Paganismo y fe rústica: el toque sobrenatural en De Lark Rise a Candleford

“De Lark Rise a Candleford” es una de las mejores miniseries  que he visto en lo que va de la década. Basada en los libros de Flora Thompson,  Lark Rise cuenta la rivalidad de dos aldeas inglesas a fines del Siglo XIX. Aunque pueda invitar a comparaciones con clásicos victorianos como Cranford, DLRAC es más ligera, se enfoca  en lo humano y humorístico y no deja tema sin tratar sean asuntos domésticos hasta crisis religiosas, pero lo sorprendente es que esta tierra tan  “terrenal”  hay espacio para lo sobrenatural lo que la convierte en un Reino de Fabulas.

El cable latino (ni hablar de la televisión abierta) es muy tacaño en lo que se refiere a  las miniseries inglesas. Si no fuera por el exclusivo (y pagado) canal Europa nunca hubiera tenido la oportunidad de ver “De Lark Rise a Candleford” y eso que recién acaban de transmitir la segunda temporada (para las siguientes me estoy apañando con ayuda de medios menos ortodoxos). Una característica de DLRAC es el conflicto constante entre Candleford, que representa el progreso, la razón y el materialismo, y  Lark Rise que representa un modo de vida más natural, pero más campesina. En Lark Rise se vive una atmosfera  espiritual que se apoya  en lo que el pueblo vecino llama “superstición”, pero que  Dorcas Lane, la protagonista,  reconoce como una” fe rustica”.  Es esa fe la que hace que los aldeanos acepten y reconozcan manifestaciones sobrenaturales que van desde arboles que sangran hasta espectros.

En las postrimerías del “New Age” (y de la publicación de la Saga de Harry Potter)  los medios de entretenimiento (Cine, series televisivas, y literatura) pasan  por  una onda “fantástica”. A sabiendas que lo paranormal vende, los productores de series de televisión les da por embutir contenidos esotéricos en espera de que suban sus ratings. El resultado es a veces un poco grotesco. Recordemos que hace un par de temporadas les dio en “Águila Roja” por meter unos vampiros que vinieron, asolaron la villa y se marcharon de manera inesperada e ilógica sin que ni el sesudo Gonzalo pudiese encontrarles una explicación.

Por suerte, eso no ha ocurrido en DLRTAC en donde el paisaje ya estaba más que preparado para el toque fantástico y mucha de culpa en eso la tiene el excelente personaje de Queenie. Victoria “Queenie” Turrill es la matriarca de Lark Rise, una experta en una miríada de ciencias, historiadora, folclorista y custodia de muchos secretos de a comunidad. Se dedica a la apicultura, pero también es sabia en herbolaria y medicina homeopática.  Tiene un fuerte lazo con el mundo natural y espiritual lo que le permite explicar cualquier suceso fuera de lo normal que ocurra en su entorno.

Linda Basset es Queenie (mundodisko.com)

Queenie, más allá del estereotipo de la curandera, es una mujer  noble, buena sicóloga y un personaje formidable para su época. Por ejemplo, en la segunda temporada, se descubre que aunque lleva décadas haciendo vida marital con Twister Turrill no están casados. La pareja nunca tuvo hijos, pero Queenie crió a James Dowland como si fuera propio y semi adopta a la tribu Arless, luego que los padres de los niños se van a buscar fortuna a la ciudad.

Queenie y Twister (tv.com)

Compasiva, intuitiva y  juiciosa, Queenie representa una fuerza de la naturaleza que todavía se apega a lo que los antropólogos denominarían como “antigua religión”. En siglos anteriores, se la llamaría “bruja”, en otras culturas se la conocería como “chamán”.  Es ella quien, en la primera temporada, encuentra a Lady Adelaide perdida en el bosque y con solo mirarla reconoce lo que la dama todavía ignora, que está embarazada. Queenie también será quien  lidere el ritual de exorcismo en el segundo episodio de la tercera temporada de DLRAC. La posible  visita del obispo tiene a Thomas, el cartero y el hombre más religioso de Candleford, lleno de entusiasmo. Pero su euforia se ve perturbada por un extraño fenómeno, un árbol que sangra. 

Queenie y Emma Timmins le cuentan al cartero la leyenda local de una mujer acusada por brujería que se convirtió en ese árbol. Thomas está horrorizado de que estos rumores, fenómenos y actitud de los aldeanos hacia el árbol, que él tilda de supersticiones, puedan hacer creer al Obispo que Lark Rise (y por ende Candleford) sea una zona de gente ignorante más cercana al paganismo que a la religión cristiana. Queenie tiene un modo de exorcizar al espíritu de la bruja, pero Thomas prefiere emprenderle a hachazos contra el árbol. Es detenido por su mujer y su jefa Dorcas quien lo convence de ser más tolerante con las creencias ajenas. Aparecen Queenie y otros aldeanos y el cartero les permite realizar el ritual. Aunque este episodio tiene lugar en los libros originales, el conjuro que nos muestran es una variación de ceremonias de brujería moderna, con ecos de magia “gardneriana”.

Anteriormente,  lo paranormal ya había tenido su espacio en la serie principalmente en el especial navideño que abrió la segunda temporada. En un momento en que los habitantes, tanto de Lark Rise como de Candleford, pasan por momentos críticos se le ocurre a un espectro manifestarse por el lugar. Una gitanita desarrapada aparece y desaparece de manera bastante fantasmagórica. Muchos personajes intentan ayudarla. Sin embargo ella solo quiere encontrar a un tal Jeremiah.

Sus apariciones comienzan a cambiar la vida de quienes la conocen. Tras hablar con ella, Miss Ruby se atreve a enfrentarse a Mis Pearl, su controladora hermana. El fantasmita también recobra la mochila con las herramientas de Walter Arless que Caroline ha arrojado al rio con la esperanza de impedir que su marido vuelva a abandonarla. Finalmente, Queenie descubre la identidad del espíritu y logran darle paz.

 Aunque la idea de apariciones espectrales va asociada con la época navideña, la serie se las arregla para superar clichés, integrando al fantasma a los quehaceres de los personajes pero creando un ambiéntelo suficientemente  tenebroso para inspirar desasosiego. Esto es evidente en la noche en que misteriosos golpes en la puerta despiertan a todos los habitantes del correo quienes se aglomeran (incluyendo a la pragmática Dorcas) aterrados en la escalera incapaces de abrir. Al final resulta ser Miss Pearl, pero el miedo colectivo es una confirmación que aun los modernos e instruidos de Candleford creen en lo sobrenatural.

El tema metafísico continuaría esa temporada en el penúltimo episodio y esta vez  Dorcas, quien ya aprendió que en el mundo hay cosas que trascienden a  lo material,  será la receptora. Nuevamente lo fantástico irrumpe en un momento en que la realidad se hace pesada para muchos: Laura es testigo de algo que no quiso ver, Miss Ellison elige un padrino de bodas que a su novio no le gusta, Emma cree estar embarazada y James Dowland descubre que tiene un hijo. Preocupada por un mal consejo que le ha dado a Laura y por la insistencia de James de no ocuparse de su hijo, Dorcas sufre una pesadilla en la que oye un llanto infantil que la persigue aun despierta. Cuando sus esfuerzos por descubrir el origen del llanto fracasan, Dorcas recurre a Queenie.

Julia Sawhala es Dorcas (exoticandirrational.blogspot.com)

En las hojas del te de Miss Lane, Queenie intenta desentrañar el misterio. Primero ve muchos niños llorando, luego el anuncio de un niño a la región y finalmente la sombra de un infante que desaparece antes de tener nombre. Este último se refiere al embarazo de Emma que no pasa de una falsa alarma. Dorcas pide informes sobre el colegio donde estudia el hijo de James y descubre que se trata de un instituto de esos dickensianos, más reformatorio que escuela.  Al enterarse, James decide ir a buscar al pequeño Sídney. El será el “niño que viene” de la visión de Queenie.

Entre los muchos aportes de DLRAC, estos  esporádicos  toques fantásticos ofrecieron destellos de antiguas creencias del campesinado inglés y demostraron como unas prosaicas aldeas podían convertirse en reinos de fabula.