martes, 18 de febrero de 2020

Las Brujas-Victimas de Luna Nera: Otro Reino de Fabula Antihistórica de Netflix



En varias ocasiones he hablado de como la bruja sigue siendo un personaje incomprendido en la literatura fantástica. Es entonces doblemente triste que un relato, supuestamente basado en hechos históricos, como “Luna Nera” reste poder a las brujas a la vez que tergiversa realidades históricas.

¿La Cenicienta de Netflix?

No es coincidencia que Luna Nera haya llegado a Netflix sigilosamente, sin aviso ni fanfarria. Hay algo en esta coproducción italiana que huele a fracaso, a mediocridad. Como en “Le Bazar de la Charité” se ha vuelto a privilegiar el seudo-feminismo por sobre la narrativa histórica y de paso se ha debilitado y desfigurado la imagen de la hechicera.

Hace dos años que Netflix anunció que se había involucrado en un period drama fantástico sobre cacería de brujas en Italia. Este 31 de febrero inesperadamente aterrizó en mi pantalla. No solo no la reseñó la revista TVGuide, no solo no vimos propaganda en ninguno de los espacios de Internet dedicados a coming atrractions, no está en ninguna de las listas de lo nuevo en Netflix en enero y febrero, listas que han aparecido desde diciembre del 2019.
Anuncio de lo mejor de Netflix (fines de enero) en TVGuide. Nada de Luna Nera

 Tras ver la primera temporada sospecho que Netflix no tiene mucha confianza en su producto europeo. Ni se compara a la estruendosa campaña de prensa que precedió a dos de sus estrenos fantásticos este invierno. Hablo de “The Witcher” y “The Chilling Adventures of Sabrina”, y eso que se trataba, en el caso de esta última, de una tercera temporada. “Luna Nera”, en cambio, parece ser la Cenicienta, la postergada de Netflix.

“Luna Nera” es un producto Netflix total. No se fíen del cuento propagado por artículos estadounidenses o latinoamericanosque han recibido escasa o falsa información de que se trata de la adaptación de una trilogía escrita por Tiziana Triana quien colabora con el guion de la serie. En realidad, estamos ante un caso de “¿que vino primero?  ¿el huevo o la gallina?”

Efectivamente Tiziana Triana, editora en jefe de Fandango Libri, tiene planeada La Luna Nera una trilogía de fantasía histórica dirigida un público juvenil y de la cual solo ha publicado un tomo: Le Citta Perdute (Las ciudades perdidas).  Solo hay un libro en existencia que fue escrito paralelamente a la producción de la serie y que fue publicado (octubre 2019) después que “Luna Nera” ya estaba terminada (julio 2019).

 Como comentaba una lectora en “Goodreads”, el libro parece haber sido escrito para rellenar los agujeros argumentales de la serie y atar cabos sueltos. Por lo tanto, solo a Netflix le compete la responsabilidad de las fallas de “Luna Nera”, de sus desaciertos estéticos y narrativos, de su postura feminista/sexista y de sus falsedades históricas.

Luna Fea
Desde un punto de vista cinematográfico, incluso estético, “Luna Nera” es una pamplina que evidencia la insuficiencia de la televisión italiana en la era post-Berlusconi. Malos (y feos) actores, escenarios estrechos, ropajes harapientos y esa iluminación grisácea que caracteriza el producto Netflix desde “The Witcher” hasta “Anne with an E”.  Me ha causado risa leer que un usuario de Reddit alaba que la serie no siga cánones de belleza actuales. En traducción, los personajes se ven sucios, desastrados y feos.

Si lo visual es un fiasco, apena hablar de contenido. Para eso tenemos que irnos a la historia que aquí es una gran ausente. Cuando recién escuché de la premisa de “Luna Nera”, pensé que se trataría de algún dramatizado del culto de Madonna Oriente que en el siglo XIV sacudió Milán cuando se descubrió que damas de la alta sociedad lombarda se reunían en secreto con un personaje llamado Madonna Oriente que además de hechicera tenía la facultad de resucitar muertos. Debido a que se trataba de mujeres de clase alta, la Inquisición mantuvo el juicio y ejecución de las únicas dos acusadas en secreto.

El culto de Madonna Oriente no es muy conocido en los anales de brujería, a pesar de que se le relaciona con otros cultos neopaganos de la península como el de Richiella y el de Aradia la fundadora de la stregheria. Estos resabios de paganismo eran vistos como herejía. Es lo que persiguió la inquisición romana y que el vulgo vio como hechicería.

Caceria de Brujas a la Italiana
La mayor cacería de brujas en territorio italiano se llevó a cabo en la Lombardía Oriental. En Val Camonica, entre 1500 y 1521 se llevó a la hoguera cien personas, la mayoría mujeres. Hubo otro brote simultaneo en el Valle de Aosta, en Piamonte. A fines del siglo XVI hubo una nueva persecución nuevamente en el Norte motivada por el celo anti-bruja de San Carlos Borromeo, entonces arzobispo de Milán que acabó con 12 personas, 11 mujeres y un hombre (rector de la iglesia local) quemados vivos en Lugano (hoy Suiza).

A pesar de que la inquisición Romana le aconsejó no hacerlo, Borromeo logró la ejecución de sesenta y ocho personas en toda la región. En sus hazañas, el santo tuvo ayuda del clérigo Stoppani que era más papista que el Papa. El Cardenal Oreggi, gran “villano” de “Luna Nera”, parece inspirado en Borromeo y en su cómplice.

Fue entonces que la Inquisición Romana estiró el brazo hacia el Norte (Piamonte, Lombardía, Trentino y la Venezia Iulia, más varias zonas que hoy son parte de Suiza) y comenzó a ocuparse no solo de brujas satánicas o paganos herejes sino también de curanderas locales. La ironía es que los juicios inquisitoriales cobraron pocas víctimas y concluyeron en que muchos de los acusados habían sido calumniados. En cambio, los juicios conducidos por magistrados locales acababan en sentencias de muerte.

Un caso excepcional es el de Triora, en Liguria, donde los intereses económicos y políticos motivan una caótica cacería de brujas que es conducida por un magistrado seglar. En este caso, será la inquisición la que salve a las cinco acusadas de la hoguera excomulgando al maestre Scribanni y liberando a más de una treintena de prisioneros entre los que ya hay seis muertas, una por suicidio y cinco por efectos de la tortura.

El total de ejecutados por brujería en lo que hoy es Italia entre los siglos XVI y XVIII no alcanza a los 600. No es comparación con los 2000 ejecutados en Alemania entre 1581 y 1631, o las 4,000 brujas ejecutadas en Escocia solo en el siglo XVII. Las grandes cazas de bruja se dieron en regiones protestantes de Europa y America. La Inquisición tuvo poco que ver con brujería, más ocupada persiguiendo herejes.

[Nota: Aunque he examinado muchos sitios en inglés, español e italiano, la mayor autoridad consultada es el ensayo de Matteo Duni “Witchcraft and Witch Hunting in Late Medieval and Early Modern Italy” incluido en The Routledge History of Witchcraft ed. By Johannes Dillinger.]
Sin embargo,” Luna Nera” no se ocupa de ninguno de estos grandes sucesos que ocurrieron en el Norte de Italia en los Siglos XVI y XVII. La historia tiene lugar en el pueblo ficticio de Serra, en el Lacio cerca de Roma, y a comienzos del siglo XVII.

Hay tres escenarios diferentes. El primer episodio comienza con un grupo de mujeres que recorre un bosque y se encuentra con venados muertos. Obviamente son brujas. En una facultad de medicina romana, el maestro hace que Pietro (Giorgio Balli) su alumno estrella, examine el cadáver de un supuesto hechizado. Pietro diagnostica que el hombre murió de sífilis. Esto propicia un discurso del profesor en el que pone en duda la existencia de D-s, de la magia, y asegura que la razón y la ciencia acabarán con la superstición.

Por último, volvemos a Serra. La comadrona Natalia ayudada por su nieta Ade (Antonia Fortas en un rol parecido al que interpretó en “El nombre de la rosa”), de 16 años, atiende el parto de una señora principal. El alumbramiento no es fácil y cuando Ade toca el vientre de la madre tiene una visión que le avisa que él bebé ya ha muerto. Enfurecida, la parturienta le ordena que se marche y la acusa de ser bruja.

Efectivamente el niño nace muerto, la madre cae en coma. Natalia, consciente de que la culparán, ordena a Ade que cuide de Valente, su hermanito pequeño, le da instrucciones para encontrar refugio en el bosque y oculta un grimorio que posee en un espacio mágico bajo las tablas del piso de su choza.

Entretanto, Pietro, el estudiante de medicina, recibe aviso de que su madre está enferma. Parte a Serra, en el camino se encuentra con Ade e inicia un romance con ella. A pesar de que la madre de Pietro asegura que su enfermedad no es un hechizo, su esposo, Sante, culpa a la comadrona que resulta ser la misma Natalia.

Sante, a la cabeza de una partida de hombres (y una mujer, su hija Cesaría) apodados I benandanti, atrapan a Natalia y la encierran en la iglesia. A Ade no se le permite ver a su abuela, el párroco le niega la entrada a la iglesia, los vecinos la acusan de bruja y le niegan comida.

Finalmente, sin juicio ni mayor explicación, se preparan a quemar a Natalia. Aparecen las cuatro brujas que vimos al comienzo. Junto con la acusada entonan un conjuro en latín provocando lluvia que apaga el fuego. El exasperado Sante apuñala a Natalia. Pietro aprovecha y le da un caballo a Ade para que huya junto con Valente.

Lo hace a tiempo. Apenas muere Natalia, la parturienta sale del coma y le dice a su marido que la verdadera bruja es Ade. Entretanto, esta y Valente llegan al sitio en el bosque que le señalara la abuela. Encuentran un portal mágico y al otro lado están el cuarteto de brujas que les dan la bienvenida.

No voy a dar más detalles en caso de que quieran verla, pero básteme decirles que es una típica novela de fantasía con libros arcanos que buenos y villanos quieren poseer; duelos mágicos; espadas que provocan terremotos; y la espera mesiánica por una elegida que liderará a las brujas en un retorno a la “ciudad perdida”.

Ni Histórica Ni Feminista
Sin embargo, en Italia como en el resto de la geografía netflixiana se la vende como “histórica” (falso) y como feminista (discutible). Como ocurriera con “Le Bazar de la Charite”, se ha cacareado mucho que “Luna Nera” es un producto manufacturado solo por mujeres, una novedad en Italia. Si vamos a adjudicar calidad de producción solo en términos de género, vamos a rebajar nuestros estándares de perfección de manera increíble. Me temo que las manos femeninas en esta confección han sido torpes y mediocres. Y no lo digo yo, lo dicen los críticos.

Un error básico de la serie es que todo es explicado en un final tan lleno de sorpresas que te cambian toda la perspectiva que tuviste en los cinco episodios anteriores. Niños resultan niñas, viejas resultan ser jóvenes glamurizadas, y la heroína se vuelve villana. Para todos los que vivimos la última temporada de “Juego de Tronos” conscientes de que se traicionaban personajes y arcos argumentales, este tipo de final nos hace sentir traicionados. Además como ha dicho Joel Keller en Decider crear una historia ininteligible te la vuelve aburrida.

Jonathon Wilson en readysteadycut.com se ha referido a la falta de química entre Ade y Pietro, al enredo de personajes y a lo utilitario del argumento. Ya en su título, Wilson  la califica como mediocre: “A mediocre story of love and witchcraft. En The Review Geek, Verónica Engelbert también se queja de que la serie no puede emerger del ámbito de la mediocridad debido a su falta de substancia y a que los aspectos más interesantes del libreto desaparecen opacados por la necesidad de apegarse a agendas (obviamente la feminista radical).

Uno de los más duros ataques ha venido de un sitio italiano. En Serial MInds, Marco Villa ha tildado a Luna Nera de ser “una grande dessilusione”. La acusa de tener diálogos improbables llenos de exposición y pruritos didácticos; un nivel de actuación soso; y termina diciendo que es insalvable y que difícilmente pudo ser peor “Difícilmente sarebbe potuta andaré peggio di cossi.”

Vale decir que a pesar de las visiones de Ade en el capítulo final, las cosas no han quedado claras. Hay muchas contradicciones, y prueba de lo incomprensible del final, es que ya han aparecido artículos y video “explicándonos” que pasó. Eso o nos hace sentir tontos o evidencia que la historia está mal contada.

Aun así, hay críticos enamorados de esta serie, incluso en America Latina. Pero la propaganda que nos vende este sitio brasileño no corresponde a la realidad. “Luna Nera” no es un cuento de mulheres empoderadas, peor aún, no es siquiera un cuento de sororidades, de mujeres que se consideren hermanas.

Al final del cuento, Ade casi enloquece al descubrir que las mujeres que ha intentado proteger, principalmente su madre, la han traicionado. ¿Con lo poderosas que son las brujas por que han permitido que se las acuse de no curar? Porque el odio hacia ellas por parte de los benandantis, de los curas, del patriarcado, es por ser malas doctoras. Sante y Gian Battista acusan a Natalia (capaz de crear escondites mágicos para libros, provocar lluvias y transformarse) de haber atentado contra la salud de sus esposas.

La ironía es que los representantes del patriarcado atacan a las brujas por hacerle daño a sus mujeres. La ironía es que son las mujeres las más contrarias a las brujas. La esposa de Gianbattista al despertar del coma acusa a Ade. Son las mujeres en la plaza las que más claman por la muerte de Natalia. Son las mujeres las que casi lapidan a Ade. “Luna Nera” no nos ofrece un retrato ni de mujeres muy poderosas ni muy unidas.

Tampoco entendemos que quieren las brujas o de donde proviene su magia. Mucha chachara sobre ciudades perdidas, la elegida, y el poder del libro mágico, pero no sabemos que hacen ni quienes son. Su magia ni se asemeja a la stregheria toscana, ni al neopaganismo practicado en los valles norteños, ni a las prácticas de las “magaras” sicilianas. Eso hace al relato menos histórico. Y otra de las mentiras de la propaganda es que “Luna Nera” esté basada en un suceso real.

Los Verdaderos Benandanti
¿Como considerar histórico un cuento donde los benandantis (literalmente “bienandantes”) son cazadores de brujas?  Más ofensivo que ese uniforme que parece hecho con chozas tahitianas, o que anden enmascarados como si fueran el ku Klux Klan, es la burrada de volverlos vigilantes cuando los benandantis históricos eran brujos y también perseguidos por la Inquisición ya que se les consideraba herejes.

Años atrás hablé del tema en este mismo blog cuando repasábamos la historia de la licantropía. Por muchos siglos no se supo quiénes eran estos pintorescos individuos hasta que el historiador italiano Carlo Ginzburg descubrió un par de juicios contra benandanti que lo llevó a publicar en 1966, su libro Benandanti: Stregoneria e culti agrari tra Cincuecento e il Ceicento (en inglés Night Battles, Historias Nocturnas en castellano).

En los Archivos de Udine, Ginzburg se había encontrado un informe sobre un juicio que tuvo lugar en Friuli, en la Venecia Julia, a fines del Siglo XVI. Había llegado a oídos de la Inquisición noticia de la existencia de una especie de culto de (vamos a llamarlos) “brujos buenos” El primer bienandante reconocido fue Paolo Gasparotto quiera fuera interrogado por el párroco de su pueblo de Iassico quien lo dejó libre creyéndolo un vulgar mentiroso.

Cinco años más tarde, cuando el término benandanti reapareció durante los juicios de brujería, Gasparotto fue llevado ante el inquisidor Fra Felice di Monfalco. Asustado, Gasparotto se retractó de su antigua confesión, pero el Santo Oficio había interrogado a otro bienandante Se trataba de Battista Moduco de Cividale. A pesar de vivir en diferentes pueblos y no conocerse, el testimonio de Moduco era idéntico al de Gasparotto y al de otros enjuiciados más adelante por ser sospechosos de pertenecer a este culto.

Según los testimonios, los benandanti no sabían que eran tal cosa hasta que en algún momento de su vida adulta se le aparecía en sueños otro bienandante. Bajo su guía, y en cuatro ocasiones anuales, el nuevo acompañaba a otros miembros de su círculo en un viaje astral por los sembrados de la región donde convivían con las malandantis, brujos perversos que preparaban hechizos para malograr la cosecha. Ahí entonces comenzaban batallas nocturnas entre ambos grupos. Si triunfaban los benandantis, las cosechas se salvaban.

A pesar de que los benandanti juraban que estaban al servicio de D-s y de la Iglesia, las características de sus aventuras nocturnas eran preocupantes para los inquisidores. Mientras los espíritus de los benandanti se trababan en trifulcas con brujos malos, sus cuerpos permanecían paralizados como muertos o personas en trance. Esto derivó del testimonio de una esposa de un bienandante que confirmó haber visto a su marido en ese estado y no haber podido despertarlo.

Los benandanti aseguraban que en sus viajes volaban por los aires montados en animales como gallos o cerdos y que a veces sus espíritus tomaban la forma de algún animal como zorros o ratones. Otros atributos era que en esas noches convivían con espíritus de los muertos y que como ellos podían entrar en moradas ajenas (y hasta beberse el vino de sus vecinos) y que aun estando despiertos poseían poderes de curación.

La inquisición se encontró ante un dilema; a pesar de las buenas intenciones de los benandanti, si lo que contaban era cierto sus prodigiosos dones y hábitos los colocaban al nivel de hechiceros. Finalmente se decidieron por una solución temporal y condenaron a Moduco y a Gasparotto a seis meses de prisión que estos no llegaron a cumplir siendo liberados antes.

Hasta 1629, el termino benandanti aparecía en varios juicios de la inquisición, fuese porque alguien era acusado de pertenecer a ese cuto o que confesase serlo. A pesar de que los juicios eran por brujería o herejía, nunca se llegó a condenar a nadie a muerte. La pena más dura fue la de Maria Panzona a quien se la condenó a tres años de prisión. La mayoría de los casos acababa en penitencias publicas donde los bienandantes debían confesar haber sido engañados por el Diablo.

Con el tiempo, la inquisición comenzó a ver a los confesos como locos, mentirosos o vulgares estafadores y dejó de interesarse en ellos. Sin embargo, el termino benandante, por siglos, seria sinónimo de “brujo/bruja”. Por eso es por lo que resulta absurdo, e incluso ofensivo, que “Luna Nera” los convierta en cazadores de hechiceras.

La teoría de Carlo Ginzburg, tras encontrar similitudes con otros cultos agrícolas europeos tal como los licántropos del Báltico, era que los benandanti representaban antiguas creencias paganas, chamanismos precristianos. Aunque hoy tal teoría ha sido punto de debate, en los 60 cuando el italiano la promulgó se situó perfectamente dentro del zeitgeist imperante.

Brujería vs Feminismo
Ya en el siglo XIX, Michelet había presentado la hipótesis de que las víctimas de la cacería de brujas de los siglos XVI y XVII eran seguidoras de antiguos cultos paganos, sobre todo de los que adoraban a la diosa Diana. La aparición en el siglo XX del libro El dios de las brujas de la antropóloga Margaret Murray había expandido estos conceptos. En la Era Hippie donde se buscaba mayor contacto con la naturaleza, la idea del neopaganismo y de la brujería resultaban muy atrayentes. Y para la Segunda Ola del Feminismo, la brujería pasó a ser el equivalente de una religión matriarcal.

En el artículo sobre “Luna Nera”  Variety comentaba que las creadoras de “Luna Nera” la han  promovido con el slogan “las brujas han regresado” que fue uno de los gritos de guerra de las feministas de los 70 cuando personajes como Zusanna Budapest (fundadora de la  Wicca Dianica) y la anarquista judía Starhawk (gran promotora del Culto de la Diosa) buscaron empoderar a las mujeres  con una oferta de religiones totalmente femeninas y alejada de opresiones patriarcales. Tanto Starhawk como Budapest eran brujas practicantes, tal como lo había sido Margaret Murray y lo es Margot Adler la autora de Drawing Down the Moon, una de las guías del neopaganismo.

El problema mayor de todas estas corrientesy no eximo lo valiosas que han sido en muchos aspectos es que se volvieron políticas. Las brujas perdieron su norte de estudiar y explorar su magia para ponerla al servicio de su comunidad y de sí mismas, para volverse vociferantes exponentes de causas políticas incluyendo el feminismo. En vez de ser una manera de adquirir conocimiento y crecimiento personal, la nueva bruja era un peón en la lucha contra el patriarcado.

En la entrevista a Variety, Francesca Comencini, productora de “Luna Nera” ha descrito el encanto de las brujas. Según ella la brujería es “la última utopía”, la posibilidad de que “los hombres escapen de la tentación de dominar y las mujeres de la tentación de someterse”. Scusami Madonna Comencini, pero la brujería es más que eso.

En ese espíritu se entienden los segregacionismos sexuales de la serie. No hay buena relación entre hombres y mujeres, ni siquiera en el romance de los protagonistas que hasta los fans de “Luna Nera” describen como poseedor de “cero química”.  Para colmo, según la serie la brujería es un atributo exclusivamente femenino.

El gran villano de la serie, el Cardenal Oreggi de joven tuvo el antojo de estudiar magia, pero las brujas lo rechazaron por poseer testículos. Oreggi entonces estudió magia por su cuenta (probablemente en Hogwarts) y acabó siendo más poderoso que las brujas a las que persigue. Otra contradicción.

La serie está llena de contradicciones e incoherencias. Desde que las brujas usen arcos y flechas en vez de hechizos hasta la más grave, y triste, que es el debate que inicialmente se presenta entre-supersticion-razón y ciencia vs magia. Al comienzo, Pietro es visto como un representante del progreso científico, pero cuando descubre que la magia si existe, se pone del lado de “los malos “asustado por los árcanos poderes femeninos.

Por un lado, tenemos la máxima MeToo de que ningún hombre es confiable, por otro está el medio siglo de acusaciones de que la gran cacería de brujas fue impulsada por una fuerte corriente misógina. A pesar del excelente trabajo que Diane Purkiss ha hecho en The Witch in History (1996) de que no se puede culpar al patriarcado del genocidio brujil, mi opinión es que es significativo que la gran mayoría de las victimas fuesen hembras.

En muchos casos, las acusaciones de brujería iban dirigidas a mujeres “difíciles” o “inútiles”, ancianas, enfermas, estériles o pasadas de la edad fértil. También mujeres que no querían casarse, posiblemente lesbianas. Conseguir que condenasen a alguien por brujería bien podía nacer del hecho de que la acusada era una boca inútil para su la familia, un peligro para la tranquilidad de alguien o un ente infecundo en una sociedad donde se esperaba que la mujer ayudase en el esquema reproductivo. ¡Qué gran posibilidad para un marido de deshacerse de la suegra mandona, la esposa respondona, la hija rebelde!

En el caso sui generis de Triora, por ejemplo, la persecución nació de una necesidad de crear una cortina de humo para ocultar la especulación de grano de la clase terrateniente, pero también para “limpiar “el barrio de La Cabotina. Esa zona de Triora era habitada principalmente por mujeres marginales, prostitutas, madres solteras, etc..

Por otro lado, la gran Era del Fuego como la llaman las brujas modernas, coincide con el auge de los médicos burgueses. La medicina busca convertirse en una profesión legitima y respetable, pero para eso debe eliminar la competencia que le hacen comadronas, curanderas y yerbateras. Es por eso por lo que no creo que Pietro nunca podría llegar a aceptar la magia de Ade.

Aun así, el simplificar la lucha de la bruja contra autoridades enemigas o su incapacidad para integrarse a una estructura social con el cuento de “las mujeres somos buenas. ¡El malo eres tú!” arruina la serie y todas sus posibilidades. Es una lástima que “Luna Nera” sea otra víctima de la ideología, bien untada de oro, de la Sororidad Netflixiana.


11 comentarios:

  1. Desde FB
    Alfonso Velasco Sendra El tema es interesante. La caza de brujas se reactiva por unos libros escritos por unos dominicos alemanes el Maléfica Naleficorum o Martillo de las brujas. A pesar de su éxito europeo y la aprobación de Inocencio VIII en España no tuvo ningún éxito. Lo paradójico es que los protestantes sí que se lo creyeron y lo llevaron al paroxismo, igual que los franceses. De hecho Doña María Elena Venant y yo estuvimos hablando del tema del juicio de Urbano Grandier y de La Voizin en una época tan tardía como el siglo XVII. España acuciada por el tema de los conversos judaizantes y el protestantismo, pese a la aparición de libros con brujas "El coloquio de los perros" de Cervantes o "La vida del Buscón Don Pablos" (su madre es bruja) no le prestó atención y no hay muchos procesos. Yo ignoraba lo que Elena Venant contaba de San Carlos Borromeo quien por cierto es uno de mis santos favoritos. Estoy de acuerdo con María Elena Venant en que la Inquisición ayudó precisamente a erradicar la caza de brujas. Salazar y Frías que hizo los juicios de Zugarramurdi hizo el proceso y a penas hubo culpables y se despachó con que no creía en la brujería. A Carlo Ginzburg citado en el artículo lo conozco pero no por los Benandanti sino por el proceso a un campesino de Fruili que creía que el mundo era un queso con forma de gusanos. En Alemania son los jesuitas los que acaban con la quema de brujas de hecho fue Spee. Me parece que Religión en Libertad escribió un artículo hace poco sobre el culto pagano de la brujería. Yo me inclino más en que el rechazo de la brujería se deba a que gran parte de los brujos sean gnósticos pienso en Simón el Mago, Kerintho, Marcus el Mago. Este tema me lo comentó mi amigo el profesor Alfonseca cuando leyó la "Historia de la Iglesia" de Eusebio de Cesárea. La brujería fue perseguida en el mundo antiguo. No sé si se hablaba de esto en el Código de Hammurabi. Uno de los testimonios de Pol Ginés de su libro "conversos buscadores de Dios" . Así le promocionó su libro y me corrige si he dicho alguna tontería cuenta la historia de Benedict Daswa que fue asesinado por la hostilidad del brujo de la tribu. En África todavía la gente cree en ello. En algunos sitios adquiere ropajes extraños como en Haití con el Vudú o la santería. Yo en Goodreads tuve un problema con una persona que era fan de Crepúsculo que no quiso admitir a mí hermana porque tenía el pseudónimo de Bloody Maggie y le parecía muy de bruja. Además yo le hable del tradicional escepticismo de España por la brujería. Era un obsesión para los calvinistas en Francia es Bodino quién está obsesionado por el tema y Jacobo I tenía más miedo a las brujas que a los calvinistas que es de quien habría tenido que tener miedo. Respecto al hombre lobo de Livonia oí hablar de él gracias a Claude Lecouteux. Lo que pasa es que no me gustan mucho los libros de Lecouteux porque afirma que la Iglesia manipula y tergiversa los relatos paganos originales. Mi amigo José Ignacio de la Torre que escribió para Nowtilus "Breve historia de la Inquisición" estaba trabajando en el tema de la brujería. Aunque al final escribió el libro de la reconquista.

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    1. María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra Yo tampoco sabía lo de Borromeo. La Inquisición romana tras el ultimo gran juicio (el de Nogareto en los 1640s) declaró que ninguno de los juicios había sido legal puesto que las acusaciones nacían de calumnias, y las confesiones de tortura. La Inquisición española que en los juicios de brujería de Sicilia y Nápoles no utilizaba tortura, tuvo muy pocas condenas y ninguna ejecución. Porque sabía que en el Mediterráneo nunca hubo una persecución como la del resto de Europa (y las colonias puritanas del Nuevo Mundo), me interesé en eta serie pensando que se concentraría en las brujas y sus poderes. Existe toda una corriente de neopaganismo aquí en USA que se basa en antiguas practicas brujiles de la Península Italiana. Se la llama “stregheria”
      El Rey Jacobo era un loco paranoico y veía enemigos intentando quitarle el trono por todos lados, por eso se lanzó contra las brujas, y la iglesia escocesa (me refiero a la protestante) ya era misógina desde John Knox. Aunque si lo pensamos, muchas mujeres fueron ejecutadas en ese entonces, desde Ana Bolena hasta Leonora Galigai, por razones políticas, aunque se las disfrazó de juicios por brujería. El Affaire de los venenos también más que miedo a la magia fue miedo porque l estaban dando pócimas raras al rey.
      No solo en África, también en Arabia, Nueva Guinea y en la Amazonia se han dado quemas de brujas en este siglo por lo que no solo creen, sino que hailas, hailas. Pero en Occidente también se cree, los neopaganos y los wiccanos practican magia blanca, la Santería es muy practicada entre los latinos y otros pueblos caribeños, tenemos señoras elegantes que creen en la astrología y el Tarot. Y hay cazadores de brujas “modernos” como la individua que repudió el Nick de tu hermana. Los evangélicos hasta le tienen miedo a Halloween.
      Pero fíjate que paralelas a la persecución y quema de brujas del barroco, hay “brujos” respetables: Nostradamus, Roger Bacon, Paracelso, John Dee, etc. Siempre los ocultistas han tenido mas suerte que las mujeres que se dedican a los mismos quehaceres. Bueno, se dice que la masonería y la alquimia vienen del gnosticismo. Incluso tengo amigos cabalistas que dicen que la Cábala que han usado estos señores es falsa y no corresponde al verdadero misticismo hebreo.
      Esa es la obra mas famosa de Guinzburg El queso y los gusanos, pero en I Benandanti elabora la teoría de los cultos agrarios como base de la supuesta brujería. Le han salido retractores al camino, pero yo le sigo creyendo.
      Todavía no he leído a Lecouteux. Tengo que leerlo.

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  2. Desde FB
    Joan Manuel Castro Sánchez Tuve la oportunidad de ver la serie. Eso si, la banda sonora es muy buena. Creo que es de lo mejor que tiene la serie. Lamentablemente cae en el cliche del novo feminismo y la identidad de género del Siglo XXI. O en otros terminos, la versión Siglo XXI de La Batalla de los Sexos, con una dosis de Romeo y Julieta entre los credo/reino y las brujas. Creo que concuerdo contigo. Además, creo que le faltó mas cuerpo. Hubiese gustado mas un desarrollo mas lento y mas completo de las historias y sus personajes.

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    1. María Elena Venant Joan Manuel Castro Sánchez A mi no mne molesta tanto la trama que al final se trata de una novela juvenil, como del esmero en vendernosla como "historica"cuando ya demuestro en a nota su ignorancia en materia histórica. Y ademas como se explica que creamos por un lado que todo es producto de la ignorancia de un vulgo supersticioso si tanto brujas como el cardenal son poderosos hechiceros?

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  3. Pues a mi me encanta la serie que a tí y a 4 críticos no les guste o quiere decir que sea mala. Además bastantes críticos se caracterizan por tener mal gusto. Espero que tenga 2ª temporada y más.

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    1. Si te ha gustado ya no hay mas que hablar. Lo importante es que la veas como ficción y no crear que representa alguna realidad histórica. porque te recuerdo nuestra mayor queja (y he citado a críticos y espectadores), aparte de las incoherencias argumentales que a menos que nos pruebes nuestro error siguen siendo sólidas, es su falta de historicidad. Respecto al mal gusto de los críticos, habría que identificar lo que es buen o mal gusto.

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    2. Si te gusta esta serie es que la has visto mientras no parabas de mirar Instagram, no tiene ni un punto salvable, bueno si, la canción de la intro que está muy bien!

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    3. JaJaJa. Buena. La canción y algunas actuaciones, muy pocas.

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  4. "Víctima de la ideología". Eso supone que no eres feminista. Es obvio que no iba a gustarte la historia. Un abrazo!

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    1. ¿O sea no no adherirme a la ideologia sororiana netflixiana me hace no ser feminista? Pues fijate que el feminismo es mucho mas que eso y hay muchas escuelas de pensamiento feminista en las que creo. Un abrazo.

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  5. Es mi opinión, desde el principio me transporte y me sentí completamente satisfecha con lo que ví. El final fue epico para mí los dos lados eran echiceros..plopp
    Saludos y ojalá llegue la segunda temporada 😃

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