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lunes, 1 de octubre de 2012

De Willow Rosenberg a La Brujita de Delaware: ¿Una nueva caza de brujas? (Ultima entrega)



Aunque ninguna de las demandas legales en contra de Harry Potter tuvo éxito, el alboroto hizo mella en la presencia de las brujas en el género fantástico. Poco a poco, desaparecieron las brujas televisivas y no fueron reemplazadas. A medida que eso ocurría fueron resucitando imágenes negativas de la hechicera que imperan hasta hoy en el género fantástico.

En 1999, el mismo año en que en Eland, Michigan se inicia la guerra anti-Harry Potter, ocurrieron dos sucesos que marcarían un desvío del retrato positivo de las brujas. El primero fue la aparición en los cines del exitoso filme “El Proyecto de la Bruja de Blair”. Aunque quienes lo hayan visto saben que la tal Bruja no aparece ni para remedio, el “Proyecto” inició un renacimiento del estereotipo negativo. El propósito de la cinta, que combina cine con reality show,  es hacer sentir a la audiencia un terror absoluto, terror que nace de la certeza de que ese bosque de Maryland está encantado por el espíritu de una perversa bruja culpable de asesinatos en series y desapariciones. El filme tuvo un éxito poco común en un proyecto independiente y generó una serie de libros juveniles, tiras cómicas, juegos de videos y una secuela.


La trascendencia de volver a destacar  un estereotipo malévolo de la bruja no fue notada puesto que las brujas buenas reinaban en la literatura y televisión En ese mismo año, aprovechando la buena racha de la magia, la famosa serie de televisión “Buffy, La Cazadora de Vampiros” decidió integrarla al show. Desde el inicio de la serie,  Allison Hannigan había dado vida a la tímida Willow Rosenberg, la mejor amiga de la protagonista. Típica “computer nerd”, Willow era el tipo de chica que prefiere los libros al deporte, que nunca encaja en el ambiente social de su escuela y que termina enamorada del licántropo de la clase.

Sin embargo, cuando había que cazar vampiros, Willow usaba sus técnicas de hacker y su alto cociente intelectual que  la ayudaban a superar sus miedos. Al final de la segunda temporada, Willow encontraba una nueva arma anti-vampírica en el estudio de la magia que la llevaba a desarrollar increíbles poderes. Para la tercera temporada (1999) Willow era una bruja “bona fide” flamantemente salida de dos closets, el de la homosexualidad y el de la hechicería.

(es.buffy.wikia.com)


Bruja, judía y gay, Willow encarnaba el espíritu multicultural de los 90’s. Pero a fines de la sexta temporada, Willow estaba fuera de control, los poderes se le habían ido a la cabeza y ya parecía un Voldemort femenino. La muerte de Tara, su pareja, la empujaba a utilizar la magia negra hasta un punto en que casi destruía el mundo. En la última temporada de la serie, Buffy  temiendo que Willow  volviera al lado oscuro ayudó a quitarle los poderes. A pesar de que al final, Willow recupera sus poderes y sigue del lado de “Los Buenos”, la impresión que dejó era que las brujas, por bienintencionadas que sean, terminan causando más daño que bien.

En el 2003 cuando grupos religiosos seguían protestando por el contenido de Harry Potter, Buffy y Willow abandonaron la televisión. Ese mismo año se canceló Sabrina. Las Halliwell de Charmed las sobrevivirían por tres temporadas más, pero todo indicaba que la Gran Era de la Bruja había acabado en la pantalla chica. No se necesita ser un genio matemático para comprender que en una era en que la fantasía reinaba en toda la cultura de masas, las brujas no eran bienvenidas.  Por algo los productores le siguen huyendo a proyectos donde la bruja no aparezca como un ente malévolo, como ocurre en “Once Upon a Time” o con Ruby, la bruja-demonio de “Supernatural”.

Once Upon a Time (tvsomniac.com)


Los intentos por volver a tener protagonistas que sean brujas buenas no han prosperado. La británica “Hex” solo duró dos temporadas. En el 2009, “Eastwick”, basada en la novela de John Updike no alcanzó a tener una segunda oportunidad. Irónicamente, la idea de trasladar a Las Brujas de Eastwick a la pantalla chica había estado dando vueltas desde comienzos de los 90’s  En dos ocasiones se habían hecho pilotos de una serie que como ya vemos venía “salada” desde antes de salir al aire. Más significativo es que un proyecto de resucitar “Bewitched” también ha estado engavetado por años, tal como ocurre con  el plan de Salma Hayek de convertir Wicked en una serie de televisión.



Un caso muy curioso fue el de “The Secret Circle”. En una temporada en que todas las cadenas televisivas estadunidenses le apostaban a la fantasía,  CW (una filial de Warner Brothers) decidió arriesgarse con una adaptación de la serie de novelas de J.L. Smith cuya protagonista era una brujita con más problemas y angst que Sabrina. Tras la muerte de su madre, Cassie se ve obligada a vivir con su abuela en el pueblo de Chance Harbor. Ahí descubre que es una bruja hereditaria y que debe formar con cinco compañeros de clase un aquelarre.

The Secret Circle (collider.com)

Aunque a mi me aburrió un poco, esta combinación de drama juvenil y magia se convirtió en la serie  debutante más exitosa de la cadena, con un alto rating de sintonía.  Aun  así,  el “circulo” se cerró al final del de su primera temporada. La CW arguyó que no había presupuesto para los efectos especiales, pero nadie se creyó esa excusa.

Las brujas literarias estaban corriendo con similar suerte. A pesar de que la saga de Harry Potter generaba clones constantes, ninguno alcanzaría el renombre del niño-mago. En la fantasía adulta volvían a resurgir  brujas nefastas como la Rhea de La Torre Oscura de Stephen King.  Y si examinamos la saga, los practicantes de magia de ambos sexos no son los personajes más simpáticos de Canción de Hielo y Fuego. Aunque los hay ambiguos como Thoros de Myr y los taumaturgos de La Casa de los Eternos (que son mas villanos que en la serie que en Choque de Reyes) también los hay perversos como el hechicero que castró a Lord Varys o el Maestre Qyburn y sus ínfulas de científico loco.

Sin embargo, la imagen más aterradora de la brujería se  la adjudica Martin a las faldas femeninas. En  Juego de Tronos, Daenerys tiene la desgracia de rescatar a la bruja Mirri Maz Duur quien mata al hijo nonato de la Khaleesi, deja en coma a su marido y a ella estéril. En Choque de Reyes, Martin nos presenta a Melisandre, sacerdotisa de un culto pagano, con ojos rojo rubí que tanto sacrifica niños como quema estatuas de los Viejos Dioses o da a luz sombras mata-reyes.


En la saga de Charlene Harris, The Southern Vampire Mysteries, entre los muchos seres sobrenaturales que se codean con Sookie Stackhouse están Amelia, una bruja de Nueva Orleans y Holly, una camarera de Merlotte´s, que practica la religión Wicca. Ninguna de las dos es un personaje negativo. Sin embargo, en la novela Dead to the World, Sookie y sus amigos vampiros se enfrentan a un peligroso aquelarre de brujos que practica la necromancia lo que los hace tener poder sobre muertos y vampiros. Marnie, la líder del grupo, es poseída por Hallow un espíritu que también es hombre-lobo. Con sus poderes, Hallow deja amnésico a Eric, pero entre Alcide, su manada, los paganos locales y Sookie consiguen vencerlo. Pam obliga a Hallow a devolverle su memoria a Eric y luego la mata.

Marnie y Jesús (gramilano.com)

Aunque el libro muestra que practicantes de la brujería pueden ser buenos como lo es Holly, y que Marnie y sus brujos son una desviación de la norma, Alan Ball llevaría esta trama a sus máximos extremos. El productor de “True Blood” convirtió la cuarta temporada en un retrato reaccionario de la brujería como un peligro social. ¡Para colmo, todos  los brujos de la serie eran hispanos! Fiona Shaw (La Tía Petunia de Harry Potter) interpreta a Marnie, la tímida y pusilánime dueña de una tienda de artículos esotéricos. Marnie también practica la magia blanca junto a un grupo de ineptos casi tan inadaptados como ella. Entre ellos están Holly y Jesús, el enfermero chicano y nuevo amante de Lafayette. Jesús tiene un pasado “brujil”, su abuelo, un perverso brujo de Catemaco, es un experto en magia negra que involucra sacrificios animales y humanos. Los poderes que Jesús ha intentado suprimir por años afloran en este ambiente tan proclive a ellos con resultados desastrosos para el enfermero y su pareja que descubre que también tiene poderes mediunísticos.

Marnie levitando  (trueblood.wikia.com)


Todo comienza cuando Jesús, Lafayette,  y los otros ineptos intentan revivir al canario muerto de Marnie. Eric aparece y les prohíbe de la peor manera que jueguen a ser nigromantes porque eso no les gusta a los vampiros. Entonces Marnie es poseída por un espíritu que deja a Eric amnésico (y en camino a la cama de Sookie). El espíritu pertenece a Antonia de Logroño, una bruja barroca que fue quemada por una Inquisición corrupta compuesta por vampiros (en “True Blood” todo puede suceder). Antonia quiere vengarse de los vampiros, Marnie quiere vengarse de toda la gente que la ha pisoteado y ninguneado en la vida. Juntas provocan el caos en Luisiana, dejando una estela de muertos, casi acabando con los Stackhouse y los vampiros, y haciendo peligrar la frágil relación entre humanos y chupa-sangres. Al final, Lafayette y Jesús consiguen separar al espíritu de Antonia de Marnie quien es “descorazonada” literalmente por Eric.

Marnie y Antonia (mamapop.com)


Como casi nada de esto estaba en  el libro, la intervención positiva de los Wicanos no fue incluida en una temporada que era definitivamente anti-brujas. Holly, aunque se pone en contra de Marnie, es vista como una boba cándida cuyo único hechizo, (para hacer abortar a Arlene) fracasa. El viejo mensaje de que no hay magia blanca, y que toda hechicería se vuelve un riesgo en manos de gente desequilibrada y rencorosa quedaba grabado en la imagen de los televidentes.

La televisión de esta segunda década del Siglo XXI está empeñada en postergar a las brujas buenas y a darle protagonismo a las nefastas. En  su The Mists of Avalon, Marion Bradley Zimmer hizo un estupendo trabajando limpiando la imagen de Morgan La Fay, pero  la televisión del Siglo XXI la hace retroceder a su estereotipo de maligna hechicera. Eva Green es Morgan en “Camelot”, ambiciosa, pendenciera y dada a utilizar la magia oscura para vencer a su hermanastro el Rey Arturo. En la serie juvenil “Las Aventuras de Merlín”, Lady Morgana Pendragon (Katie McGrath) es inicialmente una de “los buenos”, pero a medida que se revelan sus poderes mágicos, Morgana se distancia de su amigo Merlín. Como Willow, entra en pánico, no puede controlar sus poderes y se convierte en una fuerza caótica. Ya en las últimas temporadas, Morgana es una hechicera poderosa, pero totalmente dañina.

Eva Green como Morgan La Fay


El cine hace eco de esta postura anti-bruja de la televisión. Eva Green que da vida a Morgana en “Camelot “también interpreta a la funesta bruja Angélica en la versión fílmica de “Dark Shadows”. Se puede argüir que la actriz sueca también fue Serafina Pekkala (una de las pocas brujas buenas del genero fantástico) en “La Brújula Dorada”, pero Morgan y Angélica son muchísimo mas memorables.

El cine juvenil e infantil está plagado de hechiceras sombrías y aciagas desde la ambigua Tía Dalma de “Los Piratas del Caribe” hasta las abusadas cómplices de Rumpelstinkin en “Shrek Forever After”. En los últimos tres años, el prolífico Nicholas Cage ha protagonizado dos historias  relacionadas con brujería. En “El Aprendiz de Hechicero”, Cage es un Merlín moderno que lucha, junto a su ayudante Dave contra Morgana (Alice Kirge), su reencarnación (Monica Bellucci) y la bruja Abigail (Nicole Ehringer) Aunque también hay un brujo malo interpretado por Alfred Molina, el rostro de la hechicería diabólica es principalmente femenino.

Monica Bellucci en El Apremdiz de Hechicero(filmequals.com)
A mi me resultó más interesante” The Season of the Witch” ("En Tiempo de Brujas") porque es una relectura  de la cacería medieval de brujas. Cage es un ex Caballero Teutónico que lidera un grupo encargado de escoltar a una brujita (Claire Foy de” La Pequeña Dorrit”) hasta un monasterio donde va a ser exorcizada. A pesar de que Anna jura ser inocente se la acusa de nada menos que de  propagar La Peste Negra por el Sacro Imperio Romano. El viajecito por unos bosques de la Austria medieval está lleno de peripecias que dejan chicas a las aventuras de Jaime y Brienne camino a Desembarco del Rey. Anna pronto se  manifiesta como una poderosa y manipuladora hechicera, a pesar de eso salva la vida del monaguillo Kay. Al llegar al monasterio, los caballeros lo encuentran en ruinas y Anna se quita la mascara revelándose como un temible demonio. Los últimos sobrevivientes sacrifican su vida para exorcizar a la bruja. Al final, solo sobreviven Kay y Anna, ahora libre del demonio invasor.



Lo curioso de este filme es que refuta la historia oficial de que las cacerías de brujas eran una maniobra de una Iglesia organizada, de agendas que servían interés creados y de ignorancias primitivas que cobraban victimas inocentes o se deshacían de bocas inútiles y  de entes transgresores. La impresión que deja “Season of the Witch” es que las brujas eran en realidad seres demoniacos capaces de provocar epidemias y que debían ser exorcizadas o exterminadas. Ante tales posturas, aunadas a todo lo dicho antes, poco pueden influir brujas buenas como la Nanny McPhee. Sobre todo cuando el maquillaje de Emma Thompson la hace lucir como el prototipo de bruja fea y mala.
Emma Thompson como La Niera Mágica(cartelesmix.es)


Hasta ahora hemos vinculado el retorno de estereotipos negativos con grupos religiosos, conservadores y de Derecha. ¿Pero qué ocurre cuando sus contrarios también se hacen eco de esa campaña anti-brujas? Eso tuvo lugar en las elecciones parlamentarias estadounidenses del 2010. Estas elecciones serán recordadas por (palabras de Obama) “La gran paliza” que los Republicanos le dieron a los Demócratas, la recuperación por parte del Partido del Elefante de los escaños del Congreso y por la patente visibilidad del Tea Party, cuyos candidatos, aparte un par de casos aislados, resultaron ganadores.

Uno de esos casos aislados  fue el de Christine O‘Donnell, representante del estado de Delaware. O’Donnell tenía a su favor juventud, belleza y entusiasmo, cualidades que siempre funcionan en la arena política. En su contra estaban sus posturas extremistas respecto a temas siempre polémicos como matrimonio gay, aborto, sexo extramarital etc. Agréguenle que la dama  tenia un historial en el que no había  mucha experiencia política y si mucho desorden financiero y sabremos que no era una candidata con muchas posibilidades. . Pero, cuando la anti-Derecha decidió desprestigiarla usó el más extraordinario de los argumentos: ¡la acusó de bruja!



Bill Maher, ese gurú de ideologías progresistas, desenterró un video de 1999 de un programa que él tenia por entonces y en el que  O'Donnell había participado. En el video se oye como la candidata hace un “mea colpa” de “la vida loca” que había llevado en la secundaria, una época en la que fue amiga de la botella, practicó el sexo libre y había jugado a ser hechicera. Como el programa era una comedia, el tono en el que la política se expresaba era jocoso y era bastante obvio que ella hablaba de un “ayer” que hoy rechazaba. Aparte que en los tolerantes 90’s donde Wicanos y Paganos podían practicar su religión libremente, decir que en la escuela fue amiga de brujas o que consultaba la Ouija no era un desmedro para nadie.



Una década más tarde, la cosa era diferente y la prensa demócrata creó toda una campaña mediática en la cual las declaraciones de O’Donnell se sacaban fuera de contexto, y se exageraban hasta hacerla parecer la Bruja Mala del Oeste. Lo chistoso es que, según la propaganda era peligrosa ¡por ser bruja! Llegó a tanto la cosa, que Christine, a quien ya apodaban “La Brujita de Delaware”, contraatacó con una campaña de carteles que decía “No soy Bruja”. O’Donnell perdió,  y quiero creer que porque carecía de méritos, no por sus hechicerías pasadas. Si fue por lo último sería otra víctima de la moderna cacería de brujas.

(comedysis.com)