Me acerqué con mucha
cautela a “Sleepy Hollow”, la primera de las series fantásticas de esta nueva
temporada que iba a ver. Algo pasa con la televisión este año que no acaba de
convencerme, pero encontré en esta fantasía histórica mucho de rescatable, por
lo que la considero digna de ser admitida en el listado de Reinos de Fabula.
Como saben, la serie está inspirada en el cuento de
Washington Irving, “La Leyenda de Sleepy Hollow”. El cuento tiene lugar en un
pueblecito del Valle del Hudson en la recién nacida nación de Estados Unidos, a
fines del Siglo XVIII. Ichabod Crane, un supersticioso maestro de escuela, por
una apuesta con un rival de amores, se atreve a cruzar de noche un sitio
supuestamente habitado por fantasmas y tiene un terrorífico encuentro con El
Jinete sin Cabeza.
El relato de Irving ha motivado múltiples adaptaciones a pantallas grande y
chica. La más notable es la de Tim Burton de 1999. En esa “Sleepy Hollow”,
Crane (Johnny Depp) era un detective
neoyorquino enviado a una localidad rural del Valle del Hudson, en vísperas del
Siglo XIX, para investigar una serie de asesinatos cometidos por el
fantasmagórico jinete.
“Sleepy Hollow”, la serie de Fox, tiene poco en común con las
adaptaciones anteriores. En cambio,
presenta elementos del cine de terror que está de moda, más un marco de serie
detectivesca que siempre gusta. Ichabod Crane es nuevamente un profesor en la
Nueva Inglaterra dieciochesca. A pesar de su origen inglés, Crane abraza la
causa independentista y pelea en la Revolución Americana en la cual decapita a
un mercenario alemán que se convierte en El Jinete sin Cabeza. Crane está casado con Katrina van Tassel, que
a diferencia del filme de Burton, no es bruja sino cazadora de aquellas, actividad
que la tiene atrapada en algún plano astral.
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(unrealitytv.com) |
Durante una misión para George Washington, el maestro muere
y resucita casi tres siglos más tarde en un Sleepy Hollow que parece haberse convertido
en la peor pesadilla de los Republicanos, a juzgar por su población predominantemente
afro-americana y latina. Crane cae bajo la protección de Abbie Mills, una oficial
de policía de raza negra. Es la única que conoce su secreto, que le cree, y juntos se embarcan en una investigación que revela que El Juicio Final se acerca y que
el decapitado es uno de los Jinetes del Apocalipsis.
Como la estúpida revista de cable no anunció el inicio de la
serie, me perdí los dos primeros episodios, y solo vine a conocerla en su
tercera entrega. Antes me leí un par de reseñas. Algunas se quejaban de la
falta de historicidad de los recuerdos/recuentos de Ichabod Crane. Otros blogs más
feministas admiraban que la corrección política se impusiese sobre la realidad
histórica. Al final, que la serie parecía ser sobre como un macho de era
patriarcal era puesto en su sitio por una representante de las minorías del
Siglo XXI. Con esas recomendaciones, pocas ganas me quedaban de verla, sobre
todo si tenía en cuenta que este año las series vienen con tufo a mediocre.
No sé si será que “Ray Donovan” dejó la vara muy alta, pero
hasta en HBO me es difícil engancharme. “El Negocio” no me tienta, la segunda temporada
de “Prófugos”, a pesar de todas las carreras de auto, me resulta pesada, y el
primer episodio de la cuarta temporada de “El Imperio del Contrabando” lo encontré
totalmente soporífero e incomprensible. Así es que llegué a Fox, la noche del
lunes, con muy poco interés en visitar “Sleepy Hollow”.
La primera veintena de minutos me hizo sentir que estaba
viendo una imitación de “Life”. De nuevo teníamos a un actor inglés que da vida
a un inadaptado, bastante desvinculado
de la cultura gringa contemporánea (Crane porque viene de otro siglo; Charlie
Crewes porque llevaba dos décadas en la cárcel), metido en líos detectivescos,
y emparejado con una detective hembra, étnica y gruñona.
Pero, poco a poco, comencé a notar una novedad fascinante. Si
Ichabod Crane es noble, caballeroso, compasivo, erudito y valiente es porque
viene de la América Colonial. En cambio, los defectos de Abbie,(impaciente,
ruda, y ,como nos enteramos en este episodio, mentirosa y cobarde), nacen de la posición que juega o ha jugado, en
la sociedad moderna.
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(fox.com) |
Su orfandad, su infancia y adolescencia en hogares adoptivos,
incluso una escapada para irse al bosque a emborracharse con su hermana menor,
han marcado la vida de Abbie y su personalidad. En ese bosque, Las Hermanas
Mills vieron a un demonio, pero Abbie, temiendo el rechazo social y subsecuente
castigo, niega ese encuentro dejando que todos crean que su hermanita es una
demente mitómana. “Miss Jenny” (como la llama el cortes Ichabod) lleva una vida
de entrar y salir de sanatorios. Solo que ahora, quienes saben que dijo la verdad, su
psiquiatra y un granjero vecino, acaban suicidándose victimas del “Sandman”, el
supuesto personaje de cuentos que trae los sueños a los niños.
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(beyondfanom.com) |
Abbie se burla de Ichabod por no conocer al “Sandman”, pero
resulta que es el Profesor Crane quien identifica a este “arenero” como un demonio
de la mitología iroquesa que juzga a las personas a través de sus sueños. Crane
se sigue anotando puntos cuando Abbie descubre incrédula que tribus nativas
pelearon en la Guerra de Independencia, algunos en el bando británico, otros
con los Rebeldes. Oye, si yo aprendí eso en mis años de secundaria en USA. Pero
recuerdo que en NY, la historia es una disciplina optativa en el currículo escolar
(como lo es en Chile ahora) y que el estadounidense medis no tiene mucha afición
a la clase de historia.
Abbie, que si ha visto westerns (aunque no “El Ultimo
Mohicano”), le explica a Crane que en el siglo XIX se perturbó para siempre la
paz entre blancos e indios en Norteamérica. Esto indigna al profesor quien
asegura que el gobierno de las Trece Colonias se basó en el modelo nativo, de
la Federación Iroquesa. Ahí me di cuenta de que esta serie, aparte de historia de detectives-cuento de
terror- viaje en el tiempo, es una verdadera fantasía histórica en donde lo
fantástico es empleado como metáfora para comprender el pasado. La lección
es que la humanidad ha pasado de ciclos de conocimiento y tolerancia a periodos
oscurantistas, y así sucesivamente.
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The Sandman (tv.com) |
A pesar de saber que los nativos ya son parte de un lumpen,
Ichabod insiste en que le consigan un chamán para ir a entrevistarse con el demoníaco
juez que amenaza venir por Abbie. Como corresponde, lo mas cercano a un chaman
en Sleepy Hollow es un vendedor de autos, de cuello y corbata, que se indigna
ante la idea de revertir a costumbres de su etnia. Otra lección. En el mundo de
Ichabod Crane, un chamán era alguien respetable. En el mundo moderno, la magia no
tiene cabida por lo que el médico brujo debe dedicarse a vender autos.
Finalmente lo convencen y los lleva a un a especie de bodega
donde les da a beber un preparado. Otro gol para Crane quien con una probada
descubre los ingredientes de la poción (jazmín, lúpulo y corteza de cerezo).
Probablemente los granjeros coloniales, expertos en homeopatía, podían deducir el
contenido de un preparado de yerbas tras solo un sorbito.
La poción es para que Abbie (e Ichabod que galantemente
insiste en acompañarla) entre al reino de los sueños y se enfrente al espectro,
pero para que éste no los domine necesitan de veneno de escorpión que los
mantendrá despiertos. Así Ichabod y Abbie se someten al pinchazo de un alacrán
en sus respectivas panzas, pasan a un plano onírico y encuentran al coso este
que no solo pretende juzgar a la detective sino también al viajero. Abbie lo neutraliza,
confesando de viva voz su experiencia juvenil y lanzando el grito de “¡No te
tengo miedo!” Esto impresiona tanto al monstruo que se convierte en vidrio y
ella lo destruye. Pero no acaban ahí sus problemas, ya que Miss Jenny Mills ha
huido del manicomio, y todavía anda El Jinete buscando su cabeza por ahí.
Con solo cuatro capítulos, “Sleepy Hollow”, ha tenido un
éxito tal de audiencia que la Fox la ha
renovado para una segunda temporada. Me alegra, porque quiero seguir viéndola.
Tom Myson es atractivo y sabe hacernos simpático a su Ichabod Crane.
No es culpa de Nicole Beharie que su Teniente Mills sea un
poco antipática. Así es como debe ser. Al parecer es un cliché establecido en
la ficción angloparlante que si se presenta una relación (no necesariamente romántica)
entre caucásico y chica étnica esta última debe ser conflictiva. No tengo
problemas con eso porque, a diferencia de “Life”, no veo tensión sexual entre
esto dúo de investigadores. Yo prefiero que Ichabod pronto encuentre a su
Katrina y que Abbie se empareje con su jefe, El Capitán Irving. Aun sin esas
posibilidades de romance, la serie ofrece bastante en el terreno de la fantasía
como para engancharme. Se la recomiendo a todos mis Reyes de Fabula.