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miércoles, 10 de junio de 2015

Juego de Tronos y el falso empoderamiento femenino


Cuando todavía no nos recobrábamos de la No-Violación de Sansa, nos lanzan a Shireen a la hoguera. Otra vez “Juego de Tronos” manipula a su audiencia haciéndonos creer que una mujer, en este  caso una niña, puede salir de su esfera de víctima sometida, para luego destruir de la manera más brutal esa ingenua percepción. Es en este aspecto donde la serie más se ha alejado de la saga y donde exhibe una misoginia impensada por George R.R. Martin.

Ya está claro que Weiss&Benioff tienen una idea precisa de lo que debe ser “una mujer fuerte”. Nos sofocan con clichés de mujeres hombrunas, gruñonas y mal habladas o de imágenes de reinas tiranas o psicópatas asesinas. Por otro lado estimulan la idea, tan bien expresada por el tan bien muerto Joffrey, del “corazón blando de las mujeres” que por amor traicionan como Shae, que por sus hijos cometen tonterías como dice Cersei, o que se debilitan ante niños espectros en vez de luchar contra ellos.  Por algo Selyse advierte a su hija que se cuide de Eli porque la princesita no sabe de lo que son capaces de hacer las personas. El único pecado de Shireen es  tener buen corazón, tal como el pecado de Talisa fue oír a su corazón.

Francamente, me da asco y vergüenza que hombres instruidos  y modernos como los Ds puedan todavía trabajar con ideas tan retrogradas, injustas y que solo promueven esa brecha eterna e innecesaria entre géneros. Como si la Canción de Hielo y Fuego no hubiese sido suficientemente criticada por su “inexistente” misoginia, en la serie se han creado o modificado personajes femeninos que son blanco de violencia de género y están atrapados o condenados por el simple hecho de querer ser más que vaginas desechables. Ya saben de qué personajes hablo, de toda una lista negra más letal que la de Arya. Comencemos por la prostituta Ros.


Aunque  la serie nos la presenta  como la prostituta oficial de Invernalia,Ros toma el lugar de Alalaya y Chataya, las prostitutas oficiales de King’s Landing en el libro. Conocemos al personaje de Esme Bianco cuando atiende a Tyrion Lannister en ocasión de la visita real a los Stark. Ros parece el prototipo de la “happy hooker. Es muy guapa, tanto que Jon la recuerda aun en el Muro, es lo suficientemente seductora para inspirar cariño en el vacuo y egoísta Theon y recibir regalos costosos de Tyrion. Es atrevida, ya que sabe poner en su lugar al joven Greyjoy y sabe usar su profesión para derivar placer como cuando le cuenta a Theon que el enano “es diestro con la lengua y los dedos”.

A pesar de ser deseada y tener muchos clientes, Ros es ambiciosa y decide emprender rumbo a Desembarco del Rey como una manera de mejorar su vida. Esto en su profesión se traduce en emplearse en el lupanar de Petyr Baelish. Ahí Ros pronto conquista el interés y confianza de su patrón, quien le revela su trágica historia de amor mientras la adiestra en el arte de seducir a otra mujer. Para la segunda temporada, Ros se viste bien, se peina como las damas de King´s Landing y está atendiendo a clientes importantes como el Gran Maestre Pycelle y Janos Slynt.



Es cuando Slynt asesina a un bebé enfrente de sus ojos que Ros abandona su comfort zone para atreverse a cuestionar el status quo político de su universo. Le confiesa a su jefe estar tan alterada que no puede atender clientes. En vez de encontrar un oído amigo, recibe amenazas de Meñique, lo que la hace desconfiar de él y de los poderosos a quienes Lord Baelish sirve.


La situación empeora, cuando es “ofrecida” como “regalo de cumpleaños” junto a Daisy, al demente Joffrey. Este la obliga (apuntándola con su ballesta que en el Reyezuelo es un símbolo fálico) a golpear salvajemente a su compañera. Ahí no acaban las penurias de la prostituta, quien es capturada por Cersei, y torturada, debido a que la Reina la cree amante de Tyrion.



Curiosamente estos tres episodios de violencia de género representan el pensamiento patriarcal más sombrío sobre como debe comportarse una mujer. Una mujer debe estar dispuesta a  complacer sexualmente a los hombres y no malgastar el tiempo compadeciéndose de sus congéneres. Una mujer debe estar dispuesta a maltratar a otras hembras, sobre todo si eso complace a un hombre, y una mujer no debe confiar en otras porque al final, su mayor desdicha vendrá de su mismo sexo.

Aun así, Ros decide tomar control de su existencia y cambiar las cosas para ella y para otras. Se convierte en agente de Varys. Luchará contra Littlefinger a su modo. Decide acercarse a Shae creando una comunidad de mujeres-victimas y le advierte que proteja a Sansa.


Todo indica que Ros será una guerrillera. Varys admira sus cualidades de espía y su capacidad de saber leer y escribir lo que la hace más valiosa que la vagina con la que se ha ganado la vida hasta ahora. ¿Pero qué ocurre? Meñique la descubre, se la manda a Joffrey y el Reyezuelo la convierte en un San Sebastián femenino. Primera lección, ninguna putita de pueblo puede luchar contra los hombres poderosos de este mundo.


Luego tenemos el caso de Shae. Por alguna misteriosa razón, en la serie quisieron convertirla en un personaje querible. Alguien que la audiencia apreciara más que  la vulgar zorrita que inventara Martin para provocar la caída de Tyrion. En la serie nos la muestran como una criatura misteriosa, que busca ocultar un pasado, pero también nos la volvieron una mujer enamorada de su “león”, dispuesta a serle fiel, a llevárselo de ese mundo donde es despreciado y amenazado.

Shae es una mujer fuerte que controla su sexualidad. Como le dice a Sansa “Nadie me va a violar”. Ella sabe la diferencia entre el Bien y el Mal y sabe que los parientes de Tyrion no son buenos. Como si fuera poco, la convirtieron en la protectora y confidente de Sansa. Incluso después de estar El Gnomo casado con La Niña Stark, Shae sigue amparándola. Incorruptible, Shae rechaza  los diamantes de Varys y toda posibilidad de huir de  Desembarco del Rey y salvar su vida.


Después de tanto cambio e intepestivamente, los Arcángeles retomaron la historia original. Hicieron a Shae traicionar alevosamente al Gnomo, terminar en la cama del suegro y como guinda de pastel, ser asesinada por Tyrion cuando la descubre. ¿De que valió hacerla un personaje digno de admiración por su lealtad y generosidad? Todo su poder acabó en unos segundos y todas las expectativas que teníamos sobre Shae fueron arrastradas por  la incoherencia argumental que tanto ha afeado a esta adaptación televisiva.

La muerte de Shae no inspiró lágrimas ni siquiera rechazo como la de Ros. Muy al contrario de la indignación y dolor que provocó el magnicidio del cual hicieron objeto a la Reina del Norte. Pensando que Jayne Westerling era un personaje un poco soso, Los Ds (en contubernio con Ser George R.R, Martin) inventaron a Talisa, una mujer mucho más interesante y fuerte que la seductora de Robb Stark.

Talisa era un personaje inconcebible e el contexto de Poniente. Una profesional (y no del sexo como Ros y Shae). Una militante que por seguir sus principios abandona y rechaza el mundo esclavista de Essos, para atender heridos en los campos de batalla de Poniente. No tiene pelos en la lengua, no tiene asco de amputar piernas, es conocedora de medicinas y procedimientos quirúrgicos tanto como un maestre de La Ciudadela. Este inaudito personaje, le canta sus verdades al Rey del Norte,  se atreve a interrumpir a Lord Bolton y destruye un compromiso de estado con menos remordimientos que Mrs. Simpon expresara para hacer abdicar a un rey.



“No quiero que te cases” le dice a Robb antes de entregarse a él. Y el primogénito de Ned Stark, no solo rompe su promesa matrimonial, sino que se casa con la extranjera de Volantis. Como Reina, Talisa sigue exhibiendo inteligencia y compasión, intenta convencer a su marido de no ser tan duro con su madre, le aconseja no ejecutar a Lord Karstark, cuida de los rehenes Lannister y llora sus muertes. Siempre es fiel a sus preceptos aun estando ahora en las alturas del poder.


¿Y qué hacen los guionistas tras ascenderla hasta esa cúspide? La matan de la manera más sanguinaria y alevosa que ni quiero poner fotos de la Boda Roja (por eso preferí un meme). Otra vez el mismo mensaje, la mujer fuerte, la mujer poderosa, la mujer compasiva, la mujer que vive su vida de acuerdo a sus reglas debe ser castigada.


Y  llegamos a Sansa. De adolescente petulante y narcisista, Sansa pasa a ser la victima por antonomasia de la serie. Ni tengo que describir su calvario. Sin embargo, Martin le da una fuente de poder, la convierte en una experta en la simulación, le da la cortesía como un arma y le enseña a observar en silencio y descubrir los verdaderos rostros de quienes la rodean. Y también le otorga el poder de la compasión. En el libro los objetos de su compasión serán Ser Dontos y  El Perro Clegane. En la serie, su piedad alcanzará a su marido. Recordemos cómo se agacha para que Tyrion le ponga la capa y como se inclina para recoger la copa con la que Joffrey lo afronta.


Como en el libro, Sansa huye de King’s Landing, se refugia con su tía en El Valle de Arryn y es testigo del uxicidio de Lysa. Pero en la serie, Sansa, luego de la muerte de su pariente, cambia totalmente. Revela su identidad a los nobles del Valle. Encubre y defiende a su “tiastro”. Le dice claramente a Baelish que está de su lado, y el modo en que le habla, en que se viste y como acepta sus besos, indican que Sansa jugará el juego de tronos aun cuando tenga que acostarse con su “padre”.

Es entonces quela historia vira de manera pasmosa y Santa termina casada con Ramsey Snow, convertida en su nuevo juguete sexual, sin protección alguna. Ni siquiera el poder del fingimiento ni su coraza de cortesía sirven para evitar que Theon la delate y que su marido la maltrate y maté a una criada fiel.


Nos equivocamos al creer que Sansa sería el acabose  de la misoginia de esta temporada. Todavía faltaba Shireen, una criatura inocente, marcada por el desamor de la madre y por una enfermedad que si bien no la mató, la ha desfigurado.


Como las heroínas de la literatura infantil decimonónica, Shireen lucha por escabullirse del sitial de víctima y de poner su sabiduría precoz al servicio de los adultos: es la confidente de Ser Davos, la maestra del contrabandista y de la joven madre Salvaje Eli, y la única en conseguir traspasar la coraza de rigidez emocional de Stannis. ¡Qué criatura tan peligrosa! No es mujer todavía y ya tiene poderes que deberían ser prohibidos. Puede manipular a los hombres, alfabetizar mujeres, es ella misma demasiado instruida.


Por eso esta semana, Weiss&Benioff consideraron que era hora de destruirla. Sobre todo porque la audiencia, como ocurriera con todas las predecesoras de Shireen, la creía intocable, demasiado necesaria para poder prenderle un fosforo y sacarla de una historia que goza haciendo sufrir a las mujeres, sobre todo si se creen influyentes. Como nos demuestran Los Arcángeles a cada rato en su mediocre fanfiction, la fortaleza femenina es solo un mito, al menos en "Juego de Tronos".