lunes, 10 de noviembre de 2014

En La Vieja Escocia: Mis impresiones de Outlander


Aunque en su momento escribí  sobre las posibilidades románticasdel viaje del tiempo, el tema no me atrae, a menos que se trate de un viajero del pasado en nuestro presente. Tal vez porque yo siempre me he sentido como un anacronismo y por eso me gusta tanto Ichabod Crane de “Sleepy Hollow” y tal vez por eso no me interesó mucho la cacareada adaptación de Outlander (Forastera) de Diana Gabaldon. Pero después de ver un par de episodios me he reconciliado con este cuento que demuestra que Starz no solo le apuesta al sexo fácil y barato en marco de época.

El primer problema con “Outlander” es precisamente la compañía que lo produce. Starz se especializa en period pieces con más sexo y gore que veracidad histórica. Para ejemplos, ahí esta “Espartaco”, muy entretenida, con escenas imponentes, muy bien dirigidas, excelentes actuaciones. Pero amen de ser una de las series más misóginas que he visto en mi vida, era un espectáculo despelotado que  no dejaba buen sabor de boca, ni satisfacción, y que lamentablemente no poseía lo que hace memorable a un show televisivo. “Da Vinci’s Demons” en que se intenta explorar el lado esotérico del gran artista también se fue por las ramas del sexo gratuito ¡y heterosexual! Parece que no han leído ninguna biografía de Leonardo.

El próximo experimento de este tipo de  entretenimiento de Starz  fue “Black Sails”. Podrá ser muy entretenida y tiene personajes con posibilidades, lamentablemente la violencia y la estridencia sexual son lo que priman en este cuento de piratas. El desarrollo de personajes no es un objetivo de la producción y la misoginia vuelve a presentarse: las mujeres o son victimas, o viles villanas, o medio tontas.

En “Outlander” no encuentro ese bullicio ni esa misoginia, y eso que la novela es un muestrario de sexo, violencia y, feo detalle, violencia sexual. La protagonista, su hija y un sinnúmero de personajes femeninos son apaleados y abusados sexualmente en varias ocasiones. ¡Si hasta al héroe lo viola el villano! ¡Y después se quejan de Ser George! La serie, y Starz siendo Starz, no le escabullen al tema ultraje. Incluso, un episodio que el lector sabe  que no llega a ocurrir la violación, en la pantalla adquiere caracteres de un asalto sexual de facto.


Lo que sucede es que a diferencia de otros adaptadores (no necesito nombrarlos. Ya saben quienes) los encargados de traducir novela a serie se han apegado bastante al original, que ya lo he dicho en el pasado no me gustó nada.  Aun asi, tal como en la novela se esperan a  la noche de bodas de la protagonista para desencadenar la lujuria de las cámaras. Y tal como en el libro, el sexo  siempre tiene lugar en un marco de romance (Claire con sus dos maridos) o  de violencia no-erótica (con villanos) por lo que nunca es gratuito.

En tres palabras esta es la trama de Outlander. Claire Beauchamp Randall, es una enfermera inglesa que tras servir en el ejército durante toda la Segunda Guerra Mundial, se toma una segunda luna de miel con su marido, Frank, en Escocia.


Los Randall están profundamente enamorados, aunque las dificultades para que Claire quede embarazada ensombrecen su felicidad. Mientras Frank investiga en los archivos locales sobre un ancestro dieciochesco (Jonathan Randall), Claire se dedica a recolectar plantas medicinales. En una de estas incursiones se encuentra ante un grupo de menhires llamado Craig Na Dun y sin saberlo cruza un portal mágico que la lleva a la Escocia de 1743, un mundo primitivo y en pie de guerra.




(Thewrap.com)
En su nuevo mundo, Claire es acusada de ser una Sassenach (una forastera, de ahí el título), una espía inglesa y hasta de bruja. Se convierte en la invitada y  prisionera del clan Mackenzie. Termina casada y enamorada del joven Jamie Frazer, y ambos serán prisioneros del sádico Black Jack Randall.

La novela está muy bien escrita, con un fino sabor de época, de dos épocas, porque Gabaldon nos crea dos visiones del pasado. Las Highland (Tierras Altas) escocesas antes de la Guerra Civil de 1745, y la Escocia de 1945, recién salida de una terrible guerra. El idioma es admirable, Diana Gabaldon tiene una pluma refinada para describir escenas poéticas casi tanto como para episodios crudísimos.

Mi gran problema es que nunca me gustó la protagonista, nunca sentí (y eso que está narrada en primera persona) la tragedia de Claire. Su romance con Jamie no me resultó ni apasionante ni sexy, ni romántico. Jamie es muy simpático, y casi devolví el estomago antes las torturas (que incluyen sodomía forzada) a las que lo somete Randall, pero no me enamoraría de él.


La serie es bellísima. Se ha hecho un uso estupendo del paisaje escocés. La iluminación es maravillosa, ayuda a crear atmósferas e incluso hace verse exquisita  a la modelo irlandesa Catriona Balf en su rol  de Claire. He visto fotos de la actriz en ropa contemporánea y  no es nada del otro mundo. Como Claire circa 40’s se ve un poco como Maggie Gyllenhaald y otro poco como Cate Blanchett, pero cuando adquiere superioridad estética es en su rol de “Outlander” donde en ropas dieciochescas me recuerda   a Maureen O ‘Hara en “La Posada de Jamaica”.

La modelo además es excelente actriz y me ha hecho releer el personaje. A pesar de que agradezco que hayan incluido el recurso de la voz  narradora (a muchos les molesta) yo sé lo que piensa y siente Claire gracias  a su intérprete. Me convencen su frustración, ira y miedo al ser una forastera en medio de un clan de machos alfas más violentos y groseros que una pandilla de motociclistas angelinos combinada con un khalassar Dothraki.


Aunque Sam Heughan es muy simpático y lo suficientemente atractivo para dar vida a Jamie, no shipeo al par (todavía no, denme tiempo) . El Jamie del primer libro   es como un niño, alguien al que hay que proteger constantemente, al que hay enseñar cosas  (es virgen hasta su noche de bodas). No es mi tipo de hombre. Sobre todo porque como todavía no tiene historia (a pesar de las cicatrices en su espalda) no me resulta tan interesante como personaje.

Lo que mas me apasiona de “Outlander” es su trasfondo histórico que recuerda a las novelas de Sir Walter Scott y Robert Louis Stevenson. Esa rebeldía escocesa ante el yugo británico que este año, con el reciente referendo, vuelve a ser tópico de noticias. Resulta tremendamente trágico que Claire sepa que la causa Jacobita está perdida y que, como Casandra, solo encuentre oídos sordos a sus profecías.


Lo otro que me impacta es la actuación de Tobias Menzies. Su Black Jack Randall es un villano irredimible, un verdugo que tortura y viola prisioneros. Es el un papel más oscuro que los que le conocía a Menzies (léase el bruto Bruto de “Roma” y Edmure Tully de “Juego de Tronos”) pero lo impresionante es que TM hace un doble papel puesto que también interpreta a Frank Randall, el marido de Claire.




Menzies hace un malabarismo actoral interpretando a un monstruo dieciochesco y a un sensible e inteligente caballero ingles de la posguerra. La serie subraya el amor que Frank siente por su esposa y el hecho de que un sentimiento reciproco exista en Claire (a pesar de lo bueno para la cama que le resulta el segundo marido). La escena más conmovedora de la serie ocurre en el capitulo que cerró la primera temporada (SPOILER para quien no haya visto esta octava entrega).

Claire, casada y revolcada, decide volver al sitio mágico desde donde podrá regresar a su presente y a su marido. Frank, después de una dolorosa e infructuosa búsqueda en la que se tropieza con la indiferencia de la policía y hasta con estafadores, también llega a Craigh Na Dun. Por un momento parece que se rencontrarán. Alcanzan a oír sus voces, pero llegan los ingleses y apresan a Claire separándola de un Frank desolado. Eso si estuvo romántico, pero como no es spoiler decir que el héroe de este cuento es Jamie, el pobre Frank no tiene chance ninguna.


La pregunta  que falta responder es si “Outlander” cabe en el mundo de la fantasía. Cuando Diana Gabaldon la publicó en 1991 no se sabía realmente como calificarla. Obviamente era una fusión de novela de aventuras y romance histórico, pero perturbaba a esta definición el incidente del viaje del tiempo. Normalmente las novelas que giran sobre ese tipo de travesía califican como ciencia ficción, pero en este caso no había maquina ni explicación científica para el retroceso en el tiempo de Claire. Hasta donde sé el portal que cruza es mágico, el terreno que rodea a Craigh Na Dun era sagrado para los druidas y muchos en la novela creen que geográficamente corresponde al mundo habitado por las hadas.

¿Pero aparte de ese portal hay algún otro elemento mágico en “Outlander”? La respuesta no implica un fácil “no”. El mundo al que llega Claire es lo bastante primitivo y místico para que se sienta una atmosfera mágica. Sus habitantes creen en lo sobrenatural desde el cura que ya anda acusando a Mrs. Beauchamp de bruja hasta Dougal Mackenzie que durante una evaluación de la sinceridad de Claire la hace beber de un rio sagrado cuyas aguas impiden mentir.


4 comentarios:

  1. Uh, nomás por ver al simplote de Edmure haciendo de malísimo dan ganas de verla, jajaja!

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    1. El pobre Tobias es tremendamente feo, pero se ha revelado como un gran actor y el rol de Frank Randal es adorable. Te la recomiendo.

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  2. Se ve que es buena serie. Espero tener oportunidad de verla para poder comentar. Gracias por la nota. :)

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    1. Ha tenido bastante aceptación. Está bien hecha y supera otros productos Starz. Gracias por pasar.

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