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miércoles, 16 de octubre de 2013

La sabiduría de Salomón y Sleepy Hollow


No es mi intención ponerme a reseñar “Sleepy Hollow” per secula seculorum, menos cuando muchos de ustedes no pueden verla todavía. Pero como me gusta el show, en el futuro, trataré de concentrarme en su contenido esotérico. Este cuarto episodio por ejemplo trajo bastante información sobre grimorios y sobre la apócrifa literatura adjudicada al Rey Salomón.

Todo lector de la Biblia sabe que Salomón fue hijo de David y Betsabé, el más grande de los reyes de Judea, y que tuvo casi quinientas esposas y casi mil concubinas. Este considerable harem le dejó algún tiempo a Salomón para embarazar a la Reina de Saba, construir el Gran Templo de Jerusalén y establecer relaciones comerciales con el Cercano Oriente, África del Norte, el Sur de la India y la fabulosa Tartessos.


Sin embargo, lo más memorable de Salomón es su prodigiosa sabiduría que abarcaba hasta el conocimiento de las lenguas animales. Es ese saber mágico que hace que Salomón sea reverenciado por las tres grandes religiones monoteístas. La Iglesia ortodoxa rusa hasta lo ha hecho santo de calendario. Obvio que tanta sabiduría no puede perderse, por lo que desde la Antigüedad se creyó al más sabio de los reyes como autor de varias obras. La tradición judía atribuye a Salomón la autoría de textos bíblicos tan dispares como El Libro de Proverbios, Eclesiastés y El Cantar de los Cantares.  Pero ha sido la crónica esotérica la que visualiza al monarca como creador de tratados mágicos. Y así lo presenta “Sleepy Hollow”.

 Icono de San Salomón (wikipedia.com)


La más antigua descripción de Salomón como mago nos la trae un evangelio gnóstico, El Apocalipsis de Adán, que data del Segundo Siglo de la Era Cristiana. En el se cuenta como el soberano envía a un grupo de demonios a buscar a una virgen que se le ha resistido. A pesar de que la obra presenta influencias cristianas, alude a una tradición hebrea de que Salomón tenia el poder de convocar a ángeles y demonios con ese anillo que se le había dado y que se conoce como Sello de Salomón. En realidad, el sello de Salomón es la estrella de cinco puntas o Estrella de David.

(hoobly.com)


El mismo Salomón habla en Eclesiastés del poder que se le ha otorgado para conjurar Shedim (que por errores de traducción se conocen como “demonios”, pero más se asemejan a hadas del folclore hebreo). Shidda ve Shidoth dice el texto y la traducción bíblica es “me conseguí cantores y cantoras”, pero la verdadera traducción y la da el Talmud en el Tratado Gittin es “me conseguí demonios, machos y hembras”.

De ahí deriva la anécdota de como Salomón, a punto de construir el Templo, recibe una instrucción divina que en la albañilería no se use ninguna herramienta de hierro ni de material usado para matar. Con ese dilema, Salomón se ve obligado a recurrir a Ashmedai, Rey de los Shedim  y de ahí surge todo un componente de mitos y leyendas judías que quienes han leído mi novela ya conocen.

(occultview.com)


Pero volvamos a la supuesta literatura salomónica. Escrito en algún punto de los primeros cinco siglos de la Era Cristiana, El Testamento de Salomón combina estas leyendas judías con elementos cristianos (el demonio Epifas le cuenta al Rey que lo apesadumbra el posible nacimiento de Jesús Cristo que vendrá a vencerlo) y con mitos griegos (las siete hermanas-demonios son una representación de las 7 Pléyades). Los demonios en este relato fabuloso vienen de tradiciones judeo-cristianas griegas y árabes. Salomón incluye evocaciones y maneras de detenerlos o dominarlos. La obra termina con una exhortación del monarca al lector para que no imite sus errores.

Un aspecto de la obra, que ha perdurado en la imagen legendaria de Salomón como un archimago, es la aparición del anillo con el famoso sello que aquí el rey recibe de manos del Arcángel Miguel. Con ese anillo, Salomón captura a 36 demonios para que construyan el templo. Un dato curioso del libro, y que expresa la confusión que los judíos siempre han tenido para explicar el origen de los Shedim, es que en El Testamento se les declara hijos de humanos y ángeles caídos.



De ahí saltamos más de un milenio para, por fin llegar a la Clavicula Salomonica. A pesar de que, como en "Sleepy Hollow", muchos han querido ver en este grimorio una verdadera obra de Salomón, el texto es definitivamente renacentista y se cree que fue escrito en Italia en el siglo XV. 

Este grimorio puede estar basado en la Carta a Rehoboam, un manuscribo hebreo en el que Salomón le deja a su hijo indicaciones de cómo practicar magia. La Clavicula está dividida en dos libros, la primera parte enseña como conjurar y controlar espíritus de difuntos y demonios y obligarlos a hacer la voluntad del conjurador. También abarca recetas mágicas para el amor, para hacerse invisible, y para encontrar objetos perdidos. El resto del libro presenta instrucciones para el mago (o “exorcista”) de como purificarse y prepararse antes de la invocación, cómo debe vestirse, qué instrumentos debe emplear y qué animales debe sacrificar a los espíritus.

(esotericarchives.com)


Aunque es definitivamente un grimorio, La Llave de Salomón es enfática en que todo poder mágico viene de D-s. Entonces no se le puede calificar de “libro de magia negra” como lo llamó Ichabod Crane. Mas importante, en el texto no se menciona para nada el sometimiento de los  demonios. ¿Entonces cuál es el libro que Crane entregó a Washington?

La clave esta en el ritual que los satánicos usan para abrir el portal al infierno. Ahí mencionan a la “Ars Goetica”. Ese es el nombre de la primera sección de la Clavícula Salomonica Regis (La Llave Menor de Salomón) que también da titulo al episodio. En esa sección se habla de los 72 (va aumentando el numero) demonios que Salomóncapturó  y encerró en ánforas de cobre (de ahí la tradición de genios en lámparas como la de Aladino o en botellas como "Mi Bella Genio").

(sodahead.com)


Este libro, más conocido como Legmetón, fue escrito en el siglo XVII y es uno de los tratados de demonología mas reconocidos del género. Mi mayor problema con esas obras es que presentan la magia como propiedad no de D-s o de Satanás, sino de criaturas intermedias como ángeles y demonios. Pero muchas veces, ambas especies son ambiguamente parecidas y las magias que manejan son las mismas, a pesar de la dicotomía: demonios malos/ángeles buenos. 

(wikipedia.com)



Para colmo, los demonios son siempre descritos como criaturas grotescas, feísimas, deformes y semi animales. De ahí sale esa apariencia de diablos cornudos (una imagen sacada de la mitología griega y que poco tiene que ver con imágenes hebreas o islámicas).


En cuando a los ritos mágicos,  no los he probado nunca (y malhaya de mí si lo hiciera) por lo que no puedo decir si son efectivos, pero con solo leerlos dan un poco de risa. Tal vez sea porque la mejor traducción moderna es de 1904 y fue hecha por ese par de payasescos ocultistas llamados Samuel Lidell Mathers y Aleister Crowley. Este último nunca creyó realmente que se pudiera invocar criaturas tenebrosas y decía que los conjuros eran meramente parte de un autoexploración sicológica.

Aleister Crowley (demonlogia.net)



Con todas las locuras que se le conoce, no dudo que algún demonio no se haya instalado en Crowley a pesar de su escepticismo. Al final que estos libros mágicos en manos de mentes inmaduras y descentradas es como darle fósforos a un niño. Diferente es cuando aparecen en la ficción fantástica donde todo es posible como en ese Reino de Fabulas que se llama “Sleepy Hollow”.