lunes, 1 de febrero de 2016

El Mago Gordito y La Salvajita Despeinada: Sam y Eli, el mejor romance de Juego de Tronos (Segunda Parte)


“No hay nada más asqueroso que un hombre enamorado” (Edd, El Penas sobre Sam. Juego de Tronos 02x7)

Para la Segunda Temporada, Samwell Tarly era un personaje mucho más cabal y atractivo que  el creado por George R.R. Martin. El otrora llorón cobarde es quien ilustra (y salva a sus Hermanos con sus consejos) sobre cómo eliminar a los Caminantes Blancos. Es también quien lidera la partida que convence a Jon de regresar al Muro. Aunque empiece el cuento con el gordito siendo cargado en un trineo porque le duelen los pies, tenemos altas expectativas sobre su actividad futura.

Ya en otro artículo hablé de cómo La Pandilla del Castillo Negro se altera al ver al harem de Craster y que su tema de conversación a través de su estadía, serán las mujeres. Sin embargo los Arcángeles consiguen que sea el asustadizo Sam el único del grupo que interactué con una de las hijas-esposas del anfitrión.

De entre esa tribu de mujeres abusadas, destaca Eli (Hannah Murray). Despeinada y mohína,  es la portavoz de Craster, la que le hace propaganda al incesto como modo de vida. Aun así es Eli, la rebelde, la que teme que al parir un macho, su padre-marido lo sacrifique a los Caminantes. Eli descubre que quien puede socorrerla es El Curvo obeso. Con tres escenas, Weiss&Benioff, presenta a La Salvajita (y a nosotros) con el retrato de un héroe.


En el libro, es Jon el que rescata a Eli del huargo. En la serie, será Sam quien lo haga, evidenciando dos virtudes que Eli necesita: es valiente y posee un don para comunicarse con las criaturas salvajes. Acto seguido, y tras escuchar las cuitas de La Salvajita, Sam busca ayuda en Jon, una ayuda que El Bastardo  le niega. Sam permanece impertérrito a los reproches de su amigo y solo reacciona ante la acusación de que pretende “robarse” a Eli. “No es una cabra” dice. Y es la primera persona en la serie que le otorga estatus de persona a un habitante de Más-Allá-Del -Muro. Al despedirse de Eli, Sam le regalará su más preciada posesión, el dedal de su madre y promete volver.

Con esas tres escenas, Los Arcángeles construyen su mejor historia de amor, y a la vez, recrean los elementos románticos de la leyenda caballeresca. El caballero salva a la dama de una fiera; el caballero promete serle devoto;  El caballero le regala a la dama un objeto que  simboliza su amor y lealtad. Aun si haber leído  leer el libro, yo estaba clara de que Sam y Eli volverían a verse y que se enamorarían.

El que Sam, después de este primer connato de amorío, se vuelva un latoso monotemático que solo habla de Eli, debe haber exasperado a más de un tronero que coincidirá con Edd, El Penas que no hay nada mas odioso que “un hombre enamorado”. A mí, por el contrario, me encantaba y eso que no sabía que un año más tarde yo estaría igual, machacándoles las orejas a mis lectores con mis  cuitas amorosas.

Así llegamos a ese estrepitoso final de Segunda Temporada con Samwell abandonado por sus hermanos, en medio de la tundra, y rodeado de Walking Deads.  Los troneros esperamos con ansias La Tercera Temporada, pero el desenlace de ese cliffhanger nos dejó furiosos: A Sam lo rescata Fantasma en una escena que apesta a Deus ex machina.

Para más remate,  Sam confiesa haberse olvidado de cumplir el encargo del Comandante Mormont, algo que no ocurre en el libro. Su inutilidad es tan patente que su compañeros, Edd y Grenn, no solo no se arrepienten de haberlo abandonado  a los peligros de Los Caminantes, más encima lo acusan de ser un peso muerto.

A pesar de la ira con la que fui testigo de estas desviaciones de canon, ahora me doy cuenta de que eran necesarias para recordarnos la vulnerabilidad física y mental del hijo de Lord Randyll. Este periodo de humillación antecede a la aparición de un nuevo Sam, mucho más heroico que el original.

El repliegue de las escasas fuerzas de Mormont al Torreón de Craster reencuentra a Sam y Eli, pero La Salvajita tiene otras cosas que preocuparse. Sam será testigo del parto de Eli. El ser madre de un varoncito y futura victima de los Caminantes hace que Eli recobre la voz. Le devuelve el dedal, y le dice que solo le importa la seguridad de su hijo. Serán esas palabras las que motiven a Sam, apenas comenzado el motín  para huir con Elí y el niño. El no tiene que ser obligado o convencido por otros a emprender esa  huida. Es una decisión propia. A muchos nos incomodó que Sam no fuese testigo de las últimas palabras de Mormont ni recibiera su espada ¿pero no fue más emocionante verlo correr en la noche, con Eli y bebé a cuestas, perseguido por las amenazas de Rast?


Lo notable es que ya en el bosque será la hija-viuda de Craster la que guie el camino estableciendo así  la sinergia que gobernará a este par. Una sinergia común en las relaciones románticas donde exista una desigualdad, sea por edad, clase social o educación. Esas relaciones sobreviven gracias a lo que aporta cada miembro que siempre son atributos que le faltan al otro miembro de la pareja. Eso permite un acoplamiento total, pero es una espada de dos filos porque la ausencia de esa cualidad crea un complejo de inferioridad en quien la carece.

Sam es incapaz de encender fuego, pero a Eli no le importa. Todos los que ella conoce pueden encender una fogata, pero Sam es único porque sabe cantar y descifrar marcas en los libros, porque Sam es un mago. Pero también Eli se siente menoscabada al no entender la importancia de un nombre, aunque es rápida en comprender la difícil relación de Sam con Lord Randyll.

Cuanto más veo esas escenas, más admiro el trabajo de Los Arcángeles tanto en la evolución de la relación como en el poder que le otorgan a Eli como personaje, haciéndola más intuitiva  que en el libro. Curioso, porque es una  relación paralela a la de Ygritte y Jon Snow, pero es mi parecer que esta ultima carece de la delicadeza y romanticismo de las aventuras de Los Huerfanitos del Bosque. Tal vez se deba al elemento de peligro y vulnerabilidad que permea ese viaje por un bosque oscuro de cuento de hadas y que acaba en ese pavoroso encuentro con El  Otro.

En el libro, Sam se convierte en “El Mortífero” en compañía, y ante los ojos, de La Guardia Oscura. En la serie optaron por otro tipo de  escenario. Sam y su familia se han detenido a descansar en una choza abandonada. En la noche sienten ruido de cuervos afuera. Sam decide salir a echar un vistazo. Eli le suplica que no vaya, y razón no le falta.

Afuera en la nieve, El Gordito se enfrenta a un ente de aspecto aterrador. Es para orinarse de susto y es de admirar que el cobarde en residencia ataque al Caminante con un palo. Obvio que el engendro, de un empujón, lo manda a volar al otro lado del bosque. Es un momento en que nadie respira, ni los personajes, ni  el publico. El Caminante avanza hacia Eli dispuesto a robarle su hijo. Sam se levanta apenas, y se abalanza sobre el monstruo con el famoso cuchillo de obsidiana. El vidrio dragón cumple su efecto y ante los asombrados y espantados ojos de Los Huerfanitos del Bosque, El Otro se derrite. Apenas ve la desaparición del peligro, la pareja huye despavorida.

Si,  no me lo recuerden. Huyen, dejando el arma en la nieve. Haber perdido el cuchillo es una burrada, pero me pregunto si yo en la misma situación no hubiera hecho lo mismo. Lo traumático del episodio obliga a pensar que ninguno de los sobrevivientes estaba pensando, solo actuaban por instinto. Aparte que le toma un tiempo a Sam darse cuenta que fue la obsidiana la que los salvó.

Tan impactante fue ese duelo que el siguiente evento, el encuentro de los Huerfanitos con Bran y su pandilla, llega a ser irrelevante y anti climático. Para la llegada de Sam y familia al Castillo Negro es evidente, incluso para El Maestre Amon, recién llegado al cuento, que Los Huerfanitos son pareja. Los  une todo lo vivido, toda la admiración y respeto que ha crecido entre ambos y que cristaliza en el que Eli bautice a su hijo como “Sam”.

Para La Cuarta Temporada, la situación de Eli y Sam es compleja. A pesar de la utilidad de tener una lavandera en un castillo lleno de hombres puercos, también Eli es tremenda tentación para los que han hecho voto de castidad a regañadientes. Sam empaca a Eli y a Sam Jr al pueblo más cercano. Una solución bastante absurda. Para proteger la virtud de la Salvajita la llevan a vivir a un burdel. Las racistas prostitutas la maltratan por ser  una Salvaje. El Pueblo Libre ataca al pueblo esclavo. Todos son pasados por las armas, menos Eli quien es rescatada por nada menos que Ygritte.

Eli, corre por el paramo congelado, y se las arregla para regresar al Castillo Negro donde un Pyp que de pronto se revela como amigo de las reglas, no quiere darle paso. Sera Sam el que,  a punta de palabrotas convenza a su hermano de abrir el portón para dejar pasar a la madre y al bebé.

La presencia de Eli otorga importancia al arco de Sam en ese emotivo y estremecedor episodio de La Batalla del Castillo Negro.  Sam oculta a su familia en el sótano antes de unirse a la batalla. Es ahí donde tiene lugar una de las escenas mas románticas de la serie. Sin usar la palabra “amor”,  Sam y Eli se lo juran. El Gordito intenta explicar sus votos, la razón por la cual debe alejarse de ella y cumplir con su deber de Guardia de la Noche.  Eli exige una promesa: Sam no morirá, no arriesgará su vida, estarán siempre juntos. Intercambian un beso.

Poco después Sam y Jon se involucran en otra de esas famosas charlas de sexo. El entrometido Jon insiste en preguntar si el romance Mago-Salvajita ha sobrepasado los límites platónicos. Pero como ocurriera en la primera de las charlas, la curiosidad morbosa da paso a la sensibilidad cuando El Bastardo le explica a su amigo el lado sublime y tierno del sexo: “Por un breve momento, tu eres más que tú”.

Durante la batalla, Sam da rienda suelta a su personalidad de “Mortífero”. Mata a un Thenn y recoge el último suspiro de Pyp. Entretanto,  Eli ha conseguido un compañero de escondite: Janos Slynt. Contrasta la cobardía del traidor con la imagen de una Eli serena, más preocupada por Sam que de su propia salvación. Eli es extremadamente valiente, con ese valor que Brienne llamo “de mujer”. Para mí  la escena más badass de  un personaje femenino de la serie es la que  muestra a La Salvajita enfrentándose a Un Caminante Blanco y gritando “¡no te lo llevarás!” Y eso es parte de la mitología arcangélica, no está en el libro.

La Quinta Temporada tiene a Sam ocupado en políticas de la Guardia Oscura. Aunque más breve que en la saga,  serán las intrigas palaciegas de Sam las que le consigan a Jon el puesto de Lord Commander. Los Arcángeles se las arreglan para inventarle un encuentro con Stannis totalmente forrado de foreshadowing, con recordatorio del linaje de Sam, con profecía de un reencuentro con Lord Randyll , con una confirmación de que solo la sapiencia de Sam ayudará a encontrarle una cura a ese mal llamado  Los Otros.

Eli está igualmente ocupada, alegra las últimas horas del Maestre Aemon, recibe clases de lectura de Shireen, opina sobre la psoriasis y emerge en ella de nuevo esa inseguridad ante la  superioridad intelectual  de Sam. Es tan conmovedor ver que Eli mira hacia arriba un hombre al que siempre se le ha menospreciado. Más allá de la admiración que debe existir entre enamorados, está ese reconocimiento de Eli de virtudes que solo el que ama  puede ver en el ser amado.

El momento cumbre de la relación  ocurre durante La Batalla de Casa Austera. Con Jon lejos y Aemon muerto, Sam queda, como le dice Ser Alliser,  “sin muchos amigos”. Una noche, Los Guardias atacan a Eli y golpean a Sam. Solo la aparición mágica de Fantasma evita que violen a La Salvajita y muelan a palos al Gordito. Eli atiende al muy apaleado Sam, y hacen el amor. 

Al comienzo, me chocó como se dieron las cosas. Me pareció que era un mal momento, pero sumando los elementos del romance fue oportuno. A diferencia de en el texto original,  está claro que es un gesto de gratitud de parte de Eli, pero ya también teníamos claros el cariño y admiración que siente por Sam. La combinación es para mí la ecuación perfecta del amor.

Al regreso de Jon, Sam le cuenta que ya no es virgen. A diferencia del libro ni se siente culpable ni planea cesar su vida sexual. Consciente de eso, Jon lo envía a La Ciudadela a tomar un curso rápido de cómo matar Otros. La ultima escena nos muestra un Lord Comandante Snow lanzando una mirada nostálgica a la carreta donde Sam, Eli y bebé,  abandonan el Castillo Negro.


Contrasta la desolación de Jon con la expresion de Gilly que tal vez es la unica consiente de lo que ha evolucionado Sam.El joven Tarly ha recorrido y cerrado un círculo. Lord Randyll exilió a su hijo por cobarde, por no ser hombre, por ser indigno de formar una familia. Ahora regresa al mundo un Sam-Mortífero, un Sam con mujer e hijo, un Sam-Mago que puede salvar a Poniente con sus conocimientos. Esto está muy alejado de la imagen del Sam al que despedimos en Festín de Cuervos en la cual lo vemos obligado por su amigo a emprender ese viaje a La Antigua. Más encima Jon hace a Sam cómplice de su acto más deleznable, el cambio de bebés. Me alegro que hayan extirpado esa mancha en el historial del Bastardo de Invernalia  y me alegro que en la serie nos  hayan dejado esa visión optimista de Sam. ¿Qué opinan ustedes?

4 comentarios:

  1. Que tienes razón. Y me has hecho preguntarme cómo irá la relación en la serie y cómo irá en el libro, y cuál de las dos nos gustará más :-)

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    1. Al menos en esto podemos conjeturar finales felices o al menos escenas positivas.

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  2. Visto desde tu óptica, el arco de Sam se me ha hecho mucho más dignificante que cuando lo vi en la serie. Es más, hasta me han dado ganas de buscar sus escenas y repasarlas a la luz de tu comentario. Si sigues por este camino te vas a convertir en la gran publicista de los D, jajajajajajja! (es un chiste, no te enojes...) Lo único que me queda por decir es que, así como Jon no intercambió los bebés en la serie... ¿qué les costaba evitarnos el cuento de la molinera de Roose? ¿Qué les costaba...? Nomás no referirlo, no digo que inventarle otra historia, pero sí no mencionar esa... ;)

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    1. Noo, por favor, que no se crea que me estén pagando, ni que les estoy haciendo la barba a Los Arcángeles por un empleo. Lo que pasa es más prosaico, hablando en FB con la Reina Estelwen, caí en que no puedo identificar el trago amargo que estoy pasando /y que tú conoces también) con nada que ocurra en GOT. Por trágicos que seas los romances, no podía encontrar un equivalente, hasta que me puse a dictar el romance Sam-Eli y encontré sus paralelos solo que yo soy Sam y Lord H. Es Gilly.
      Es que tiene que ver con la intención tras cada cambio (eso con los cambios, que los otros son inexcusables e inexplicables). Los Ds querían hacer de Jon un héroe (por eso también nos evitaron la complicidad de Jaime en la violación de Tysha), y d Los Malandrines, un par de villanazos. Precisamente porque Lord Bolton caía simpático había que recordarnos que era un canalla feroz, y que su hijito fue el producto de un crimen.

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