Creo haber
cumplido con haber visto la segunda parte de esta horripilante serie. No me
nace escribir una reseña final. Basta decir que es tan mala o peor que la
primera, puesto que se han desligado de la novela totalmente. Pero lo más
curioso de esta fanfiction sin pies y cabeza es que nos cuenta que más que
poseedores de una cultura artística e intelectual, o custodios de tradiciones familiares
o religiosas, los sefarditas nos caracterizamos por creer en brujas y
supersticiones que superan la “religión doméstica”(folk religión) que los judíos
observantes practican de mayor a menor manera.
Es un poco
difícil para mí hacer esta crítica porque como toda persona étnica conservo lo
que los antropólogos llaman “religión
popular”. Eso consiste en cumplir con ciertas costumbres que no necesariamente son
parte de un dogma, apoyarme en hierbas medicinales cuando estoy enferma, y preservar tabúes y convenciones familiares.
Hacer todo eso me parece culturalmente importante y una manera de vincularme al
inconsciente colectivo de mis ancestros.
Es parecido a lo
que hable al reseñar Dark Winds sobre como lo que otros verían como superstición
es en realidad una expresión de la espiritualidad nativa. Solo que en The
Beauty Queen… se muestra como un reemplazo de una religión para gente tan
ruin que su fe en la magia señala atraso y una vía para hacer daño.
El Significado
de los Sueños
Desde la Biblia
hasta Freud, las manifestaciones oníricas han sido parte de la cultura judía
sea como mensajes mágicos o manifestaciones de un subconsciente desasosegado.
En la tradición judía, la aparición en un sueño de alguien recientemente
fallecido es un mensaje de ultratumba que debe ser atendido.
En La Reina de
Belleza… Mercada insiste en que recibe visitas de su difunto marido. El mensaje es referente a la nuera que Rafael
ha escogido. Todos le creen porque es parte de la tradición sefardita la de tomar
decisiones basándose en sueños.
Años más tarde,
cuando ya Gabriel está casado con Rosa, la esposa que su padre le eligió en El Mas
Allá, le llega el turno de recibir una visita onírica de Rafael. Para entonces
Gabriel está cometiendo adulterio con Rochel y la aparición de Rafael es tan
vivida que señala la conciencia sucia del adúltero.
La Bruja de
Mercada
Aunque la Biblia
condena específicamente la brujería, la necromancia y toda forma de adivinar el
futuro, por siglos los miembros de las tres religiones monoteístas han buscado
ayuda de curanderos , adivinadores y todo tipo de practicantes de magias negra
y blanca.
Me detengo para
señalar una ironía de mi religión. Aunque la “bruja” suele ser siempre mujer y
en PIrkei Avot (Dichos de los padres) los grandes rabinos advierten de
los peligros de tener muchas hijas ya que son más proclives a ejercer la magia,
tanto los profetas como los talmudistas más famosos eran capaces de provocar hechos
milagrosos que en Hogwarts hubiesen sido tildados de ‘Mágicos”. La excusa es
que era el poder divino el que ejercía a través de ellos. ¿Por qué dudar entonces
que el poder divino puede trabajar también a través de una mujer de fe?
Mercada es
clienta de una bruja que ya parece caricatura de lo fea y malacatosa que es
(hasta tiene una nube del ojo). La hechicera practica varias artes adivinadoras
Algunas parecen charlatanería, como el pretender adivinar el sexo del nieto que
espera su cliente leyendo los pozos del café.
Sin embargo, Jilda
acierta cuando en plomo derretido descubre que a Gabriel le van a llegar dos
hijos varones. Mercada no entiende, pero nosotros al ver el vientre abultado de
Rochel comprendemos que Gabriel espera un hijo ilegitimo y otro nacido del
adulterio.
Los Peligros
de la Embarazada
Una mito del folclore
judío universal es la creencia en espíritus. Mercada, en el libro, es descrita como tan temerosa de estos entes
que cuando vuelve del mercado siente pasos de seres invisibles que la siguen.
Según la
tradición, estos espíritus habitan un
mundo paralelo al nuestro. Cada uno de nosotros tiene un “doble” en ese mundo
que es nuestro reflejo en el espejo. Estos dobles son tan envidiosos que desean
ocupar nuestro lugar y suelen hacerlo en ocasiones en que estamos vulnerables; recién
nacidos, en vísperas de nuestra boda, etc.. Las mujeres son las que más peligran sobre
todo en sus embarazos, partos y cuarentenas.
De ahí la
preocupación de Mercada y la bruja Jilda por Rosa lo que no le evita a la
embarazada maltratos de parte de la suegra. Sucede que la preocupación es
siempre por el hijo, la madre es un mero instrumento. Curiosa la superstición a
la que alude Jilda. Aun cuando el embrión sea macho, puede que la embarazada
borre al orinar los guevos y la chuchunica (pene) del feto. Por
descabellada que parezca la teoría revela que, antes que los científicos el saber popular, reconocía que el sexo masculino de un bebé lo determina
la madre.
Engañando a
Lilith
En la tradición judía,
desde el retorno de Babilonia, que nuestro equivalente al Diablo cristiano es
la diablesa Lilith, primera esposa de Adán quien se convertiría en la Reina de
los Demonios. Debido a su infertilidad o por ser madre de hijos deformes, Lilith
siente un gran odio hacia las embarazadas y sus bebés.
Según declaración
propia (extraída en exorcismos), como
compensación, el Eterno le ha dado poder
sobre las bebitas hasta los cuarenta días (de ahí la famosa “cuarentena”) y
sobre los varoncitos hasta el octavo día en que suele celebrarse el rito de la circuncisión.
Con eso en mente, se busca “engañarla”
cambiándole el nombre al bebé incluso vistiéndolo de nena (con moños
rosados) algo que veremos en la serie.
Jilda no habla de
Lilith sino de otros entes malévolos a los que descortésmente llama Los de
abaisho, aludiendo al mito universal de que hay espíritus subterráneos que
suben para interferir en la vida humana. Como a veces pueden ser útiles y
benévolos (ya saben que hablo de los Shedim), un buen sefardita los llama Los
meyores que mosotros.
El problema con los espíritus se presenta
cuando Rafaeliko, el único hijo varón de
Gabriel y Rosa cae enfermo . Los médicos no pueden curarlo y hay que acudir a
la sapiencia de Jilda. Esta insiste en vestirlo de nena y “vendérselo” a
Victoria Franco, vecina de los Ermoza. Nada de eso sirve y Rafaeliko fallece.
De Como Jilda Reemplazó
a Mercada
En el libro, Jilda
aparece solo una vez, cuando Mercada tras ver fallidos sus poderes, y de haber
acudido a un cabalista, el Rabino Samuel , decide como último recurso solicitar
la ayuda de una hechicera a pesar de que esto va en contra del judaísmo.
En el libro, Mercada
es curandera, como tal es parte de una comunidad de gente acostumbrada a las
medicinas naturales que no la ven como bruja. Sin embargo, es Mercada quien
sabe hacer livianos: ese ver el futuro en plomo derretido que se deja
caer en agua y cuyas formas los magos saben interpretar.
Es a punta de
livianos y exorcismos que Mercada ha sabido sacar a Rochel del cerebro (no del
corazón) de su hijo. Es ella quien decide vender a su nieto (en el libro Rosa
pierde dos hijos varones recién nacidos) porque ella misma pasó por eso
proceso. De ahí su nombre de “mercada”(comprada).
¿Por qué sacar
toda esta información, tan necesaria sobre una comunidad que aun reconoce roles
femeninos que empoderan a la mujer? Pues es parte de la necesidad judía seglar
contemporánea, y que me temo renace en Israel, de que un buen israelí/judío debe
ser libre de religión y de otras supercherías. Por eso digo que hay mala
intención en retratar en la serie a Mercada, su nuera y hasta su nieta, como dependiendo de brujas y magias oscuras.
Jilda, Medium
y Ginecóloga
Debido a eso, es Jilda
la que adquiere importancia en la serie. Cuando Luna ha quedado catatónica luego de ver
como los árabes violan a su madre, su abuela
quiere que la lleven con Jilda. Ahí nos enteramos de que la bruja posee dones
espiritistas. Mercada sospecha que el espíritu de su nieta ha abandonado el
cuerpecito de la niña. Gabriel se niega a mandar a su nena a una bruja fea y
cura a Luna a punta de vestidos bonitos.
El médico que ha
atendido a Luna menciona que muchos niños judíos están como ella traumatizados
por los horrores vistos en el pogromo. Lástima que no se les pueda curar a
todos con zapato nuevos. Me exaspera ver a Los Ermoza pendientes de esa
criatura narcisista desde la infancia . En cambio, nadie se preocupa de Rosa,
la verdadera víctima. El mal de Rosa no se cura con un guardarropa nuevo por lo
que ella buscará la ayuda de Jilda.
La bruja se niega
a interrumpir el embarazo de su clienta. Cambia de opinión al saber que se
trata del producto de una violación. Cuando las infusiones de hierbas no bastan
para bajarle a sangre a Rosa, Jilda le practica un aborto.Milagrosamente, el
feto sobrevive, aunque Rosa casi muere de una infección. Jilda anuncia a Mercada
que esa criatura es un milagro y viene protegida. Rosa lo entiende así y se
dedica a proteger a su hija antes y después de nacida. Como siempre, solo cuenta con el apoyo de su hermano. Gabriel
y su madre detestan a la bastarda y Mercada vuelve a acudir a Jilda en busca de
una solución terrible
La Maldición
de los Ermoza
Mercada solicita
de la bruja, la misteriosa Pulsa Di Nura. No se sabe si quiere que Jilda
la invoque o se comunique con alguno que pueda hacerlo. En este marco, Oded
Davidoff, Dafna Prenner y su
incompetente equipo vuelven a demostrar irresponsabilidad e irrespeto tanto por
el judaísmo como por los sefarditas.
La PDN (y escribo
las siglas por respeto) es mencionada en tratados cabalísticos como un castigo
divino que recae en determinadas personas luego de ellos muertos. Una
extravagancia de nuestra historia cultural es que desde inicios del Siglo
XX grupos ultraortodoxos residentes, en lo que es hoy Israel, se han ufanado de usarla como arma política. Desde
entonces que afiebrados fundamentalistas (los hay en todas las religiones) se
han adjudicado la enfermedad o muerte de figuras políticas asegurando que han
invocado dicha maldición.
Si lo hicieron
cometieron una herejía criminal. Primero, por tomarse atribuciones que solo le
corresponden al Todopoderoso. Segundo, porque contrarían el mandamiento judaico
de rezar por la redención de nuestros enemigos, nunca su destrucción. En
general , los ortodoxos modernos no creen en esta maldición y desprecian la
idea de que pueda ser practicada por un ser humano. ¿Cuán perversa puede ser Mercada para
conjurarla contra una niña inocente?
Mal de Ojo y
Exorcismo
Cuando Mercada
casi envenena a la pequeña Becky con Arak y la reacción del cuerpecito de la
niña es cubrirse de ronchas alérgicas Los Ermoza en pleno parten donde Jilda.
La bruja anuncia simplemente que esto es “Mal de Ojo”. Todos los judíos tradicionales, de la cultura,
persuasión u origen que seamos, creemos
en la Ayin Hara, tal como los sicilianos modernos siguen creyendo en la Jettatura.
Solo que en nosotros es parte de la religión la encontramos en la Mishnah y en
el Midrash.
Curiosamente, es
una creencia que aparece entre los no judíos también. Cuando Maurito, que me
espera en el Cielo de los Gatos, tuvo eczema, dos veterinarios (jóvenes
profesionales) expresaron su sorpresa ante el mal diciendo “te lo ojearon”.
Así que no es de
sorprender el diagnostico de Jilda. Cubre las cabezas de Rosa y Becky con un
lienzo blanco. Recita plegarias tradicionales (prekantes) invocando los
nombres hebreos de madre e hija. Un error es que dice Rifka bat Rosa. Rosa no
es un nombre hebreo. Mi madre se llamaba Elena, yo soy María Elena. Cuando
rezan por mi salud dicen “Miriam Bat Deborah”. Miriam, la hija de Débora. Usan nuestros nombres
hebreos.
La astuta bruja
conociendo el odio que Mercada siente por Becky, la acusa de ser la ojeadora y
conmina a confesar su crimen. Mercada se niega. Jilda revela el pedido de
Mercada (chao a la confidencialidad entre curandera y cliente). Sintiéndose
acorralada, Mercada entra en tal estado de tensión que le estalla un vaso
sanguíneo y de su ojo mana sangre. Finalmente confiesa. Gabriel hipócritamente
se escandaliza.
El ojo deja de
sangrar. Jilda ordena a la culpable hacer un acto de contrición: debe ayunar,
purificarse en la Mikvah y recitar salmos. Los Ermoza se marchan. Jilda sigue
con su proceso de sanación. Envuelve a la bebé en intestinos de res (no me
pidan que les explique esto). El eczema desaparece. Jilda se niega a aceptar un
pago de la agradecida Rosa.
Mercada hace su
acto de expiación, pero en alarde de su ignorancia incorpora lanzarse cubetas
de agua helada. El proceso de arrepentimiento judío no involucra
mortificaciones físicas más que la abstención de comida, bebida y placer
sexual. No le sirve de mucho ya que se ha contagiado del eczema de Becky. Jilda
convoca otra reunión de los Ermoza que opera como terapia familiar. Mercada
debe confesar que nunca su esposo la visitó en sueños. Fue una invención para
separar a Gabriel de Rochel y para castigarlo porque lo culpaba de la muerte de
Rafael. “Yo soy tu castigo” dice Rosa tristemente,
Ahí se acaban los
problemas. Mercada se exilia en España,
Rosa le da el divorcio a Gabriel, pero él prefiere quedarse con su
familia y acaba aceptando a Becky como hija. ¿Y a quien hay que agradecerle? A
la Bruja Jilda. En el último capítulo de la temporada hasta Luna la visita para
tener noticias de David que está peleando en La Batalla de Creta.
Aquí contrastan
dos aspectos de ambas mujeres. Jilda trabajará lo oculto, pero es piadosa y
respetuosa de D-s y sus mandamientos. En cambio,
en el mismo episodio, vemos a Luna
mohína y aburrida durante la ceremonia de Havdalah que cierra el Shabbath. ¿Como
se explica que esta criatura tan despectiva de la religión de sus mayores y
solo carne y nada de espíritu, crea en
brujas y sus poderes?
Esta dependencia
de las Ermoza de una hechicera (algo que se han inventado para la serie) deja a
la familia a un nivel de oscurantismo poco común en el mundo sefardita, sobre
todo en su representación de las mujeres. Rosa y Victoria son analfabetas, pero
incluso una mujer con algo de instrucción como Mercada vive sujeta a supercherías.
Luna se burlará de la incultura de su madre, pero a los veintidós años sigue
siendo estúpida, indocta y perezosa, a pesar de las muchas oportunidades que la
vida le ha dado.
La ironía es que
la única judía con agencia y conocimientos en este cuento de mujeres rústicas,
atrasadas y malévolas es Jilda. A través de veinte episodios vemos su sapiencia
en botánica, psicología, obstetricia y sobre todo su conocimientos religioso e
incorporación a sus hechizo de oraciones tradicionales judías. La vemos ejercer
su trabajo sin ambición de lucro y con ética, precisamente de lo que carecen
sus clientes.
En el universo
sefardita pre-Holocausto siempre existieron curanderas que fungían como
enfermeras, parteras, guías espirituales y hasta consejeras matrimoniales. Se
les respetaba porque eran mujeres de vida ejemplar. Algunas teniendo la
oportunidad de hacerlo, siguieron cursos de enfermería u obstetricia como mi
bisabuela que se fue a España a estudiar en La Escuela de Matronas que hoy es
el Hospital Santa Cristina.
Una lástima que
la serie no hubiese tenido una protagonista “bruxa” en vez de cifrarla en los
aburridos quehaceres de una boba presumida. Otra ironía es que en Bahréin se haga
una teleserie (Um Haroun) homenajeando a una famosa comadrona judía de Los Cuarenta y en Israel se gaste dinero en una saga de agoreras iletradas. Al
menos en Shtisel, la sefardita que los Shtisel no quieren en su familia
es una destacada laboratorista y estudiante de biología.
Shira Levy, el nuevo rostro de la mujer sefardita
Bibliografía
Consultada
Kohen, Eli y Dahlia
Kohen Gordon: Ladino English/English-Ladino Concise Encyclopedic Dictionary
(1999)
Desde FB de Miroslav Basic Palkovic
ResponderEliminarThey use melted lead for hocus pocus here as well LOL and prego ladies usually wear a red thread around their wrist for protection.
Para Miroslav Bašić Palković The melting lead divination is called molybdomancy, and it’s very ancient, but it is not a Jewish tradition. Sephardim learned it from the Turks in Bosnia and Palestine. There is nothing wrong in practicing some form of divination (although orthodox Judaism frowns upon it) , or having superstitions or following family old traditions, but if you are going to present Jews to a non-Jewish world it’s not right to show them as believing more in witches than in their religion, or using their religion for their own benefit. Since now in Israel, there is a perception from the dominant Ashkenazi culture that Sephardim are backward and ignorant, the series perpetuates that perception.
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