Mi primera
ventisca en New York. Encerrada en casa descubro una maravilla en mi televisor
de mil canales. Un servicio que se llama “On Demand” y que te ofrece todos los
capítulos de determinadas series. Es como streaming, pero la mayor parte del
material es totalmente gratis. Comienzo con la serie “The White Queen” y
descubro en ella la presencia de lo que he hablado en el blog anterior: elementos sobrenaturales en un escenario
totalmente histórico.
Mucho había oído
hablar de la miniserie “The White Queen”, pero cuando la pasaron en Chile, yo
ya era pobre, y no tenía acceso a los canales de Starz. Sabía que estaba basada
en una trilogía de novelas históricas de Philippa Gregory, la misma que escribió
La Otra Bolena. Esos libros son La
Reina Blanca, La Reina
Roja y La hija del Hacedor de Reyes. Las tres tienen lugar sobre el trasfondo de
La Guerra de las Dos Rosas y todos sus personajes son históricos.
De esa guerra
tenía yo pocas noticias. Únicamente lo que me contó Shakespeare, el famoso relato
de Los Hijos de Eduardo y su tío el malvado y contrahecho Ricardo III, y que
Los Lancaster son Los Lannister y Los Starz representan a York en nuestra saga
favorita Una canción de hielo y de fuego.
La Reina Blanca
es el apelativo que la autora le da a Elizabeth Woodville (Rebecca Ferguson),
la mamá de los Hijos de Eduardo.
Confieso, ignorante de mí, que no sabía que se trataba de la primera plebeya
en casarse con un rey inglés ni que todo un reino se fue de espaldas al ver que
el joven rey Eduardo VI (Max Irons, hijo de Jeremy) perdía la cabeza por una
mujer que no era de sangre real, pero si mayor que él, viuda y con dos hijos.
Tuvo motivos la opinión popular al hablar de hechizos y Gregory se convierte
en un eco de esos chismes, he ahí lo mágico de la historia.
Cuando Eduardo
descubre a Lady Elizabeth Grey a la vera del camino, se entiende que se
encapriche con la que era considerada la mujer más bella del reino. Incluso se
entiende que el rey preste oído a la petición de la viuda de que le devuelvan
la herencia de sus hijos, pero cuando Elizabeth se niega a ser su amante y
hasta lo amenaza con la propia daga real, nadie espera la reacción de Edward.
El rey convence a Elizabeth que se case con él. La unión suscita la
sospecha entre el circulo real de que ahí existe algún filtro de amor. El más
desconfiado es el primo y mentor del rey, el famoso Lord Warwick (James Frain,
que no se pierde una buena serie histórica) apodado The Kingmaker o “Hacedor de
Reyes”.
En la serie si hay
un poco de sortilegio, al menos por parte de Lady Jaquetta Rivers (Janet McTeer),
el personaje femenino más interesante de una historia repleta de mujeres
fascinantes Jaquetta de Luxemburgo es una dama de sangre real, descendiente de
Carlomagno, hija del conde de Luxemburgo, y más importante descendiente en
línea directa del
hada Melusina de la que ya les hablé anteriormente.
La Reina Blanca también fue producto de una messalliance. Antes de nacer ya su madre
había protagonizado un escandaloso romance. Philippa Gregory cuenta la historia
de Jaquetta en La Señora de los Ríos. Una pena que
ese libro no haya sido incluida en esta serie. Ahí se describe la juventud de
Jaquetta, su vida en Borgoña y su amistad con Juana de Arco, cuando la santa
era prisionera de los borgoñones. Como Juana, Jaquetta posee dones mágicos
(premonición y poder sobre el agua) que adjudica a su antepasada Melusina.
Cuando Juana es entregada a los ingleses y ejecutada, Jaquetta se da cuenta que
es peligroso tener poderes.
A los quince
años, Jaquetta es enviada a Inglaterra a casarse con el Duque de Bedford,
hermano del Rey Enrique VI. Ya en tierras inglesas. Jaquetta descubre que a su
marido no le interesa la consumación del matrimonio. El Duque es alquimista y
quiere utilizar los dones de su esposa para sus fines. El cree que la
virginidad aumenta el poder de esos dones. A Jaquetta no le importa ya que
pronto se enamora de Richard Woodville, el escudero del marido y se hacen
amantes. El Duque muere y su viuda rápidamente se casa con el escudero
provocando un gran escándalo en la corte.
Por suerte para
la pareja, Jaquetta está bajo la protección de Margaret de Anjou. La reina
consigue que el marido le dé al escudero el título de “Conde Rivers” (Ríos). Así
Jaquetta se convierte en Lady Rivers (la Señora de los Ríos). Los Condes tienen
14 hijos y son muy felices, aunque no comerán muchas perdices.
Jaquetta está más unida a Elizabeth que a sus otros hijos.
Tienen una relación muy bonita, algo que resalta en una serie donde las madres
o son obsesivas (Margaret de Beaufort, Margaret de Anjou) o crueles y
descariñadas (Lay Beauchamp, Lady Warwick).
Se implica que la
razón por la cual Jaquetta presta más atención a Elizabeth que al resto de su
progenie es porque la ve como su heredera en la práctica de las artes mágicas.
“Eres de mi linaje” le dice constantemente. Elizabeth es aquejada de sueños y visiones
premonitorios. Lástima que no sepa interpretarlos sino sabría que sus hijos
morirán en la Torre de Londres, que no se puede confiar mucho en Margaret de
Beaufort y que Edward, además de serle infiel, se pondrá más gordo que Robert
Baratheon.
Jaquetta no tiene
visiones, pero si sabe consultar medios de adivinación como espejos e hilos de
pescar. Su hija consulta estos últimos, cuando Edward anda amurrado por su rechazo,
y encuentra engarzada en el hilo una pequeña corona que se convertirá en su
anillo de bodas.
El poder sobre el
agua lleva a Jaquetta a combinar sus esfuerzos con los de su hija para confeccionar
un hechizo que le asegure la corona al yerno. Desde que Warwick le hizo la
guerra, la posición de Edward en el trono anda tambaleando. Incluso su hermano
George (David Oakes), que a través de la serie cambia de bando más veces que
Meñique, lo abandona para pasarse al enemigo. El Hacedor de Reyes ve
potencial de monarca en George y lo casa con su hija mayor, Isabel (Eleanor
Tomlinson).
Isabel queda
embarazada. Edward y Elizabeth, tienen tres hijas, pero ningún heredero. Si Isabel
pare un varón tendrá más derechos a la corona. La mejor solución para las brujas es provocar
una tormenta que impidan a Warwick y su familia llegar a Francia En la tormenta
Isabel pierde al niño.
A pesar de que
Elizabeth se siente contrita, las constantes perradas de Warwick la obligan a
seguir tomando medidas mágicas en contra del Hacedor de Reyes. Cuando Warwick
apresa y ejecuta, sin juicio alguno, al padre de Elizabeth, La Reina Blanca le
pide a su madre que le enseñe a vengarse. Así Elizabeth escribe una lista de
enemigos a lo Arya Stark (y al parecer con sangre) y la quema.
Como en los próximos años, Warwick, George, y
otros encuentran muertes violentas, tenemos que darle algún crédito a la
brujería real. Más aun cuando la batalla en donde perece Warwick también está
manipulada mágicamente por ya sabemos quiénes. La bruja madre y su hija bruja-
reina elevan una espesa bruma que ayuda a camuflar al ejercito de Edward y a
acabar con el enemigo.
Philippa Gregory
no es la primera en abarcar estos elementos mágicos. En The King’s Grey Mare (La
yegua gris del Rey) Rosemary Hwley Jarman explora esta reputación brujil de
Jaquetta y su hija, pero al contrario de Philippa Gregory, las retrata de
manera negativa como mujeres ambiciosas y mal intencionadas.
¿Existe alguna justificación
histórica que certifique la mala fama de The White Queen y su madre? Se sabe
que los Luxemburgo juraban que descendían de Melusina, algo que compartían con muchas otras
familias linajudas de entonces. Eventualmente, Jaquetta fue juzgada y exonerada
por hechicería. Ocurrió esto en un momento vulnerable, en que el Rey Eduardo
andaba prófugo y no podía socorrer a la suegra. Pero Jaquetta, que como
concuerdan novelistas e historiadores, era mujer de carácter fuerte supo
defenderse lo más bien de acusaciones torpes de que andaba haciendo muñequitos
vudú, un tipo de hechicería que nunca la vemos practicar en la serie.
![]() |
Jacquetta camino a su juicio (Fanpop) |
Más adelante, ya muerta Jaquetta, Ricardo
Tercero volvería a argumentar que el matrimonio de su hermano fue el resultado
de los esfuerzos combinados de ese par de brujas, por lo tanto, era invalido.
Obvio que Ricardito, jorobado maldito que era, necesitaba de algún argumento
para explicar su usurpación.
Lo curioso es ver
una época en que la nobleza, la realeza, los ilustrados y hasta el poder
judicial, ni hablar del eclesiástico, estaban totalmente convencidos de que las
brujas podían manipular reyes y dirigir reinos con sus pociones. La serie señala
como la histeria anti-bruja surge de la clase alta, de las mismas familias de
Eduardo.
A Isabel, Duquesa
de Clarence, se le mete en la cabeza que Elizabeth tuvo que ver con su primer
malparto y que la ha maldecido impidiendo que tenga un heredero varón. Su
hermana Anne Neville (Faye Marsay), a pesar de que, si tiene un hijo varón, le
hace coro y ambas le llenan la cabeza de estas historias a George, el duque de
Clarence.
܁Cuando George queda
viudo, justo cuando Isabel ha parido al deseado heredero, no se le ocurre nada
mejor que acusar a Elizabeth de matar a su mujer. ¡Ah y también al perro al que
le da por morirse en esos días! Como nadie le hace caso, George decide
defenderse contratando un mago para que lo proteja de los hechizos de su
cuñada. Al imprudente mago se le antoja augurar el fallecimiento del rey,
un crimen que entonces ameritaba la muerte.
Al mago lo ahorcan y George, que sigue metiendo las patas termina, tal como cuenta la leyenda, metiendo la cabeza en un barril de vino hasta que se ahoga. Y por supuesto los espectadores nos preguntamos si tan triste final tuvo que ver con que Elizabeth anduviera quemando listas de sus enemigos.
Al mago lo ahorcan y George, que sigue metiendo las patas termina, tal como cuenta la leyenda, metiendo la cabeza en un barril de vino hasta que se ahoga. Y por supuesto los espectadores nos preguntamos si tan triste final tuvo que ver con que Elizabeth anduviera quemando listas de sus enemigos.
La serie pinta claramente
a Jaquetta y a su hija como brujas. Jaquetta ejerce su poder con juicio, su
hija se deja llevar por arrebatos vengativos, pero ambas son conscientes de su
calidad de magas. incluso la familia las ve como tales." ¿Qué hechizo están
tramando?"pregunta risueño Lord Rivers cuando ve a su mujer e hija hablando
bajito. En la vida real, también fue un hecho aceptado que eran brujas, pero
eso tuvo más que ver con la ignorancia de la época que con los verdaderos poderes
de La Señora de los Ríos y su hija, La Reina Blanca.