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jueves, 2 de febrero de 2017

La influencia de Juego de Tronos: Elementos fantásticos en series “realistas”


Una pregunta que mucho nos hemos hecho en este blog es si” Juego de Tronos” ha llegado a imponer algún modelo en el género de fantasía. La respuesta es difícil puesto que cada vez que nos venden algo como “la próxima GOT” descubrimos que, tal como en el clásico de ciencia ficción “La Mosca”, el proceso de clonación ha salido feo y fallido. Sin embargo, hay una herencia que nos ha dejado Ser George R.R. Martin y que es más evidente en el drama histórico que hoy se enfoca en la lucha de facciones y se atreve a abarcar algún que otro detalle fantástico. Vamos a explorar ese drama.

Comienzo dando un abrazo atrasado de año nuevo a mi amado Reino de Fábulas, a mis reyes y reinas que espero no me hayan olvidado y estén, este 2017, atentos a mis divagaciones. Comienzo contándoles que tener más de mil canales de televisión a mi disposición me ha permitido conocer kilos de series, fantásticas y de otro tipo. Un mes más tarde ya me he hecho de mis favoritas.

A mi parecer, lo fantástico está de capa caída. No hay nada que me haga gemir arrobada. Supongo que le echaré un ojo a “Legion” nomás para apoyar el debut de Dan Stevens en la televisión estadounidense, pero … ¿otra vez un personaje de Marvel? Tenía ganas de ver “Timeless” que al final es un plagio del “Ministerio del Tiempo”, pero ¿se puede confiar en Eric Kripke o en sus productos después de cómo se rio de nosotros con “Revolution”?

Al final me fui a ver el inicio de “Emerald City”. Total tanto la habíamos esperado, total soy fanática de la obra de Frank L. Baum, total la estaban vendiendo como la nueva GOT… No aguanté ni un cuarto de hora y me pasé a otro canal a ver “Sleepy Hollow”.

Admito que sin Abby, SH ya no es lo mismo, pero Ichabod, ahora trasplantado a un Washington colmado de demonios, sigue siendo uno de los mejores héroes fantásticos contemporáneos. Y eso es lo que le faltaba a EC. Ningún personaje me atrapó, todos totalmente clichés. Traté de verla a la semana siguiente y me pareció peor aún. No hay personajes queribles como los  de “ Sleepy Hollow” o  “Once Upon a Time” (Y eso que me tomó tiempo colgarme de esta última). Le falta ingenio y originalidad.

Efectivamente es una “adaptación adulta “de El Mago de Oz, pero ni sus raudales de violencia ni la nena transgénero son sinónimos de calidad o motivo de interés. Me reí con las opciones de las mujeres de Oz que caen entre ser monjas, bajo la guía de Glinda, o ir a trabajar  al burdel de La Bruja Mala del Oeste (ahora convertida en una madame drogadicta).  Me quedé pensando si no sería una alegoría de las pocas opciones que ofrece el feminismo moderno. No lo pensé mucho rato porque la realidad es que la serie es como la describieron en “Rotten Tomatoes” “una majamama entre ‘Juego de Tronos ‘y El Mago de Oz que nadie ha solicitado “. Es cierto, los troneros pedimos series que sigan la línea creada por Martin, pero no queremos majamamas, no las necesitamos.
(NBC.com)

Para saber que queremos, primero tenemos que definir la línea que traza Martin.  La grandeza de “Una Canción de Hielo y Fuego se cifra en tres puntos: la creación de ese universo fantástico, la perfección y variedad de personajes que suelen ser más complejos y profundos que la mayoría de los habitantes del género fantástico; y la fabricación de un escenario sobre el cual se tejen pugnas por el poder que tuvieron lugar en distintos puntos cronológicos de la historia de la humanidad. Eso es lo que falta en EC y en la mayoría de los supuestos clones troneros. La batalla entre el Bien y El Mal se ha convertido en un cliché anticuado y ver a un mago de pacotilla lidiar con brujas neuróticas es para bostezar.  Otro gallo cantaría si el contexto fuera más reconocible o si los contrincantes pudieran identificarse como variaciones de figuras reales históricas.

Revisando las series que sigo noto un factor común.  El hincapié en el poder político, como corrompe y modifica personalidades, lo difícil que es gobernar sobre todo cuando hay facciosos dispuestos a aserrucharle el piso al gobernante de turno. Ese topo es omnipresente en los dramas históricos que veo desde “Victoria” hasta “Black Sails”.

Esto no es novedad , ya  este ingrediente precedía a “Game of Thrones”. Lo vimos antes en la vomitiva “Roma” y en la excelente “Los Borgia”. También la encuentro en “Los Tudor “que estoy ahora viendo completa (me encanta). La diferencia es que Martin supo inyectarle hábilmente elementos fantásticos a su retablo semi-histórico. Y eso es lo que con mesura y paso sutil están haciendo varias series de época post-GOT.

Un gran ejemplo lo sentó Diana Gabaldon en Outlander. En su adaptación, Starz ha conservado ese estilo recordándonos que cuando la autora de Nuevo México publicó la primera novela de su saga no se sabía bajo que genero encasillarla porque, aunque la idea de un viaje en el tiempo cae en ciencia ficción, la gran parte de Forastera tiene lugar en la Europa, y luego en Las Colonias Americanas, del Siglo de las Luces.

Cuando Claire Randall se ve trasportada desde su mundo de la posguerra a una Escocia en vísperas de la Revolución Jacobista, su vestuario y comportamiento la ponen en peligro ya que los supersticiosos habitantes de las Tierras Altas la califican de bruja. Más adelante, la sassenach aprovecha la ignorancia de su entorno para engañar y confundir a más de un contrincante, inclusive al mismísimo Rey de Francia, haciéndoles creer que tienes poderes de hechicera.

Lo interesante es que, a pesar de todos los trucos de Claire, lo innegable es que la Escocia dieciochesca donde habita si es un espacio sobrenatural. No hay una explicación científica para su viaje en el tiempo. Y lo mágico del cuento no para ahí. En Paris, Claire hará amistad con  Raymond un apotecario que dice ser su antepasado y el viajero del tiempo original.  El caso es que El Maestro Raymond es cabalista, alquimista, ocultista y un poseedor de poderes de curación, con los que salva la vida de Claire tras un mal parto, y que solo pueden ser denominados como mágicos.


La razón por la cual es más fácil abarcar lo sobrenatural en un period piece, es porque viajar hacia la Antigüedad nos enfrenta con sociedades paganas, donde lo paranormal es un hecho aceptado y hasta cotidiano tal como ocurre con esa cultura campesina apegada aun a antiguos ritos celtas que vemos en””Outlander”. Por eso no sorprende que perciban a Claire como maga o visionaria. Tal como es lógico que hasta los romanos más pragmáticos de Capua hayan creído que la “resucitada” Lucretia en “Spartacus”, había adquirido el don de la clarividencia.
Lucrecia convertida en El Oraculo de Capua

Contradictoriamente, las sociedades patriarcales, a la par de ver a la mujer como un ser inferior, creían en el sexto sentido femenino y la capacidad de las hembras de acceder al mundo sobrenatural. Por algo los eruditos de la Inglaterra renacentista estuvieron más que de acuerdo en tildar a Ana Bolena de practicar artes mágicas. ¿Cómo sino poder explicar que una plebeya hubiese tenido tal dominio sobre un monarca para hacerlo separarse de su consorte legitima, romper relaciones con Roma y el Imperio, y fundar su propia religión?

En una escena de “Versalles”, Luis XIV encuentra a la hija del cirujano de su mujer atendiendo a la reina y salvando la vida de Maria Teresa. Impresionado ante el conocimiento médico de Claudine, el soberano comenta que si se sabe de su sapiencia la quemaran por bruja, pero siendo El Rey Sol la nombra doctora de la reina, solo que tendrá que practicar su magia en secreto.
En Versalles, Claudine y el Rey Sol atienden a la reina

Una pequeña critica que le ha caído a la aclamada “Vikings”es que el “Vidente “oficial de los escandinavos sea varón (Lo llamaré augur porque no me cala el título de profeta que le dan los traductores). Por tradición, este rol pertenecía a las mujeres.




“Vikingos” es un ejemplo de lo que hablo. La acción tiene lugar en una Europa medieval, que podría denominarse oscurantista. La trama se enfoca en una sociedad que se aferra a una religión politeísta y chamanica donde los dioses son presencias cercanas, donde la naturaleza es mágica, y donde practicar sacrificios humanos es una muestra de fe tal que hasta las víctimas se ofrecen voluntariamente.



El Augur es un personaje importante en la vida de los protagonistas, sus profecías son siempre fidedignas, su presencia es fundamental para informar a Ragnar y su familia de qué decisiones deben tomar.  Eso de consultar oráculos no es privilegio único del Augur.  Ya vimos al Jarl Borg asesorarse con la calavera de su difunta esposa antes de emprender un viaje. Como el final de Borg no fue muy glorioso, vale decir que el cráneo no sacaba sobresaliente en profecías.

El Augur no es el único dotado de dones sibilinos de esta saga. Ragnar tiene visiones y su segunda esposa, Aslaug, tiene sueños proféticos. Algo natural dado su linaje. De acuerdo a la leyenda, Aslaug era hija del mítico Sigurd (Sigfrido ) y de la valquiria Brunilda,  también ducha en artes mágicas.


Se puede argumentar que las visiones son provocadas por la ingesta de drogas, tal como cuando Ragnar le ofrece al monje Athelstane una visión del Ragnarok (el fin del mundo) ayudada por sustancias narcóticas. 


Lo mismo le ocurrirá a Ragnar cuando la esclava oriental Yidu lo haga adicto a las hojas de betel. Sin embargo, no vemos a los vikingos drogándose constantemente, y es un factor reconocido que los chamanes de muchos pueblos consumían/consumen sustancias alucinógenas para alterar su mente y así ser más proclives a visiones proféticas.
La chinita Yidu y sis pociones

Tal vez eso pueda explicar que Siggy, Helga y Aslaug compartan un sueño en el que se les aparece un extraño, pero cuando el extraño se presenta ante ellas en la vida real ya no es tan fácil adjudicar el suceso al consumo de hongos alucinógenos. Obviamente, Harbard es un ente sobrenatural, tal vez algún dios nórdico como lo identifica Floki

“Vikings” no es el único drama de época que imita la línea martiniana de combinar lo histórico con lo mágico. “Tabú” es una miniserie inglesa que puede verse en FX en USA. La acción tiene lugar en Londres, en el periodo conocido como Regencia, casi al final de la Guerra de 1812 entre el Reino Unido y los Estados Unidos.

El protagonista, James Delaney reaparece en el funeral de su padre tras creérsele muerto en África y desde su llegada comienza causar consternación. James ha heredado de su padre un territorio en el norte de los Estados Unidos llamado Nootka Sound. La East India Company quiere esa isla. Delaney se niega a venderla y aquí inician las intrigas palaciegas (hasta el Príncipe Regente mete su nariz en el asunto). Se suceden las, bastante violentas, luchas de poder a lo “Juego de Tronos” (el que James tenga amores con su hermana también añade su toque tronero).

Es el personaje de James el que impone el elemento fantástico. Nadie sabe lo que hizo en África, pero los rumores ya lo hacen legendario. Se le acusa de haber traficado con esclavos (tiene visiones de esclavos enjaulados ahogándose en un barco), de haber practicado el canibalismo y hasta la zoofilia. 

Lo cierto es que cuando La Compañía envía a un sicario malayo para despachar a James, este lo despacha usando sus poderosos colmillos, lo que demuestra que hay algo definitivamente animal y sobrenatural en él.  El hecho de que tenga un oído supersónico y que hable con animales y muertos en la morgue ya lo asemejan a un héroe de Marvel.

James se comuníca telepáticamente con un caballo (telegraph.co.uk)


En el primer episodio, Delaney le confiesa su fiel criado uno de sus muchos secretos, uno que él también tuvo que descubrir. Su madre no era una dama napolitana como le hicieron creer, sino una nativa americana. Su tribu es la que habita la disputada Nootka Sound. Tal vez fue la madre la que impuso a su hijo todo ese tatuaje raro que James lleva en el cuerpo. James no los puede explicar, pero tampoco la madre puesto que murió en un manicomio. Antes estuvo enclaustrada en esa casa donde su espíritu se le aparece al hijo como una especie de Mujer de Negro.
El fantasma de la madre de James.

Los tatuajes, el salvajismo con el que James liquida a sus enemigos, la habilidad para comunicarse con los animales y la pasión incestuosa que lo liga a Zilpha no son las únicas manifestaciones mágicas en un individuo que ciertamente rompe con los tabúes de su época. De vez en cuando vemos a James practicar furtivos ritos en los que habla en una lengua extranjera ininteligible, se pinta el rostro con cenizas y utiliza unos polvos mágicos para propósitos insólitos tales como trasladarse incorpóreamente al lecho de su hermana y provocarle perturbadores orgasmos.
James y Zilpha practican el sexo a larga distancia (IBtimes.co.in)
“Taboo”, de la que espero hablar más en otro blog, trae a los críticos confundidos y divididos en sus opiniones. Quizás porque sea una de las pocas series que se desmarca de géneros conocidos y cae en ese casillero singular que ha ocupado “Juego de Tronos “donde se abarca los histórico con lo fantástico, lo real con lo maravilloso.


¿En que otro filme, serie o libro podemos encontrar esta combinación? ¿Cuál de las series que pretender ser la nueva “Juego de Tronos” más se acerca a la original? ¿Qué serie fantástica o de ciencia ficción los tienen enganchados en este momento?