le tiene más paciencia.

                                                         ¡Es que ya dan ganas de hacerla callar!

Siento que sabemos más del super-soldado que de su Sancha Panza. Ella es un producto de sus tiempos y de la educación (o falta de ella)  dada por un padre cincuentón que a la muerte de la madre la dejó en manos de vecinas. En Antonia los escritores han creado una amalgama, quizá exagerado,  de los defectos que asociamos con las nuevas generaciones. Eso se manifiesta desde el modo en que Antonia enfrenta el mundo laboral hasta como luce.

Parecía relleno cómico el que inicialmente, García creyera que se trata de un chico. No es por el corte de cabello puesto que el peinado “pixie” estaba muy de moda en la época del super agente. Desde Jean Seberg hasta Sophia Loren lo estilaban.

                                        Pixies de la era de García. ¿En que se diferencian al peinado de Antonia?

El problema es que a simple vista nada delata a Antonia como fémina. Con pantalones aguados (hasta usa boxers para dormir) chaqueta de mezclilla, zapatos tenis, sin maquillaje y mochila al hombro está muy lejos de Feli con sus ‘Gatos “ en el cabello, pestañas postizas y exceso de fijador. Y no es que Antonia quiera pasar por no binaria. Simplemente viste de manera cómoda y funcional, y guarda las elegancias para ocasiones formales, puesto que para la cena en que presenta al novio con su padre,  “el chico” se pone un vestido. La diferencia con el tiempo de García es que entonces,  aun para vestir de Sport,  las mujeres buscaban realzar su feminidad.

                                                         Feli de cabello corto, pero ultra femenina
                                                              Antonia se pone un vestido

Volviendo al retrato de una muchacha de hoy, Antonia refleja una actitud laboral que choca con su desempeño. Primero no sabemos por qué ha escogido periodismo como profesión. Si sabemos cómo consiguió buenas notas puesto que le cuenta a García que sacó la carrera a punta de copiar de Internet. Una crítica sutil a lo poco meritorio de los estudios de ahora donde los alumnos hacen más cut&paste que desarrollando ideas propias.



Ese es el problema de Antonia, tiene pereza intelectual o,  como se decía en mi época,  “no ha estrenado el cerebrito”.  Se queja de que no le dan buenas historias sin reparar en que no se las ha ganado y que estas se consiguen a punta de traer propuestas propias y mostrar entusiasmo por el trabajo. Se queja de que van a darle un puesto permanente a un tal Pablo que no tiene su currículo y que se la pasa de juerga con amigos influyentes. No repara en que Pablo , más que lambiscón,  está creando redes de contacto y desarrollando una buena llegada con la gente: dos requisitos de un buen periodista.

Antonia no posee sagacidad. La única vez que derrocha ingenio es cuando crea una distracción a punta de azuzar a un grupo de viejitos fachos contra un grupo de turistas liderados por una guía amiga de la memoria histórica.  Y, sin embargo, parece ella ajena a realidades históricas y cree que La Nuevecomo le enrostra Barea es un simpático juego de espías.




En suma, Antonia es inmadura, impulsiva, desaprensiva y muy egoísta. Sin embargo, tiene esa sensibilidad a flor de piel tan típica de su generación. Apenas siente que le levantan la voz o atropellan sus derechos se empluma como gallito y lanza sus diatribas. “¿Es necesario hablar así? ” le pregunta García escandalizado de los ternos que salen de boca de una jovencita. “¡Yo hablo como me sale de los ovarios!” aúlla la periodista. Esos exabruptos son bravuconadas porque baja la cerviz cuando habla con el padre o cuando Barea,  agente de La Nueve en el pasado y alcohólico en el presente, la pone en su lugar.





[NOTA: Pequeño spoiler, como todo buen personaje, Antonia evoluciona, se enfrenta a un tremendo dilema moral, a partir del episodio 4,  que la hace cobrar agallas y crear una red de apoyo para salvar a García y a España]

Rechazo del Presente y un Elogio al Pasado

He gastado este tiempo nada más para dejar claro que el personaje de Antonia es un compendio de clichés asociados con Millenials y Zetas y que más que relleno cómico,  conlleva una pequeña crítica social. Las reseñas por halagüeñas que sean de la serie son claras: García no es un blanqueamiento del franquismo ni siquiera un mensaje de unidad como lo fue MalnaZidos. Sin embargo, hay un matizado en lo que respecta al mensaje político que no se encuentra en los dramas de época o contemporáneos iberos.



Los partidos políticos son descritos como piaras de cerdos: solapados, oportunistas, ambiciosos y cobardes. Los jóvenes de izquierda como Riky son casi caricaturescos. Antonia,  a pesar de parecer militante, en realidad no tiene color político. Lo más importante es que en el contraste entre los valores de la periodista y del super soldado,  sigue ganando él. Al igual que se percibe una tenue nostalgia por un pasado o al menos por sus códigos que deberían recuperarse sobre todo en el área de la cortesía y la solidaridad. El ejemplo máximo es García en el Metro.

 A pesar de que el sistema de subway ya existía en Los 60, por lo que García sabe cómo llegar donde Feli, es el espectáculo de los transeúntes lo que lo asombra. Lo típico, chicos con atuendo estrafalario, travestis cariñosos y una población de sordos, porque a quien García interpela, responde con indiferencia, ignorándolo totalmente.



Finalmente, el super agente se acerca a una dama mora de hiyab y le pregunta donde puede comprar la tarjeta para viajar en el tren. En respuesta a la urbanidad del hombre, la dama le compra el pasaje. Una vez dentro del vagón, García es testigo de una escena incomoda.



Una viejita de bastón suplica a un tiktokero que le ceda el asiento. El chico,  inmerso en su mundo de videos insulsos,  no le hace caso. Se le acerca García que educadamente lo insta a levantarse y darle sitio a la anciana. El muchacho le responde con lenguaje deslenguado y soez (el mismo que usa Antonia). Solo cuando el Superman español le tritura el “transistor”(léase: el celular) el chico obedece. Lo admirable es la actitud del público. En vez de salirle con un “tío todo lo arreglas con violencia” o “¿qué te crees macho bruto?” aplauden la acción de García.




Ese aplauso conlleva admiración , no por romperle el celular, sino por la actitud caballerosa de ir en ayuda del desvalido y por recordarnos que la cortesía es el primer paso para la solidaridad. En un mundo que nos dice que los buenos modales y la caballerosidad son resabios de un mundo patriarcal, el mensaje no parece precisamente una predica del wokismo imperante.

Volviendo al mundo del pasado, no se nos antoja repudiarlo puesto que está lleno de detalles que nos lo hace atractivo. Este mundo donde un hombre limpia un banco antes de que la novia se siente, pero donde ella también sabe darse su lugar y poner puntos sobre las íes es agradable.

La recreación de la España de 1961 ( yo la conocí por su cine) es semi perfecta. La ropa de ambos sexos es adecuada al igual que peinado y maquillaje de Feli. La banda sonora ayuda. Me encantó que al final del primer episodio toquen “El Raska Yu” de Bonet de San Pedro. O que sea el “Eres diferente” de Estelita Raval y Los Cinco Latinos lo que acompañe en otro flashback a García a su encuentro con su peluquera. Y por supuesto, nunca más escucharemos el bolero “Alma, Vida y Corazón” sin pensar en el siempre joven García bailando con la ya anciana Feli.




Y por supuesto que les quedó muy bonita la recreación de La Verbena con el ” Madrid” de Agustín Lara de trasfondo. ¿Siguen existiendo estas festividades,  pioneras del cosplay,  donde los hombres se vestían de chulapos y ellas venían de pañuelo y mantón de Manila?

Antes de repasar el contenido y lo que pueda ser ofensivo, quiero hablar de la política de la serie. Aunque en Espinof insistan que García es un ataque al franquismo y al ambiente reaccionario de la España actual (¿Cuál?  ¿El del pedrosanchismo?),  yo no veo esa mofa del pasado y por ende del franquismo. ¿Nos vamos a reír de un gobierno que se crea un equipo secreto capaz de formar superhombres? ¿O de una época en que un caballero todavía podía defender a una mesera maltratada por un cliente?  ¿O de los valores de García que ya los quisiéramos en nuestros padres, hijos o parejas?



Además, que el malo de esta historia es Ortiz quien traicionó al gobierno del Caudillo al aliarse con Neffenberg. Aquí lo malos son los nazis (y los rusos con quien La Capitana hacia negocios fraudulentos).  Si Ortiz desobedeció las ordenes franquistas de capturar a Neffenberg y entregarlo a los americanos no fue por ideología,  sino por algo más personal.

Mucho se ha hablado de que si los sentimientos de Robin hacia Batman eran algo…homoeróticos. Pues aquí pasó lo mismo, “Robin” Ortiz no soportó saber que “Batman” García se iba con un mujer y dejaba el servicio secreto y lo dejaba a él. Por eso, ni hay apología del franquismo ni denuncia.  Aparte que no ofrece alternativas políticas. Si todos los comunistas fuesen ingenuos inofensivos como Riki o lloricas como Pablo Rodero no tendríamos problemas. Así que no se esperen un discurso a favor de nada, porque aquí no hay ideología que sea mejor que la otra.



Contenido Violento o Gory: Pues hay mamporros a destajo, muertos que van quedando apilados en el camino, pero yo creo que lo más fuerte son las cicatrices del cuerpo de Winters en esa escena en que se inyecta una substancia verde como la kriptonita de Superman y que asumimos es lo que lo hace joven , fuerte e inmortal.

Contenido Sexual y Desnudos En el primer capítulo hay toma de nalgas de García recién descongelado. No hay escenas sexuales,  que incluso ver a Antonia despertar junto a Riki es tan poco erótico que podríamos creer que tienen un noviazgo blanco.



Contenido Feminista: Aunque todo el discurso de Antonia es mitutero con mayúscula, yo no la veo como un icono feminista. Mas me impresiona Feli que en Los 60 ya prefiere pagar su refresco antes que aceptar mentiras de un hombre y es quien decide cuantos hijos tendrá con García. Ciertamente no creo que sea feminista un cuento donde García despierta en una España que lleva mujeres al gobierno, pero que la candidata resulta más corrupta que los machos.



Factor Diversidad: El primer encuentro de García con esta España diversa del Siglo XXI es en la estación del metro Ya mencioné a la encantadora señora musulmana que le compra el pasaje, pero hay más. Lo mejor lo han reservado para el capítulo cuarto. ¿ García en una boda gay?  Ya se imaginarán su shock . Sin embargo, al final de esa fiesta, García dice algo muy lindo:  todos los presentes, Riki;  los novios gay;  Susana, la travesti,  que lo ha emocionado al cantar “Suspiros de España”(el pasodoble  más lindo que se haya escrito) son al final españoles a los que él ha jurado proteger.



Acabo diciendo que esta serie que recomiendo sin reparos está colmada de nostalgia por el pasado, porque sus personajes incidentales más simpáticos (la tabernera que muere por socorrer a Antonia; Rafa,  el chico punk que ayuda a García a huir de la policía, ect.) representan valores arcaicos de solidaridad, generosidad,  de hacer el bien sin preguntar a quién.

                                                    Rafa ayuda a huir a García

¿El presente es peor que el pasado? ¿En qué hemos evolucionado? Si,  los gays pueden casarse, es mejor que ser exiliados a campos en Las Canarias. Si, una mujer puede aspirar a ser presidenta, ¿pero de que vale si es una estafadora?  Si, una chica puede estudiar periodismo, ¿pero de que vale si todo lo copia de Google y no tiene las virtudes para sobresalir en su trabajo? Aparte de que podemos decir palabrotas en todo momento y que tenemos una variedad de leches para nuestro café, ¿realmente estamos mejor?

miércoles, 20 de abril de 2016

Dos Siglos de Frankenstein: Origen del Monstruo.


Conocer la biografía de Mary Shelley ayuda a entender la temática de su obra, pero existen circunstancias históricas, geográficas y hasta climáticas, que explican la creación de Victor  Frankenstein y su monstruo. Lo paranormal de Frankenstein se origina en el relativo saber científico de su tiempo y a la imaginación afiebrada de una adolescente que, a pesar de su ateísmo, creía en fuerzas sobrenaturales.
Bridget Fonda como Mary Shelley en "Franklenstein Unbound"

Frankenstein debe su génesis al marco gotico-romántico de su época, pero también a la tradición literaria que alimenta la imaginación de su autora. Es por eso que el Frankenstein que todos conocemos es tan diferente al soñado por Mary Shelley puesto que cada época le adjudica lo que su zeitgeist le dicta.

En páginas anteriores vimos como Mary Goodwin, genéticamente, y desde su cuna, estaba predestinada a una vida poco ortodoxa. Como para su padre, el filosofo Goodwin, ella fue casi un experimento en crianza. Tal como le ocurre a Víctor Frankenstein, el experimento se convierte en una vergüenza para su creador. Mary, criada en una atmosfera liberal en la que las relaciones románticas no son exclusivas, se ve rechazada por el mundo bohemio y por su máximo exponente, su padre, al enredarse ella con un hombre casado.
Douglas Booth y Elle Fanning como Los Shelley en "A Storm in the Stars"

Mary intenta vivir de acuerdo a las reglas de su marido, la ironía es que jamás, incluso ya viuda, podrá entrar en una relación con otro hombre. La escritora será una paradoja viviente, una inadaptada, un ser que en momentos llega a ser una paria obligada llevar una vida nómada. En suma, ella es El Monstruo de Frankenstein. Pero si ella es La Criatura, su esposo, Percy B. Shelley, el mejor poeta inglés del Siglo XIX, es su creador, Víctor Frankenstein.
James McAvoy como Victor Frankenstein

Siempre que decimos “Frankenstein”  pensamos en ese gigante tieso con la frente llena de cicatrices que nos legara Boris Karloff. En el libro, lo que nace en el laboratorio de Frankenstein no tiene nombre. Se le conoce como “La Criatura” o el desdichado (“The Wretch”). Por eso en “Penny Dreadful “Sam Mendes inventa un modo para que el engendro tenga un nombre con ese actor que lo bautiza como “Calibán” para luego el mismo Monstruo apropiarse de un nombre literario “John Carter”.

Frankenstein es el apellido del protagonista, del `seudo científico que en su arrogancia provoca la desdicha de todos los que lo rodean. Victor Frankenstein es el verdadero héroe, o antihéroe, de la novela. Mary adoptó el apellido tras visitar el castillo de Frankenstein, antiguo hogar de una aristocrática familia suiza.

Celebramos el bicentenario de Frankenstein en este año, porque es en 1816, en una noche de junio en que Mary Goodwin Shelley tiene un sueño que ya de día transcribirá al papel. Ahí inicia una de las historias más portentosas y pavorosas de la literatura universal, pero su novela no llegará a manos del público, sino hasta 1818 cuando es publicada anónimamente.

Al principio, los amigos, parientes y allegados  de Mary creen que la novela ha sido escrita por su marido. Mary reconocerá aun en vida de Percy que él ha escrito el prefacio, que hay un par de capítulos también de la autoría del poeta, y que la ayuda de Shelley en la edición y corrección de la obra es innegable e inapreciable..

Sin embargo, ya quemado en una pira el cadáver de Shelley, Mary seguirá rescribiendo Frankenstein. En 1823 hace correcciones sintácticas, pero para 1831 las correcciones tienen más que ver con su estado anímico que con errores ortográficos. Por ejemplo, en original Elizabeth es asesinada en Coligny. En la nueva edición, su muerte tiene lugar en las riberas del Lago Como donde Los Shelley habían sido felices antes de la muerte de William y su hermanita.

Otra razón por la cual se dudó de la autoría de Mary fue que Shelley, como Víctor, era un obsesionado con experimentos seudo-científicos que tenían que ver con la electricidad. En Oxford se hizo famoso por convertir sus aposentos en laboratorio y solía celebrar sus cumpleaños con experimentos pirotécnicos que consistían en globos flamígeros. También es cierto que estaba obsesionado con los experimentos para crear vida del alquimista Konrad Dippel, nacido en el Castillo de Frankenstein. . Otro detalle es que Shelley  en su novela  St. Irvyne se inventa al villano Ginotti,  un alquimista empeñado en encontrar el secreto de la inmortalidad.

Sin embargo, Mary estaba lejos de ser una ignorante, a pesar de que su descripción del laboratorio de Víctor ni se parece al de las películas. Estaba muy familiarizada con las fascinación de su marido con la electricidad, con los experimentos de Benjamín Franklin y de Luigi Galvani quien había resucitado a ranas con choques eléctricos. La ávida lectora, unos días antes de sentarse a escribir su novela, se había tragado un tratado de química. Todos esos conocimientos aparecen en su libro.

Por otro lado,  a Shelley, un poeta de lirica finísima, no le iba tan bien con la prosa. Sus novelas son exageradamente dramáticas, colmadas de villanos exagerados  de los que se atusan el bigote y lanzan unos “¡Muahaha! “A a cada rato. En tono más se acercan al nihilismo moral del Marqués de Sade que a la moral estoica que permea Frankenstein.

El relato del monstruo y su creador es una fabula pesimista, pero con moraleja, donde al final todos son víctimas: Víctor de su hubris y La Criatura de su desesperada necesidad de vengarse. Hay arrepentimiento para todos y redención con la muerte. No hay en ningún momento una glorificación del mal como ocurre en la obra de Shelley. Eso ya me prueba que la novela fue escrita por Mary. Sin sonar sexista, es un ejemplo de sensibilidad femenina, de la óptica de una mujer que  ha sufrido pérdidas y desilusiones.

Y llegamos al momento más importante. La mis-en-scene donde se gesta  Frankenstein. La Villa Diodati, en ese año de 1816 que historiadores y meteorólogos hoy conocen como el “año sin verano”.  Los críticos literarios nos volvemos locos por ese evento que da a luz a Frankenstein y a El Vampiro de Polidor, pero que también marca el inicio de la amistad entre los dos grandes “poetas malditos”, Byron y Shelley.





Curiosamente, sería Claire Clairemont quien convenció a su hermana y cuñado de viajar a Suiza. Claire había iniciado un romance con Byron, que enamorado como estaba de su medio-hermana, usaba a las mujeres y las descartaba como papel de baño. Claire, ya embarazada, no se daba por vencida y se le ocurrió ir a perseguirlo a su sitio de vacaciones. Por curiosidad y por huir de los acreedores, Los Shelley y el pequeño William la siguieron.

Aunque los Shelley arriendan una casa al otro lado del Lago Leman, se la pasan con Lord Byron en la Villa Diodati donde el poeta vive en   compañía de su médico, John Polidori. Claire y Byron reinician su relación y los poetas forman inmediatamente una estrecha relación, el tiempo no acompaña. En 1815, una mega erupción del Monte Tambora en las Indias Orientales había arrojado una cantidad inusitada de cenizas a la atmosfera. El efecto invernadero creado por esa erupción provocó cambios climáticos tales como un verano lluvioso y frio en el Hemisferio Norte.

La mayor parte de las estadía de los Shelley en Ginebra la pasan dentro de casa enfrascados en conversaciones sobre temas científicos y filosóficos, experimentos para prolongar la vida o crearla artificialmente. Una noche, a Byron se le ocurre leerles a sus invitados una serie de cuentos alemanes de terror. La audiencia descubre el placer sadomasoquista que provoca la ficción sobrenatural A la noche siguiente, Byron reanuda el juego leyéndoles “Christabel” de Coleridge. Tan terrorífico es el poema que Shelley sufre una alucinación en la que ve a su concubina convertida en el súcubo del relato.
Mary Shelley (Elsa Lanchester) entre sus poetas en "La Novia de FRankenstein)

A la tercera noche, una tormenta obliga a los Shelley a dormir en la Villa. A Byron se le ocurre un concurso: todos intentarán escribir algo tan pavoroso como lo que les ha leído. Shelley y Byron terminan escribiendo cuentos y poemas sin mucha relevancia. Polidori, en cambio inventa un subgénero de terror con su tétrico El Vampiro. Mary, la más inexperta, es la que más problemas tiene para redactar. Sintiendo su orgullo herido, sufre una pesadilla-alucinación en la cual ve a Víctor (un estudiante de medicina) fabricando un hombre en su laboratorio.
Mary dormita, mientras sus poetas se drogan y alucinan en "Gothic"

Tras despertar muy agitada, Mary comienza a gestar su historia. Frankenstein, como Drácula, es una novela epistolar. Se trata de cartas que Walton, un capitán de barco le envía a su hermana Margaret. En ella describe un singular encuentro con el Dr. Frankenstein en el Polo Norte, y también con el ente al que Víctor persigue. Antes de morir, Víctor le narra su historia. Su nacimiento en una acaudalada familia suiza, su romance con Elizabeth su hermana de crianza, y la muerte de su madre que provoca en el joven una fascinación con la idea de preservar y crear vida.
Hazel Court como Elizabeth y Sir Peter Cushing como Victor en "La Maldición de Frankenstein"

Años más tarde, tras abandonar  la Universidad de Ingolstad, Víctor  practica experimentos peligrosos que devienen en la creación de un ser viviente en su laboratorio secreto. Pero es tan feo el monstruo, que el horrorizado científico huye abandonándolo a su suerte. Poco después, la extraña muerte del pequeño William, hermano de Víctor, lo hace pensar que su creación lo ronda.
Kenneth Branagh como Victor construye al Monstruo en "Frankenstein"

Efectivamente, ambos tienen un encuentro en el Mont Blanc donde el Monstruo relata a su “creador” su vida tras el abandono. Su auto-educación en una biblioteca abandonada. Como es recogido por el ciego De Lacey, el único ser humano que no siente repulsión por esta criatura huérfana. Como la familia de Lacey  lo aleja y como todos los humanos (incluyendo al pequeño William) rechazan al monstruo lo, a pesar suyo, en un asesino prófugo.
Robert de Niro como El Monstruo y Helena Bonham Carter como Elizabeth en "Frankenstein"

La criatura exige que Víctor le cree una compañera para no sentirse solo. Bajo amenaza, Víctor acepta, pero el miedo a que sus “hijos” lleguen a procrear una raza peligrosa lo lleva a destruir a la Novia. Enfurecido, el monstruo asesina  a Elizabeth en su noche de bodas y huye. Víctor persigue a su creación hasta el Polo Norte, pero muere sin conseguir acabar con El Monstruo. Este, arrepentido de la estela de cadáveres que ha dejado tras de sí, se autodestruye.

Benedict Cumberbatch como Victor y Johnny Lee Miller como La Criatura en una adaptación teatral

La estancia en la Villa Diodati ha capturado la imaginación popular lo que se ha manifestado en tres  filmes. No he visto la galardonada “Remando al viento” en la cual Hugh Grant da vida a Byron y Lizzy McKinnery a Mary, pero si vi “Haunted Summer” (Un verano hechizado)  de Ivan Passer. En ese filme donde Philip Aglim hace de Byron y Alice Kirge de Mary se implica que ambos fueron amantes, una licencia que viene de la novela de Anne Edwards en la que se inspira la película.















Se cree que la versión más cercana en mostrar lo que realmente pasó ese verano es “Gothic·” (a pesar de las extravagancias típicas de Ken Russell). En esa película vemos a  Natacha Richardson retratar una Mary empeñada en  llevar una existencia normal aun estando  rodeada de gente estrambótica y licenciosa.
Natasha Richardson como Mary

Aunque ese verano fue el primer encuentro entre los poetas, en la película, Mary está preocupada por la mala influencia (una licencia de Russell es asumir que hay una atracción homoerotica entre Shelley y Byron) del Bardo sobre su marido. También se menciona la muerte de la madre de la escritora, la muerte de su hija, y su miedo a la maternidad. A pesar de que estos factores son pivótales en el análisis de la obra literaria de Mary, me niego a aceptar el dictamen feminista de que Frankenstein nace del deseo de ser madre de Mary y el temor natural de toda mujer a embarazarse.

Frankenstein es una historia sobre la irresponsabilidad del ser humano de crear vida y para luego abandonarla; sobre lo que sucede a una criatura al ser abandonada; y sobre lo terrible de llevar una existencia marginal. Mary se ha sentido abandonada siempre por sus padres. A su madre la ve como alguien que nunca pensó en sus hijas (al ser abandonada por el padre de Fanny, Mary Wollstonecraft intentó suicidarse) y William Goodwin abandonó a Mary primero por su segunda esposa, luego enviándola vivir con los Baxter, y finalmente al rechazar su relación con Shelley.

Mary también ve a Shelley como un hombre que no se responsabiliza por lo creado: sean los hijos que tuvo con Harriet, la pequeña Clara  o su misma relación con su nueva mujer. Cuando la primera Clara fallece, Shelley hace que su mujer le escriba su amigo Hogg para que venga a consolarla ya que él es incapaz de hacerlo.
Alice Krige como Mary y Eric Stoltz como Shelley en "Hauinted Summer"

 Mary también puede haberse sentido culpable por su relación adúltera, por haber separado a Shelley de su familia. Quizás veía la muerte de sus hijos como un castigo o se cuestionaba sobre la irresponsabilidad de traer hijos al mundo para que sufrieran lo que ella había sufrido. Aunque no creía en ninguna religión, Mary era consciente de la existencia de fuerzas naturales que eran perturbadas por las acciones humanas. En su ensayo On Ghosts (Sobre Fantasmas) Mary expresa creer en la existencia de la vida después de la muerte y añora también un mundo fantástico donde ocurren cosas prodigiosas.
What has become of enchantresses with their palaces of crystal and dungeons of palpable darkness? What of fairies and their wands? What of witches and their familiars? and, last, what of ghosts, with beckoning hands and fleeting shapes, which quelled the soldier’s brave heart..."
"¿Qué fue de las hechiceras con sus palacios de cristal y mazmorras de palpable oscuridad? ¿Qué fue de las hadas y sus varas mágicas? ¿Que fue de las brujas y sus familiares? Por último ¿qué fue de los fantasmas con sus manos suplicantes y figuras huidizas que aquietaban el valiente corazón del soldado...?" (trad. de la autora)


Por último tanto “Haunted Summer” como “Gothic” describen a los habitantes de la Villa Diodati embarcados en orgias de sexo y drogas. Se sabe que Shelley tuvo una alucinación al oír a Byron leyendo cuentos de terror. Mary y su hermana sufrían alucinaciones, pesadillas y otras manifestaciones de temperamentos exaltados. En una época en que  para cualquier malestar, las mujeres consumían láudano como si fuera enjuague bucal,  es más que posible que esas visiones nacieran de la influencia de la droga. ¿Será entonces que Frankenstein es obra de una mente  medicada?
Claire alucinando en "Gothic"