Mostrando entradas con la etiqueta Mary Shelley. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mary Shelley. Mostrar todas las entradas

lunes, 4 de diciembre de 2023

Un Frankenstein Turco: Criatura (Yaratilan) en Netflix

 


Otro regalo de Halloween que Netflix nos ha ofrecido es esta adaptación del clásico de Mary Shelley que la traslada a un milieu fascinante: Estambul en la Belle Epoque. Otra vez la televisión turca no nos defrauda y podemos agregar otro científico loco y a su monstruosa creación a la larga lista de Frankensteins.

El primer episodio inicia en las nevadas montañas de Turquia. Una partida de busca-tesoros tiene un pavoroso encuentro con una criatura subhumana que carga el cuerpo de un hombre. El ente se marcha tras dar una orden “¡Cúrenlo! “Los hombres creen que se trata de un demonio, pero el encargado que está medio congelado les explica que se trata de un hombre al que él ha “resucitado”.



Mientras se recupera,  el resucitador,  que responde al nombre de Ziya,  recuerda su vida. Hijo del médico de un pueblo en la provincia de Bursa, desde pequeño ha estado obsesionado con las ciencias y el poder de ellas por sobre la naturaleza. Su sueño es ser médico, pero quiere descubrir métodos nuevos para vencer a la muerte. Está encaprichado con encontrar un mítico libro conocido como El Libro de la Resurrección.



Las actitudes extrañas de Ziya hace que lo crean al borde de la locura. Su padre lo considera arrogante e imprudente, Asiye, una huerfanita que se ha criado con el joven,  teme  que su hermano adoptivo caiga en la blasfemia. La madre de Ziya muere en una epidemia de colera (no de escarlatina como en el libro). Antes les pide a Ziya y a Asiye que se casen.



Ya comprometido, Ziya parte solo a Constantinopla a estudiar medicina y  de llegada se mete en líos. Cae en la trampa de un estafador que, con el cuento de conseguirle el Libro de la Resurrección, lo golpea y le roba su dinero. 



Sin tener para pagar su hotel, Ziya se ve obligado a pasar la noche en los jardines de la facultad de medicina. Desde ahí atisba al interior del edificio y ve un hombre de aspecto estrambótico que se pasea por las aulas bebiendo vino y escuchando música de un gramófono junto a su perro Darwin. A la mañana siguiente Ziya encuentra una nota que el extraño le ha dejado: “Sé que me viste”.



Ziya se enrola en la facultad, pero todavía debe encontrar una solución para su hospedaje. Esta se la da el bondadoso tabernero Hamid que lo pone a trabajar en su cocina a cambio de techo y comida. Ziya descubre que el extraño de la facultad es parroquiano de la taberna. Hamid le cuenta su historia. Ishan es hijo de una acaudalada familia, estudió medicina em el extranjero y al regresar a Turquía obtuvo un puesto de catedrático, pero fue expulsado debido a su falta de heterodoxia. Hamid le asegura a Ziya que Ishan es un gran médico y que salvó la vida de su nieta.

Ziya sigue metiéndose en líos. En su primer día de clases choca con su maestro, el profesor Suleyman, sobre temas médicos. El anciano le teme a lo nuevo y Ziya defiende con calor las innovaciones que vienen de Occidente. Suleyman hace que expulsen al atrevido.

Desesperado,  Ziya va en busca de Ishan. Aunque el ex catedrático no le permite entrar a su casa promete ayudarlo. Ziya ignora que Ishan es amigo de su padre y que el Dr. Muzzafar le ha solicitado cuide de su díscolo hijo. Ishan visita a Suleyman y lo chantajea. O reintegra a Ziya a la Facultad o lo acusará de consumir láudano, de casi haber provocado la muerte de una paciente y de carecer de ciertas licencias que lo certifiquen como médico.



Aunque Ziya vuelve a estudiar,  está inconforme. Le dice a su amigo Yunnus que no quiere pasarse un año estudiando con un fraude como Suleyman, él no ha venido a Constantinopla para eso. Fingiendo haber sido contagiado de peste bubónica, Ziya consigue que Ishan lo admita en su casa como paciente.  Ya una vez adentro,  droga al médico, rompe el candado del laboratorio y descubre que Ishan posee una copia del Libro de Resurrección y ha estado experimentando con animales.



Ziya chantajea al maestro:  o lo incorpora como su asistente o le contará al mundo sobre los experimentos. Ishan debe aceptar. Ziya oculta el libro, pero antes lo memoriza. Ahora él es un manual parlante al que Ishan deberá recurrir si desea continuar con su investigación.



Entretanto volvemos a presente, a la montaña. Ziya se recupera, pero en el campamento escasean los alimentos y los busca tesoros comienzan a reñir entre sí. En eso se aparece la Criatura. Trae un ciervo que ha cazado. Le arranca el corazón y les dice que eso es para Ziya. Les promete traerles comida. A cambio exige que curen al enfermo. Los hombres asustados ven alejarse cojeando a la Criatura. Esta se sube a un risco y aúlla al viento “¡Despierta! ¡Despierta!”



Los hombres quieren una explicación y Ziya les relata su historia. Ishan aceptó trabajar en equipo y descubrió que su discípulo tenía menos moral que él. Bajo influjo del desequilibrado Ziya, Ishan llegó a robarse un cadáver para experimentar con este. Cuando el experimento fracasó a Ziya se le ocurrió que el cuerpo necesitaba de una transfusión de sangre.

Mientras Ziya va en busca de sangre fresca en un campamento gitano, llega una tormenta eléctrica. Ishan quiere aprovechar el magnetismo eléctrico para resucitar al cadáver, pero un rayo carboniza el laboratorio y al científico. El lloroso Ziya abrazado al cadáver, tiene solo una opción:  revivir a su maestro.

Es una serie fascinante. No se la puede llamar de terror, aunque las escenas de la Criatura en la nieve si resultan un poco espeluznantes. Una vez que descubrimos su verdadera identidad ya se nos calma el miedo. 



El mérito de este cuento es otorgarle humanidad al monstruo y hacérnoslo más cercano que el desquiciado Ziya. En eso, Criatura se puede comparar con el conmovedor retrato del Monstruo en The Bride o la excelente interpretación de Rory Kinnear en Penny Dreadful.



Cinematográficamente es muy llamativa.  Hay contrastes entre las oscuras y nevadas estepas,  la semi desértica Bursa y una Constantinopla iluminada con faroles eléctricos. Se utiliza una iluminación grisácea para los exteriores que nos deja presente el estado de ánimo de los personajes.

El maquillaje bastante acentuado hace parecer a los personajes  actores del cine silente. El cine mudo también parece haber influido en el estilo de actuación, un poco exagerado que recuerda clásicos del impresionismo alemán como Nosferatu y El Gabinete del Dr. Caligari. 




Contenido Violento y Gory: Cadáveres putrefactos, leprosos y una criatura ahora exhibiendo horribles quemaduras.



Contenido Sexual y Desnudos: Ninguno

Factor Feminista: Es un milagro que se vea un personaje femenino tan completo como Asiye, en una historia en que las mujeres mueren o son personajes sumisos. Hay un contraste interesante entre las mujeres veladas de Bursa y las de Constantinopla donde ya las mujeres van con sombrero a la usanza europea. En sus andanzas, la Criatura encuentra muchas mujeres desdichadas desde prostitutas hasta madres solteras,  lo que lleva a una velada acusación en contra del machismo.



Factor Diversidad: Más que mostrar grupos étnicos nos muestran comunidades apartes como la del circo cuyos habitantes viven al margen de la sociedad y en la que encuentran refugio seres vistos como deformes. La triste historia de Ofelia nos permite entrar a esa ciudad prohibida de un leprosario. La expedición de buscadores de tesoros también es otro grupo que parece fuera de la sociedad.

miércoles, 20 de abril de 2016

Dos Siglos de Frankenstein: Origen del Monstruo.


Conocer la biografía de Mary Shelley ayuda a entender la temática de su obra, pero existen circunstancias históricas, geográficas y hasta climáticas, que explican la creación de Victor  Frankenstein y su monstruo. Lo paranormal de Frankenstein se origina en el relativo saber científico de su tiempo y a la imaginación afiebrada de una adolescente que, a pesar de su ateísmo, creía en fuerzas sobrenaturales.
Bridget Fonda como Mary Shelley en "Franklenstein Unbound"

Frankenstein debe su génesis al marco gotico-romántico de su época, pero también a la tradición literaria que alimenta la imaginación de su autora. Es por eso que el Frankenstein que todos conocemos es tan diferente al soñado por Mary Shelley puesto que cada época le adjudica lo que su zeitgeist le dicta.

En páginas anteriores vimos como Mary Goodwin, genéticamente, y desde su cuna, estaba predestinada a una vida poco ortodoxa. Como para su padre, el filosofo Goodwin, ella fue casi un experimento en crianza. Tal como le ocurre a Víctor Frankenstein, el experimento se convierte en una vergüenza para su creador. Mary, criada en una atmosfera liberal en la que las relaciones románticas no son exclusivas, se ve rechazada por el mundo bohemio y por su máximo exponente, su padre, al enredarse ella con un hombre casado.
Douglas Booth y Elle Fanning como Los Shelley en "A Storm in the Stars"

Mary intenta vivir de acuerdo a las reglas de su marido, la ironía es que jamás, incluso ya viuda, podrá entrar en una relación con otro hombre. La escritora será una paradoja viviente, una inadaptada, un ser que en momentos llega a ser una paria obligada llevar una vida nómada. En suma, ella es El Monstruo de Frankenstein. Pero si ella es La Criatura, su esposo, Percy B. Shelley, el mejor poeta inglés del Siglo XIX, es su creador, Víctor Frankenstein.
James McAvoy como Victor Frankenstein

Siempre que decimos “Frankenstein”  pensamos en ese gigante tieso con la frente llena de cicatrices que nos legara Boris Karloff. En el libro, lo que nace en el laboratorio de Frankenstein no tiene nombre. Se le conoce como “La Criatura” o el desdichado (“The Wretch”). Por eso en “Penny Dreadful “Sam Mendes inventa un modo para que el engendro tenga un nombre con ese actor que lo bautiza como “Calibán” para luego el mismo Monstruo apropiarse de un nombre literario “John Carter”.

Frankenstein es el apellido del protagonista, del `seudo científico que en su arrogancia provoca la desdicha de todos los que lo rodean. Victor Frankenstein es el verdadero héroe, o antihéroe, de la novela. Mary adoptó el apellido tras visitar el castillo de Frankenstein, antiguo hogar de una aristocrática familia suiza.

Celebramos el bicentenario de Frankenstein en este año, porque es en 1816, en una noche de junio en que Mary Goodwin Shelley tiene un sueño que ya de día transcribirá al papel. Ahí inicia una de las historias más portentosas y pavorosas de la literatura universal, pero su novela no llegará a manos del público, sino hasta 1818 cuando es publicada anónimamente.

Al principio, los amigos, parientes y allegados  de Mary creen que la novela ha sido escrita por su marido. Mary reconocerá aun en vida de Percy que él ha escrito el prefacio, que hay un par de capítulos también de la autoría del poeta, y que la ayuda de Shelley en la edición y corrección de la obra es innegable e inapreciable..

Sin embargo, ya quemado en una pira el cadáver de Shelley, Mary seguirá rescribiendo Frankenstein. En 1823 hace correcciones sintácticas, pero para 1831 las correcciones tienen más que ver con su estado anímico que con errores ortográficos. Por ejemplo, en original Elizabeth es asesinada en Coligny. En la nueva edición, su muerte tiene lugar en las riberas del Lago Como donde Los Shelley habían sido felices antes de la muerte de William y su hermanita.

Otra razón por la cual se dudó de la autoría de Mary fue que Shelley, como Víctor, era un obsesionado con experimentos seudo-científicos que tenían que ver con la electricidad. En Oxford se hizo famoso por convertir sus aposentos en laboratorio y solía celebrar sus cumpleaños con experimentos pirotécnicos que consistían en globos flamígeros. También es cierto que estaba obsesionado con los experimentos para crear vida del alquimista Konrad Dippel, nacido en el Castillo de Frankenstein. . Otro detalle es que Shelley  en su novela  St. Irvyne se inventa al villano Ginotti,  un alquimista empeñado en encontrar el secreto de la inmortalidad.

Sin embargo, Mary estaba lejos de ser una ignorante, a pesar de que su descripción del laboratorio de Víctor ni se parece al de las películas. Estaba muy familiarizada con las fascinación de su marido con la electricidad, con los experimentos de Benjamín Franklin y de Luigi Galvani quien había resucitado a ranas con choques eléctricos. La ávida lectora, unos días antes de sentarse a escribir su novela, se había tragado un tratado de química. Todos esos conocimientos aparecen en su libro.

Por otro lado,  a Shelley, un poeta de lirica finísima, no le iba tan bien con la prosa. Sus novelas son exageradamente dramáticas, colmadas de villanos exagerados  de los que se atusan el bigote y lanzan unos “¡Muahaha! “A a cada rato. En tono más se acercan al nihilismo moral del Marqués de Sade que a la moral estoica que permea Frankenstein.

El relato del monstruo y su creador es una fabula pesimista, pero con moraleja, donde al final todos son víctimas: Víctor de su hubris y La Criatura de su desesperada necesidad de vengarse. Hay arrepentimiento para todos y redención con la muerte. No hay en ningún momento una glorificación del mal como ocurre en la obra de Shelley. Eso ya me prueba que la novela fue escrita por Mary. Sin sonar sexista, es un ejemplo de sensibilidad femenina, de la óptica de una mujer que  ha sufrido pérdidas y desilusiones.

Y llegamos al momento más importante. La mis-en-scene donde se gesta  Frankenstein. La Villa Diodati, en ese año de 1816 que historiadores y meteorólogos hoy conocen como el “año sin verano”.  Los críticos literarios nos volvemos locos por ese evento que da a luz a Frankenstein y a El Vampiro de Polidor, pero que también marca el inicio de la amistad entre los dos grandes “poetas malditos”, Byron y Shelley.





Curiosamente, sería Claire Clairemont quien convenció a su hermana y cuñado de viajar a Suiza. Claire había iniciado un romance con Byron, que enamorado como estaba de su medio-hermana, usaba a las mujeres y las descartaba como papel de baño. Claire, ya embarazada, no se daba por vencida y se le ocurrió ir a perseguirlo a su sitio de vacaciones. Por curiosidad y por huir de los acreedores, Los Shelley y el pequeño William la siguieron.

Aunque los Shelley arriendan una casa al otro lado del Lago Leman, se la pasan con Lord Byron en la Villa Diodati donde el poeta vive en   compañía de su médico, John Polidori. Claire y Byron reinician su relación y los poetas forman inmediatamente una estrecha relación, el tiempo no acompaña. En 1815, una mega erupción del Monte Tambora en las Indias Orientales había arrojado una cantidad inusitada de cenizas a la atmosfera. El efecto invernadero creado por esa erupción provocó cambios climáticos tales como un verano lluvioso y frio en el Hemisferio Norte.

La mayor parte de las estadía de los Shelley en Ginebra la pasan dentro de casa enfrascados en conversaciones sobre temas científicos y filosóficos, experimentos para prolongar la vida o crearla artificialmente. Una noche, a Byron se le ocurre leerles a sus invitados una serie de cuentos alemanes de terror. La audiencia descubre el placer sadomasoquista que provoca la ficción sobrenatural A la noche siguiente, Byron reanuda el juego leyéndoles “Christabel” de Coleridge. Tan terrorífico es el poema que Shelley sufre una alucinación en la que ve a su concubina convertida en el súcubo del relato.
Mary Shelley (Elsa Lanchester) entre sus poetas en "La Novia de FRankenstein)

A la tercera noche, una tormenta obliga a los Shelley a dormir en la Villa. A Byron se le ocurre un concurso: todos intentarán escribir algo tan pavoroso como lo que les ha leído. Shelley y Byron terminan escribiendo cuentos y poemas sin mucha relevancia. Polidori, en cambio inventa un subgénero de terror con su tétrico El Vampiro. Mary, la más inexperta, es la que más problemas tiene para redactar. Sintiendo su orgullo herido, sufre una pesadilla-alucinación en la cual ve a Víctor (un estudiante de medicina) fabricando un hombre en su laboratorio.
Mary dormita, mientras sus poetas se drogan y alucinan en "Gothic"

Tras despertar muy agitada, Mary comienza a gestar su historia. Frankenstein, como Drácula, es una novela epistolar. Se trata de cartas que Walton, un capitán de barco le envía a su hermana Margaret. En ella describe un singular encuentro con el Dr. Frankenstein en el Polo Norte, y también con el ente al que Víctor persigue. Antes de morir, Víctor le narra su historia. Su nacimiento en una acaudalada familia suiza, su romance con Elizabeth su hermana de crianza, y la muerte de su madre que provoca en el joven una fascinación con la idea de preservar y crear vida.
Hazel Court como Elizabeth y Sir Peter Cushing como Victor en "La Maldición de Frankenstein"

Años más tarde, tras abandonar  la Universidad de Ingolstad, Víctor  practica experimentos peligrosos que devienen en la creación de un ser viviente en su laboratorio secreto. Pero es tan feo el monstruo, que el horrorizado científico huye abandonándolo a su suerte. Poco después, la extraña muerte del pequeño William, hermano de Víctor, lo hace pensar que su creación lo ronda.
Kenneth Branagh como Victor construye al Monstruo en "Frankenstein"

Efectivamente, ambos tienen un encuentro en el Mont Blanc donde el Monstruo relata a su “creador” su vida tras el abandono. Su auto-educación en una biblioteca abandonada. Como es recogido por el ciego De Lacey, el único ser humano que no siente repulsión por esta criatura huérfana. Como la familia de Lacey  lo aleja y como todos los humanos (incluyendo al pequeño William) rechazan al monstruo lo, a pesar suyo, en un asesino prófugo.
Robert de Niro como El Monstruo y Helena Bonham Carter como Elizabeth en "Frankenstein"

La criatura exige que Víctor le cree una compañera para no sentirse solo. Bajo amenaza, Víctor acepta, pero el miedo a que sus “hijos” lleguen a procrear una raza peligrosa lo lleva a destruir a la Novia. Enfurecido, el monstruo asesina  a Elizabeth en su noche de bodas y huye. Víctor persigue a su creación hasta el Polo Norte, pero muere sin conseguir acabar con El Monstruo. Este, arrepentido de la estela de cadáveres que ha dejado tras de sí, se autodestruye.

Benedict Cumberbatch como Victor y Johnny Lee Miller como La Criatura en una adaptación teatral

La estancia en la Villa Diodati ha capturado la imaginación popular lo que se ha manifestado en tres  filmes. No he visto la galardonada “Remando al viento” en la cual Hugh Grant da vida a Byron y Lizzy McKinnery a Mary, pero si vi “Haunted Summer” (Un verano hechizado)  de Ivan Passer. En ese filme donde Philip Aglim hace de Byron y Alice Kirge de Mary se implica que ambos fueron amantes, una licencia que viene de la novela de Anne Edwards en la que se inspira la película.















Se cree que la versión más cercana en mostrar lo que realmente pasó ese verano es “Gothic·” (a pesar de las extravagancias típicas de Ken Russell). En esa película vemos a  Natacha Richardson retratar una Mary empeñada en  llevar una existencia normal aun estando  rodeada de gente estrambótica y licenciosa.
Natasha Richardson como Mary

Aunque ese verano fue el primer encuentro entre los poetas, en la película, Mary está preocupada por la mala influencia (una licencia de Russell es asumir que hay una atracción homoerotica entre Shelley y Byron) del Bardo sobre su marido. También se menciona la muerte de la madre de la escritora, la muerte de su hija, y su miedo a la maternidad. A pesar de que estos factores son pivótales en el análisis de la obra literaria de Mary, me niego a aceptar el dictamen feminista de que Frankenstein nace del deseo de ser madre de Mary y el temor natural de toda mujer a embarazarse.

Frankenstein es una historia sobre la irresponsabilidad del ser humano de crear vida y para luego abandonarla; sobre lo que sucede a una criatura al ser abandonada; y sobre lo terrible de llevar una existencia marginal. Mary se ha sentido abandonada siempre por sus padres. A su madre la ve como alguien que nunca pensó en sus hijas (al ser abandonada por el padre de Fanny, Mary Wollstonecraft intentó suicidarse) y William Goodwin abandonó a Mary primero por su segunda esposa, luego enviándola vivir con los Baxter, y finalmente al rechazar su relación con Shelley.

Mary también ve a Shelley como un hombre que no se responsabiliza por lo creado: sean los hijos que tuvo con Harriet, la pequeña Clara  o su misma relación con su nueva mujer. Cuando la primera Clara fallece, Shelley hace que su mujer le escriba su amigo Hogg para que venga a consolarla ya que él es incapaz de hacerlo.
Alice Krige como Mary y Eric Stoltz como Shelley en "Hauinted Summer"

 Mary también puede haberse sentido culpable por su relación adúltera, por haber separado a Shelley de su familia. Quizás veía la muerte de sus hijos como un castigo o se cuestionaba sobre la irresponsabilidad de traer hijos al mundo para que sufrieran lo que ella había sufrido. Aunque no creía en ninguna religión, Mary era consciente de la existencia de fuerzas naturales que eran perturbadas por las acciones humanas. En su ensayo On Ghosts (Sobre Fantasmas) Mary expresa creer en la existencia de la vida después de la muerte y añora también un mundo fantástico donde ocurren cosas prodigiosas.
What has become of enchantresses with their palaces of crystal and dungeons of palpable darkness? What of fairies and their wands? What of witches and their familiars? and, last, what of ghosts, with beckoning hands and fleeting shapes, which quelled the soldier’s brave heart..."
"¿Qué fue de las hechiceras con sus palacios de cristal y mazmorras de palpable oscuridad? ¿Qué fue de las hadas y sus varas mágicas? ¿Que fue de las brujas y sus familiares? Por último ¿qué fue de los fantasmas con sus manos suplicantes y figuras huidizas que aquietaban el valiente corazón del soldado...?" (trad. de la autora)


Por último tanto “Haunted Summer” como “Gothic” describen a los habitantes de la Villa Diodati embarcados en orgias de sexo y drogas. Se sabe que Shelley tuvo una alucinación al oír a Byron leyendo cuentos de terror. Mary y su hermana sufrían alucinaciones, pesadillas y otras manifestaciones de temperamentos exaltados. En una época en que  para cualquier malestar, las mujeres consumían láudano como si fuera enjuague bucal,  es más que posible que esas visiones nacieran de la influencia de la droga. ¿Será entonces que Frankenstein es obra de una mente  medicada?
Claire alucinando en "Gothic"



lunes, 11 de abril de 2016

Dos Siglos de Frankestein:La Fantastica Mary Shelley


Cuando pensamos en los orígenes de la literatura fantástica siempre acabamos en textos seminales como Drácula o Frankenstein. De este último he hablado poco, pero recientemente el tema tanto del Monstruo como el de su creadora rondan en mi cabeza hasta el punto de querer presentar mi perspectiva que siempre difiere de la oficial sea de críticos o de fanáticos. Como este verano (invierno en Chile) se celebra el bicentenario de la creación (no la publicación)  de la obra es un buen momento para revisarla y recordar a la adolescente que la escribió.
Elsa Lanchester como Mary Shelley en "La Novia de Frankenstein"

Un propósito de este blog ha sido lanzar una visión “femenina” (no feminista) a la Fantasía y Ciencia Ficción.  Es una manera de refutar el prejuicio de que las mujeres no apreciábamos esos géneros. Frankenstein es considerado ciencia ficción, al menos a la criatura le da vida un científico loco. Pero también es parte del género fantástico en esa exposición del a personalidad de un monstruo inadaptado.

Como hiciera con Drácula  me gustaría enfocarme en Frankenstein desde esa óptica de mujer. Por empezar, ver como la existencia de su autora, totalmente subordinada a su condición femenina, influyó en su novela.  Luego sería interesante revisar los orígenes y evolución del monstruo en la cultura popular De  ahí pasar a una investigación de los personajes femeninos de Frankenstein, no solo como los planeó Mary Shelley, pero también como los ha tratado el fanfiction mediático(léase adaptaciones a pantallas grandes y chicas) que tanto ha modificado y alterado el texto original.

A muchos sorprendió en su día (y aun hoy persiste esa sorpresa) saber que un relato tan tétrico y pesimista había nacido de la mente de una adolescente de dieciocho años.  La realidad es que Mary Shelley, a tan tierna edad, ya había vivido más experiencias que muchas matronas y estaba familiarizada con la tragedia de la vida y el drama de la muerte.

Más de un crítico literario ha notado el predominio de lo luctuoso en Frankenstein. Es una paradoja que la fábula de un Prometo Moderno (el subtitulo del libro) cuyo afán sea  crear vida artificial en su laboratorio, termine siendo un listado de muertos. Tal como el monstruo protagonista, que ha sido compuesto con partes de cadáveres, el relato demuestra que imitar a la divinidad deviene en la creación de una maquina asesina que deja una estela de muertes tras de sí, antes de acabar con su vida y la de su creador.
Anna Maxwell-Martin como Mary Shelley en "The Frankenstein Chronicles"

La vida de Mary Shelley estuvo marcada por lutos constantes: defunciones de familiares, esposo y principalmente las de sus hijos. En Frankenstein se ha percibido esa sensación de repudio a quien juega a ser D-s (en quien Mary pregonaba no creer). En ese repudio existe una doble crítica a la irresponsabilidad del creador, tanto el humano que procrea sin imaginarse lo que pueda ocurrir a sus hijos, como la del gran Creador que deja a la deriva a los humanos incapaces de defenderse de las desdichas que les depara la existencia.
Mary Shelley por Richard Rothwell

Pero también podemos identificar a Mary Shelley con el Monstruo. Tal como él, la escritora  fue siempre una inadaptada, incluso en los círculos bohemios que frecuentó. Genéticamente, Mary Woll
stonecraft Goodwin estaba predestinada ser una paria. Su madre era Mary Wollstonecraft, una de las pioneras del feminismo. Su padre el filosofo William Goodwin fue uno de los precursores del anarquismo.

Wollstonecraft  había vivido de acuerdo  a sus creencias, practicaba el amor libre y antes de Mary, ya tenía una hija, Fanny, de una relación anterior. Aun así, Mary y Goodwin decidieron casarse para darle un hogar respetable a la nueva bebé. Tal propósito se truncó cuando Mary W. falleció de fiebre puerperal, tres días después de dar a luz.

La ausencia de la madre marcó a la futura Mary Shelley. La hizo comprender desde pequeña que la maternidad tenía un lado peligroso, también que la vida era injusta al privar a algunos niños de sus padres aun antes de conocerlos. Mary W. legó a su hija menor una herencia de escándalos, pero también de ideas revolucionarias. Siempre tuvo importancia en la vida de la autora de Frankenstein.  Después de la muerte de Mary Shelley, su hijo Percy trasladó los restos de su abuela para que descansara junto a la hija que no llegó a conocer.

Mary sobrellevó la carencia matera cifrando su adoración en su padre, a quien consideraba un dios. Mary W. había dejado un libro Pensamientos e cómo educar a las hijas, pero su marido no lo uso de guía, aun así, la crianza de la pequeña Mary fue muy “sui generis” con lecturas sin censura  y contacto constante con los visitantes al hogar Goodwin, entre los que se contaba las mentes más brillantes de la época.

Esta existencia idílica es interrumpida cuando Goodwin contrae (por razones económicas) nuevas nupcias con su vecina,  Mary Jane Clairemont. La acaudalada madrastra finge ser viuda y aporta al hogar dos hijos, una de las cuales, Clara o Claire, se convertirá en la cómplice (y eventual rival de amores) de Mary. Sea por celos o porque lo considera nocivo (en su novela autobiográfica Matilda, Mary describe la relación semi incestuosa de la heroína con su padre), la nueva Mrs. Goodwin intenta separar a Mary de su padre. Algo que se consigue literalmente, primero en un internado, y luego  cuando el mismo Goodwin envía a su hija  adolescente a Escocia a vivir con la Familia Baxter, un grupo de radicales y separatistas de la Iglesia Presbiteriana.
Elizabeth Hurley como Claire en "Remando al Viento"

En cartas a William Baxter, Goodwin expresa el deseo que Mary adquiera ideas revolucionarias y que se vuelva también una filosofa. Todo indica que para el filósofo, Mary era un “experimento”. Tal vez de allí la autora sacara su idea sobre una figura paterna que irresponsablemente experimenta con la creación de un ser humano  para luego abandonarlo a su suerte.


El caso es que en 1814, Mary a punto de cumplir dieciséis años regresa a casa de su padre y conoce a Percy Shelley, un visitante asiduo. Shelley tiene 21 años, es heredero de un título de nobleza y una gran fortuna,  Posee talento, pero también a sus veintidós años está casado y su esposa espera su segundo hijo. Aun así, Shelley que comparte las ideas modernas de su anfitrión y de la hija de este,  comienza a cortejar a Mary, amenazando con suicidarse si ella no le corresponde. La pareja sostiene encuentros furtivos en el Cementerio de San Pancracio, enfrente de la tumba de Mary Wolenstonecraft. No se puede imaginar un escenario más del gusto del amante de lo Gótico. Sera ahí, en julio de ese año que la audaz Mary le declarará su amor al poeta.
St. Pancras Graveyard (Wikipedia)

Mary ha sido criada leyendo la obra de su madre y escuchando al padre y a los amigos predicar las bondades del amor libre. Es una desilusión descubrir que Goodwin se opone a su relación. El filósofo ha estado alentando las visitas del poeta en la esperanza que Shelley le pague las deudas. Descubrir que su invitado no tiene intención de darle dinero, y en cambio ha seducido a su hija lo enfurece. Mary todavía no entiende que una cosa es ser moderna y creer en la libertad sexual y otra es ser la amante de un casado que entonces al igual que hoy estigmatiza a la mujer que cae en ese tipo de relación.

Todavía sin darse cuenta del lio en que se ha metido, Mary huye al continente con su amante llevándose a Claire pegada a los talones. Inician un peregrinaje por Europa y será en Suiza donde Mary conocerá las ruinas del Castillo de Frankenstein. Después de seis semanas, la pareja regresa a Inglaterra y Mary, embarazada, se embarcará en un sinvivir marcado por miseria, infidelidad y muerte.
Natasha Richardson y Julian Sands como los Shelley en "Gothic"

Lo más fantástico lde os Shelley es como subsistían, porque ninguno de los dos le trabajaba un día a nadie. De vez en cuando, Shelley publicaba algún poema. Mary  no publicó nada suyo hasta la aparición de Frankenstein en 1818. Sin embargo ellos no solo tenían techo y comida (Y Claire vivía con ellos), además recibían amistades constantemente, y hasta arrendaron propiedades. Yo siempre creí que habían sido huéspedes de Lord Byron en la Villa Diodati. En realidad, arrendaron otra casa, la Maison Chapuis que quedaba al frente de la Villa de Byron.

Ese dinero debe haber venido de parientes y amigos, el chalet rural donde nace el segundo hijo de la pareja es pagado con la herencia que Shelley recibe de su abuelo, pero  la realidad es que los Shelley viven del crédito. Los acreedores los persiguen constantemente. En más de una ocasión, el poeta tiene que dormir fuera de casa para huir del Señor Barriga.

Chalet en Marlow, propiedad de los Shelley

La amenaza constante de la Cárcel de Deudores, esa temible institución británica, pende sobre los Shelley amargándoles la vida. Más encima esta el temor de que si Percy va preso, la ley le quite la custodia de sus hijos a Mary. Se entiende que la vida de la escritora haya sido un tormento.

Como si no bastara con la lucha diaria por mantener un hogar, Mary tiene que aguantar  las constantes infidelidades del marido. A diferencia de su madre y de Claire, Mary siempre, incluso después de enviudar, será mujer de un solo hombre, aunque pretendientes nunca le faltaron. Lo más doloroso para la escritora es ver que las conquistas de Percy incluyan a su mejor amiga, Jane Williams, y hasta a su hermana Claire. Toda su vida, Mary se negará a  creer que su hermana pudo ser su rival, a pesar de que hubo fuertes rumores (impulsados por Byron) de que Claire y Shelley habían tenido una hija.

Mary comienza su vida de casada en medio del escándalo. La familia de Shelley desprecia su estilo de vida, su padre la repudia,  Percy se la pasa con Claire y tiene el mal gusto de insistir en que Mary tome por amante a su mejor amigo y compañero de Oxford, Thomas Jefferson Hogg. Tanto problema adelanta el parto de Mary. Nace una niña que llamaran Clara. Tres semanas más tarde, Mary se levanta en la noche para amamantarla y encuentra a la pequeña  muerta en su cuna. Con toda razón, la escritora cae en una tremenda depresión de la que solo la sacará un segundo embarazo. Mary era dada a los sueños alucinatorios, en uno de los cuales ella lograba revivir a su hija. ¿Puede esto haber sido otra inspiración  para la creación del Monstruo de Frankenstein?


1816 será un año penoso para Mary Goodwin, a pesar de que dará a luz a su hijo William, y a su otro “hijo” el monstruo de Frankenstein, en ese famoso verano en Suiza. En octubre,  su  hermanastra Fanny Imlay se quita la vida. Se cree que Fanny estaba enamorada de su cuñado y no soportaba verlo con Mary. Como si fuera poco, en diciembre, Harriet Shelley, la esposa abandonada, se suicida ahogándose en el rio Serpentine. Aunque parezca cruel, el suicidio de Harriet les permite a Percy y a Mary casarse y formar un hogar respetable. Es lo que desean sus familias. Mary se reconcilia con su padre, pero la ley insiste en quitarle la custodia a Percy de los hijos de Harriet.
Laura Dern como Claire, Eric Stoltz como Shelley y Alice Kriege como Mary en "Haunted Summer"

1817 fue un año más alegre en la vida de Mary. En enero nace su sobrina Allegra, producto de la liaison de Claire con Lord Byron, y en septiembre la escritora da a luz  a otra Clara. Sin embargo los acreedores aumentan. Para huir de sus apremios, Los Shelley,  con Claire y Allegra en su sequito, parten al continente.

1818 verá la  versión publicada de Frankenstein, pero será la única noticia alegre para Mary. Incapaz de mantener a su hija, Claire entrega a  Allegra a Byron. En Venecia, fallece la pequeña Clara, antes de su primer cumpleaños. Meses más tarde,  el clima pantanoso de Roma cobra la vida de su hermanito William, víctima de la malaria. Mary nunca se recobrará de la pérdida de sus hijos Tras su muerte, se encontrarán en su secretaire rizos del cabello de los niños muertos.
Mary Shelley por Richard Rothwell

En 1819, Mary da a luz a Percy Florencio (llamado así por haber nacido en Florencia) el único hijo que la sobrevivirá, pero la muerte sigue rondando a la escritora. Su peregrinar por la península italiana, lleva a los Shelley, cada vez mas separados, hasta Lerici, cerca de Génova. Ahí Claire se entera de la muerte de su hija Allegra. Esta triste noticia aunada al desamor de Shelley que cada vez privilegia a otras mujeres por sobre su esposa, le provocan un aborto espontaneo a Mary. Para detener la hemorragia, Shelley la zambulle en una tina llena de hielo. Con eso le salva la vida, pero Mary no volverá a embarazarse. En julio de 1822, tiene lugar la última gran tragedia de su vida cuando naufraga la embarcación de su marido con resultados fatales para el poeta. Así acaba el gran romance de Los Shelley.
Funeral de Shelley por Louis-Edouard Fournier

La imaginación popular los ha visto como protagonistas de un Amor Four, como una pareja que transgredió las normas de su sociedad para vivir su pasión. Como yo lo veo, Mary llevó una vida de humillaciones, pobreza, sobresaltos y duelo constante. Su amor tuvo un precio altísimo. Solo tuvo tranquilidad al final de su vida cuando ya no tenía marido, pero si una carrera literaria exitosa y vio a su hijo recibir el título nobiliario de los Shelley y formar su propia familia. Mary murió joven, víctima de un tumor cerebral cuando solo contaba cincuenta tres años.

Mary Shelley fue una mujer adelantada a su época, muy tolerante con las debilidades ajenas (convenció a dos amigas lesbianas de huir al continente y entrar en un “matrimonio”), pero ella misma fue una mujer de conducta irreprochable (aparte su relación con un hombre casado). Jamás se le conoció otro amante y su sentido de la moral fue intachable.

Al enviarla a vivir con los Baxter, Goodwin evidenció un deseo de que su hija fuese criada como una “cínica”. Por el contrario,  Mary desarrolló una moralidad estoica, fue devota de los suyos y muy consciente de que ser atea no la eximia de ser responsable por sus actos. Es dentro de ese marco mental que podemos comprender a Víctor Frankenstein y su obra, porque el tema principal del libro es la responsabilidad o la falta de ella. Tal como ocurriera con los padres de Mary, y con Los Shelley, Frankenstein deja tras de sí una estela de cadáveres que nacen de su decisión caprichosa de crear una vida de la cual no se hará responsable.

Mary escribió una fabula con una moraleja. La creación exige hacernos cargo de lo creado, toda decisión  revolucionaria puede traer consecuencias funestas para nosotros y los que nos rodean. La vida de Mary desde su nacimiento estuvo caracterizada por conductas heterodoxas que la convirtieron en una mujer tan desarraigada como su monstruo.  Pero de Frankenstein nos toca hablar más adelante. (Continuara)