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jueves, 10 de octubre de 2013

Primeras impresiones de Sleepy Hollow: Moralejas y lecciones de historia


Me acerqué con  mucha cautela a “Sleepy Hollow”, la primera de las series fantásticas de esta nueva temporada que iba a ver. Algo pasa con la televisión este año que no acaba de convencerme, pero encontré en esta fantasía histórica mucho de rescatable, por lo que la considero digna de ser admitida en el listado de Reinos de Fabula.

Como saben, la serie está inspirada en el cuento de Washington Irving, “La Leyenda de Sleepy Hollow”. El cuento tiene lugar en un pueblecito del Valle del Hudson en la recién nacida nación de Estados Unidos, a fines del Siglo XVIII. Ichabod Crane, un supersticioso maestro de escuela, por una apuesta con un rival de amores, se atreve a cruzar de noche un sitio supuestamente habitado por fantasmas y tiene un terrorífico encuentro con El Jinete sin Cabeza.

El relato de Irving ha motivado  múltiples adaptaciones a pantallas grande y chica. La más notable es la de Tim Burton de 1999. En esa “Sleepy Hollow”, Crane (Johnny Depp) era un  detective neoyorquino enviado a una localidad rural del Valle del Hudson, en vísperas del Siglo XIX, para investigar una serie de asesinatos cometidos por el fantasmagórico jinete.



“Sleepy Hollow”, la serie de Fox, tiene poco en común con las adaptaciones anteriores. En cambio,  presenta elementos del cine de terror que  está de moda, más un marco de serie detectivesca que siempre gusta. Ichabod Crane es nuevamente un profesor en la Nueva Inglaterra dieciochesca. A pesar de su origen inglés, Crane abraza la causa independentista y pelea en la Revolución Americana en la cual decapita a un mercenario alemán que se convierte en El Jinete sin Cabeza.  Crane está casado con Katrina van Tassel, que a diferencia del filme de Burton, no es bruja sino cazadora de aquellas, actividad que la tiene atrapada en algún plano astral.  

(unrealitytv.com)


Durante una misión para George Washington, el maestro muere y resucita casi tres siglos más tarde en un Sleepy Hollow que parece haberse convertido en la peor pesadilla de los Republicanos, a juzgar por su población predominantemente afro-americana y latina. Crane cae bajo la protección de Abbie Mills, una oficial de policía de raza negra. Es la única que conoce su secreto, que le cree, y juntos se embarcan en una investigación que revela que El Juicio Final se acerca y que el decapitado es  uno de los Jinetes del Apocalipsis.

Como la estúpida revista de cable no anunció el inicio de la serie, me perdí los dos primeros episodios, y solo vine a conocerla en su tercera entrega. Antes me leí un par de reseñas. Algunas se quejaban de la falta de historicidad de los recuerdos/recuentos de Ichabod Crane. Otros blogs más feministas admiraban que la corrección política se impusiese sobre la realidad histórica. Al final, que la serie parecía ser sobre como un macho de era patriarcal era puesto en su sitio por una representante de las minorías del Siglo XXI. Con esas recomendaciones, pocas ganas me quedaban de verla, sobre todo si tenía en cuenta que este año las series vienen con tufo a mediocre.



No sé si será que “Ray Donovan” dejó la vara muy alta, pero hasta en HBO me es difícil engancharme. “El Negocio” no me tienta, la segunda temporada de “Prófugos”, a pesar de todas las carreras de auto, me resulta pesada, y el primer episodio de la cuarta temporada de “El Imperio del Contrabando” lo encontré totalmente soporífero e incomprensible. Así es que llegué a Fox, la noche del lunes, con muy poco interés en visitar “Sleepy Hollow”.

La primera veintena de minutos me hizo sentir que estaba viendo una imitación de “Life”. De nuevo teníamos a un actor inglés que da vida a un inadaptado,  bastante desvinculado de la cultura gringa contemporánea (Crane porque viene de otro siglo; Charlie Crewes porque llevaba dos décadas en la cárcel), metido en líos detectivescos, y emparejado con una detective hembra, étnica y gruñona.



Pero, poco a poco, comencé a notar una novedad fascinante. Si Ichabod Crane es noble, caballeroso, compasivo, erudito y valiente es porque viene de la América Colonial. En cambio, los defectos de Abbie,(impaciente, ruda, y ,como nos enteramos en este episodio, mentirosa y cobarde),  nacen de la posición que juega o ha jugado,  en la sociedad moderna.

(fox.com)


Su orfandad, su infancia y adolescencia en hogares adoptivos, incluso una escapada para irse al bosque a emborracharse con su hermana menor, han marcado la vida de Abbie y su personalidad. En ese bosque, Las Hermanas Mills vieron a un demonio, pero Abbie, temiendo el rechazo social y subsecuente castigo, niega ese encuentro dejando que todos crean que su hermanita es una demente mitómana. “Miss Jenny” (como la llama el cortes Ichabod) lleva una vida de entrar y salir de sanatorios. Solo que ahora, quienes saben que dijo la verdad, su psiquiatra y un granjero vecino, acaban suicidándose victimas del “Sandman”, el supuesto personaje de cuentos que trae los sueños a los niños.

(beyondfanom.com)


Abbie se burla de Ichabod por no conocer al “Sandman”, pero resulta que es el Profesor Crane quien identifica a este “arenero” como un demonio de la mitología iroquesa que juzga a las personas a través de sus sueños. Crane se sigue anotando puntos cuando Abbie descubre incrédula que tribus nativas pelearon en la Guerra de Independencia, algunos en el bando británico, otros con los Rebeldes. Oye, si yo aprendí eso en mis años de secundaria en USA. Pero recuerdo que en NY, la historia es una disciplina optativa en el currículo escolar (como lo es en Chile ahora) y que el estadounidense medis no tiene mucha afición a la clase de historia.

Abbie, que si ha visto westerns (aunque no “El Ultimo Mohicano”), le explica a Crane que en el siglo XIX se perturbó para siempre la paz entre blancos e indios en Norteamérica. Esto indigna al profesor quien asegura que el gobierno de las Trece Colonias se basó en el modelo nativo, de la Federación Iroquesa. Ahí me di cuenta de que esta serie,  aparte de historia de detectives-cuento de terror- viaje en el tiempo, es una verdadera fantasía histórica en donde lo fantástico es empleado como  metáfora para comprender el pasado. La lección es que la humanidad ha pasado de ciclos de conocimiento y tolerancia a periodos oscurantistas, y así sucesivamente.
The Sandman (tv.com)


A pesar de saber que los nativos ya son parte de un lumpen, Ichabod insiste en que le consigan un chamán para ir a entrevistarse con el demoníaco juez que amenaza venir por Abbie. Como corresponde, lo mas cercano a un chaman en Sleepy Hollow es un vendedor de autos, de cuello y corbata, que se indigna ante la idea de revertir a costumbres de su etnia. Otra lección. En el mundo de Ichabod Crane, un chamán era alguien respetable. En el mundo moderno, la magia no tiene cabida por lo que el médico brujo debe dedicarse a vender autos.

Finalmente lo convencen y los lleva a un a especie de bodega donde les da a beber un preparado. Otro gol para Crane quien con una probada descubre los ingredientes de la poción (jazmín, lúpulo y corteza de cerezo). Probablemente los granjeros coloniales, expertos en homeopatía, podían deducir el contenido de un preparado de yerbas tras solo un sorbito.



La poción es para que Abbie (e Ichabod que galantemente insiste en acompañarla) entre al reino de los sueños y se enfrente al espectro, pero para que éste no los domine necesitan de veneno de escorpión que los mantendrá despiertos. Así Ichabod y Abbie se someten al pinchazo de un alacrán en sus respectivas panzas, pasan a un plano onírico y encuentran al coso este que no solo pretende juzgar a la detective sino también al viajero. Abbie lo neutraliza, confesando de viva voz su experiencia juvenil y lanzando el grito de “¡No te tengo miedo!” Esto impresiona tanto al monstruo que se convierte en vidrio y ella lo destruye. Pero no acaban ahí sus problemas, ya que Miss Jenny Mills ha huido del manicomio, y todavía anda El Jinete buscando su cabeza por ahí.

Con solo cuatro capítulos, “Sleepy Hollow”, ha tenido un éxito tal de audiencia  que la Fox la ha renovado para una segunda temporada. Me alegra, porque quiero seguir viéndola. Tom Myson es atractivo y sabe hacernos simpático a su Ichabod Crane.

No es culpa de Nicole Beharie que su Teniente Mills sea un poco antipática. Así es como debe ser. Al parecer es un cliché establecido en la ficción angloparlante que si se presenta  una relación (no necesariamente romántica) entre caucásico y chica étnica esta última debe ser conflictiva. No tengo problemas con eso porque, a diferencia de “Life”, no veo tensión sexual entre esto dúo de investigadores. Yo prefiero que Ichabod pronto encuentre a su Katrina y que Abbie se empareje con su jefe, El Capitán Irving. Aun sin esas posibilidades de romance, la serie ofrece bastante en el terreno de la fantasía como para engancharme. Se la recomiendo a todos mis Reyes de Fabula.