Mostrando entradas con la etiqueta Orlando El Furioso. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Orlando El Furioso. Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de febrero de 2013

Predecesoras de Brienne de Tarth: Marfisa y Bradamante de Orlando, El Furioso



A pesar de lo que digan sus detractores, Canción de Hielo y Fuego tiene una gran deuda con la obra de Tolkien. Por eso es fácil imaginarse que al crear a Brienne de Tarth, George R.R. Martin tenía en mente a Eowyn. Sin embargo, aunque use armadura masculina y sepa manejar la espada, La Moza es bastante diferente de La Dama Blanca de Rohan. Debido a eso hay que buscar otras fuentes de inspiración. Ya nuestra Dama Blanca nos mostró los vínculos de “Brienne La Bella” con Juana de Arco, pero tengo la impresión de que Martin tuvo más arquetipos en mente para crear a La Doncella de Tarth.

El mundo de la Antigüedad está plagado de imágenes de mujeres belicosas, desde Las Amazonas griegas a Las Valkirias nórdicas. De las guerreras celtas a la Camila de La Eneida, la idea de una mujer que usa las armas de hombres y pelea como ellos es una constante en textos clásicos. Sin embargo, existe una diferencia ente mujeres de acción de leyenda y la Virgo Bellatrix y es que la  última adopta indumentaria masculina.

El primer concepto del cross-dressing no nos llega  de fuentes mitológicas sino de la hagiografía cristiana. Así nos enteramos que Santa Eugenia y Santa Eufrosina, nobles vírgenes del África Romana, se visten de varón para huir de sus paganas familias y así vestidas encuentran el martirio. Mas interesante es el caso de Santa Pelagia, una cortesana que tras su conversión se pone ropa de varón y huye a hacer penitencia en el desierto. Con el triunfo del cristianismo aparecen otro tipo de santas-travestis. Santa Marina “El Monje” y Santa Anastasia, “La Patricia” ingresan a ordenes monásticas cuando estás aun no estaban abiertas al genero femenino, y visten el habito de fraile.
Santa Marina, El Monje (Wikipedia)


En esas historias vemos varias razones para vestirse de hombre. La primera es proteger la virtud, como se dice “es mas fácil levantar una falda que bajar un pantalón”. Disfrazadas de hombres, estas niñas pueden pasar desapercibidas. Mas  o menos la misma excusa que da Arya Stark a Tywin Lannister, en “Juego de Tronos”, para hacerse pasar por varón. Pero ese no es el caso de Brienne. Ella no oculta ni identidad ni sexo como lo hacen La Dorotea del Quijote y la Rosalinda de Shakespeare. Aparte que es con armadura cuando recibe más acoso sexual.
Arya en su etapa travesti (boomtron.com)


El caso de Santa Pelagia es un eco de las palabras de San Pablo de que en Cristo no hay géneros. El apóstol se refiere a que para Cristo no hay divisiones sexuales, pero como todo escrito religioso, este fue deformado y malinterpretado como que las mujeres debían parecer hombres. Por eso monjas y místicas, por siglos se mataron de hambre para perder formas femeninas y dejar de menstruar.

Ese tampoco es el caso de Brienne quien aunque se vista de hombre y adopte un estilo de vida alternativa, no rechaza su sexo, incluso está enamorada de Renly. Una cosa curiosa, Martin habla de las menstruaciones de Cersei, Sansa, Daenerys y hasta de Cat, pero nunca menciona las reglas de Brienne.

(wallpaperswa.com)


El ultimo caso de monjas travestis se refiere a las que quieren integrarse al mundo de varones y ser “one of the boys”. Ahí entra Brienne, pero nunca llega realmente a ser aceptada como un caballero más. Asha Greyjoy recibe más respeto y solidaridad de parte de sus marineros que La Doncella de Tarth de sus compañeros de arma.

La verdadera razón de Brienne para vestirse de varón es que es el vestuario más cómodo para desempeñar sus labores caballerescas. En eso se asemeja a las doncellas guerreras de la épica renacentista,  a la Clorinda de La Jerusalén Liberada y a la Marfisa de Orlando, El Furioso. Pero principalmente le encuentro rasgos de Bradamante (incluyendo que los nombres de ambas inician con las mismas tres consonantes) del poema de Ariosto.

Bradamante y Marfisa son casos muy peculiares en la literatura. En ese varonil mundo caballeresco ambas optan por vestirse de hombres y luchar como ellos, pero sin dejar de ser mujeres. Marfisa es hija del Duque de Calabria y de una princesa sarracena. Cuando su padre es derrocado, la madre debe huir a África donde muere dando a luz gemelos. Los bebés Marfisa y Ruggiero son criados por el Mago Atalante, pero un día los encuentran los cazadores de esclavos. Ruggiero logra huir, pero su hermanita es secuestrada y vendida. Existen dos profecías sobre Ruggiero. La primera es pública y dice que como musulmán él puede ayudar a la destrucción del Imperio de Carlomagno. La segunda que solo Atalante conoce, es que si por amor Ruggiero se convierte al cristianismo engendrará una ilustre casa, pero morirá prematuramente.
Marfisa  (plato de loza de Faenza)


Al enterarse de la primera profecía, Agramante, Rey de África, manda buscar a Ruggiero ya que prepara su invasión a Europa y lo necesita entre sus fuerzas. Atalante secuestra a su hijo adoptivo. Le construye un castillo encantado en los Pirineos y ahí lo encierra. ¡Hasta secuestra a otros caballeros para que jueguen con Ruggiero! Finalmente, Ruggiero es descubierto y se une a las huestes de Agramante.  Ahí conoce a Marfisa, ahora convertida en Reina de la India, y doncella guerrera. Ninguno se imagina que son hermanos y descendientes de Héctor de Troya.

Aunque Marfisa aparenta ser “uno de los chicos”,  dentro lleva algunos oscuros secretos. Es superviviente de una vida de esclavitud y acoso sexual. Hasta su titulo de reina lo consiguió tras matar a un rey hindú que intentó violarla. Aunque es impaciente, de mal carácter, y en ella hay cierta amargura hacia los hombres, no los rechaza, ni rechaza su feminidad, pero exige que se la trate con respeto. Algo que ha conseguido por la fuerza. A sus 18 años ya ha conquistado siete reinos. Sin embargo, cuando se le pide que se ponga faldas, lo hace pidiendo un vestido prestado. Como Brienne a la que visten de mujer Cat, Bolton y hasta Jaime, Marfisa no posee vestidos propios.

La relación de Marfisa con las de su sexo es ambigua, ayuda a rescatar a Angélica, pero como parte de sus servicios a Carlomagno. Rescata a una vieja feísima a la que lleva en la grupa de su caballo. La fealdad de la mujer invita a la burla de quienes se cruzan con ellas. Marfisa ataca y vence a varios caballeros burlones, los obliga a decir que la vieja es guapa y hasta le quita la ropa a la dama de uno de los vencidos para vestir a su protegida. La protección de la dama-caballero no nace de una solidaridad femenina sino de un deseo de amparar a alguien tan “freak” como ella. Inclusive, Marfisa no se siente obligada a solidarizar o proteger a otras mujeres. Eso es evidente cuando salva a los caballeros de las garras de las amazonas del matriarcado de Mangorrone.

Marfisa socorre a la vieja (Wikipedia)


Cuando Ruggiero es herido, Marfisa lo cuida y termina enamorada de él (al parecer Martin no fue quien invento el cuento de la atracción sexual entre mellizos). El problema es que Ruggiero ya se ha enamorado y de otra doncella guerrera. En una ocasión, el paladín sarraceno rescató a una mujer que iba a ser violada por una banda de soldados moros. Ella es Bradamante, El “Caballero de la Pluma Blanca”. Ya sabemos que es fácil enamorarse de quien nos rescata de bandidos lascivos (aunque Ruggiero no grite “zafiros”). Bradamante ama a Ruggiero, pero aunque el sentimiento es reciproco, ella se rehúsa casarse con él a menos que se bautice.

Marfisa, obviamente, no ve con buenos ojos a su rival. Como Brienne es mal pensada y cree que el par ya se ha dado un revolcón. Finalmente, las dos guerreras se enfrentan. A pesar de la ira y pericia de la sarracena, Bradamante posee una lanza mágica y Marfisa termina con el culo en tierra. Aun así la pelea de gatas continua, peor aun la azorada Bradamante tilda a la reina de “vaca estúpida”, lo que Marfisa no perdona. Hasta agrede a Ruggiero que intenta separarlas. Solo la intervención de Atalante que revela los lazos de sangre entre Marfisa y Ruggiero acaba con esa rivalidad.

Marfisa y Pinabel de Delacroix


Ahora  toca hablar de Bradamante. Sus vínculos en común con Marfisa son que ambas son excelentes guerreras, ambas se visten de hombre y ambas se enamoran de Ruggiero. Ahí termina toda similitud. Bradamante es hija del Duque Aymon, hermana de Reinaldo, prima de Orlando y sobrina de Carlomagno. Con ese pedigrí está acostumbrada que se la trate con respeto. Aunque es una gran guerrera, su entrada al campo de batalla es por  estar cerca de Ruggiero, no por deporte como Marfisa. En una ocasión, encerrada en el castillo de Montalbán, Bradamante se entera que su gran amor anda para arriba y para abajo con otra. Los celos la impulsan a ponerse armadura y a huir de casa de sus padres.

Barbara De Rossi como Bradamante en "Los Paladines"


A pesar de que huir y vestirse de hombre sean actos transgresores Bradamante no pretende vivir de manera diferente a las demás mujeres. Serán las circunstancias las que la alejen del rol femenino. Pero si lo pensamos bien, Brienne fue a la corte de Renly motivada por el amor que sentía por su rey.

Ariosto describe a Bradamante y Marfisa casi de igual manera. Ambas son hermosas y superlativas en el manejo de armas. Donde el poeta las diferencia es en el carácter. Marfisa es impulsiva, de genio vivo, pero también es de una ingenuidad casi cómica que recuerda a la de Brienne. Bradamante en cambio es emotiva, sensible, llora constantemente o por celos o por impotencia. Ahí de nuevo tenemos a Brienne de Tarth.

En su peregrinación tras Ruggiero, Bradamante vivirá muchas aventuras, defenderá caballeros y doncellas, montará hipogrifos, y le robará un anillo a Brunello, el moro más ladrón de la morería. Más importante, demostrará tener control sobre su vida. Como Atalante anda por ahí constantemente tratando de desbaratar ese romance que significa la muerte temprana de su ahijado, Bradamante tendrá muchas veces que rescatar a quien la rescató.

Marioneta siciliana representando a Bradamante (irsap-agrigentum.ip)


En una ocasión escalando hacia el castillo de Atalante, Bradamante encuentra una cueva. Ahí, ante la tumba  del mago Merlín, se le aparece el hada Melissa (¿Melisandre?) que se convertirá en su protectora. Melissa la llama “madre de héroes” y le hace un pronóstico de un futuro que va enlazado al  de Ruggiero. Ambos crearán una estirpe de nobles, La Casa D’Este, que serán los ancestros de Los Duques de Ferrara y Módena. No es de sorprender esta inclusión, puesto que el Duque Alfonso D’Este (marido de Lucrecia Borgia) era patrón de Ariosto.

Otra interesante trampa de la que a doncella guerrera deberá librar a su amado es de la isla de Alcina. Ruggiero llega esa isla y es interpelado por un árbol parlante. El árbol se revela como el caballero Astolfo, otro de los compañeros de aventuras de Marfisa. Astolfo advierte a Ruggiero que la isla pertenece a las ardientes hermanas-hadas Alcina y Morgana. Ellas “capturan” caballeros y cuando se cansan de acostarse con ellos los convierten en rocas, animales o arboles. A pesar de la advertencia, Ruggiero cae en la cama de Alcina. Allá tendrá que ir Bradamante, amparada por Melissa, a rescatarlo.

Bradamante y el Hada Melissa (ilustración de Gustave Doré)


Sin embargo, el mayor peligro que enfrentarán los amores de la doncella-caballero y Ruggiero vendrá del mundo real, no provocado  por magos ni lascivia de hadas. Mientras Bradamante vive aventuras sin fin, su padre el Duque Aymon arregla el matrimonio de su única hija con el Príncipe Leo hijo del Emperador de Constantinopla.

Como Martin, Ariosto interrumpe el reino de fabulas para dar paso a la realidad feudal. Bradamante puede jugar a ser independiente, pero el poder del Pater Familiae la alcanza aun en ese universo prodigioso y le recuerda que es mujer y sometida. Entretanto, Ruggiero se ha bautizado y Reinaldo le ha dado permiso para casarse con su hermana, pero la autoridad paterna supera a la del paladín.

La acción se traslada a los Balcanes. Ruggiero parte a tierras bizantinas a ver como impedirá esa boda. Termina en una mazmorra de la que es rescatado por el mismísimo Leo. Bradamante y Marfisa llegan a la corte de Constantino. Ella tiene una última carta. Como Brienne, exige que su futuro marido sea un hombre capaz de vencerla en combate. Se entabla una justa entre ella y Leo que lleva un yelmo cerrado. A pesar de los bríos de la guerrera, es vencida. Ni las lágrimas de Bradamante ni  las elocuentes suplicas de Marfisa aplacan el corazón del Duque Aymon ni el del Emperador de Constantinopla.

(photobucket.com)


Queda un último arreglo, Ruggiero y Leo deberán enfrentarse por el amor de Bradamante. Aparecen Leo y Ruggiero. El Príncipe explica que fue Ruggiero quien lo representó en el campo del honor. Es el quien venció a su futura esposa. Ruggiero no solo se casa con su amada, además por caprichos de la imaginación de Ariosto termina de Rey de los Búlgaros. Pero no nos olvidemos de la profecía. Tiempo después del nacimiento de su primogénito, Ruggiero muere debido a una traición de sus vasallos. Bradamante y Marfisa vengan su muerte, destruyendo un reino, tras lo cual la viuda se convierte en reina regente. Un buen final para una mujer emancipada, pero femenina. Ojala, Martin de tan buen final a La Doncella de Tarth.

Estoy segura de que para crear a Brienne, Martin se inspiró en la ingenuidad, emotividad y algún otro detalle de las sagas de esas guerreras. Pero hay un detalle que las separa. Bradamante y Marfisa son descritas como hermosas y ya sabemos que el apodo de “Brienne, La Bella” es una burla. ¿Creen que Brienne sería un personaje tan multifacético si fuera guapa como Bradamante y Marfisa?