No creo que todo entretenimiento deba ser didáctico, me molesta
la gente que examina libros, filmes y series con lupa para quejarse de
cualquier desvió de lo “políticamente correcto”, pero soy consiente de que hay
obras que pueden manipular la mentalidad del publico o perpetuar conceptos
errados sobre etnias, géneros y actividades. Tal como hay obras de fantasía que
inesperadamente son reconocidas por su contribución a una sociedad mejor.
Esta semana hemos visto con orgullo que George R.R. Martin
fue a recibir el “Visionary Award “que se entrega a las series que tratan
positivamente las discapacidades.
Obviamente que una historia cuyo protagonista es un enano sin nariz (con
un hermano manco y con mucha nariz) tiene por fuerza que crear conciencia sobre
las personas “diferentes”.
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Me falta mi manito ¡Quieranme!(gameofthrones.wikia.com) |
Mi única queja es que no únicamente la serie sino los libros
deberían ser reconocidos por ese contenido positivo. Tan ocupado ha estado el
feminismo radical de tildar a la Canción
de hielo y fuego de machista y misógina que ciegan sus ojos al tenor
provechoso de la obra, a su inclusión de personajes con problemas físicos como
Shireen y mentales como Hodor, a los procesos de rehabilitación de Jaime Lannister
y Bran Stark e incluso a la descripción de como ser feo puede cambiarle la vida
a una persona.
Esta meritoria contribución de la saga martiniana obliga a revisar otras obras
fantásticas que persisten en exhibir conceptos alarmantes, desacertados y
perjudiciales sobre minorías. Es lo que estoy viendo en esta temporada de
“American Horror Story”. No hablo nada más del desafortunado retrato de las
brujas. La serie llega más allá haciendo hincapié en estereotipos sexistas e
incluso racistas. Para muestras, el segundo episodio titulado “Boy Parts”
(pedazos de chico).
Puedo perdonar ciertas infracciones históricas, aunque
invocar a Azazel, un ángel caído que hace rato fue condenado y encadenado, me
parece un acto ocioso. Pero bueno, errores como ese han sido cometidos por
magos por siglos. Un toque novedoso de
la serie es tener hechiceras practicando la necromancia. Esa es un área que siempre
han preferido los hechiceros varones.
Perdono también la simplificación barata de reducir la
presencia de la magia en Norteamérica a las enseñanzas que una esclava africana
inculcó a unas mocosas de Salem. Más me sorprendió
la reticencia de Cordelia de emplear magia para embarazarse, y que cuando
finamente se decide, utilice magia oscura. Pero ya me di cuenta que estas
brujas solo conocen las artes negras.
Un profesor de antropología me dijo que las magias negras
son las que trabajan la muerte, y los hechizos que promueven la vida son lo
contrario. Desde la Antigüedad que las religiones han abarcado ritos de
fertilidad y las monoteístas de hoy no ven nada malo en emplear salmos o
invocar la ayuda de santos o santones para aumentar una familia. El Talmud está
lleno de recetas “mágicas” de como promover la fecundidad de las hijas de
Israel. Tal como toda curandera sabe como ayudar a la estéril a escribirle a la
cigüeña. Algo en común de estas recetas
o ritos para encargar criaturas es que no se utilizan ingredientes animales ni
sangre de ningún tipo. Así que ese huevo de culebra estuvo un poco de más.
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Ritual de fecundidad según Cordelia (horrornews.net) |
Todos esos detalles hay que tomarlos con humor y tolerancia.
El problema es que la serie pinta un cuadro muy poco halagüeño de lo que es la
brujería y peor aun, de lo que es ser mujer. Es ahí donde comienzo a crisparme.
Todo parte de un espinoso silogismo que parece un eco de la enseñanza talmúdica
de que donde hay muchas mujeres siempre aparece la brujería. La serie postula
que la brujería es mala y que cuando se juntan muchas mujeres se ponen a hacer
hechizos y a causar problemas. Conclusión, las mujeres son malas y amigas de
practicar malas artes.
El gran problema de esta serie es que el 80% de los personajes
está compuesto por mujeres…tontas. Ni siquiera las más badass (Fiona o Madison) son muy inteligentes. En este episodio
vimos el colmo de la estupidez femenina. Desde Misty que representa el mas hediondo
estereotipo de la White trash de
Luisiana y que parece más mema que Sookie Stackhouse y Britney Spears combinadas,
hasta esa ofensiva redundancia de hacer que Nan fuese la que liberase a Delphine.
Obvio pues, la tontita va a hacer tonterías. Pero el espectáculo más penoso de
estupidez femenina lo dio Zoe al enfrentarse a la policía.
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Misty, tonta, bonita y bruja (melty.es) |
En el primer episodio vimos a una Zoe prudente, valiente y
capaz de tomar justicia por su mano. Ahora, la vimos desmoronarse ante la
primera entrevista con la ley, soltar toda la sopa y lloriquear suplicando a
los señores policías que no la llevaran presa. Parecía una nenita de cuatro
años. ¿Y realmente pensaba que después de lo contado la iban a dejar libre? Por
suerte, Fiona estaba a mano para glamurizar a los detectives.
Zoe sigue en su onda descerebrada aceptando asistir a
Madison en un rito necromántico para construir “el novio perfecto” con trozos
de los ex fraternity boys. Si hasta
ahora no creíamos que las brujas fueran entes superficiales que despilfarran
frívolamente sus dones, este proyecto de fabricar un monstruo de Frankenstein
nos lo deja claro. Seré muy anticuada, pero creo sentido común básico que el
hombre perfecto de toda mujer es uno que cumple nuestros deseos, es detallista,
fiel y obviamente no va a andar violando a nadie. Sin embargo, para las jóvenes
brujas el hombre ideal se compone de las piernas de Fulano, los brazos de
Zutano y el pene de Merengano. Al lado
de estas taradas, Sabrina y sus tías son superdotadas.
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(comicbook.com) |
Otro ejemplo de que la serie se subscribe a la agenda
patriarcal es como describe las relaciones entre féminas. Las mujeres o son rivales (Fiona y Marie Laveau) o buscan
someter y abusar de sus congéneres (Fiona con Delphine y las alumnas de la
Robicheaux; Fiona y Delphine; Fiona y Cordelia; Delphine con sus esclavos) o se
juntan para provocar tragedias (Madison y Zoe). En resumen, hay que evitar que
las mujeres se unan.
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¿Quién dominará a quién?(starpulse.com) |
Como si estas máximas misóginas no fuesen lo suficientemente
improcedentes, el show coquetea peligrosamente con el racismo. Leí que toda la
temporada será una guerra ente el vudú afroamericano y la hechicería caucásica.
Si gana esta ultima, ya seria un grito de supremacía blanca. Si vence el vudú
dejaría la impresión que el legado negro está plagado de supercherías y magias
criminales, porque Marie Laveau no es precisamente un perita en dulce.
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(buzzsugar.com) |
Hubo un momento que pareció que el único personaje digno de
lástima del capitulo era Delphine, obligada por la magia vudú a vivir
eternamente, gracias a la hechicera que masacró a su familia. Marie Laveau aparece
como una mujer soberbia, vengativa, violenta y que usa su poder para hacer el
mal. En cuanto a Queenie, el otro personaje de color importante en la trama,
también es violenta y colérica. Su magia consiste en infligirse (sin dolor
aparente) daños físicos que luego traspasa a sus victimas. En un flashback la vemos meter el brazo en
aceite hirviendo para castigar a un cliente insatisfecho que sufre dolorosas quemaduras
de primer grado en su piel. Como para no comer más en el restaurante de Queenie.
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Delphine pone en su sitio a Queenie (tv.com) |
American Horror Story
es entretenida, pero todo entretenimiento cansa cuando se vuelve muy previsible
o los personajes dejan de ser creíbles y queribles. Lo último está ocurriendo
ya en una demostración de como la fantasía que se apoya en estereotipos termina
convirtiéndose en una peligrosa trampa