jueves, 25 de julio de 2019

The Terror: Infamy. Segunda Temporada



Una de las mejores series del año pasado fue “The Terror” de AMC, una producción de Sir Ridley Scott. Basada en la novela homónima de Dan Simmons, “The Terror” recibió buena crítica, aunque su final fuera casi tan incoherente como el de “Juego de Tronos”. Aun así, merecía más propaganda y ciertamente si iba tener una secuela, esta debería ser más publicitada. Les digo porque probablemente muchos de ustedes no saben que abre el lunes 12 de agosto, por AMC, y que creo que es estreno mundial.

Yo recuerdo que los trailers, fotos y artículos precedieron por casi un año a la primera temporada. Recuerdo las fotos de Jared Harris, Ciaran Hinds y Tobias Menzies que salían a cada rato en los sitios dedicados a propagar noticias de esta serie producida (entre otros) por Sir Ridley y basada en una novela que en su momento fue un superventas.

¿Fue eso lo que motivó la campaña publicitaria? ¿La falta de propaganda de la segunda se debe a que es un guion de un desconocido, que ni siquiera tiene título y que no hay actores de calibre en el reparto aparte de George Takei? Precisamente fue gracias al Señor Sulu que recibí noticias de la cercanía de la serie,

El año pasado, poco después del cierre de la última temporada, se anunció que habría secuela, aunque independiente de la recién terminada serie. Solo se supo que tendría lugar en uno de los campos de detención donde japoneses-americanos fueron encerrados durante la Segunda Guerra Mundial.

Hace un par de semanas, mi hermano me mostró en el TVGuide, una notita de cuarto de página que anunciaba que el estreno sería el 12 de agosto. Poco después me llegó una entrevista de George Takei. Después de décadas de militar en la lucha de los derechos LGTB, Takei se ha unido a otra causa. La solicitud de liberación de los pequeños latinos separados de sus padres, inmigrantes indocumentados, y enjaulados en campos de detención a lo largo de la frontera con México.

En la entrevista me enteré de que el Señor Sulu no es ajeno a esta experiencia, ya que es uno de los últimos sobrevivientes de Manzanar, el campo de concentración más grande de estos que surgieron poco después de Pearl Harbor a lo largo de la costa del Pacifico californiano.  Takei recordó que quien firmara el permiso para la creación de los campos fue Franklin Delano Roosevelt, un presidente demócrata, y que los niñitos de la frontera la están pasando peor, porque al menos Takei y sus compañeritos no fueron separados de sus padres.


A mí me gusta mucho cuando la fantasía y el horror entran en terreno histórico. No hay muchos filmes sobre el tema (“Mientras nieva sobre los cedros”;” Come See Paradise”; “Farewell to Manzanar)” y este tiene la particularidad de que se concentrará en la vida cotidiana en el campo. Para eso han contratado a George Takei para que los asesore, pero por supuesto aparte de la lección de historia, está el relato de terror y a juzgar por el tráiler va a ser terrorífico.

Chester Nakayama (Derek Myo) es uno de los muchos norteamericanos de ascendencia japonesa que, junto con sus padres, es internado en manzanar. Esto implica abandonar su trabajo de fotógrafo, sus posesiones, y sus amigos incluyendo a Luz Ojeda (Cristina Rodlo), su novia mexicana.

Ya en el campo, Chester comienza a alucinar con Yuko (Kiki Sukezane), una mujer de su pasado. Estas alucinaciones van seguidas por extrañas muertes. Sera el viejo pescador Yamato-San (Takei) quien informe a Chester que la causa de las muertes es un bakemoto, un espíritu o fantasma que busca reencarnarse. Mas mala noticias para Chester, este bakemoto lo seguirá a todas partes, incluso al ejército de los Estados Unidos al que Chester como muchos otros japoneses (los llamaban Nisei) se unirá en un esfuerzo por demostrar su patriotismo.

La idea de crear un Kwaidan que es un cuento tradicional japones de fantasmas con este trasfondo histórico acentúa el dramatismo y la sensación de incertidumbre y aprehensión. La iluminación, la tonalidad, el vestuario todo te transporta a la época, pero está el toque moderno de denuncia de estos campos que han vuelto a surgir y de la criminalización de determinadas minorías étnicas. Hoy todos admiramos lo japonés, su cultura, sus autos, su tecnología, su comida, su cine, sus mangas, pero hubo una época, incluso antes de Pearl Harbor, que los japoneses eran considerados parte de un grupo inferior y despreciable.

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