jueves, 26 de diciembre de 2019

Fallas y Virtudes de la Primera Temporada de “ The Witcher”


No iba a hacer nada sobre “The Witcher”. Tiempo no me sobra, y aunque la serie de Netflix es entretenida, no es un tema del que quiera explayarme por escrito. Menos si me puede llevar a discrepar  con algunos reyes de fábula fanáticos de la saga de Geralt de Rivia. Pero unos recaps negativos, particularmente el de Entertainment Weekly,  tan innecesariamente injusto, me empujaron a entrarle a una reseña. ALERTA: Spoilers hasta el quinto capítulo.

La Princesa, La Bruja y El Carnicero de Blaviken
Comienzo diciendo que soy totalmente Niña de Verano en este cuento. No he leído los libros de Andrzej Sapkowzki, no conozco los juegos de videos. Por eso pido disculpas si salgo con alguna simpleza, no pretendo conocer las geografías ni las mitologías del Reino de Fábulas (conocido como “El Continente”) por el que circula Geralt (Henry Cavill), mitad caballero errante, mitad Django Unchained.

Mas o menos lo que sabía es que Geralt no es enteramente humano, es un mutante lo que le permite unirse al gremio de los Witcher, cazadores de monstruos en un universo donde estos abundan y molestan. Me contaron que en algún momento Geralt debe encargarse de la protección de la princesa Cirilla, heredera del Reino de Cintra,  y contará con la ayuda de su examante/amor de su vida, Yennefer, la mejor maga del Continente.

Bueno, hasta ahora nada de eso ha ocurrido. Me explican los conocedores que en Netflix optaron por comenzar con una precuela de la saga, inspirada en una serie de cuentos que el autor polaco escribiera en 1993 titulada The Last Wish. De ese modo la trama se divide en tres historias separadas que en algún momento se encauzan.

La primera es la historia de Cirí, princesa heredera de Cintra. Después que el usurpador Nilfgaard se queda con su trono y su reino, la Reina Calanthe (Jodhi Mai) envía a su nieta Cirilla (Freya Allen) en una búsqueda heroica: debe encontrar a Geralt de Riva. Gran parte de esta temporada es ocupada por las andanzas de Ciri y sus esfuerzos por evadir a los soldados de Nilfgaard. Esta trama no está en el material original.

También inventado es el cuento de Yennefer (Anya Chalotra), a la que encontramos convertida en una porqueriza deforme viviendo en la humilde aldea de Vergenberg. Un día, cansada de los malos tratos de su familia y de sus vecinos, la jorobadita descubre que tiene un don mágico: abrir portales a otras dimensiones. Así se encuentra con Istredd (Roy Pierresson) una especie de arqueólogo mágico y soplón profesional que la delata con Tissaia de Vries (MayaAnna Buring), directora de una Hogwarts para Señoritas.

Por cuatro marcos, Tissaia compra a la cuidadora de cerdos y se la lleva a su internado. A pesar de que Yennefer intenta suicidarse, es mentirosa, y para colmo, la peor alumna de la clase, Tissaia no ceja en su empeño de convertir a la jorobadita en una gran hechicera. Entretanto Yennefer aprende otras cosas en sus revolcones con Istredd que parece trabajar para todos los grandes magos, y vive delatándola.
Tissaia y su "cerdita"

Lástima que como Hermione Granger, Yennefer tiene “la sangre sucia” (desciende de elfos que en el Continente son una raza de parias). Tampoco ayuda que sea chueca de cara y cuerpo. Cuando ve que otras con menos méritos que ella consiguen mejores puestos de magas cortesanas, la ambiciosa Yennefer decide cambiar su destino. Tras rechazar la propuesta de Istredd de huir juntos, se somete a una histerectomía sin anestesia que es el pago para volverse guapa y así conseguir el empleo que desea:  mágica consejera de reyes.
Istredd y Yennefer

Me he detenido en estas damas porque son más interesantes que el protagonista. Vale explicar que la serie salta de un cuento a otro, y también hace saltos cronológicos, por lo que la historia no ocurre en tiempos paralelos. Lo de Yennefer ocurrió mucho antes que la caída de Cintra, incluso en el cuarto capítulo, Geralt es un invitado al compromiso de la princesa Pavetta, madre de Cirí.

Aun así, la serie comienza con Geralt matando monstruos, porque para eso sirve un Witcher, a pesar de que el refrán de la historia es que el peor monstruo es el ser humano. El cuento de Geralt sigue las pautas del western. Geralt es un solitario, sin afectos ni pertenencias (los Witcher son estériles) que lo obstaculicen, es lacónico, antisocial, cuando habla resume sarcasmo. Su vida errante está vinculada a su empleo de cazarrecompensas. Pero Geralt no caza Bad Hombres sino monstruos.

En el primer capítulo lo vemos llegar al pueblo de Blaviken, arrastrando el cadáver de una kikomora (una araña gigante con rostro humano). Como en todo pueblo del Far West, los cazarrecompensas son despreciados. En el salón local no quieren ni servirle una cerveza y hasta ofrecen darle una paliza. Nuestro héroe es rescatado por Renfri (Emma Appleton), capitana de un posse de bandoleros. La amistad Renfri-Geralt es interrumpida por la vivaracha Marilka (Mia Mackenna Bruce) que le cuenta al Witcher que su padre, el alcalde, está dispuesto a comprarle el kikomora.
Renfri

Al llegar a casa del supuesto padre de Marilka, Geralt,  que posee poderes,  nota que se trata de una mansión embrujada atraviesa (literalmente) la puerta y se encuentra en un jardín poblado por chicas desnudas. Son un holograma conjurado por el gran hechicero Stregobor (Lars Mikkelsen,  hermano de Mads) para pasar el tedio de ser un recluso en constante temor de ser asesinado por un terrible monstruo.

El monstruo resulta ser Renfri que, como explica Stregobor, es una princesa fugitiva que desde pequeña demostró ser mala leche, torturando animalitos y matando gente por capricho. A pesar de ese currículo, Geralt, que posee un código moral, se niega a matar a la princesa bandida. Se encuentra con Renfri quien le cuenta que solo mató un hombre, un enviado de Stregobor que la violó.

Geralt medio la convence de marcharse del pueblo y dejar a Stregobor en paz. Acto seguido hacen el amor en una muy buena escena donde no muestran ni una nalga ni una teta y si mucha ternura. De poco vale, Renfri manda a sus hombres a matar al Witcher. Geralt los despacha todos y mata a a Renfri de yapa, lo que le rompe el corazón. Al parecer el Witcher se ha enamorado y eso que se supone que los de su raza carecen de emociones.

De esta experiencia le quedan a Geralt el sobrenombre de “Carnicero de Blaviken”, el recuerdo de Renfri que lo persigue hasta en sueños,  y una costumbre de socorrer princesas en peligro. En el segundo episodio,  nuestro Don Quijote se consigue un Sancho Panza, cronista y cantor de gesta,  todo encerrado en Jarziek (Joey Batey), un trovador de taberna que antes de tener al Witcher de musa, componía canciones sobre abortos.

En el tercer capítulo, Geralt es contratado para matar o salvar a una princesa embrujada. Ahí conoce a la brujita Triss Merigold (Anna Schaffer). En el último episodio debe amparar los amores de la Princesa Pavetta (Gaia Mondadori) y el embrujado hombre-puercoespín a quien ella ama. Las aventuras de Geralt toman un cariz episódico cuya unidad la proporcionan las historias intercaladas de Yennefer y Cirilla.
Pavetta y Duny

¿Criticas Injustas?
Hasta ahora he visto seis de los ocho episodios de esta temporada y todavía no he leído ni un comentario oficial de mis reinas ni para alabarla ni para maldecirla. Hay comentarios de usuarios en Rotten Tomatoes, la mayoría son positivos. Eso si la mayoría son de Inmaculados, ni un “pio” de parte de Lectores. Yo esperaba quejas de puristas por los cambios. Nada.  En lo que respecta a los críticos, las reacciones han sido mixtas.

En EW, Darren Franich encargado de reseñar la serie, se aburrió tanto que le pidió a su colega, Kristen Baldwin que le echara una mano. La calificaron con una “F” básicamente porque la encuentran aburrida y confusa. El título de la reseña es ya lapidario (“desnudamente terrible”). Concuerdo que hay muchos clichés y que algunos diálogos son penosamente confusos, pero no la acusaría de aburrida y posee factores novedosos.

Las otras reviews no son mejores. La comparan con “The Mandalorian” y con “Juego de Tronos”. “The Witcher” siempre pierde. En Salón.com, el reseñador sale con unas excusas bien cojas de que hay que esperar al capítulo cinco que ahí la cosa se pone buena, o que la verdadera saga comenzará en la segunda temporada (WTF?) Hasta nos sale con un que “al fin y al cabo nos tomó tiempo encariñarnos con los personajes de GOT”. Hey dude! Yo al final del primer capítulo de GOT sabia a quién amaba (Daenerys), a quien odiaba (Sansa), quien me interesaba (Tyrion) y a quien quería en mi cama (Matarreyes-tira-niños-por-la-ventana).

Aquí me cae bien el Geralt, es un tipo decente; le he tomado cariño a Ciri (sus padres eran adorables); me reventó la Calanthe; y le tengo lastima a Yennefer. Ya con eso puedo trabajar. En cuanto a recomendarla…

Si te gustan las batallas bien gory (aquí vuelan cabezas y brazos y se desparraman las entrañas a cada rato), si te gusta la zoología monstruosa, los héroes con espadas, si eres adorador del dios de las tetas y del vino, esta serie es para ti. En EW se quejaban, y solo con tres episodios vistos, de la cantidad de chicas encueradas.

Es cierto,  están los hologramas de Stregobor que son como pinturas de desnudos, tenemos a la striga del tercer episodio que anda desnuda porque se parió sola y nadie le ha pasado ropa. Cavill muestra un poco cuando está encamado con una ramera que exhibe pechuga porque ese es su trabajo. Tenemos a Yennefer desnuda y jorobada montada arriba de Irdredd, y a Yennefer enseñando tetas cuando le extirparon el aparato reproductivo para quitarle la joroba. Esa escena creo que fue la única vez que sentí que el desnudo era gratuito.

En el cuarto episodio no hay sexo ni gente pilucha, eso sí hay mucho amor. Para compensar se fueron al cerdo con una orgia en el quinto. Bueno, es que GOT dejó la vara alta en el tema de desnudos y sexo como parte de la fantasía épica.

Para ser justa, aunque hay cosas interesantes en la trama, (el poder mágico de la voz femenina, las opciones que tenemos las mujeres y como muchas veces nos arrepentimos de los caminos que tomamos) la música es ¡bleeh! las actuaciones son desiguales, el vestuario es horrible,  y la cinematografía parece apoyarse solo en efectos digitales muy de juego de video.

“The Witcher” no posee la majestuosidad de GOT, e incluso está por debajo de “Vikingos” que en esta última temporada está dando catedra con su cinematografía. No creo equivocarme porque todavía no he visto un artículo que alabe los aspectos técnicos de la serie, aparte de los efectos especiales.

En cambio encontré este fascinante artículo de Forbes donde expresan mis razones para despreciar la cultura del binging. La razón por la cual nos gustan más “The Mandalorian” y “Game of Thrones” es porque nos la pasaban en entregas semanales. Cada capítulo estaba confeccionado para dejarnos pensando, hambrientos y a la espera del próximo.

En cambio “the Witcher” está dirigida a gente que planea tragársela de una sentada de ocho horas. Las escenas son atropelladas, los eventos se suceden con ininteligible velocidad, los diálogos resultan pesados porque intentan dar información que no puede ser transmitida por acciones. El amigo del videogame se zampa sus ocho horas y se pone a buscar otro juego. El espectador pensante, que nota que la serie tiene algún mensaje, o que intenta mostrarte la dinámica de un mundo mágico, se frustra ante la manera densa en que son presentados ambos.

En Vox han sido más crueles diciendo que es como si Weiss&Benioff les hubieran vendido sus ultra cocinadas, pero aún no utilizadas,  ideas a esta serie. A pesar de que Sapkowski ha alabado la serie, los críticos parecen o no saber que esta saga tiene una base literaria o consideran “The Witcher” desvinculada del material original.

Ha llegado el punto que los encargados de la publicidad de “The Witcher” han pedido que dejemos de compararla con la saga martiniana. Tarde, si ellos mismos la vendieron como la que reemplazaría a GOT en nuestros corazones troneros. En este articulo de The Ringer, nos dicen que le falta para ser GOT. Yo añadiría más dimensión en la caracterización de los personajes.

El Mensaje Postfeminista
Voy a detenerme un momento en otra razón para ver la serie, pero esta es bien personal.  Reinos de Fabula siempre en sus análisis ha tomado una postura feminista y femenina, hablo del postfeminismo o Tercera Ola del movimiento. Muchos se quejan de chicas en bola en “The Witcher, pero nadie comenta la abundancia de personajes reconocibles y significativos que pertenecen al sexo con vagina.

Algunos han notado la cantidad de chicas superpoderosasalgunas un poco monstruosasque enfrentan desafíos o con espadas o brujería. Lo que no han visto es que a pesar de estar la serie en el bolsillo de Soros (todo el producto de Netflix lo está), hay un mensaje encubierto de postfeminismo que me ha hecho witcherfan.

En el cuarto capítulo, tenemos clarísimo el enfrentamiento entre dos tipos de heroínas feministas: Calanthe, que llega al compromiso de su hija en armadura, medio borracha y manchada de sangre, y la hija de la que la reina se burla y tilda de histérica. Al final de la noche, Pavetta ha descubierto el poder de su voz gracias al amor y la compasión que la hacen “libre” del matriarcado de su madre, que se revela como traidora, terca y caprichosa.


Yennefer quiere una carrera, rechaza la propuesta de Irdredd porque no quiere ser segundona de un mago. Para moverse en los altos círculos de poder necesita ser guapa. Para serlo opta por descartar su derecho a la maternidad. tReinta años más tarde, sigue siendo hermosa, pero se ha convertido en la guardaespaldas de una reina frívola y malvada que sacrifica a su propia hija y le grita a Yennefer “¡bruja inútil”. Al final, antes de enterrar a la bebé asesinada, Yennefer la consuela diciéndole que tiene suerte de estar muerta porque las mujeres “solo son envases”.

Me recordó la razón por la que mi madre dejo de ver “Charmed” (la original). Siempre preguntaba “¿Si estas chiquillas tienen tanto poder como es que tienen vidas tan desorganizadas? Entonces no se merecen ser brujas”.  Lo mismo sentí al oír a Yennefer.

Despreciar su sexo, no reconocer su fortaleza, sentir que una decisión, tal vez errada, arruinó su vida. Esa es la marca de la hembra débil no de una prodigiosa hechicera. Y sin embargo es cierto. En un mundo donde la mujer tiene más opciones, también hay más oportunidades de equivocarse en la toma de decisiones.

¿Qué les ha parecido “The Witcher”?  ¿En qué es inferior a “Juego de Tronos”? ¿Les parece una serie feminista?

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Lo Bueno y Lo Malo de la Segunda Temporada de "The Terror"



Con ciertas dudas voy a recomendar “The Terror: Infamy”, y únicamente porque la Segunda Temporada de la serie de Sir Ridley Scott destaca por sus méritos en medio de la mediocridad del material de época/histórico del 2019. Como cuento de terror, asusta; como denuncia social retroactiva, informa y estremece; como una visión atmosférica de Estados Unidos en 1942 es fidedigna y transporta. El problema es cuando se unen esos tres factores. No hay pegamento que los sujete, la trama se mueve o vertiginosamente o a paso de caracol, y los protagonistas no dan la talla.

LO BUENO
El Kwaidan: El relato de terror es lo más efectivo de la serie.Casi sin escenas de sangre (aunque una fantasma a la que la cara se le comienza a desgarrar al punto que debe suturársela es bastante gory), ni monstruos, la presencia de lo maligno es parte de la atmosfera.



“¿No sientes como que alguien nos observa siempre?” pregunta el protagonista. Es que Yuko es omnipresente, y por hermosa que sea la fantasmita, se sabe que cuando ella pasa, alguien pierde la cabeza, la vista o la vida. Y esa primera escena donde el espíritu en forma de viento irrumpe en un funeral, derriba un ataúd que expulsa a una muerta vestida de blanco como una novia, es tan bella como espeluznante.

Kiki Sukesane: El personaje de Yuko es el eje central de esta temporada, un peligroso espíritu que provoca desgracia donde pisa. Kiki Sukesane se las arregla para hacerla exquisita y amenazadora a la vez. Cuanto más frágil sea su aspecto de muñequita japonesa, más terrible es ver que su envoltura humana se descascara, se le tuercen los huesos, sangre mana de sus ojos.

Eso es maquillaje, pero Kiki logra conmover, asustar, intrigar sin nunca provocar repulsión. Estamos de su lado aun sin conocer sus motivos para desencadenar desastres. Junto con George Takei, la japonesita es lo más elogiable en términos de actuación en el reparto. Si algún día hacen otra versión de Shogun, me gustaría ver a Sukesane como Lady Mariko (y a un Gran Danés de nariz quebrada como el Anjin-San).

La Glacial Indiferencia: La gran promesa de esta temporada era la exploración de un periodo de la historia estadounidense bastante oscuro y que todavía se desconoce. Vemos como la población japonesa de una isla de la costa californiana es expulsada de su hogar y luego encarcelada. Vemos como un puñado de inocentes pescadores japoneses son acusados de espionaje y encerrados en una cárcel en los páramos de Dakota del Sur, sin juicios, sin abogados, sin atención médica.

A pesar de que esa es la agresión peor, que, aunque les hablen con dureza no hemos viso apremios físicos y que al único que han matado hasta ahora fue porque agredió a un guardia y amenazó con un arma a los soldados que lo balacearon, estamos ante un horrible caso de abuso y tortura mental de inocentes. Lo más horrible es la indiferencia glacial conque los blancos se dirigen o tratan a los prisioneros.

Esa indiferencia se manifiesta en su manera de ignorar sus preguntas más básicas como “¿Dónde estamos?” La fría crueldad con que envían a los prisioneros-pescadores a pescar en el hielo y luego que sobreviven, les exigen que pesquen también para ellos (los guardias) tengan que comer da la impresión de que tampoco están muy contentos de estar en ese desierto helado, pero eso no los hace empatizar con sus cautivos.

Diferente es la glacial indiferencia que el protagonista experimenta tras ser obligado a instalarse con su familia en Los Ángeles. Nadie, con la excepción de su maestro judío, está dispuesto a ayudar a Chester (Derek Nio) y a su familia.

Contrasta la actitud del profesor con la de su vecina que rápidamente delata a Chester al FBI, o las miradas de reproche que le dirigen a Chester sus compañeros caucásicos cuando regresa a la universidad. ¿Cómo es posible que toda una población viese indiferente que mujeres y niños fuesen encarcelados nada más que por creer que podían ser espías?

Los Paralelos con el Presente:   La razón tiene que ver con un flagelo del presente, la xenofobia. La idea de que hay razas inferiores y por ende peligrosas. Se entiende que tras el ataque a Pearl Harbor y el conocimiento de las atrocidades que los japoneses estaban cometiendo en el sudeste de Asia, se crease desconfianza, pero hay otro factor en juego.

En Gran Bretaña, al comienzo de la guerra, se arrestó a todos los fascistas importantes, y a todos los alemanes e italianos (aun a los judíos y a los refugiados políticos) y los pusieron en campos, la mayoría en la Isla de Man. 7,000 fueron enviados a Canadá y 740 murieron cuando su barco (la Arandora Star) fue bombardeado.

En Estados Unidos solo 11,000 alemanes (y la mayoría por ser miembros del Bund y otras asociaciones abiertamente Nazis) fueron encarcelados. De la inmensa población italoamericana solo 250 fueron a prisión. De hecho, compartieron campos con los japoneses. ¿Entonces cómo se explica que todos los japoneses en suelo americano (más de 100.000 incluyendo mujeres, niños y ancianos) fuesen considerados un elemento peligroso?

Esa desconfianza nacía de un temor ancestral a lo que se llamaba “orientales” o más comúnmente “El Peligro Amarillo” (The Yellow Peril).  Los japoneses y los chinos fueron tan pioneros en el Oeste como los caucásicos. Ayudaron a construir el ferrocarril, pusieron tiendas y lavanderías y los japoneses se volvieron pescadores como habían sido en su tierra, pero nunca se les dejó ser parte de la sociedad blanca.

La idea preconcebida era que estas personas eran todas criminales en potencia, vendedores de drogas, secuestradores de jovencitas obligadas a prostituirse, miembros de sociedades criminales. La ironía es que, aunque algo de eso era aplicable a los chinos, los japoneses, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, casi no eran convictos de actos delictivos, era gente tranquila y de bien.

Sin embargo, existía esta percepción, se les creía un grupo peligroso, salvaje y delincuente, más o menos como muchos nos ven a los latinos.  Existía también otro temor, los matrimonios mixtos. Había una preocupación que hoy escucho de parte de gente anti-latina de que al mezclarse ese elemento foráneo con la población “blanca” se cambiaría el perfil racial de Estados Unidos.

Las imágenes que nos ofrece la serie de gente empujada a subir en buses y a acabar en campos (Roosevelt los llamó “de concentración”) en establos y otros edificios ruinosos nos recuerdan a las que nos muestran las noticias sobre lo que ocurre en la frontera México-Estados Unidos. Uno de los momentos más chocantes de la serie es cuando el ejercito irrumpe en el orfanato donde trabaja Luz (Cristina Rodlo), la novia de Chester, y se llevan a todos los niños japoneses, incluso a los bebés.

“Todo el que tenga una gota de sangre japonesa debe ser internado” reza la nueva política. Esto motiva a Luz que está embarazada, a trasladarse voluntariamente a Colinas de Oro, el campo en Oregón donde están internados Chester y su familia.

Parece grotesco e increíble ¿verdad? Tal como nos parece hoy grotesco ver criaturas separadas de sus padres, viviendo en jaulas, o presentándose ante un juez que no habla su idioma, sin interprete ni abogado. Lo terrible es que ambos escenarios corresponden a la realidad.
Pequeño indocumentado se pesenta ante el juez.

En Manzanar, el campo más grande de concentración de japoneses existía un espacio conocido como “La Aldea de Los Niños”. Ahí fueron internados niños de tres orfanatos, dos de Los Ángeles (Shonien y Maryknoll House) y uno de San Francisco (El Ejército de Salvación).  
Bebés huerfanos en The Children's Village

Mas increíble aun, se envió a ese lugar a niños que ya habían sido adoptados por parejas caucásicas, separándolos de facto de sus padres, Muchos padres de crianza blancos tuvieron que entregar a los niños temerosos de la nueva ley que amenazaba con cárcel a quien “amparase a un japonés”.

Otro tremendo absurdo, fue que los niños de matrimonio mixto también estaban obligados a ir con el padre o madre japoneses a esos internamientos. Es lo que ocurre en el filme “Come See the Paradise”.

Peor aún, huerfanitos que parecían blancos y nadie sabía que tenían hasta solo un octavo de sangre nipona, de pronto se encontraron tras alambre de púas solo porque el FBI diligentemente había desenterrado sus árboles familiares. ¿Se imaginan si eso ocurriera hoy con los latinos con la predominancia de matrimonios entre nosotros y gente de otros grupos étnicos incluyendo caucásicos?
Bajo guardia armada huerfanitos japoneses son llevados a un campo.

La Atmosfera de Época: A diferencia de muchas series que cubren los 40 (sobre todo las españolas) se han recreado muy bien no solo los establos donde son internados los protagonistas sino también el ambiente de la era. Tenemos música de Duke Ellington, Johnny Mercer y Artie Shaw.

La ropa también está perfecta. Las faldas tan cortas de Luz se deben a que su falta de vestuario maternal acorta las que trajo cuando no tenía barriga.  (Chester le tiene que regalar sus camisas y le manda hacer un blusón maternal con un saco). Por otro lado, la escasez de tela fue un fenómeno en todos los países en guerra.

Los cupones para géneros eran escasos y para hacerse un vestido había que ahorrar meses de cupones, por eso las faldas femeninas se hicieron cada vez más menguadas. Por último, parte del uniforme de las “pachucas” californianas contrastando con los inmensos trajes de los “pachucos”fueron unas futuristas minifaldas. Lo mismo ocurrió con otra tribu urbana de entonces, Los “Zazous” que florecieron durante la Ocupación de Francia.
Pachuca de Los Angeles con minifalda


LO MALO
El Ritmo Desigual:  Aunque tal como la Primera Temporada, se esperaba que esta comenzara lentamente y fuese adquiriendo velocidad a medida que avanzaba, “The Terror: Infamy” tiene un desequilibrio en términos de dinamismo. Se entrecruzan escenas muy lentas con otros sucesos tan acelerados que uno no comprende lo que pasó. Lo del espía infiltrado en Dakota fue tan WTF que ni nos preocupamos de si se ahogó, se congeló, o si regresó con bien a la prisión.
Enfrentandose a un espía

Las escenas de Chester y Luz (hasta el tercer episodio) son la parsimonia misma. A ella le dan diálogos tan largos que devienen en monólogos soporíferos. Sin embargo, las escenas de la súbita decisión de Chester de huir del campo, la forma en que lo hizo, tal como el modo en que llegaron él y Luz a casa de su profesor, fueron tan apresuradas e ininteligibles que restaron credibilidad a los hechos.

La Pareja sin Química: Luz y Chester son la pareja menos romántica que haya visto recientemente. Se la pasan en largos discursos que al otro no parecen interesarle y ciertamente no nos interesan. Ambos están conscientes de que cometieron un ‘terrible error” (tener sexo premarital). Al comienzo la única solución viable es un aborto. Cuando Luz decide tener al bebé y darlo en adopción, a Chester le baja un sentido de responsabilidad e impulsivamente le ofrece matrimonio.

Luz inicialmente lo rechaza, porque él no tiene nada que ofrecerle. Luego acepta huir con él, a pesar de que eso los convierte a ambos en prófugos de la justicia. Finalmente decide acompañarlo de regreso al campo, pero porque cree que ese será el destino final de su hijo.

Me dio un poco de lata que pusieran una pareja tan sin gracia. Sobre todo, si uno las compara con amores interraciales más intensos en el mismo contexto como la ya mencionada “Come See the Paradise” o en “If Tomorrow Comes”, una versión de Romeo y Julieta en días de Pearl Harbor.

El Personaje de Chester: No quiero sonar como el recapper de The AV Club que parece odiar la serie, pero Chester Nakayama es insufrible. Una mezcla de arrogante con pasivo, indeciso con impulsivo, de egoísta con exagerado, que alterna entre actos irresponsable con súbitos accesos de conciencia que lo hacen tomar decisiones erráticas y peligrosas. Alexander Woo, el escritor, explica que trató la personalidad de Chester como una mixtura de lo tradicional japones y la actitud de un chico americano de entonces, pero el coctel le quedó amargo.

Quizás un actor más competente hubiese podido hacernos a Chester interesante o añadirle más complejidad, pero Derek Nio no da la talla y le falta experiencia. Aparte que (soy una gata seriefila muy frívola) ¿por qué escogieron un actor tan feíto y poco carismático? Hay japoneses guapísimos (yo tenía un vecino…ayy) pero este ni siquiera está como para darse un taquito de ojo.

El Terror al “Gran Salvador Blanco:  Cuando a comienzos de los 90 comenzaron a aparecer libros y filmes sobre “Los Justos” (así les llamamos a los que salvaron judíos durante el Holocausto), y sobre todo después de “La Lista de Schindler” hubo una reacción contraria en la misma comunidad judía. Unos lo vieron con escepticismo (Como mi Ma que decía que, si fuera verdad “que tantos nos dieron un vaso de agua a los judíos, nos hubiéramos ahogado en un mar”).  

Otros argumentaban que mostrar a un puñado de rescatistas minimiza y trivializa la tragedia del Holocausto haciendo creer que tuvimos muchas manos que nos extendieron ayuda. Bendita cada mano, pero por cada Schindler hubo cientos de batallones de la SS y sonderkommandos, etc.

Un caso similar ocurre con blancos “buenos” en filmes sobre esclavos u otras formas de racismo contra la población de color de USA. Para definir este combatido cliché, la cultura afroamericana ha creado un término The Great White Savior (el gran salvador blanco).

En esa categoría caen desde (hasta ayer) admirados iconos como Atticus Finch en To Kill a Mockingbird hasta personajes contemporáneos como Viggo Mortensen en “The Green Book”.  Oigo comentarios de parte de la inteligencia afroamericana que no prevalecerían esos clichés si hubiese más filmes hechos por negros, para negros y donde los negros se salvasen a sí mismos y a su comunidad.

Pues parece que algo de esa actitud se les ha pegado a los productores de esta serie, porque no hay ni un blanco bueno. El profesor de Henry, aparte de solo tener dos escenas, resultó ser un incompetente. ¿Sera cierto que NADIE levantó la voz para protestar el injusto encarcelamiento? ¿No hubo salvadores blancos?

A pesar de que en los campos la medicina, y todo tipo de asistencia estaba en manos de profesionales nipones, hubo blancos que si lograron entrar como fue el caso de sacerdotes y pastores protestantes puesto que había muchos japoneses que eran cristianos. Llegaron los cuáqueros que fue el grupo que más militó a favor de los internados y el fotógrafo Ansel Adams quien hizo una crónica-denuncia del internamiento. 
Internados en Manzanar. Fotografía de Ansel Adams

Aunque la Cruz Roja tenía prohibido entrar, eso no evitó que sus representantes se presentasen periódicamente en las entradas de los campos. No serian “salvadores” pero demuestran que no había una total indiferencia en el mundo no japones.

Otra cosa, la serie nos muestra a los jóvenes japoneses manifestando desprecio por los estadounidenses y sobre todo por la idea de unirse a su ejército. Chester se enlista solo para huir del bakemono, del espíritu que lo tortura.

Eso no es cierto. Todas las memorias y criónicas de la época hacen hincapié en el deseo de los internados de probar su patriotismo. Lo atestiguan los kilos de medallas ganadas por soldados Nisei. Se sabe de qué aun en los campos había cursos de” Americanización” solicitados y dados por los mismos japoneses. ¿Entonces por qué excluir esta verdad que motivaría un periodo de asimilación en la comunidad japonesa de la posguerra?
Jovencitas Nisei en uniforme de la Fuerza Aerea de los Estados Unidos

Como ven “The Terror: Infamy” es imperdible, pero incluso en su más aplaudido merito, la lección histórica,  cae en exageraciones y falsificaciones de una realidad ya en si trágica y vergonzosa.

jueves, 25 de julio de 2019

The Terror: Infamy. Segunda Temporada



Una de las mejores series del año pasado fue “The Terror” de AMC, una producción de Sir Ridley Scott. Basada en la novela homónima de Dan Simmons, “The Terror” recibió buena crítica, aunque su final fuera casi tan incoherente como el de “Juego de Tronos”. Aun así, merecía más propaganda y ciertamente si iba tener una secuela, esta debería ser más publicitada. Les digo porque probablemente muchos de ustedes no saben que abre el lunes 12 de agosto, por AMC, y que creo que es estreno mundial.

Yo recuerdo que los trailers, fotos y artículos precedieron por casi un año a la primera temporada. Recuerdo las fotos de Jared Harris, Ciaran Hinds y Tobias Menzies que salían a cada rato en los sitios dedicados a propagar noticias de esta serie producida (entre otros) por Sir Ridley y basada en una novela que en su momento fue un superventas.

¿Fue eso lo que motivó la campaña publicitaria? ¿La falta de propaganda de la segunda se debe a que es un guion de un desconocido, que ni siquiera tiene título y que no hay actores de calibre en el reparto aparte de George Takei? Precisamente fue gracias al Señor Sulu que recibí noticias de la cercanía de la serie,

El año pasado, poco después del cierre de la última temporada, se anunció que habría secuela, aunque independiente de la recién terminada serie. Solo se supo que tendría lugar en uno de los campos de detención donde japoneses-americanos fueron encerrados durante la Segunda Guerra Mundial.

Hace un par de semanas, mi hermano me mostró en el TVGuide, una notita de cuarto de página que anunciaba que el estreno sería el 12 de agosto. Poco después me llegó una entrevista de George Takei. Después de décadas de militar en la lucha de los derechos LGTB, Takei se ha unido a otra causa. La solicitud de liberación de los pequeños latinos separados de sus padres, inmigrantes indocumentados, y enjaulados en campos de detención a lo largo de la frontera con México.

En la entrevista me enteré de que el Señor Sulu no es ajeno a esta experiencia, ya que es uno de los últimos sobrevivientes de Manzanar, el campo de concentración más grande de estos que surgieron poco después de Pearl Harbor a lo largo de la costa del Pacifico californiano.  Takei recordó que quien firmara el permiso para la creación de los campos fue Franklin Delano Roosevelt, un presidente demócrata, y que los niñitos de la frontera la están pasando peor, porque al menos Takei y sus compañeritos no fueron separados de sus padres.


A mí me gusta mucho cuando la fantasía y el horror entran en terreno histórico. No hay muchos filmes sobre el tema (“Mientras nieva sobre los cedros”;” Come See Paradise”; “Farewell to Manzanar)” y este tiene la particularidad de que se concentrará en la vida cotidiana en el campo. Para eso han contratado a George Takei para que los asesore, pero por supuesto aparte de la lección de historia, está el relato de terror y a juzgar por el tráiler va a ser terrorífico.

Chester Nakayama (Derek Myo) es uno de los muchos norteamericanos de ascendencia japonesa que, junto con sus padres, es internado en manzanar. Esto implica abandonar su trabajo de fotógrafo, sus posesiones, y sus amigos incluyendo a Luz Ojeda (Cristina Rodlo), su novia mexicana.

Ya en el campo, Chester comienza a alucinar con Yuko (Kiki Sukezane), una mujer de su pasado. Estas alucinaciones van seguidas por extrañas muertes. Sera el viejo pescador Yamato-San (Takei) quien informe a Chester que la causa de las muertes es un bakemoto, un espíritu o fantasma que busca reencarnarse. Mas mala noticias para Chester, este bakemoto lo seguirá a todas partes, incluso al ejército de los Estados Unidos al que Chester como muchos otros japoneses (los llamaban Nisei) se unirá en un esfuerzo por demostrar su patriotismo.

La idea de crear un Kwaidan que es un cuento tradicional japones de fantasmas con este trasfondo histórico acentúa el dramatismo y la sensación de incertidumbre y aprehensión. La iluminación, la tonalidad, el vestuario todo te transporta a la época, pero está el toque moderno de denuncia de estos campos que han vuelto a surgir y de la criminalización de determinadas minorías étnicas. Hoy todos admiramos lo japonés, su cultura, sus autos, su tecnología, su comida, su cine, sus mangas, pero hubo una época, incluso antes de Pearl Harbor, que los japoneses eran considerados parte de un grupo inferior y despreciable.

miércoles, 12 de junio de 2019

Tronos de hierros: ¿Cuál será la nueva “Juego de Tronos”?



 Desde que acabara “Game of Thrones” que la pregunta candente es si volveremos a ver una serie como esta que atrape a públicos variados, que se convierta en franquicia, y que de que hablar. Sinceramente, ni “Los Soprano”, ni “Dexter”, ni “Breaking Bad” tuvieron el poder mediático de GOT. Solo “Lost” estuvo cerca de su altura y tal como no ha habido otro “Lost”, vale preguntarse qué serie podría llegar a hacernos olvidar la producción de HBO. Entretanto, varios shows futuros se ufanan en que llegarán a ser el nuevo “Juego de Tonos”. ¿Les creemos?

Si hablamos de lo que al final era más importante para Weiss&Benioff, ósea las intrigas cortesanas y las guerras entre dinastías, entonces lo más cercano en el horizonte es “Catalina la Grande” que se espera se estrene este otoño por HBO. Dependiendo de su éxito podrá haber otras ficciones históricas que nos recuerden la épica lucha por el Trono de Hierro.

En cambio, si hablamos de magia, monstruos y fantasía a granel, la que gana sería “The Witcher”. Como GOT, esta high fantasy está basada en una serie de libros que le han cosechado al polaco Andrzej Sapkoswki fama internacional, en la que se combina una lucha por un trono con monstruos, sus cazadores y mucha magia. Se espera la estrene Netflix este diciembre.

En términos de televisión bajo demanda también quieren aprovechar la fantasía para alcanzar ratings. Disque que en Amazon Prime van a hacer una nueva versión de The Dark Tower porque la de Idris Elba no gustó a nadie. Los servicios de streaming andan muy ocupados con refritos fantásticos. Hulu quiere convertir toda la saga vampírica de Anne Rice, ósea las aventuras de Lestat en serie y Netflix ya compró los derechos de Las Crónicas de Narnia. Pero, qué pereza, todo está ya tan visto.

En cambio, Showtime ya anunció que tiene los derechos de la saga de Patrick Rothfus (El Nombre del Viento) que me dicen que es la única saga equiparable a la Canción de Hielo y Fuego. A mí me gusta mucho lo que hace Showtime, pero hasta no ver el elenco y saber que está en proceso de producción no voy a inclinarme a comentar.

En cambio, sí estoy a la espera de “City of Angels” el spinoff de “Penny Dreadful”. Se cree que en otoño comienzan las grabaciones. Brent Spiner, mi recordado Beta de “Star Trek: The Next Generation”, será el jefe del policía de Tiago Vega, el protagonista interpretado por Daniel Zovatto. Amy Madigan será Mis Adelaide Finisterre, madre de la evangelista Sister Molly (Kelly Bishe) y tesorera de la cuantiosa fortuna que su hija (personaje inspirado en Aimee McPherson) cosecha a costa a de sus incautos fieles. Me gustaría creer que “City of Angels” podría ser una gran franquicia, pero si “Penny Dreadful” no lo fue, no tengo tantas esperanzas.

El 30 de agosto se estrena en Amazon Prime la esperada “Carnival Row”, una fantasía victoriana sobre un mundo donde humanos y hadas coexisten, pero donde la intolerancia cada vez se hace mayor. Orlando Bloom será el Inspector Rycroft Philostrate encargado de resolver una serie de brutales asesinatos para los que necesita de la ayuda de su examante, el hada Vignette Stonemoss (Cara Delavigne).

Otra fantasía victoriana es “The Nevers”, que es anunciada como ciencia ficción (¿será un steampunk?) y que es el nuevo proyecto de Joss Wheldon. HBO se la ganó a Netflix. Laura Donnelly (la Jenny Frazer de “Outlander”) será Amalia True, la líder de una liga de damas extraordinarias, cada una dotada de un don prodigioso, que deberán salvar el mundo de una peligrosa amenaza.

En HBO andan apuraditos tratando de sacarse de la manga otra serie-fenómenos. Yo que ellos tendría un poco de cuidado con los telespectadores que hemos demostrado ser exigentes, criticones y con ojo abierto para chambonadas. Ya le están apostando a “Westworld” porque creen que sus fans son los mismos troneros. Hay troneros que gustan de Westworld, pero no necesariamente le van a rendir la pleitesía que al “Juego de Tronos”. Yo he visto algunos episodios del cuento de la rebelión de robots en un parque temático. Es interesante, bien actuado, pero no me atrapa.

Muchos críticos aseguran que la próxima mega serie será “Watchmen”. A pesar de lo respetable de su pedigrí (está basada en la novela gráfica y mega bestseller de Alan Moore) esta distopia poblada de superhéroes se me hace simpática, pero nada más. Vale recordar que ya tuvo versión fílmica que pasó sin pena ni gloria.

Hablando de versiones fílmicas, ni me nombren “His Dark Materials” que se vienen HBO. Yo odié el filme, odié a Lyra (hasta odié a Dakota Blue Richards hasta que me ganó como Trewlove en “Endeavour”) y Philip Pullman, como Neil Gaiman, se ha caído de mi lista de escritores cuyas obras quiera ver en pantalla. Así que por sus fans me alegro de que haya adaptación de la obra de Pullman y los “Good Omens” de Neil Gaiman residan ahora en Amazon Prime, pero no me las vendan.

Me sorprendió enterarme de que la adaptación de Lovecraft Country de Matt Ruff había caído en manos de HBO. Obviamente FX no cuenta con presupuesto para un propósito de tan gran envergadura. Imagínense un “Green Book” sin Viggo, pero con muchos elementos fantásticos. Atticus (Jonathan Majors) y Black Canary (Jurnee Smollet Bell) enfrentarán los peligros del racismo en el sur de los 50, a la vez que batallarán monstruos en esta producción de Jordan Peele y el legendario J.J. Abrams.

La HBO cree que LC puede ser la próxima “Lost” (ya hemos oído eso antes) y ha concebido el proyecto no como miniserie, sino como una serie de varias temporadas. HBO realmente está empeñada en crear una franquicia que le permita resarcirse de las pérdidas que conlleva el final de su serie fetiche.

Y por supuesto, está en la que cifró mis esperanzas, el guion escrito por Ser George y que originalmente titularon “The Long Night” y que ahora lleva el nombre tentativo de “Blood Moon”. Supuestamente tiene lugar miles de años antes de llegada de los Targaryen a Poniente y de la construcción del Trono de Hierro.

En ella Martin exploraría esa larga noche invernal cuando los Caminantes Blancos invadieron Poniente, el origen de los Otros y el auge de la magia en la Vieja Valirya. Se espera que veamos a Bran El Constructor (interpretado por Josh Whitehouse, el Hugh Armitage de Poldark), la alianza con los Niños del Bosque y la edificación del Muro.

Para cualquier tronero esa premisa suena fascinante, pero ya hay un caveat. Martin escribió el guion, pero la serie estará en manos de Jane Goldman y HBO nos ha alertado: los eventos pueden no ser los que Martin nos ha hecho conocer ni llegaran a las conclusiones previas a la Canción de Hielo y de Fuego. Momento de chirriar los dientes y convertirnos en Inmaculados.

Si no fuera por este escollo yo diría que lo normal, lo lógico, es que esta precuela saciara el apetito de los fans y se convirtiera en un spinoff de la franquicia que tanto ha llenado los cofres de HBO, pero ya no confío en ese canal. Lástima porque sus series prometen.

¿Y Uds. Troneros a cuáles les apuestan o acaso se me ha escapado algún nuevo proyecto que puede llenar las botas de “Juego de Tronos”? ¿O acaso creen que serie digna de sentarse en el Trono de Hierro será una ficción histórica y no un cuento fantástico?