Desde que acabara “Game of Thrones” que la
pregunta candente es si volveremos a ver una serie como esta que atrape a
públicos variados, que se convierta en franquicia, y que de que hablar.
Sinceramente, ni “Los Soprano”, ni “Dexter”, ni “Breaking Bad” tuvieron el
poder mediático de GOT. Solo “Lost” estuvo cerca de su altura y tal como no ha
habido otro “Lost”, vale preguntarse qué serie podría llegar a hacernos olvidar
la producción de HBO. Entretanto, varios shows futuros se ufanan en que llegarán
a ser el nuevo “Juego de Tonos”. ¿Les creemos?
Si hablamos de lo
que al final era más importante para Weiss&Benioff, ósea las intrigas
cortesanas y las guerras entre dinastías, entonces lo más cercano en el
horizonte es “Catalina la Grande” que se espera se estrene este otoño por HBO. Dependiendo
de su éxito podrá haber otras ficciones históricas que nos recuerden la épica
lucha por el Trono de Hierro.
En cambio, si
hablamos de magia, monstruos y fantasía a granel, la que gana sería “The
Witcher”. Como GOT, esta high fantasy está basada en una serie de libros
que le han cosechado al polaco Andrzej Sapkoswki fama internacional, en la que
se combina una lucha por un trono con monstruos, sus cazadores y mucha magia.
Se espera la estrene Netflix este diciembre.
En términos de
televisión bajo demanda también quieren aprovechar la fantasía para alcanzar
ratings. Disque que en Amazon Prime van a hacer una nueva versión de The
Dark Tower porque la de Idris Elba no gustó a nadie. Los servicios de streaming
andan muy ocupados con refritos fantásticos. Hulu quiere convertir toda la saga
vampírica de Anne Rice, ósea las aventuras de Lestat en serie y Netflix ya
compró los derechos de Las Crónicas de Narnia. Pero, qué pereza, todo
está ya tan visto.
En cambio, Showtime
ya anunció que tiene los derechos de la saga de Patrick Rothfus (El Nombre
del Viento) que me dicen que es la única saga equiparable a la Canción
de Hielo y Fuego. A mí me gusta mucho lo que hace Showtime, pero hasta no
ver el elenco y saber que está en proceso de producción no voy a inclinarme a comentar.
En cambio, sí
estoy a la espera de “City of Angels” el spinoff de “Penny Dreadful”. Se
cree que en otoño comienzan las grabaciones. Brent Spiner, mi recordado Beta de
“Star Trek: The Next Generation”, será el jefe del policía de Tiago Vega, el
protagonista interpretado por Daniel Zovatto. Amy Madigan será Mis Adelaide
Finisterre, madre de la evangelista Sister Molly (Kelly Bishe) y tesorera de la
cuantiosa fortuna que su hija (personaje inspirado en Aimee McPherson) cosecha a
costa a de sus incautos fieles. Me gustaría creer que “City of Angels” podría
ser una gran franquicia, pero si “Penny Dreadful” no lo fue, no tengo tantas
esperanzas.
El 30 de agosto
se estrena en Amazon Prime la esperada “Carnival Row”, una fantasía victoriana
sobre un mundo donde humanos y hadas coexisten, pero donde la intolerancia cada
vez se hace mayor. Orlando Bloom será el Inspector Rycroft Philostrate
encargado de resolver una serie de brutales asesinatos para los que necesita de
la ayuda de su examante, el hada Vignette Stonemoss (Cara Delavigne).
Otra fantasía
victoriana es “The Nevers”, que es anunciada como ciencia ficción (¿será un steampunk?)
y que es el nuevo proyecto de Joss Wheldon. HBO se la ganó a Netflix. Laura Donnelly
(la Jenny Frazer de “Outlander”) será Amalia True, la líder de una liga de
damas extraordinarias, cada una dotada de un don prodigioso, que deberán salvar
el mundo de una peligrosa amenaza.
En HBO andan
apuraditos tratando de sacarse de la manga otra serie-fenómenos. Yo que ellos
tendría un poco de cuidado con los telespectadores que hemos demostrado ser exigentes,
criticones y con ojo abierto para chambonadas. Ya le están apostando a “Westworld”
porque creen que sus fans son los mismos troneros. Hay troneros que gustan de
Westworld, pero no necesariamente le van a rendir la pleitesía que al “Juego de
Tronos”. Yo he visto algunos episodios del cuento de la rebelión de robots en
un parque temático. Es interesante, bien actuado, pero no me atrapa.
Muchos críticos aseguran
que la próxima mega serie será “Watchmen”. A pesar de lo respetable de su
pedigrí (está basada en la novela gráfica y mega bestseller de Alan Moore) esta
distopia poblada de superhéroes se me hace simpática, pero nada más. Vale recordar
que ya tuvo versión fílmica que pasó sin pena ni gloria.
Hablando de
versiones fílmicas, ni me nombren “His Dark Materials” que se vienen HBO. Yo
odié el filme, odié a Lyra (hasta odié a Dakota Blue Richards hasta que me ganó
como Trewlove en “Endeavour”) y Philip Pullman, como Neil Gaiman, se ha caído
de mi lista de escritores cuyas obras quiera ver en pantalla. Así que por sus
fans me alegro de que haya adaptación de la obra de Pullman y los “Good Omens”
de Neil Gaiman residan ahora en Amazon Prime, pero no me las vendan.
Me sorprendió
enterarme de que la adaptación de Lovecraft Country de Matt Ruff había caído
en manos de HBO. Obviamente FX no cuenta con presupuesto para un propósito de
tan gran envergadura. Imagínense un “Green Book” sin Viggo, pero con muchos
elementos fantásticos. Atticus (Jonathan Majors) y Black Canary (Jurnee Smollet
Bell) enfrentarán los peligros del racismo en el sur de los 50, a la vez que
batallarán monstruos en esta producción de Jordan Peele y el legendario J.J.
Abrams.
La HBO cree que LC
puede ser la próxima “Lost” (ya hemos oído eso antes) y ha concebido el
proyecto no como miniserie, sino como una serie de varias temporadas. HBO
realmente está empeñada en crear una franquicia que le permita resarcirse de
las pérdidas que conlleva el final de su serie fetiche.
Y por supuesto, está
en la que cifró mis esperanzas, el guion escrito por Ser George y que
originalmente titularon “The Long Night” y que ahora lleva el nombre tentativo
de “Blood Moon”. Supuestamente tiene lugar miles de años antes de llegada de
los Targaryen a Poniente y de la construcción del Trono de Hierro.
En ella Martin
exploraría esa larga noche invernal cuando los Caminantes Blancos invadieron
Poniente, el origen de los Otros y el auge de la magia en la Vieja Valirya. Se
espera que veamos a Bran El Constructor (interpretado por Josh Whitehouse, el
Hugh Armitage de Poldark), la alianza con los Niños del Bosque y la edificación
del Muro.
Para cualquier
tronero esa premisa suena fascinante, pero ya hay un caveat. Martin
escribió el guion, pero la serie estará en manos de Jane Goldman y HBO nos ha
alertado: los eventos pueden no ser los que Martin nos ha hecho conocer ni
llegaran a las conclusiones previas a la Canción de Hielo y de Fuego.
Momento de chirriar los dientes y convertirnos en Inmaculados.
Si no fuera por
este escollo yo diría que lo normal, lo lógico, es que esta precuela saciara el
apetito de los fans y se convirtiera en un spinoff de la franquicia que tanto
ha llenado los cofres de HBO, pero ya no confío en ese canal. Lástima porque
sus series prometen.
¿Y Uds. Troneros
a cuáles les apuestan o acaso se me ha escapado algún nuevo proyecto que puede
llenar las botas de “Juego de Tronos”? ¿O acaso creen que serie digna de
sentarse en el Trono de Hierro será una ficción histórica y no un cuento
fantástico?
Las Aventuras
del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha puede ser calificada como un ensayo en la anti-fantasía. Su héroe alucina que
vive en reinos de fábula y quienes lo rodean le llevan la corriente para
burlarse de él, para entretenerse o para manipularlo. Al final, sin saberlo, acaban
reafirmando la fe del caballero. Dan Weiss y David Benioff manipularon la saga
martiniana intentando alejarla de su marco fantástico, pero solo consiguieron
hacernos soñar más con esas quimeras, encantamientos y seres extraordinarios
que pueblan Una Canción de Hielo y Fuego
de George R.R. Martin.
Novela de
Caballería = Fantasía Épica
Cuando comencé
este blog tenía una intención, demostrar que todo lo mágico de la fantasía
actual estaba vinculado con El Quijote. Parece un oxímoron. Don Quijote
fue escrita por Miguel de Cervantes, un humanista, un hombre moderno atrapado
en una era todavía dominada por supersticiones. Al final, Don Quijote se
arrepiente de todas sus locuras. Pero ese no es el Quijote en el que creo. Ese
fue un Quijote impuesto por las sensibilidades de una época que le temía a lo
mágico por considerarlo diabólico.
Sin embargo,
Cervantes escribe una novela en clave que busca hacer reír con su parodia de un
género que en el siglo XVII está cayendo en desuso. Solo que el parodiar la
novela de caballería la resucitara al menos para generaciones de siglos
posteriores. Yo nunca he sido amiga de la fantasía épica, pero reconozco que es
el renacimiento del género caballeresco, y que muchos de sus personajes son
quijotescos.
La Canción de George R.R. Martin,
aunque combina muchos subgéneros, es esencialmente High Fantasy y
transcurre en un mundo que Alonso de Quijano reconocería. Un mundo de
caballeros (y damas-caballero) con muchas misiones que cumplir, pero también un
mundo de gente cínica que se burla de lo caballeresco tal como se burlan de lo sobrenatural,
hasta que este factor se le sienta a la mesa.
Nosotros como
espectadores somos más Don Quijote que quienes se mofan de él. Como lectores de
La Canción notamos lo que se escapa a los que están ocupados en el juego
de tronos. Nosotros si creemos en Los Caminantes Blancos, en que Melisandre da
a luz sombras y que Daenerys es la Madre de Dragones. Eso es algo que Weiss&Benioff
no nos pudieron quitar tal como todas las bufonadas que se hacen a costa de Don
Quijote solo reafirman en él y en Sancho su creencia en fuerzas mayores.
Cuando comencé
este blog hablé de “Las Costas de Barataria”. Ese título es una ironía porque,
aunque Barataria sea una ínsula (isla), al pobre Sancho Panza lo engañan
dándosela en forma de pueblo sin siquiera salida al mar. Al público tronero se nos
entregó un relato sobre zombies, dragones y magia por doquier. Pero al final se
rebanó de tal manera lo sobrenatural que Los Otros pudieron ser derrotados con
una simple daga, tal como murió apuñalada La Que No Arde, tal como se descubrió
que a los dragones se les podía eliminar con arpones. El poder de la magia
resultó una chapuza, el verdadero poder quedó en manos de los objetos
punzantes.
Don Quijote de
la Mancha es la historia
de un loco, pero este loco en su mente crea universos portentosos. Don Quijote jura
que existen gigantes, doncellas encantadas, yelmos y brebajes mágicos. Cuando
por primera vez leemos la obra nos reímos. “Miren con lo que sale el loquito” decimos,
pero una relectura nos empieza a hacer entender al hidalgo metido a caballero y
llegamos a creer que los gigantes se vuelven molinos de viento para ser
invisibles al ojo humano.
No sabemos como
resucitará Jon Snow en Vientos de
Invierno. Pero casi podemos jurar que la Mujer Roja tendrá algo que ver en
esa resurrección. En la serie, es Ser Davos quien suplica a una Melisandre
llena de dudas que vuelva a la vida al Bastardo de Invernalia. El Caballero de
la Cebolla le dice a la bruja que él no creía en nada pero que ella le enseño a creer. “ Estoy rogandole a la mujer que me mostró que los milagros existen”. ¡Qué frase tan maravillosa qué reafirmación de la fe en lo
prodigioso! Pero rápidamente Weiss&Benioff le ponen coto a esa fe. Jon no
está contento de estar vivo. Davos descubre que Meli provocó la muerte de Shireen,
se las jura al Hada Roja. Jon destierra a Melisandre y la amenaza con matarla si
vuelve por El Norte.
En la Tercera
Temporada, Melisandre hace caso omiso de amenazas, llega a Winterfell, hace un
par de monerías mágicas intrascendentes; aconseja a Arya matar al Rey de la
Noche; y a la mañana siguiente se desploma en la nieve, muerta de vejez según
el script, en realidad víctima del desprecio de Los Ds por los elementos
mágicos en la saga. Desde el comienzo, los productores-directores-guionistas
han dicho que hay que bajarle un poco al tema sobrenatural, no vaya a ser que el
público piense que se trata de literatura juvenil.
Magia Solo
Cuando Conviene
En su magnum opus,
Cervantes explica la demencia de su héroe como resultado de haberse obsesionado
con la lectura de un género muy de moda en la infancia del autor: la novela de caballerías.
Consciente de que son estos mamotretos los culpables de tanto entuerto, la
sobrina de Don Quijote y su ama de llaves consultan a los amigos del tío y patrón,
el señor Cura y El Barbero que se las da de letrado. El consenso es que hay que
quemar los libros herejes. Sin embargo, se da una situación curiosa. Tanto el
Barbero como El Cura se rehúsan a quemar determinados libros, arguyendo que se
trata de buena literatura o que contienen datos de valor.
Esta
discriminación, esta selectividad, también aparece en” Juego de Tronos” donde
se echa a mano a lo sobrenatural para solucionar algún problema insoluble, como
cuando Bran se wargea en Hodor para rescatar a Meera y matar a Locke. Además, que,
aunque los últimos episodios nos han demostrado lo fácil que es acabar con
zombis y dragones, Weiss&Bemioff nos dejaron el mensaje de que existe un
tipo de magia que es mas poderosa que toda la de los brujos de Asshai.
¿Quién fue el
hechicero más eficaz de Juego de Tronos? Pues El Maestre Qyburn, experto en robótica. Su
Ser Gregor fue una maquina de matar, un Terminator malulo al que al final solo
se pudo destruir despeñándolo de una almena para caer en un lago de fuego. ¡Hasta
la vista Baby!
Por supuesto que
la serie nos quiere hacer creer que Qyburn es un científico un poco loco, pero
que ha construido un robot que como el monstruo de Frankenstein destruye a su
dueño. Solo que Qyburn no trabaja con partes mecánicas ni miembros artificiales
(como la Manita de Oro de Jaime Lannister) sino con el cuerpo de un hombre
emponzoñado.
En la serie no
nos muestran como Qyburn revive al hermano del Perro. En cambio, en la saga se
habla de oscuras prácticas, de los gritos de gente torturada en las mazmorras.
Cersei envía a su ex aliada Falyse Stokeworth a que Qyburn le extraiga la savia
humana, la esencia vital para revivir a su campeón (Ser Robert en el libro). En
suma, Qyburn practica la terrible necromancia, la magia que utiliza muertos—sea
para interrogarlos o para revivirlos— a veces como zombis como es el caso de
Ser Gregor.
La diferencia entre
los grandes “resucitadores” de la saga, Thoros y Melisandre, es que ellos
resucitan invocando la energía de un dios poderoso R’hllor, el Señor de la Luz.
Qyburn se apoya en magia negra lo que lo hace tan nefasto y peligroso como el
Rey de la Noche, que tal como el Dr. Mortis, convierte a sus victimas en
soldados zombi que integra a su ejército.
Pero tal como
nunca se explicó que poder movía a Los Otros, los secretos de Qyburn se fueron
a la tumba, y el mundo volvió a quedar desprovisto de magia. Incluso esa vaga
declaración de Bran de que encontrará a Drogón que es la primera alusión (en
tres episodios) de los poderes clarividentes del nuevo rey son un guiño de los
Ds a lo fantástico en la serie que siempre debe ser falso y de poca monta, “la Industria”
como la llamara Basilio en El Quijote.
En Don Quijote
los “cuerdos” también le hacen un guiño a lo sobrenatural si sirve para calmar
o neutralizar al Caballero de la Triste Figura. Cuando Don Quijote exige saber quién
escondió sus libros, le cuentan que fue El Sabio Frestón quien sustrajo la
biblioteca. Cuando el posadero harto de los problemas que le causa su delirante
huésped, decide correrlo de su venta solo puede hacerlo aceptando el rol que el
Quijote le asigna, ser el señor del castillo y con poder de armar caballeros.
La Quijote de
Tarth y Sancho-Podric
Aunque estos
personajes crean estar llevando la corriente al loco, en realidad reafirman el
poder de lo maravilloso en la mente del Quijote, en la nuestra, y tal vez en la
suya propia porque todos deben jugar un rol asignado no solo por Don Quijote
sino por la literatura caballeresca y las mismas reglas de caballería. Es el
posadero quien le recuerda a Don Quijote la importancia de tener un escudero
que se haga cargo de los menesteres mundanos de su amo, tales como pagar
cuentas.
Sancho Panza, el
escudero que Alonso Quijano escoge para compañero de aventuras, es otro
personaje que comienza desconfiando de la cordura de su amo y acaba siendo
creyente ferviente de lo maravilloso. Sancho es simple e ignorante, pero no es
tonto.Sin ser tan mercenario como
Bronn, el escudero se embarca en andanzas que lo ponen muchas veces en peligro,
esperando honores y la famosa ínsula que don Quijote le asegura es el premio a
los escuderos fieles. Al final, más Podrick que Bronn, Sancho será un defensor de las causas caballerescas y un devoto discípulo
de su amo.
Menciono a Podrick porque Brienne de Tarth es el personaje más quijotesco de la Canción de
Hielo y Fuego (libro, no hablo de la serie). La Moza no es una mujer
hombruna, no es la que quiere ser caballero, ni tampoco una gran guerrera. Ella
solo quiere servir. Idealista y generosa, La Doncella de Tarth es la
quintaesencia del verdadero caballero andante. Los críticos han comparado sus
andanzas con las del Quijote tal como han equiparado a Podric con Sancho.
Es por eso por lo
que Festín de Cuervos es mi libro favorito de la saga porque gran parte
del texto está ocupado con las empresas quijotescas de Brienne. Restándole el
humor, sus paradas en posadas, sus esfuerzos por deshacer entuertos, sus
encuentros con sabios caminantes y malhechores, y su búsqueda heroica que obedece
tal como la del Quijote al amor (Don Quijote todo lo hace para honrar a Dulcinea;
Brienne sigue los deseos del hombre que ama, Ser Jaime Lannister) nos recuerdan
mucho a la obra cervantina
Además, para
gente como Ser Randyll Tarly, la conducta de esta chica noble es tan patológica
como lo es la de Alonso Quijano para sus parientes y amigos. Tristemente, Weiss&Benioff
decidieron saltarse todo este valioso material y nuevamente lo hicieron por su
miedo a lo sobrenatural. La búsqueda de La Doncella de Tarth desemboca en lo fantástico.
Tras sufrir el ataque de un monstruo (Mordedor) quien le arrebata parte del
rostro, Brienne cae en las garras de su señora, Lady Catelyn Stark, ahora
convertida en Lady Corazón de Piedra, un zombi vengativo. Todo este fabuloso episodio
fue desperdiciado por los productores que tanto le temen a lo prodigioso.
El Quijote
Apócrifo
Al final de la
primera parte de Las Aventuras de Don Quijote de la Mancha, el caballero
retorna al hogar, supuestamente curado o cansado de sus locuras. Sancho tiene
un emotivo encuentro con su familia y todos en paz. Mas el éxito alcanzado por
esta, la primera novela moderna, fue tal que él publico reclamaba una secuela.
Ahí Cervantes pronunció las famosas palabras “nunca segundas partes fueron
buenas”.Un suceso inesperado lo haría
cambiar de opinión.
En 1614, un tal Alonso
Fernández de Avellaneda publica el que hoy conocemos como “El Quijote Apócrifo”
una segunda parte que indigna a Cervantes y lo empuja a publicar una secuela de
las aventuras de su caballero. Este texto aparece en 1615 y se considera aún
mejor a la primera, porque el tema lúdico (y mágico) es superado por el realismo.
Se habla de hechos reales contemporáneos como la expulsión de los Moriscos, se
incluyen personajes reales como el bandido Roque Guinart y hay muchas alusiones
al Quijote Apócrifo, desde tener a un personaje de esa obra, Don Álvaro de
Tarfe, hasta un encuentro entre Don Quijote y el mismísimo Avellaneda.
Se da una sinergia
extraordinaria entre realidad y ficción en el hecho de que el texto admita la
existencia del hidalgo como personaje literario. Ahora Don Quijote es
reconocido por quienes han leído sus aventuras o lo conocen de oídas. Eso lo
lleva a tener encuentros con personas que lo tratan (aun creyéndolo loco) como
si fuera una estrella de cine. Este reconocimiento ratifica tanto los ideales
caballerescos como el entorno quimérico de donde provienen estos.
Me resulta
notable como en su afán por burlarse de Don Quijote otros actores de su
tragicomedia caen en imitaciones tan elaboradas del universo prodigioso de
Alonso Quijano que pareciera que se las creen. Si bien en la Primera Parte, la
necesidad de utilizar lo mágico del género de caballerías era encontrar un
punto común para convencer y controlar al demente, ahora lo peregrino y maravilloso
está el servicio de entretener a otros.
El Quijote
como Espectáculo y la Adaptación de GOT
Cervantes fue también
un insuperable dramaturgo. Sabía que la obra de teatro posee una fuerza más
poderosa que la de la lectura. El teatro será un motivo constante en esta
segunda parte. Primero ocurre un encuentro con una comparsa de actores que van en una carreta
representar Las Cortes de La Muerte. Por supuesto, Don Quijote los cree
espectros reales y arremete contra ellos.
Mas adelante se
encuentra con el timador Gines de Pasamontes, ahora convertido en el titiritero
Maese Pedro. Nuevamente, Don Quijote se mete de tal manera en la puesta en escena
del poema medieval de Don Gaiferos que quiere perseguir al moro que supuestamente
ha raptado a Melisenda.
Cervantes, a
través de su caballero, nos indica cómo es posible cautivar a un espectador con
una obra audiovisual e incluso manipularlo. Este es un tema muy moderno y
vigente. Su mayor evidencia aparece en la visita del Quijote y su escudero a
casa de don Antonio Moreno, un político catalán, quien asegura poseer una cabeza
parlante que profetiza el futuro. A pesar de que se trata de un vulgar truco de
feria, tanto los ilustres huéspedes de Don Antonio como otras visitas quedan
convencidos por las respuestas del artilugio. Este episodio nos muestra el
poder de embaucar de los políticos.
Pero el mayor
ejemplo de engaño colectivo y de recreación fantástica lo ofrece el episodio de
los Duques. Se ha interpretado este periodo como una crítica a la arrogancia de
la aristocracia, pero pocos han parado en mientes que Los Duques, además de
anfitriones y burladores de Don Quijote, son también ávidos lectores del género
de caballería y fans del Caballero de la Triste Figura.
Todo el tinglado
que arman para divertirse a costa de sus huéspedes es también un parque
temático dedicado a Don Quijote y a sus aventuras. Con su inmensa fortuna, ellos
crean un espectáculo que es entretenimiento y homenaje a la vez. La visita del
Quijote les da permiso para trasladar sus lecturas a un escenario. Como Cervantes,
ya han descubierto que mejor que leer es ver un relato en la cual los
personajes tienen voz y rostro.
Don Quijote se
encuentra con los Duques cuando él y Sancho pasan por su peor momento. La aventura
del barco encantado casi los ha ahogado en el Ebro. Sancho se siente culpable
porque mucho le ha mentido a su señor (todo el episodio del encantamiento de
Dulcinea) y ha perdido fe en el Quijote e incluso en la promesa de la ínsula.
Es entonces que se encuentran con una lujosa comitiva en el bosque aragonés.
Son los Duques que van de cacería.
Los Duques son jóvenes,
millonarios, ociosos, aburridos y frikis totales. Apenas se enteran de la
identidad del Quijote y su escudero exigen que vengan a su palacio a pasarse
una temporada con ellos. Durante la estadía, Sancho y su amo pasan mil
peripecias obligados a ser actores en las pantomimas de sus anfitriones, pero
al final tanto Don Quijote como su escudero han recobrado la fe en su empresa y
los Duques se han entretenido creyendo, aunque sea en la ficción, que el mundo
de encantos e ideales caballerescos existe.
Observando el
retablo que los Duques montan, se me vienen a la cabeza la génesis de GOT. En
varias ocasiones D&D han relatado como, unidos por la pasión por la Canción
de Hielo y Fuego, emprendieron una búsqueda heroica para convertirla en
serie de televisión. Primero convencieron a Martín y luego a la HBO de dejarlos
montar su retablo. Tal como los Duques son Quijote freaks, Los Ds eran troneros
de corazón, pero ambas parejas cometieron el mismo error. En su adaptación
pretendieron crear sus propias reglas olvidando que Cervantes y Martin ya había
sentado ciertas pautas.
Al intentar
violentar los cimientos de estas leyendas, los adaptadores atropellan a los
personajes y sus arcos y muchas veces se ven chasqueados. La Duquesa como
lectora maneja información que el mismo Quijote ignora. Ella sabe que Sancho
mintió al dar como cumplida la misión de su señor de llevarle una misiva a
Dulcinea del Toboso. El ingenuo escudero le revela a la duquesa (Martin
contando el final) que ha engañado a Don Quijote haciéndole creer que Dulcinea
esta hechizada.
Con este dato, la
duquesa fragua todo un espectáculo diseñado para hacer reñir al escudero y a su
amo. El mismísimo Merlín se aparece y promete que Dulcinea quedará desencantada
si Sancho se pega mil azotes en las posaderas. Sancho se niega y ni las
suplicas ni amenazas de su amo lo convencen, pero tampoco se delata que era la
esperanza de la Duquesa.
En su afán por
separar amo y escudero, los Duques llegan a inventarse la deseada ínsula.
Sancho parte a gobernar Barataria y en su ausencia, Don Quijote es acosado por Altisidora,
doncella de la Duquesa, quien se finge enamorada del Caballero de la Triste
Figura. A pesar de lo guapa y joven que es Altisidora, Don Quijote no siente más
que compasión por ella. Dulcinea siempre reinará en su corazón. Los Duques
descubren que no se pueden alterar los hilos argumentales de la narrativa
establecida, no se pueden sacar a los personajes de sus personalidades.
Como Weiss&Benioff,
los Duques tienen dinero para fastuosos efectos especiales desde el caballo
alado de Clavileño hasta la creación de una aldea que se convertirá en Ínsula
Barataria. Y aquí nuevamente demuestran su ineptitud. Ínsula como su nombre lo indica,
debería estar rodeada de agua, pero ellos la embuten en un bosque lejos del
mar. Parten de la base que el zafio Sancho no notara la diferencia geográfica (será
Ricote quien explique el error geográfico en que ha caído su vecino).
Aun así, para
todos es una sorpresa el buen juicio con el que el escudero se desempeña, a
pesar de las trampas que los crados del duque le ponen al paso. Incluso cuando Sancho
ve que no hay manera de evitar una guerra en la que acaba vapuleado, prefiere
dimitir de su cargo de gobernador antes que cumplir los caprichos de sus
bélicos súbditos.
Don Quijote y
Sancho se marchan de la corte del Duque con tanta fe en lo prodigioso como
cuando llegaron. Sus anfitriones pueden haberse reído a costa de los incautos
invitados, pero no lograron eliminar la ficción de la realidad. En cambio, han
pasado ellos a ser parte de la primera. Tal como la obra de Weiss&Benioff
comenzó inspirando memes y ahora ellos son los memes.
La Verdadera
Ínsula Barataria
El nombre de
Barataria es peyorativo, se refiere a lo disminuido, a lo prosaico, a lo
vulgar. Es una falsa ilusión, una mentira barata, algo inexistente, por lo tanto,
carente de valor. Sin embargo, si hoy buscan en el índice de un atlas encontrarán
una Bahía de Barataria, un Bayú Barataria y la Reserva Nacional Barataria,
todas localizadas en la Parroquia de Jefferson en el estado de Luisiana.
Barataria , parte del Parque Nacional de Jean Lafitte
Esta
proliferación del nombre de la mítica isla nace del amor de Jean Lafitte, el
pirata-caballero, por la crónica cervantina. Cuando decidió crear su mini reino
en la desembocadura del Mississippi en el Golfo de México, le puso un nombre
sacado de su libro favorito: Barataria. A pesar de que esta ínsula (y lo era en
realidad, dos islas: Grand Terre y Grand Isle) fuese un centro de operaciones
para contrabandistas y corsarios, se vivía bajo las reglas dictadas por Sancho
Panza y con mas justicia y paz que en todo el territorio de Luisiana. Así fue
como Barataria llegó realmente a tener costas.
Cervantes no se
imaginó que su uso de lo prodigioso, fuera para hacer reír o para demostrar lo irracional
del Quijote, llegaría a convertirse en muchas mentes en una realidad
maravillosa. Porque el lema de la novela “nada es lo que parece” ya en si
encierra una promesa de reino de fabulas y la ingenuidad obstinada de Don
Quijote encierra un mensaje de fe. La fe es mágica y sin magia no hay fe. Ese
fue el error de Weiss&Benioff que al cercenar lo mágico de su serie, al
decidir que lo que importaba era el prosaico juego de tronos, perdieron la
visión de lo que realmente era importante en la Canción de Hielo y Fuego.
Una ironía de Don
Quijote es que Cervantes se enfoca en un protagonista desequilibrado
mentalmente, pero que ratos discurre con mas sensatez que muchos cuerdos. Sin
embargo, la razón por la cual El Quijote es tan atractivo es que su locura va
asociada a ideales olvidados y aunque aparentemente obsoletos, siempre
admirados y recordados con nostalgia. El haber vinculado la demencia del
Quijote con el genero caballeresco y su forma de pensar hace el libro vigente
para lectores en una era en que lo maravilloso de ese mundo fabuloso se vuelve
moda.
El Siglo XIX
volvió los ojos a Don Quijote. Los escritores europeos emergiendo del romanticismo
y su pasión por lo mágico y lo medieval, entendieron el texto cervantino. Lo
usaron como modelo para crear la novela moderna en la cual caballeros ingleses
acompañados de sus amigos y criados se largaban por los caminos en busca de
aventuras (El Club Pickwick) las esposas insatisfechas de médicos
rurales franceses dejaban que sus lecturas las empujasen a vivir locuras (Madame
Bovary); y príncipes rusos, por ser tan generosos eran considerados locos (El
Idiota).
Los novelistas europeos
supieron equilibrar la fantasía con la realidad y la psiquiatría moderna ha
demostrado que ambas son necesarias para una mente sana. Es el exceso de una u
otra lo que provoca desequilibrios mentales. Lo mismo ocurre en un argumento,
por eso la fantasía épica como la novela de caballería pueden acabar aburriéndonos.
Mi razón para preferir la Leyenda Artúrica, el Orlando Furioso y algún que otro cantar de gesta es porque ocurren
en un mundo real, aunque poblado de entes fabulosos.
Por eso amamos La
Canción de Hielo y Fuego, donde hay una inspiración real para las
creaciones de la portentosa imaginación martiniana (Braavos es Venecia, los
Dothraki son los hunos y Cersei es Margarita de Anjou) combinada con una miscelánea
de pasiones humanas. Los personajes son guiados por el amor, la ambición, el
honor y a veces por el instinto de supervivencia que los hace luchar por o en
contra de sus semejantes y también batallar dragones, Caminantes Blancos y
magos de Asshai. Si adaptaran Don Quijote privando la adaptación de todo
ese caudal de referencias a mundos míticos, perdería su encanto tal como “Juego
de Tronos” en su hincapié por ser realista y por postergar lo prodigioso perdió
fuerza argumental y acabó en un caos.