Este primer episodio nos reúne con personajes que amo. Ethan Chandler
casi revela su licantropía a una batalladora Vanessa. Brujas malas acechan a la
Brigada Anti-Monstruos y Calibán consigue el empleo perfecto en un museo de cera.
En “Infierno Fresco” se prepara la escena para lo que será la segunda temporada
de “Penny Dreadful”.
Debo decir que estoy encantada con cierta controversia que
se ha originado entre los seguidores sobre el término Lupus Dei que las brujas le achacan a Chandler. La idea general es
que es un oxímoron puesto que la tradición bíblica ve al lobo como
representante del mal. No es posible que exista un “Lobo de D-s”. Bueno, se
olvidan del “Hermano Lobo” de San Francisco de Asís y además, nosotros sabemos
ya que existe una tradición de licántropos al servicio del Bien. Ya les hable una vez de “Los
Perros de D-s” y ahora vemos que el pistolero americano es un representante
de esa raza, ahora encargado de velar por la magna maga Vanessa Ives.
Volvemos al punto en que quedamos el año pasado. Sir Malcolm
lleva el cadáver de Mina a enterrarlo en el cementerio familiar y busca una
reconciliación con “Madre Gorda”, pero Lady Gladys Murray se rehúsa. No le dará
el consuelo del divorcio, pero tampoco vivirá con él. Le recuerda que “ya no tienes
más hijos a quienes salvar o matar”.
En La Posada del Marinero, el Hombre Lobo Americano
despierta y huye dejando atrás una hilera de cadáveres semi comidos. No sabemos
si Ethan realmente no recuerda su metamorfosis. El no sabe que hay un sobreviviente
capaz de identificarlo con la policía. Solo sabe que debe huir. Antes debe buscar a Vanessa.
A la espera del regreso de su padre adoptivo, Vanessa pasea
serena por un parque nevado, pero Madame Kali la asecha, le provoca una caída e
invade su cabeza con invocaciones extrañas. Más adelante sabremos que el
lenguaje que usa es la Verbis Diablo,
idioma de los ángeles que Lucifer ha corrompido para sus funestos planes.
Miss Ives y Mr. Chandler comparten un paseo nocturno en
carruaje. El intenta despedirse, explicarle los motivos de su marcha. Vanessa
se incomoda. Solo han ganado una batalla. La guerra contra el Mal necesita de
sus soldados. Ethan intenta explicarle que al igual que ella, él porta El Mal
en su interior. Son interrumpido por un ataque de arpías calvas, desnudas y muy
violentas. Ni las fuerzas de ambos las vencen.
Arañan y hacen sangrar a Vanessa. La increpan en ese extraño
idioma y de pronto La Señorita Ives descubre que puede hablar passle y las interpela haciéndolas huir.
Ethan rescata a Vanessa de una carroza
volcada y ven que las monstruas han destripado a los caballos a lo Novias de
Dracula. Nosotros somos testigos de cómo las furias se transforman en guapas y
encapuchadas brujas.
Ya sabíamos que en esta temporada la gran villana sería
Evelyn Poole, alias “Madame Kali”. Tal como en el promo, la vemos zambullida en
una tina a lo Erzebet Bathory. Obviamente es sangre en lo que nada. No sabemos
si de virgen, pero a juzgar por los cadáveres que rodean su baño, si es plasma
femenino.
Las arpías son parte de su
cofradía. Kali sirve a Lucifer que sigue deseando a Vanessa como esposa. Las
arpías tenían como misión raptarla. Fracasaron porque no esperaban que Ms. Ives
fuera tan respondona, supiera su idioma, y que tuviera un Lobo de D-s como guardaespaldas.
Kali no acepta losers a su servicio,
despacha a la fracasada con su anillo con colmillos envenenados y le encarga a su hija, Hécate, que seduzca al Lupus Dei. Ella, por su lado, se acercará al solitario Sir Malcolm.
Lo más fascinante de la noche es el efecto que el ataque
tiene en la guerrera. Vanessa se debilita, se acobarda, rechaza la ayuda de su
familia y es obvio que oculta algo más que el hecho que hable idiomas
diabólicos. “¿Crees que el pasado puede regresar?” le pregunta a Sembene “El
pasado nunca nos deja” es la sabia respuesta. ¿Pero qué pasado? ¿No que supimos
todo sobre Vanessa la temporada pasada?
Es maravilloso como La Brigada Anti-Monstruos cierra filas
alrededor de Vanessa, son su Khalassar. Sir Malcolm no está dispuesto a perder otra
hija, Ethan olvida sus planes de huir a España; Sembene atiende a su señorita como si fuera su nana y hasta el
Dr. Frankenstein es convocado para checar el pulso de la futura Madre de todos
Los Males.
Victor anda con problemas propios y su historia, como ocurriera
la primera temporada, es paralela a la acción principal. Lo único que une ambos
cuentos es que ha estado ocupado reviviendo a Bronna, la prostituta tísica que
fuera mujer del pistolero. Bronna se la pasa en un tanque de agua en espera de
una noche de tormenta eléctrica (recordemos la novela de Mary Shelley) para
resucitar y convertirse en la compañera que Calibán (el monstruo de Frankenstein)
anhela.
Entretanto, el virginal Victor satisface sus fantasías
necrófilas manoseándole los pechos al cadáver de la novia. Entretanto, Calibán
consigue empleo en un museo de cera regentado por los Putney, una pareja
dickensiana cuya única virtud es la de tener una preciosa hija llamada Lavinia
que para suerte de John Clare (el seudónimo del Monstruo) es mas ciega que Mr.
Magoo. A Lavinia parece gustarle Calibán después de acariciarle el rostro (método
de identificación de invidentes en la ficción).
¿Romance ad portas?
Finalmente el clima se pone al servicio de la seudo-ciencia.
Bajo rayos y centellas, y orando en coro y a gritos a un dios del trueno,
Victor y su “primogénito” reviven a Bronna que emerge del tanque, desnuda y
radiante como Venus del Mediterráneo. Obvio que se convertirá en la manzana de
la discordia entre padre e hijo. Por suerte, ahí está Lavinia. Preveo que no
será el único triangulo de esta temporada. Ya me imagino las maromas que tendrá
que hacer Hécate para separar al Lobo de Caperucita Ives.
Me ha conmovido ver quejas de seguidores sobre incluir en
esta temporada el cliché de las brujas negras, pero hailas, así que me parece
aceptable. Después de todo, Vanessa es también un poco hechicera, ¿acaso no lee
el Tarot?
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