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lunes, 14 de octubre de 2024

Narraciones Terroríficas: Una antología del terror universal

 


Recientemente el rey Nerimane, mientras mencionaba la ausencia de material para mantener este blog vigente, me recordó que no solo vive este sitio de cine y streaming. Este blog está también dedicado a la fantasía, horror, ciencia ficción e historia alternativa en formato literario. Haciendo memoria lleguė a  mi primer encuentro con la literatura de terror y a una magnífica colección, que por suerte tengo a mi alcance,  llamada Narraciones Terroríficas.

Lecturas no Aptas para Menores

Los niños suelen recordar como sus padres les leían cuentos de hadas, las aventuras del elefante Babar y de Peter Rabbit. En cambio,  nuestro padre nos leía las Narraciones Terroríficas. Yo aprendí a leer a los tres años y le enseñé a leer mi hermano. Desde ese momento, y como no teníamos televisión, la lectura se convirtió en nuestro pasatiempo favorito. Se sabía que, para fiestas y cumpleaños, el mejor regalo para Los Niños Venant eran libros.

Como lectores voraces que éramos devorábamos libros y revistas, no todas para criaturas. Cuando se acababan, explorábamos la bien provista biblioteca paterna. Mi padre intentaba ejercer censura, pero nos prohibía libros que tuviesen contenido sexual ─incluso alusiones─ y los que iban en contra de la Religión Católica (léase tratados de mitología). A mi madre, que todavía ocultaba su condición de judía, le importaba un rábano lo de la mitología, pero también prohibía historias que invitasen a preguntas incomodas.



A ninguno de los dos les parecía mal que nos asustáramos con algún cuento de terror.  Y fue así que, en 1967, cuando mi madre se la pasó medio año en una clínica santiaguina y mi padre se hizo cargo de nosotros, que comenzó a leernos las Narraciones Terroríficas. Nacida en la Editorial Acerbo esta era una más de las antologías creadas en Los 60. La antecedieron Antología de las Mejores Novelas Policiacas, Antología de Novelas del Oeste y Antología de las mejores Novelas de Anticipación (así se llamaba en España a la ciencia ficción).

Exceptuando las del Oeste, mi padre adquirió todas estas antologías. Mi madre las vendió antes de trasladarnos a los Estados Unidos. Hace unos quince años, mi hermano comenzó a reunir los volúmenes por partida doble, enviando un set completo a mi padre en Chile y conservando el otro. El set chileno se perdió como toda la biblioteca de mi padre, pero conservamos este, el de mi hermano.

Revisando el índice del primer volumen, lo que más me sorprende es su variedad, o lo que hoy llamaríamos “diversidad”. En época franquista sorprende lo equilibrado del conjunto que incluye autores de casi toda Europa, de Estados Unidos y de México. Al igual que cuentos chinos y uno japones sobre un fantasma sin rostro, Mujina,  que ha asustado desde Japón hasta Hawái.



También incluye cuentos escritos por mujeres,  de E. Nesbit, la escritora infantil autora de The Railway Children; de la feminista (que casi se casó con Oscar Wilde) Violet Hunt; de Mrs. Oliphant, una de esas damas victorianas que usaban el apellido del esposo para publicar;  y de la cuentista mexicana Guadalupe Dueñas. No es chiste, pero, si notamos que hay una trilogía de cuentos del gran Sakí, podemos decir que hasta incluye diversidad sexual entre los autores.

El contenido de los cuentos abarca horror y terror; robots construidos con partes humanas como en Coppelius; monstruos reconocibles como licántropos y vampiros junto a fantasmas sin rostro; espíritus malignos que muerden como en un cuento chino y otros que asustan desde ventanales específicos. Hasta hay un callejón que desaparece junto a sus habitantes. Tampoco faltan los relatos de horror donde lo sobrenatural es la maldad del ser humano. Junto a maestros del terror como Edgard Allan Poe, Sheridan Le Fanu y Jean Ray, aparecen luminarias de las letras iberas como Bécquer, Valle Inclán y Eҫa de Queiroz. No faltan los grandes exponentes del relato corto como Chejov, Maupassant y       O ‘Henry.

Mi padre, como en todas nuestras lecturas, ejerció la censura. No podíamos leer nada de la colección si no lo leía él.  En su afán de no leernos nada “indecoroso”, terminó leyéndonos los ejemplos más terroríficos como el “Coppelius” de Hoffmann (el verdadero nombre es “El hombre de arena”) que con su historia de un científico loco que les roba los ojos a los niños, nos quitaba el sueño.

Aún peor fue “El gato negro” de Poe que nos hizo llorar ya que hemos sido gatofilos de siempre. ¿Qué es eso de dejar tuerto a un gatito y luego emparedarlo? Ni hablar de “La Familia Vourdalak” de la cual ya he escrito antes. Este relato vampírico de Alexis Tolstoi sigue siendo el más aterrador que haya leído en mi vida.

Aunque no creo que tengan acceso a esa antología quizás hayan leído estos cuentos, sino pueden buscarlos en línea. Yo paso a reseñar tres que me han impactado en esta nueva lectura.

“Gabriel-Ernesto” de Sakí.

El cuento tiene lugar a comienzo del siglo XX, en la campiña inglesa. La historia es narrada desde la perspectiva de van Cheele, latifundista, juez de paz y con ínfulas de naturalista. Un atardecer se encuentra, en sus tierras, cercano a un bosque, a un adolescente desnudo que duerme la siesta. Cuando lo interroga, el muchacho da respuestas cripticas que no explican ni su identidad, ni domicilio ni donde está su ropa. Anuncia que duerme por la tarde porque caza de noche “y en cuatro patas”.



Cuando van Cheele pregunta que caza, el chico responde que conejos, aves de corral y de vez en cuando…niños. Molesto, van Cheele le ordena que se marche. Lo próximo es que el muchacho, todavía desnudo, se le aparece en la casa anunciando que vivirá ahí ya que no puede dormir en sus tierras. La tía de Van Cheele, que vive con el sobrino, se apiada del muchacho al que cree huérfano y desprovisto de memoria. Le pone ropa de caballero, le da el nombre de Gabriel-Ernesto y lo integra a su circuito de obras de caridad.

Van Cheele, todavía no está tranquilo, menos cuando recibe la visita de su amigo, el pintor Cunningham,  quien le cuenta algo perturbador que presenció la última vez que estuvo ahí: un atardecer, casi al caer la noche, vio en el bosque como un jovencito se convertía en un lobo. Esto confirma a van Cheele sus sospechas sobre Gabriel Ernesto. No sigo porque prefiero que la lean. También para quienes cansa la lectura hay videos en YouTube.

Hablaré brevemente de Sakí. Hector H. Munro nació en lo que hoy es Myanmar, pero entonces era parte del Raj Británico. Su padre era miembro de la administración inglesa de la “ Joya de la corona”. A la muerte de la madre, el pequeño Hector y sus hermanas fueron enviados a Inglaterra a vivir con sus tías. Esta fue una época dolorosa y que marcaría la vida y la literatura de Sakí. Tanto la parodia de las caritativas solteronas victorianas en “Gabriel-Ernesto”, como la cruel guardiana del protagonista en “Sdreni Vashtar”,  están basadas en las odiadas tías del escritor.



Ya adulto, Sakí intentó seguir la tradición familiar y establecerse en la India, pero su salud no lo acompañó y renunció a su servicio en la policía imperial. De regreso en Inglaterra se dedicó a ganarse la vida como periodista y autor de cuentos breves. Estos los escribía con el seudónimo de “Sakí” nombre extraído del Rubayat de Omar Khayam.

A pesar de que cosechó fama,  tanto como cuentista como corresponsal extranjero del Morning Post, Sakí nunca fue feliz. Se sabe poco de su vida adulta puesto que su hermana Ethel, que fue su albacea, destruyó toda la correspondencia del escritor, posiblemente para evitar que se supiera que era homosexual. La homosexualidad fue un crimen en el Reino Unido hasta fines de Los 60.

Su depresión al llevar una doble vida explica que, en 1914, Sakí se enrolara en el ejército a pesar de tener más de cuarenta años. Durante los dos primeros años de la Gran Guerra, el escritor buscó la muerte. Se rehusó a aceptar un puesto de oficial, prefiriendo exponerse más como soldado raso; varias veces regresó al campo de batalla, aun herido o enfermo. Finalmente se cumplió su deseo en 1916 cuando lo alcanzó la bala fatal de un francotirador alemán.

 Aprovechando su seudónimo, Sakí satirizó los convencionalismos de la burguesía victoriana. En “Gabriel-Ernesto” se ríe de la estrechez de mente de la clase alta rural con sus ideas científicas y su caridad hipócrita, pero sobre todo de como intentan reprimir la naturaleza. El joven lobo representa no solo la desbocada sexualidad del adolescente, mas también una fuerza natural incontenible y por lo tanto aterradora.



Cuento en español

Tale in English

“La aventura de un estudiante alemán”

Muy diferente es el caso de otro escritor cuyo cuento he escogido. Me refiero a Washington Irving, uno de los primeros gigantes de la literatura estadounidense. Nació,  como su país,  en 1783 y desde niño tuvo la suerte de hacer buenos contactos, entre ellos el primer presidente de Estados Unidos cuyo nombre llevaba.



Hijo de mercaderes neoyorquinos, Irving tuvo también la suerte de que sus hermanos hubiesen hecho fortuna y lo quisiesen tanto que estuvieran dispuestos a pagarle sus viajes y su manía de escribir. Washington viajó extensamente por Europa, pero también por el Estado de Nueva York sobre todo por el Valle del Hudson y las Montañas Catskills que retrataría en sus cuentos.

Irving se hizo conocido por sus notas periodísticas y antes de los treinta años ya había fundado la revista Salmagundi en 1807. La Guerra de 1812 trajo reveses a la fortuna de su familia. Washington Irving se marchó a Inglaterra donde comenzó a escribir en serio. Su primera antología El Libro de Bosquejos contiene dos relatos situados en una Nueva York todavía dominada por colonos holandeses: Rip van Winkle y La Leyenda de Sleepy Hollow. Ambas demuestran la fascinación del autor por lo sobrenatural. Tal como ocurre en el cuento que voy a reseñar “La aventura de un estudiante alemán” que es parte de su segunda colección de cuentos:  Historias de un viajero.



Estos relatos fueron muy bienvenidos en Estados Unidos tal como su primera obra, una sátira de la historia de Nueva York que publicara en 1809, supuestamente escrita por el holandés Diedrich Knickerbocker. Tan famoso fue el texto que haría entrar en el léxico el término “knickerbocker” tanto en beisbol como en baloncesto, al igual que en cultura popular al convertirse en el apodo de las familias de antiguo linaje de Nueva York que hemos conocido en The Gilded Age. Otra aportación léxica de Irving fue el apodo de “Gotham” para Nueva York.

Hablando de esas familias, Irving fue muy amigo del primer millonario estadounidense, John Jacob Astor, de cuyo testamento seria albacea. Astor invitó a Irving a visitar las regiones todavía sin civilizar del nuevo país, incluyendo los espacios donde el millonario hiciese fortuna en el negocio de las pieles, o sea el Noreste. Irving gustoso visitó esta región geográfica de la cual escribiría una crónica Astoria (1836) y algunos relatos que son considerados como precursores del género western. También este viaje sirvió para acallar la denuncia de la elite intelectual de que Irving se había “europeizado”.

Tanto viajar, escribir y hacer buenas conexiones dio frutos. Washington Irving comenzó a hacer carrera en el mundo diplomático. Primero como secretario de la Embajada estadounidense en el Reino Unido y luego sirviendo por largos años como Embajador en la Corte Española (1842-1846). Su fascinación con la nación ibera databa de antes. Aparte de hacer amistad con literatos españoles como Jose Blanco White y Cecilia Bohl de Faber, Irving se había embarcado en la creación de una historia de Cristóbal Colon que publicó en 1828.



Tras esta publicación, Irving compilaría una colección de cuentos también muy famosa titulada Cuentos de la Alhambra (1832). Se le puede considerar entre los hispanistas de su época, junto a Paul Prescott. Irving nunca se casó. Estuvo comprometido con Matilda, la hija de su mentor, el Juez Hoffmann, pero ella murió antes de la boda. Mas adelante se enamoró de Emily Foster,  una joven expatriada americana en Alemania, pero ella lo rechazó. Se dice que Mary Shelley lo requirió en amores y está vez fue Irving quien la rechazó.

Tanta biografía es para indicar que Irving era un romántico apasionado y gustaba de las mujeres (Anya Seton lo tiene robándole un beso a la hija de Aaron Burr en My Theodosia) lo que lo asemeja a Wolfgang de su relato de terror. Releí este cuento justamente porque estoy haciendo algo sobre la ficción y la Revolución Francesa. Liberal y humanista, Irving no critica la llegada de la República a Francia, pero es consciente de que se ha excedido en su ejercicio de la justicia.

Wolfgang vive en medio de ejecuciones arbitrarias que ocurren día a día. Es típico alemán joven de su época: idealista, romántico, espiritual. Su obsesión con Swedenborg, nos dice el autor, lo ha vuelto huraño. Gusta de las mujeres, pero su timidez le impide acercárseles. Se ha creado en su imaginación una imagen ideal femenina que cree nunca alcanzará.





Una noche de lluvia, la encuentra en el lugar más insospechado, a la sombra del cadalso. En los escalones que llevan a la guillotina ve una mujer enlutada, acurrucada llorado. Cuando la consuela descubre que es esa imagen ideal de belleza femenina que ha forjado en su mente.

La lleva a su cuartucho, beben, hacen el amor y a la mañana siguiente, Wolfgang despierta al lado de un cadáver. La identidad de la difunta y su manera de morir son el núcleo supernatural de este cuento. Les dejo el link aquí para que las descubran.

Cuento en inglés

Cuento en español

“ Al Roce de la Sombra”  de Guadalupe Dueñas

El ultimo relato es la contribución latina a esta colección. Es un ejemplo del gótico mexicano de la cuentista jalisciense, Guadalupe Dueñas. Doña Lupe era un poco enigmática, a pesar de haber vivido a mediados del siglo XX. Sabemos dónde nació, quienes fueron sus padres y donde estudió, pero se sabe poco de su vida personal.



Se sabe que aparte de publicar varias antologías de cuentos, tuvo muchos empleos interesantes desde ser censora de cine hasta escribir guiones de telenovelas, entre ellos, la espléndida Carlota y Maximiliano, uno de los proyectos históricos de Don Ernesto Alonso. Poco antes de fallecer, Guadalupe Dueñas se enclaustró en su casa, un poco como lo hacen Las Moncada en el cuento que voy a reseñar.

“Al roce de la sombra” es parte de Tiene la noche un árbol, la segunda antología de cuentos que la autora publicó en 1958. Comienza como típico gótico con dejos de Jane Eyre. Raquel es huérfana, fea, pobre, se crio en un orfanato de monjas y su único mérito es ser maestra. La directora del orfanato le consigue un empleo en una zona rural y le da una carta de recomendación para sus antiguas condiscípulas, Las Hermanas Moncada que viven en la villa de San Martin.



En el tren,  un compañero de viaje ilustra a Raquel sobre las Moncada. Una vez fueron riquísimas, se educaron y vivieron en Francia, pero desde que perdieron su fortuna viven como ermitañas en su antigua casona.

Las Moncada reciben con alacridad a Raquel, aunque le dan hospedaje. La maestra se sorprende al ver que las hermanas, que solo salen para ir a misa, conservan su casona con todo el esplendor de antaño. Se avergüenza de ser tan poca cosa entre tanto lujo, pero poco a poco, Las Moncada, le toman cariño, la visten y le enseñan a gozar de las cosas finas de la vida.

Una tarde, Raquel que ha salido más temprano, llega a la casa y descubre el secreto de Las Moncada. Desde el momento que presencia un rito demencial y depravado que sabe que su suerte está echada…



El estilo del cuento es casi onírico, comienza a media res con Raquel despertándose después de su metida de pata y pasa a un flashback del viaje en tren que la trajo a San Martin. Raquel muchas veces duda de su realidad y siente que vive en un sueño, como si estuviese narcotizada.

Sigue pautas del terror gótico, un inocente forastero queda atrapado en una casa llena de secretos criminales de los que será víctima, tipo Get Out. Las Moncada son esas ancianitas, estilo  Doña Macabra o las de Arsénico y Encaje Antiguo que combinan demencia senil con acciones psicópatas.

Guadalupe Dueñas fue reconocida por tener estos personajes malvados, que esconden su psicosis, bajo apariencia inocente y vulnerable,  sean niñas o viejitas. Una anécdota es que Inés Arredondo en una pelea con Doña Lupe le espetó “eres tan mala como los personajes de tus cuentos” a lo que la Señora Dueñas respondió “así es”.  ¿Que habrán querido decir?



Aquí les dejo el cuento completo en español.

Revisando el resto de la antología, este primer tomo es el mejor, el más diverso y el que incluye más escritores conocidos, los otro ocho se concentran en maestros de terror como El Solitario de Providence, Bram Stoker, Robert Bloch, y Ray Bradbury cuando combina la ciencia ficción con el horror.

¿Habían leído estos cuentos? ¿Qué les parecieron?

jueves, 10 de octubre de 2013

Primeras impresiones de Sleepy Hollow: Moralejas y lecciones de historia


Me acerqué con  mucha cautela a “Sleepy Hollow”, la primera de las series fantásticas de esta nueva temporada que iba a ver. Algo pasa con la televisión este año que no acaba de convencerme, pero encontré en esta fantasía histórica mucho de rescatable, por lo que la considero digna de ser admitida en el listado de Reinos de Fabula.

Como saben, la serie está inspirada en el cuento de Washington Irving, “La Leyenda de Sleepy Hollow”. El cuento tiene lugar en un pueblecito del Valle del Hudson en la recién nacida nación de Estados Unidos, a fines del Siglo XVIII. Ichabod Crane, un supersticioso maestro de escuela, por una apuesta con un rival de amores, se atreve a cruzar de noche un sitio supuestamente habitado por fantasmas y tiene un terrorífico encuentro con El Jinete sin Cabeza.

El relato de Irving ha motivado  múltiples adaptaciones a pantallas grande y chica. La más notable es la de Tim Burton de 1999. En esa “Sleepy Hollow”, Crane (Johnny Depp) era un  detective neoyorquino enviado a una localidad rural del Valle del Hudson, en vísperas del Siglo XIX, para investigar una serie de asesinatos cometidos por el fantasmagórico jinete.



“Sleepy Hollow”, la serie de Fox, tiene poco en común con las adaptaciones anteriores. En cambio,  presenta elementos del cine de terror que  está de moda, más un marco de serie detectivesca que siempre gusta. Ichabod Crane es nuevamente un profesor en la Nueva Inglaterra dieciochesca. A pesar de su origen inglés, Crane abraza la causa independentista y pelea en la Revolución Americana en la cual decapita a un mercenario alemán que se convierte en El Jinete sin Cabeza.  Crane está casado con Katrina van Tassel, que a diferencia del filme de Burton, no es bruja sino cazadora de aquellas, actividad que la tiene atrapada en algún plano astral.  

(unrealitytv.com)


Durante una misión para George Washington, el maestro muere y resucita casi tres siglos más tarde en un Sleepy Hollow que parece haberse convertido en la peor pesadilla de los Republicanos, a juzgar por su población predominantemente afro-americana y latina. Crane cae bajo la protección de Abbie Mills, una oficial de policía de raza negra. Es la única que conoce su secreto, que le cree, y juntos se embarcan en una investigación que revela que El Juicio Final se acerca y que el decapitado es  uno de los Jinetes del Apocalipsis.

Como la estúpida revista de cable no anunció el inicio de la serie, me perdí los dos primeros episodios, y solo vine a conocerla en su tercera entrega. Antes me leí un par de reseñas. Algunas se quejaban de la falta de historicidad de los recuerdos/recuentos de Ichabod Crane. Otros blogs más feministas admiraban que la corrección política se impusiese sobre la realidad histórica. Al final, que la serie parecía ser sobre como un macho de era patriarcal era puesto en su sitio por una representante de las minorías del Siglo XXI. Con esas recomendaciones, pocas ganas me quedaban de verla, sobre todo si tenía en cuenta que este año las series vienen con tufo a mediocre.



No sé si será que “Ray Donovan” dejó la vara muy alta, pero hasta en HBO me es difícil engancharme. “El Negocio” no me tienta, la segunda temporada de “Prófugos”, a pesar de todas las carreras de auto, me resulta pesada, y el primer episodio de la cuarta temporada de “El Imperio del Contrabando” lo encontré totalmente soporífero e incomprensible. Así es que llegué a Fox, la noche del lunes, con muy poco interés en visitar “Sleepy Hollow”.

La primera veintena de minutos me hizo sentir que estaba viendo una imitación de “Life”. De nuevo teníamos a un actor inglés que da vida a un inadaptado,  bastante desvinculado de la cultura gringa contemporánea (Crane porque viene de otro siglo; Charlie Crewes porque llevaba dos décadas en la cárcel), metido en líos detectivescos, y emparejado con una detective hembra, étnica y gruñona.



Pero, poco a poco, comencé a notar una novedad fascinante. Si Ichabod Crane es noble, caballeroso, compasivo, erudito y valiente es porque viene de la América Colonial. En cambio, los defectos de Abbie,(impaciente, ruda, y ,como nos enteramos en este episodio, mentirosa y cobarde),  nacen de la posición que juega o ha jugado,  en la sociedad moderna.

(fox.com)


Su orfandad, su infancia y adolescencia en hogares adoptivos, incluso una escapada para irse al bosque a emborracharse con su hermana menor, han marcado la vida de Abbie y su personalidad. En ese bosque, Las Hermanas Mills vieron a un demonio, pero Abbie, temiendo el rechazo social y subsecuente castigo, niega ese encuentro dejando que todos crean que su hermanita es una demente mitómana. “Miss Jenny” (como la llama el cortes Ichabod) lleva una vida de entrar y salir de sanatorios. Solo que ahora, quienes saben que dijo la verdad, su psiquiatra y un granjero vecino, acaban suicidándose victimas del “Sandman”, el supuesto personaje de cuentos que trae los sueños a los niños.

(beyondfanom.com)


Abbie se burla de Ichabod por no conocer al “Sandman”, pero resulta que es el Profesor Crane quien identifica a este “arenero” como un demonio de la mitología iroquesa que juzga a las personas a través de sus sueños. Crane se sigue anotando puntos cuando Abbie descubre incrédula que tribus nativas pelearon en la Guerra de Independencia, algunos en el bando británico, otros con los Rebeldes. Oye, si yo aprendí eso en mis años de secundaria en USA. Pero recuerdo que en NY, la historia es una disciplina optativa en el currículo escolar (como lo es en Chile ahora) y que el estadounidense medis no tiene mucha afición a la clase de historia.

Abbie, que si ha visto westerns (aunque no “El Ultimo Mohicano”), le explica a Crane que en el siglo XIX se perturbó para siempre la paz entre blancos e indios en Norteamérica. Esto indigna al profesor quien asegura que el gobierno de las Trece Colonias se basó en el modelo nativo, de la Federación Iroquesa. Ahí me di cuenta de que esta serie,  aparte de historia de detectives-cuento de terror- viaje en el tiempo, es una verdadera fantasía histórica en donde lo fantástico es empleado como  metáfora para comprender el pasado. La lección es que la humanidad ha pasado de ciclos de conocimiento y tolerancia a periodos oscurantistas, y así sucesivamente.
The Sandman (tv.com)


A pesar de saber que los nativos ya son parte de un lumpen, Ichabod insiste en que le consigan un chamán para ir a entrevistarse con el demoníaco juez que amenaza venir por Abbie. Como corresponde, lo mas cercano a un chaman en Sleepy Hollow es un vendedor de autos, de cuello y corbata, que se indigna ante la idea de revertir a costumbres de su etnia. Otra lección. En el mundo de Ichabod Crane, un chamán era alguien respetable. En el mundo moderno, la magia no tiene cabida por lo que el médico brujo debe dedicarse a vender autos.

Finalmente lo convencen y los lleva a un a especie de bodega donde les da a beber un preparado. Otro gol para Crane quien con una probada descubre los ingredientes de la poción (jazmín, lúpulo y corteza de cerezo). Probablemente los granjeros coloniales, expertos en homeopatía, podían deducir el contenido de un preparado de yerbas tras solo un sorbito.



La poción es para que Abbie (e Ichabod que galantemente insiste en acompañarla) entre al reino de los sueños y se enfrente al espectro, pero para que éste no los domine necesitan de veneno de escorpión que los mantendrá despiertos. Así Ichabod y Abbie se someten al pinchazo de un alacrán en sus respectivas panzas, pasan a un plano onírico y encuentran al coso este que no solo pretende juzgar a la detective sino también al viajero. Abbie lo neutraliza, confesando de viva voz su experiencia juvenil y lanzando el grito de “¡No te tengo miedo!” Esto impresiona tanto al monstruo que se convierte en vidrio y ella lo destruye. Pero no acaban ahí sus problemas, ya que Miss Jenny Mills ha huido del manicomio, y todavía anda El Jinete buscando su cabeza por ahí.

Con solo cuatro capítulos, “Sleepy Hollow”, ha tenido un éxito tal de audiencia  que la Fox la ha renovado para una segunda temporada. Me alegra, porque quiero seguir viéndola. Tom Myson es atractivo y sabe hacernos simpático a su Ichabod Crane.

No es culpa de Nicole Beharie que su Teniente Mills sea un poco antipática. Así es como debe ser. Al parecer es un cliché establecido en la ficción angloparlante que si se presenta  una relación (no necesariamente romántica) entre caucásico y chica étnica esta última debe ser conflictiva. No tengo problemas con eso porque, a diferencia de “Life”, no veo tensión sexual entre esto dúo de investigadores. Yo prefiero que Ichabod pronto encuentre a su Katrina y que Abbie se empareje con su jefe, El Capitán Irving. Aun sin esas posibilidades de romance, la serie ofrece bastante en el terreno de la fantasía como para engancharme. Se la recomiendo a todos mis Reyes de Fabula.