Me daba ilusión
ver MalnaZidos (Valley of the Dead) en Netflix. Eso de que a fines de la Guerra Civil las Dos
Españas se echasen una mano, para
sobrevivir y combatir un mal mayor, sonaba
bien. Me sorprendió que apenas un par de días en Netflix tuviese tan mala
prensa. Iba a saltármela cuando mi instinto gatuno me aconsejó hacer lo contrario.
Así pude disfrutarme una buena película de horror con toques cómicos y caer en
cuenta que es lo que realmente molesta a los críticos.
¿Son Los Zombis
peores que Fachas y Rojos?
A mí no me gustan
las películas de zombis. Nunca he sido fan de ningún tipo de Walking Dead. Mas
allá de Los Caminantes Blancos, no le
entro al tema ni le encuentro chiste, y
eso que los zombis son los favoritos universales. Si hasta los coreanos se han
agregado al género con su famosa Train to Busan. Por eso hubiese preferido
que si querían usar la Guerra Civil Española como marco de algún tema paranormal
lo hubiesen hecho con vampiros o licántropos, pero si ya se había escogido a
los muertos-vivos, había que apechugar.
No es que MalnaZidos
sea única o la primera en combinar el conflicto fratricida con el terror. Ahí
tenemos los ejemplos, y muy buenos, del cine de Guillermo del Toro con El Espinazo
del Diablo y El Laberinto del Fauno. La diferencia es que en estos filmes
teníamos muy claro que los peores villanos no eran entes sobrenaturales sino
fascistas de carne y hueso.
Incluso en la
excelente y menospreciada Lobos Sucios, los buenos eran represaliados
republicanos obligados a trabajar en una mina gallega. El malo era el
omnipresente Pierre Kewitt encarnando a un SS imbuido en la mística ocultista
nazi que venía a buscar wolframio en la sierra y acababa de almuerzo de unos
lobos patriotas que bien podían ser lobisones.
En resumen, eso
es lo que no pasa en MalnaZidos (la Z es por lo de los zombis) donde los
fachas son simpáticos, y a ratos mejores que sus contrincantes. Esa es la verdadera
razón por la que la crítica española y catalana (no se podía esperar menos) se ha volcado en
contra de un filme que acusan de ningunear la seriedad del conflicto y de
falsear la historia. No se sabe si por decir que los alemanes crearon zombis a
punta de experimentos macabros, o por darles
un rostro humano a los fascistas.
Yo me quedo con
la crítica de Raquel Hernández Lujan, en HobbyConsolas que cree que lo mejor del filme es su “ácido
mensaje de reconciliación” que ella expande a nuestra época en donde también un
virus letal nos debería unir en vez de llevarnos a otras guerras. Pero este
tipo de comentario positivo ha sido poco común en lo que respecta al filme de
Alberto del Toro y Jesús Ruiz Caldera.
ManaZidos ya comenzó con mal pie puesto que, aunque
hecha en el 2020 y presentada ese año en el Festival de Sitges, tuvo ( por
razones pandémicas) que ser postergada
tantas veces que solo vino a ser vista en los teatros esta primavera pasada donde
se dice que no tuvo muy buena acogida. ¿Sería que el público se cohibió con las
acusaciones de los críticos de fallar a la memoria histórica? ¿Acaso España sigue tan o más dividida que en
1938, año en que ocurre la acción de MalnaZidos?
La “z” está ahí
como recordatorio de los zombis, pero también de los nazis que los fabrican. Está
basada en la novela de Manuel Martin Ferreras La Noche de Difuntos del ‘38
y ambientada— como en el libro— en octubre de ese año
durante la Batalla del Ebro.
El filme abre con
un cliché cinemático que ha sido usado en westerns, películas de mafiosos y
hasta en Kill Bill, una masacre en una boda. Lo original es que los
novios y sus invitados son simples campesinos aragoneses y quien ejecuta la
matanza es un mayor de la SS, tan caricaturesco que parece salido de Hellboy.
Lo que no es caricaturesco es lo que sucede inmediatamente. Tras ser rociados
con un polvillo azul, los cadáveres cobran vida.
Saltamos ahí al
campo nacional. Van a fusilar al Capitán ‘Jan Lozana (Miki Esparbé de Cuerpo
de Elite) y como siempre lo salva su tío el Coronel Lozana. Jan es un
abogado mercantil que ha acabado como oficial de Requetés sin que se entienda
mucho que motivos políticos lo han llevado a hacerlo puesto que, aparte del tío con influencias, tiene un hermano en el bando republicano.
Aprovechando su
conocimiento de leyes, lo han metido en el tribunal militar donde ha dado muestras
de algo que escasea e incómoda en esa guerra entre hermanos: la compasión. Su última
hazaña ha sido evitar la ejecución de un jovencito que intentaba desertar.
Cuando se le ha regañado, Jan ha atacado a un juez que resulta primo de Franco.
El tío lo vuelve a salvar, pero será la última vez. La sentencia es que tanto Lozana
como su protegido, el soldadito De Cruz,
deben demostrar su lealtad al bando
Nacional cumpliendo con una misión suicida.
Un Road Trip a
Tierra de Nadie
De Cruz que será
muy ingenuo (“en mi pueblo todos somos vírgenes, Capitán” dice) sabe que esto
es solo un equivalente al paredón, pero Lozana que posee el estoicismo y sentido
del deber de La Vieja España, acepta cruzar “Tierra de nadie” y llevarle un
mensaje al General Alarcos
La pareja
entonces inicia un road trip donde ambos se internan en los bosques en
un jeep. Casi llegando a “tierra de nadie” los detiene un destacamento alemán. Lozana
que tiene tanta labia como conocimientos de mecánica tiene De Cruz, consigue
que les deje seguir su camino, pero el capitán nota que los alemanes están
cercando el valle con alambre de espino.
Poco después
avistan un avión italiano derribado. Lozana insiste en ir a socorrer al piloto.
Es ahí donde son hechos prisioneros por un destacamento republicano que trae a
todos los personajes tipos posibles: El
veterano sargento; la miliciana que
obedece al mote de “Matacuras” (Aura Garrido de El Ministerio del Tiempo) ;
el brigadista gringo con su cámara
fotográfica; el lacónico Mechas experto
en explosivos; el ruso fortachón Brodsky
que es más español que el gazpacho y, por supuesto, un comisario político.
Al brigadista se
le ocurre tomarle una foto al cadáver del piloto y ahí estalla la Marimorena.
El cadáver cobra vida, se zampa al brigadista y se arrastra (no tiene piernas)
a merendarse a los otros. Todos corren despavoridos por el bosque donde tienen
otros encuentros iguales de espeluznantes con Caminantes (no blancos porque se
ve un poco puercos). En una de esas para cubrir la retaguardia a sus compañeros,
Brodsky es devorado por los zombis.
El grupo se sube
a un bote y enfila proa a otro sitio más seguro. Todos están aterrorizados al
ver que los muertos resucitan. Solo saben
que se neutraliza a los zombis disparándoles a la cabeza. A Jacinto , El
Sargento, le baja un temor religioso. Insiste en que Lozana, como representante del bando católico, debe tener una explicación, puesto que según
la Biblia “D-s resucitó en Nazaret”.
Lozana pacientemente explica que el resucitado fue Jesús, que lo hizo en
Jerusalén, ÿ no se andaba comiendo a la
gente.
En una de esas
llegan a las alambradas que rodean el valle y descubren que están
electrificadas. Hay mucho recelo y creen que lo que ocurre está ligado a la
misión de Lozana, pero esta se reduce a un trozo de papel en el que está
inscrita la criptica frase “Se necesitan cojones para ganar una guerra”.
Otra parada es en
un caserón donde se les unen nuevos compañeros de viaje que corresponden a clichés
asociados con los Franquistas: El Alférez Jurel, tan enamoradizo que parece acosador; el soldado marroquí Rafir; y una monja de armas tomar, la Madre Flor
apodada “La Urraca”. Siguen más discusiones ideológicas y teológicas, ya que muchos creen que este levantamiento en
masa de muertos corresponde a la llegada del Apocalipsis. Es La Urraca la que zanja
el asunto diciendo que lo que sucede no es obra de D-s “sino de alguien que
quiere jugar a ser D-s”,
Le queda a Lozana
ir atando cabos. Descubre que en su carta para el general Alarcos hay un mapa
trazado con tinta invisible que corresponde al valle. El encuentro con la única
sobreviviente de la masacre , la novia, les confirma que esto es obra de los
nazis. Se trata de experimentos macabros y la misión de Lozana y De Cruz era
llevar un mapa que explicase a los nacionales en que punto del valle está el
laboratorio que fabrica a los zombis.
A Lozana se le
ocurre (porque es el único al que se le ocurren cosas) que mejor que vayan a
buscar refuerzos nacionales. He aquí que aparece el elemento infaltable en
estos cuentos que intentan dar un rostro amable de los franquistas. El grupo de
guerreros anti zombis puede contener gente decente, pero los Nacionales no lo son
y lo demuestran apoyando a los alemanes.
Solo queda esta Liga de Españoles de Bien para salvar a España y al
mundo.
Entran en juego ingredientes
básicos del cine de zombis que aportan ternura a personajes y trama. A medida
que algunos del grupo son mordidos por las bestias se presenta el doloroso
deber de ultimarlos, lo que se hace a regañadientes. Hay personajes, y de ambos
bandos, que prefieren sacrificarse por sus compañeros y por el bien común, demostrando que el heroísmo no tiene color político.
Por supuesto lo
mejor del guion es cuando humanizan a los personajes incluso fuera de ese escenario
de sacrificios y sacrificados. Sor Flor descubre que Jacinto lleva bajo su
guerrera una medalla de la Virgen. “Es un amuleto” masculla el sargento que ya
anda medio enamorado de la monjita. De Cruz descubre que “Mecha” es su admirado
Miguel Andreu, campeón de motociclismo y La Matacuras le confiesa al alférez que
solo ha matado a un sacerdote, un pedófilo
que abusó de su hermanita.
El momento más
conmovedor es cuando Mechas y Jurel están atrapados en un camión rodeados de
zombis hambrientos y finalmente se confiesan porque odian al otro bando. El alférez
porque los Republicanos le mataron a la novia, el motociclista porque vio como
la aviación enemiga bombardeaba su casa matando a su mujer y su hijo.
Aun así, el
descontento con el filme radica en motivos políticos y se entiende. Tras
pasarme un mes viendo filmes de la Guerra Civil y de la posguerra he notado que
cuando un “facha” es bueno (o buena) se debe a que no tiene realmente una
devoción por su ideología o su causa. Eso ocurre en Ispansi!, en Mientras
dure la guerra y en las novelas de Ignacio del Valle. Jan Lozana se alistó en los Requetés y nadie
sabe por qué, pero obviamente no es un conservador furibundo.
En cambio, y esto
les ha escocido a los Rojos, MalnaZidos muestra que, después de los Nazis, el peor humano vivo de la serie es El
Comisario. A diferencia de los otros que buscan salvar el pellejo o evitar que
la plaga de resucitados se propague, este politólogo dice “Todo es política”. Quiere el polvillo crea-zombis para
entregárselo a los soviéticos, ganar la guerra, ganar todas las guerras y apoderarse
del mundo. Nuevamente aparece el mensaje de que son las ideologías las que
dividen a los humanos.
SPOILER Aun así
es interesante que, en el final, aunque sobreviva la pareja romántica no se
queden juntos los enamorados. El motivo es porque, como dice ella, “No tenemos nada en común”. Es cierto, pero
como que desentona con el mensaje de unidad del filme. Algo bueno y original es
que también sobreviva Rafir. Algo es algo.
Contenido
Violento y Gory: Ejem, se
trata de una película de zombis. ¿Qué esperabas?
Contenido
Sexual o Desnudos: 0 y
apenas un beso.
Contenido
Feminista: Serán estereotipos,
pero me han gustado mucho Flor y Matacuras, su fortaleza reside más en cómo
piensan y reaccionan que como pelean.
Factor
Diversidad: El Moro Rafir
y creo que es hora de tratar a los zombis como minoría. LOL