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domingo, 16 de septiembre de 2012

La Era de Oro de las Brujas en la Ficción Fantástica (III Parte)





(Por motivos religiosos este blog se va a tomar unos días de vacaciones, así que preferí publicar hoy antes que esperar al jueves. Pueden dejar sus comentarios, solo ténganme paciencia en que los responda ya más entrada la semana.)

En 1997, finalmente J.K Rowling consigue representación para su longeva novela-debut Harry Potter y la Piedra Filosofal. La publicación de este libro marcará un antes y un después en la literatura juvenil y en la representación de magia y sus practicantes en el género fantástico. Pero la saga de  Harry Potter no surge de la nada. El género fantástico de los 90’s se caracteriza por  la inclusión de brujas buenas, sexis y poderosas que parecen haber llegado para quedarse.
(harrypotter.es.net)


Como lo saben todos los seguidores de la serie, Harry Potter nació en la imaginación de su autora en el transcurso de un viaje de tren en 1991. Cinco años le tomaría a Rowling gestar el universo mágico donde habita su niño mago. A pesar de su inmensa originalidad, la obra tiene predecesores en varias series de libros infantiles como las de Chrestomancy de Diana Wynn Jones y The Worst Witch (La Peor Bruja) de Jill Murphy, las cuales describen a jóvenes hechiceros estudiando en academias mágicas. Aun así, ninguna de esas obras tuvo el impacto de Harry Potter como tampoco lo han tenido los miles de clones que emergerían  tras la aparición del bestseller.

Vamos a dejar un momento a Harry Potter y a sus brujos y brujas que merecen una entrada aparte, para ver  el contexto en que nacieron, lo que podría conocerse como “La Era de Oro de las Brujas de Ficción”. Ya durante los años en que Rowling inventaba las primeras aventuras del “Niño que Vivió”, varias novelas adultas trataban el tema de la brujería. En 1995, Gregory Maguire escribió Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West, que en castellano se conocerá como Memorias de una Bruja Mala. Maguire, famoso por sus nuevas versiones de cuentos de hadas, narra las tragedias que llevan a la compasiva Elphaba a convertirse en La Bruja Mala del Oeste en El Mago de Oz. Con gran dosis de violencia, lenguaje grosero y fuerte contenido sexual, Wicked definitivamente era para adultos que la apreciaron hasta el punto de convertirla en uno de los libros mas vendidos del año.

(fantasytienda.com)


Otro bestseller del ’95 fue  Practical Magic  (Hechizo de Amor o Prácticamente Magia, como se la llamó en España) de Alice Hoffman. Tras la muerte de sus padres en un incendio, Sally y Gillian Owens van a vivir con sus excéntricas tías en un pueblo de Massachusetts. En la escuela, Sally y Gillian son blancos de las burlas y ofensas de sus compañeros debido a que pertenecen a una familia de brujas. Las tías de las niñas se especializan en filtros amorosos muy solicitados por los habitantes del pueblo. 

(bookhurricane.com)


Después de años de ver y oír los sufrimientos de la clientas de sus tías, Gillian y Sally concluyen en que el amor no es para las Owen y hacen un hechizo para no enamorarse jamás y así serle fiel a un “hombre ideal” que no existe. Poco después, Gillian huye de casa y desaparece de sus vidas. Sally permanece con las tías, eventualmente se casa y tiene dos hijas, pero sus parientas brujas le advierten que su marido morirá joven. Cuando esto ocurre, Sally cae en una depresión de la cual emerge al descubrir que en la escuela sus hijas están siendo expuestas al mismo bullying que ella conoció en su infancia.



Sally se lleva a sus hijas a Nueva York   e intenta darles una vida normal. Un día, cuando las niñas ya son adolescentes, Gillian retorna a la vida de Sally trayendo el cadáver de Jimmy, su última pareja, en la cajuela del automóvil. Jimmy, un golpeador, murió por una sobredosis de belladona que le administró Gillian para evitar sus abusos. Las hermanas entierran a Jimmy en el patio de Sally, pero pronto comienzan a ocurrir sucesos extraños. La comida se pudre inexplicablemente, aparecen animales muertos en la casa y unas plantas que crecen en la tumba de Jimmy perturban a los transeúntes. Kylie, la menor de las hijas de Sally, que ha heredado los poderes de las Owen, le cuenta a sus parientas que se trata del espíritu intranquilo de Jimmy. Para proteger a su familia, Sally tendrá que regresar a la casa de las brujas a solicitar la ayuda de sus tías.

piratasdelcine.net)

En plena fiebre esotérica de la Nueva Era, el cine y la televisión se unen a ese fenómeno con brujas positivas. En 1996, los asiduos al cine y al género de terror podían gozar de “The Craft” (“Jóvenes y Brujas) una exploración del poder de la magia por parte de cuatro singulares colegialas. Sarah (Robín Tunney) es una chica desadaptada y con manías suicidas marcada por la muerte de su madreen el parto. Su padre y su madrastra se trasladan a Los Ángeles  y enrolan a Sarah en una escuela católica mixta esperando que pueda iniciar una nueva vida. Pero tras un desastroso incidente romántico, Sarah inicia amistad con un trió de rebeldes con muy mala reputación. Ellas son la tímida y acomplejada Bonnie (Neve Campbell), rechazada por tener el cuerpo cubierto de quemaduras; la mulata Rochelle, blanco de los ataques racistas de compañeras rubias y populares, y la pobretona Nancy (Fairuza Balk), una amagada llena de rencores.


El trió le cuenta a Sarah que para entretenerse estudian ocultismo y la invitan a ser parte de su aquelarre. Ahí descubren que Sarah es una “bruja natural” con poderes propios.  Juntas se van a una excursión en la cual tras practicar ríos paganos, invocan a un espíritu para que las ayude a cumplir sus deseos. El conjuro del aquelarre pronto dará frutos. Rochelle puede vengarse dejando calvas a sus verdugos, milagrosamente el cuerpo de Bonnie se ve libre de sus cicatrices, pero eso la hace convertirse en una frívola narcisista. Nancy provoca la muerte de su padrastro, a raíz de la cual ella y su madre heredan un seguro que las hace millonarias. Sarah logra dominar a Chris, el chico que la depreció en el pasado, y que se convierte en su perro faldero.


Sin embargo, Sarah pronto se da cuenta que sus amigas no pueden controlar  poderes que afectan negativamente sus personalidades. Cuando Nancy mata a Chris, Sarah hace un hechizo para detenerla, pero lo único que consigue es que el aquelarre se vuelva en contra suya. Las brujas se presentan en casa de Sarah para torturarla hasta llevarla al suicidio, pero ella recurre a todo su poder y vence a Nancy. Al final, Nancy termina en el manicomio y sus escarmentadas amigas pierden sus poderes. Solo Sarah los conserva.



Algunos críticos han visto el filme como una advertencia en contra de la magia.  Por el contrario,  la advertencia es en contra de amateurs y neuróticos en cuyas manos cualquier don se vuelve peligroso. El hecho de que su poder de bruja salve la vida de Sarah y la capacidad de no perderlo demuestra que ha superado su periodo de iniciación. Otra señal positiva hacia la brujería es la inclusión de Lirio (Assumpta Serna), la hechicera latina dueña de una librería esotérica que provee de material de lectura a las jóvenes brujas. Lirio advierte a Nancy que no debe jugar con la magia y más tarde la vemos guiar y proteger a Sarah. 
Sarah y Lirio (cineplex.com)


El filme se muestra respetuoso por “El Oficio” y usa verdaderos ritos paganos. Fairuza Balk que era Wicana ayudó a asesorar a los guionistas. Hay algunas leyendas sobre estos ritos que cuando se practicaban en el plato se apagaban las velas, corrían vientos helados y ocurrían otros episodios extraños que aumentaron el aura sobrenatural del filme.



A pesar de que estaba hecha para ser mero entretenimiento veraniego, Jóvenes y Brujas se convirtió en un éxito de taquilla y un filme de culto. Tan influyente fue que  Silver Ravenwolf usó para cubierta de Teen Witch, su manual de hechicería para adolescentes, una ilustración que guardaba similitudes con el poster del film.  Y en castellano, Teen Witch se llama Jóvenes y Brujas.
(buscalibre.com)

Menos oscura, pero igualmente enérgica, fue la brujita televisiva interpretada por Melissa Joan Hart en “Sabrina, La Bruja Adolescente”. Originalmente, Sabrina fue un filme para televisión que debutó en el Canal Showtime en 1996. La historia era similar al comic. A sus 16 años, Sabrina descubre que es una bruja con poderes, lo que no impide que cometa errores típicos de adolescente como enamorarse del más guapo de la escuela, sin reparar en que el verdadero amor está más cerca de lo que cree. Tanto éxito tuvo la película, que seis meses más tarde, Melissa repetiría el rol, pero ahora en una serie que iba a durar siete temporadas.



Sabrina Spellman vive con sus Tías Zelda e Hilda, y Salem un parlanchín gato que en realidad es un brujo castigado a vivir eternamente en cuerpo de felino. Sabrina era una bruja un poco atolondrada cuyos hechizos muchas veces terminaban en catástrofes. Los productores querían convertirla en una versión juvenil de Samantha Stevens así que el énfasis era en la edad de Sabrina más que en su brujería. A pesar de ser capaz de convertir humanos en animales y frutas, Sabrina es una típica jovencita, amiga de los trapos, fan de Britney Spears y bastante romántica. Una especie de Cher de “Clueless”, pero con poderes mágicos.

(poprosa.com)


Dos años más tarde, apareció en el cine la esperada adaptación de Practical Magic. A pesar de las excelentes actuaciones de Sandra Bullock y de Nicole Kidman como las Hermanas Owen, muchos amantes de la novela quedaron decepcionados. Se quejaban de los cambios en un  guión que habían recortado todo el episodio de a infancia de las Owen, los quehaceres de las tías brujas e incluso los  de las hijas de Sally a las que les rebajaron la edad por lo que sus vidas fílmicas carecieron de interés.
(blog.songofthegoddess.com)


Sin embargo, en el aspecto mágico y en el retrato de las brujas la película tuvo sus aciertos. Son Sally y su hermana las culpables de la muerte de Jimmy Angelov (Goran Visnic). Arrepentidas, lo resucitan usando un antiguo hechizo que las tías se había rehusado  invocar para resucitar al marido de  Sally. Ahora entienden por qué, Jimmy vuelve como un zombi que las ataca y que Sally debe matar a sartenazos. Tras enterrarlo en el jardín, su espíritu las persigue y finalmente posee a Gillian. Es ahí que Sally se ve obligada a solicitar la ayuda de las tías y también la de las mujeres de su comunidad para formar un aquelarre que consiga exorcizar el espíritu maligno y salvar la vida de Gillian.

Hay otro detalle que no está en el libro, Harry (Aidn Quinn), el detective encargado de investigar la desaparición de Jimmy es el Hombre Ideal al que una vez Sally conjuró. La película está llena de mensajes positivos sobre magia y brujas. A diferencia de antiguas historias que hacían que la bruja renunciase y repudiase sus poderes, aquí Sally debe abrazar la tradición familiar como único medio de proteger a su hermana. Si el libro hace hincapié en el desprecio de la comunidad hacia las brujas, la película deja un mensaje de tolerancia al mostrar la unión de las Owen con sus vecinas en su esfuerzo por rescatar a Gillian. Y aunque Practical Magic indica que no se debe jugar con algunos sortilegios, también demuestra que el verdadero amor es más fuerte que cualquier hechizo.



A pesar de las críticas, Practical Magic fue un éxito de taquilla. Éxito que combinado con la sintonía de Sabrina, y la aparición en el mercado norteamericano de Harry Potter, llevaron a los productores de televisión a pensar que el público americano estaba preparado para una serial “seria” sobre brujas. Se llamó “Charmed” (“Hechiceras” y en España “Embrujadas”).

(charmed.wikia.com)


Aprovechando el alto rating de la versión televisiva de “Buffy”, la Warner decidió darse la oportunidad e crear una serie sobrenatural sobre brujas modernas. A su cargo estuvo el legendario productor Aarón Spelling y la guionista Constance  M. Burge. Sin embargo, todavía había dudas de si una serie sobre tres brujas podría interesar al público, sobre todo si carecía del humor de Sabrina y “Bewitched”.  A Burge entonces se le ocurrió combinar ritos paganos, hechicería y seres sobrenaturales con valores domésticos y feministas. Estos estarían encarnados en las Hermanas Halliwell  tres chicas de hoy que deben recurrir a magia del ayer para sobrevivir en el mundo real y el fantástico que tienen la mala costumbre de entroncarse a cada rato.

“Charmed” llegó a tener ocho temporadas, igual que  “Bewitched”, son las series de tema sobrenatural más longevas. Fue una serie “trendy”  con actrices que imponían modas y con las que las televidentes podían identificarse. Para interpretar a Prue, la mayor de las Halliwell, Spelling trajo a su enfant terrible de “Beverly Hills 9201”, el icono de los 90’s Shannen Doherty. Para dar vida a su hermana Piper, se contrató a Holly Marie Combs, y a Phoebe Halliwell le dio vida Alyssa Milano, a la que el mundo había visto crecer en la famosa serie “¿Quién manda a quién?” (“Who is the Boss”).


(articulo.mercadolibre.com.ve)

Las Halliwell tenían algunos rasgos en común con Las Owen de Practical Magic. Tras la muerte de la madre y el abandono del padre, las hermanas son criadas por su abuela paterna. Sin embargo, apenas tienen edad para hacerlo cada una huye del hogar. Phoebe como Gillian se mantiene alejada de sus hermanas. La enfermedad y muerte de la Abuela Penny, y el legado de su casona victoriana en San Francisco, obliga a Las Halliwell a reunirse.

 Prue, a sus 28 años es  la más centrada e instruía de las tres, antes trabajaba en el Museo de Historia Natural de San Francisco y ahora en una agencia de subastas de objetos de arte. Es responsable, conservadora y seria hasta el punto de carecer del sentido del humor. De pequeña tuvo que cuidar de sus hermanas, algo que nunca ha superado,  tal como no se perdona haber provocado un accidente a Phoebe (mucho angst reprimido en esta serie). Piper es la reina de la cocina, una excelente chef pero un desastre en sus relaciones amorosas. Phoebe es la loca irresponsable, la que nunca terminó sus estudios y salta de cama en cama, incluso tuvo amores con el ex prometido de Prue. Las hermanas no están contentas de verse y mueren por decirse “Chao” eternamente, pero la herencia de la abuela las obligará a vivir en la misma casa.


Resulta que Penny era bruja, que las Halliwell descienden de un linaje de brujas y que tienen una misión: perfeccionar su magia para destruir demonios y proteger inocentes. Solo la despreocupada Phoebe le ve el lado entretenido a la misión. Pero poco a poco, las Hermanas comienzan a exhibir aptitudes que les sirven para ayudar al prójimo. Prue descubre que tiene el don de la telequinesis y puede mover objetos, más tarde aprenderá a proyectarse astralmente. Piper congela el tiempo y eso la ayuda neutralizar a sus enemigos, y Phoebe posee la facultad de la clarividencia que más tarde aumenta al adquirir el poder de la empatía.

A pesar de que la serie tiene a las Halliwell destruyendo demonios, neutralizando brujos malos y luchando contra criaturas extrañas, lo más memorable es su combate interior por aceptarse y aceptar que sus hermanas, aunque ejes de su aquelarre, son entidades independientes. Un atractivo de” Charmed” era su mixtura de fantasía sobrenatural con drama familiar. Más que los hechizos de las Halliwell recordamos sus relaciones fraternales, su reencuentro con el fantasma de Patty, su madre, y con su muy vivo padre Victor Halliwell. Inolvidables fueron los disparatados embarazos de Piper, el desdichado matrimonio de Phoebe con el demonio Cole, y la trágica muerte de Prue.



La misión principal de las Halliwell se cifra en dos aspectos: la destrucción de las fuerzas del mal y el avance de su magia a través del estudio y de experimentos (algunos de los cuales terminaban en catástrofes). Las brujas no solo son protectoras sino también estudiantes/aprendices. Toda familia de brujas tiene una especie de ángel guardián, un Guía Blanco. El de las Halliwell se llama Leo y se convertirá en el marido de Piper. Leo tiene poderes para orbitar y para curar. Poderes que no tienen las brujas. Tas la muerte de Prue, las Halliwell descubren que su madre tuvo amores con su Guía Blanco, y que de ellos nació Paige Matthews (Rose McGowan). Como hija de un Guía Blanco, Paige si tiene acceso a dones curativos y de orbitacion. Las Halliwell convencen a su hermana perdida a integrarse a su aquelarre.

(fanpop.com)


A pesar de las muchas capacidades paranormales de las Halliwell, también tuvieron que entrenarse en artes marciales para poder derrotar a sus muchos enemigos. Por un lado hacia más interesante la trama y aumentaba el aura de las hechiceras como heroínas de acción, pero esa fue mi única queja de una serie que me encantaba, el enfatizar las capacidades físicas y destructivas de las brujas más que su desarrollo espiritual e  intuitivo. Aun así, la magia, en todas sus formas, se manifestaba constantemente en la Mansión Halliwell.

De la abuela Penny las “Charmed Ones” habían heredado un gigantesco grimorio, El Libro de las Sombras, que era una enciclopedia de ocultismo, una crónica de todo suceso paranormal en el universo y un recetario de filtros y pociones. Parte del aprendizaje de las hechiceras consistía en inventarse sus propios hechizos. En ese arte descollaba Piper que como cocinera era experta en hierbas. Como complemento al encantamiento, las Halliwell debían acompañarlo con una invocación en rima, que tal como el hechizo debía ser original, ningún hechizo ni ensalmo eran reciclables. Así pudimos conocer diferentes combinaciones de productos naturales y el poder de la voz en la magia.
Phoebe y The Book of Shadows (fanpop.com)


Con “Charmed”, ya parecía que las brujas serían parte eterna de la industria del entretenimiento, pero en 1999 ocurrió un sorpresivo cambio de planes del cual no fueron culpables las Halliwell. (Continuará)

lunes, 3 de septiembre de 2012

¿Son las brujas las parias del género fantástico?: De la Biblia a la Hechizada (I Parte)

(tvcrazy.net)

El reciente auge de la literatura fantástica  ha desagraviado a vampiros, licántropos, fantasmas y otros entes sobrenaturales que antes eran los grandes villanos del género del horror. Solo las brujas siguen siendo estigmatizadas o excluidas. Se puede refutar lo que digo presentando como ejemplo  los siete volúmenes de la saga de Harry Potter. Pero aunque la obra de J.K.Rowlings ha aportado glamur a la imagen popular de los  hechiceros y la magia blanca, es también, de todos los fenómenos literarios fantásticos recientes, el que ha recibido más ataques. Además, no ha surgido otro éxito literario que siga la corriente de Harry Potter, y en muchas obras de fantasía las brujas siguen apareciendo como seres malignos.

“A la hechicera no dejarás vivir”
Si buscamos una razón histórica para la “brujafobia” todos los caminos conducen a la Biblia y a esa orden del Éxodo que dice “A la hechicera no dejarás vivir”. Aunque en los últimos cien años se ha buscado demostrar que se trata de un error de traducción, en Samuel, Daniel  y Levítico hay otras citas que específicamente condenan todas las formas de magia conocidas: astrología, espiritismo, necromancia, hechizos que usen hierbas y hasta la interpretación de sueños. (¡Ayy, Dr. Freud!)

Saúl y la Bruja de Endor (Wikipedia)


Desde San Pablo en adelante, el cristianismo adopta la postura hebrea de ver la práctica de magia como pecado. A partir de la aparición de La Inquisición en el Siglo XIII, los practicantes de artes mágicas son materia de hoguera. La Reforma Luterana adopta esa misma costumbre de lanzar al fuego a todo hechicero e incluso importa la caza de brujas al Nuevo Mundo.

Vale decir que la tradición judeo-cristiana no está en contra de la magia per se, sino del modo en que se la practica (magia negra, satanismo etc.) y, lamentablemente, en contra del sexo de quien la practica. Las grandes victimas de las cacerías de brujas fueron hembras. Como indicación de la misoginia detrás del fenómeno “anti-brujil”, siempre se le busca una excusa cuando  el ocultismo está en manos varoniles.
El Aquelarre de Goya (Wikipedia)


La Iglesia Católica reconoce los actos sobrenaturales de apóstoles y santos como “milagros”, obras ejecutadas por intervención divina, no satánica como ocurre con las brujas. En el Talmud se especifica que la magia como “ilusión” (así como un truco de prestidigitación) no es pecado, como no lo es cuando hay intervención divina, lo que explica que algunos rabinos talmúdicos y de la Diáspora (como el famoso Rabino Loew de Praga, creador del Golem) fueran más duchos en conjuros  y encantamientos que Albus Dumbledore. El Talmud no se muestra tan tolerante con las mujeres y  vincula la brujería con el sexo femenino. Se dice que la “mejor mujer está llena de hechicería”, se habla negativamente de las hijas del Rabino Nachman “que revolvían la olla con las mano” (léase eran tan inmunes al fuego como Daenerys de la Tormenta)  y se le prohíbe a las hembras estudiar cábala, por lo que todos los textos místicos o “mágicos” judíos han sido escritos por hombres.

Este doble estándar se encontrará también en el mundo secular y occidental. A Juana de Arco se la condena y quema por brujería y solo en 1920 la Iglesia la eleva al santoral. Entre los muchos crímenes por los que Ana Bolena es decapitada, está la acusación de hechicería y el hecho de poseer un tercer pezón que  indica que la Reina de Inglaterra tiene relaciones con El Diablo. En cambio, Roger Bacon, Nostradamus, Paracelso y el Dr. John Dee,  que practicaban artes que en una fémina serian vistas como brujería, eran considerados “hombres de ciencias”. Algo así como la dicotomía que encontramos en la leyenda artúrica que nos muestra al Mago Merlín como un taumaturgo intelectual, protector y benéfico vs una Morgan La Fey, manipuladora, egoísta y sombría que usa la magia solo para satisfacer sus caprichos.

Morgan La Fey (Wikipedia)


Pero esa imagen de la bruja como mujer maléfica nace antes de la imposición de valores judeo-cristianos a Occidente. Basta ver la mitología griega para encontrarnos con dos poderosas y perversas magas. Circe es una sensual brujita que convierte a los hombres en cerdos, y Medea es una cruel hechicera que por satisfacer sus deseos mata a su padre, a su hermano, a su rival y hasta a sus propios hijos. De ahí surge la imagen literaria de la bruja sexi, pero oportunista y malévola.

Circe por JW Waterhouse (Wikipedia)


Bruja=fea y vieja
La otra imagen es la de la vieja fea y perversa que todos conocemos por los cuentos de hadas: la bruja envenenadora de Blanca Nieves, la bruja caníbal de Hansel y Gretel y la temible Baba Yaga del folklore ruso. Esa será la imagen icónica de la bruja literaria hasta los tiempos modernos.  En El Maravilloso Mago de Oz (1900) L. Frank  Baum intenta presentar un par de brujas “buenas”, pero la más recordada es La Bruja Mala del Oeste con sus ejércitos de monos y cuervos, su sombrero puntiagudo y (en  la versión fílmica) su piel verdosa.
(gonemovies.com)


En Hollywood no solo “El Mago de Oz” (1939) perpetúa ese perfil tenebroso de las brujas. Los filmes de Walt Disney están plagados de hechiceras siniestras desde “Blancas Nieves” (1937) hasta “Tangled” (2010) e inclusive, las hace más malas que en el cuento como ocurre con La Bruja del Mar en “La Sirenita” (1989). Más allá de dibujos animados, cuando Hollywood quiere crear una bruja buena tiene que situarla en un contexto cómico y hacerla que repudie el mundo mágico del que proviene. Eso ocurre con Jennifer (Veronica Lake) en “Me Casé con una Bruja” (1942) y con Gillian (Kim Novak) en “Bell, Book and Candle” (1958).
Veronica Lake en  "Me Casé con una Bruja"(beautybombshells.com)

Kim Novak en "Bell, Book and Candle" (moviediva.com)


La ficción de los 60’s seguiría haciendo hincapié en ese retrato de hechiceras adoradoras del Diablo. En la serie televisiva “Sombras Tenebrosas”, la seductora Angélica es culpable con sus hechizos vudú de que Barnabas se convierta en vampiro. En su novela de horror El Bebé de Rosemary, Ira Levin describe como un culto satánico en pleno Manhattan obliga a una joven a parirle un hijo a Lucifer. La versión fílmica dirigida por Roman Polansky (en su debut en Hollywood) fue casi tan exitosa como el libro, cuya aparición en el mercado había coincidido con el advenimiento de la Iglesia de Satan de Anton Le Vey, la primera organización publica de satanistas en el mundo.



“El Bebé de Rosemary” (“Semilla del Diablo” en castellano) ofrece esta visión de brujos devotos de la magia negra que celebran sus aquelarres e invocan a Satanás en un lujoso edifico enfrente de Central Park. A la cofradía pertenecen dentistas, abogados y hasta un ginecólogo judío, pero la más recordada es la vulgar y nefasta bruja MInnie Castavets (Ruth Gordon que ganaría un Oscar por su interpretación), la principal artífice del diabólico embarazo de su vecina, la ingenua Rosemary (Mia Farrow).

Curiosamente, seria en los 60’s tan anti-brujiles que nacerían dos personajes que  “limpiarían” la imagen de la hechicera. La primera fue la tira cómica “Sabrina, the Teenage Witch” (Sabrina, la Bruja Adolescente) la historia de una colegiala que lleva una vida semi  normal, puesto que su padre es brujo y ha heredado algunos dones mágicos. A diferencia de otras brujas, Sabrina es buena y usa sus poderes para ayudar al prójimo. El comic que salió a la venta en 1962 fue tan popular que generó novelas graficas y, en 1970, una breve serie de dibujos animados (sobre la exitosa serie de los 90’s hablaremos más adelante).
(Wikipedia)


Samantha Stevens campeona de los derechos”brujiles”
La segunda y mayor contribución a favor de las brujas fue una serie de televisión que salió al aire el 17 de septiembre de  1964 (aquí está el link para el episodiocompleto en YT y con subtitulos). La ABC había estado planeando hacer una comedia que siguiese los pasos de la exitosa “I Love Lucy” y que también retratara un matrimonio “multicultural”. Lo que deseaban era una pareja mixta, pero la televisión americana todavía no estaba lista para tener protagonistas de color. Amparados en el éxito de series cómicas con temas sobrenaturales como “The Munsters” o “Los Locos Addams”, el productor  William Asher y  el guionista Sol Saks crean “Bewitched” (Hechizada) la historia de una bruja centenaria, casada con un mortal, y que lleva una vida normal en Connecticut. Para interpretarla, Asher eligió a su propia esposa Elizabeth Montgomery (hija del galán de los 40’s Robert Montgomery).

(palzoo.net)


La serie es un compendio de referencias tomadas de otras brujas de la ficción. Como en “La Familia Addams”, Samantha está rodeada de parientes estrambóticos; como en Sabrina, las brujas alternan entre el mundo real y una dimensión mágica y son gobernadas por un consejo de hechiceros; y como en “Bell Book and Candle”, por amor a un publicista de Madison Avenue una bruja renuncia a sus poderes. Pero ahí yace la gran diferencia, aunque Samantha le jura a Darrin Stevens en su noche de bodas que no volverá a practicar magia, ya en el mismo episodio usa sus poderes para castigar a la antigua novia de su marido.  Pronto Samantha tiene que aceptar que la brujería es parte de ella y Darrin, a regañadientes, tiene que aceptar que su mujer no es como las demás.



Al no desprenderse de sus facultades sobrenaturales, Samantha demuestra su poder femenino, lo que la vuelve un icono feminista a la vez que demuestra el derecho de las brujas a existir y ejercer su magia (siempre que sea blanca). Samantha se convierte en protectora de su familia y de su comunidad gracias a sus artes “brujiles” que comprenden mucho más  que el característico meneo de nariz. Samantha puede transformar a la gente en animales, plantas y objetos, teletransportarse en tiempo y espacio y hasta invocar espíritus.



A pesar de que Samantha es la esposa, ama de casa y madre perfecta, no es para nada un ejemplo de mujer sometida a roles patriarcales. La serie gira mayormente alrededor del trabajo publicitario de Darrin, socio de una agencia neoyorquina que parece una parodia de la de “Mad Men”. Larry Tate, su jefe (más ambicioso y manipulador que Roger Sterling) necesita que Samantha apuntale sus campañas atendiendo y convenciendo a los clientes de la empresa. Algo que Samantha hace con más gracia y coquetería que Betty Draper, pero más allá del estereotipo de esposa-trofeo, Sam toma una activo interés en la carrera de su marido, inventa slogans, aporta ideas e incluso busca modelos (siempre seres del otro mundo o en una ocasión una gata siamesa la que la bruja convierte en cover-girl) para los comerciales de la firma.

(hpvf.com)

Con el tiempo, Darrin comienza a confiar plenamente en la intuición e intelecto de su mujer lo que los convierte en un equipo publicitario. Además, la bruja se involucra en la política de su comunidad, en la escuela de sus  hijos, y hasta funge como consejera sentimental de amigos y vecinos. Siempre queda claro que si Sam es una mujer inteligente y capaz que supera la imagen de ama de casa alocada de Lucille Ball o la rubia tonta de “Mi Bella Genio”, es por sus conocimientos mágicos, una sabiduría adquirida en sus muchos siglos de vida y una mundanidad de quien se ha codeado hasta con la realeza.

Samantha estaba muy lejos del estereotipo de la vieja de nariz ganchuda. Aprovechando la belleza de la actriz, los productores resaltaron la elegancia de Sam vistiéndola con un guardarropa moderno, sofisticado pero con toques personales como  su predilección por los tonos pastel y fue una de las primeras heroínas televisivas en usar pantalones. Samantha, era además de hermosa y elegante, un personaje bastante sexi algo que también resaltaba la serie. Los Stevens fueron la primera pareja en compartir una cama de dos plazas en la pantalla chica y a menudo se les veía en ella besándose lo que era bastante atrevido para la época.

(article.wn.com)


Sam tampoco era una ingenua virginal como la mayoría de las protagonistas de entonces. Tenía un pasado en el que habían existido otros hombres que a menudo regresaban para causar la ira del celoso Darrin. En muchas ocasiones, Sam inspiraba pasiones intensas en mortales y seres sobrenaturales, pero no era por deseo propio. Eso también la alejaba de la imagen de bruja que usa su erotismo para dominar a los humanos. Sam sabía defenderse de todo tipo de acoso sexual y, ya en la primera temporada, convertía en perro a un cliente de Darrin que se propasaba con ella.

(fanpop.com)
Poco a poco, Samantha Stevens fue convirtiéndose en un icono feminista, sobre todo en su relación con Darrin ya que no era una esposa dócil. La bruja tenía sus opiniones y eso la llevaba a tener serias discusiones maritales, en más de una ocasión Sam abandonó el hogar o impuso su voluntad sobre la de Darrin. Tal como decidía no abandonar sus poderes mágicos, tampoco podía dejar de ser la mujer que había sido, así que si se le antojaba se teletransportaba a Paris para ir de compras con su madre o aceptaba convertirse en la Reina de las Brujas cuando el Consejo la elegía.

Cómica y fantástica, “Bewitched” también era didáctica. Los productores nunca olvidaron su verdadera intención de retratar un matrimonio multicultural. Los guiones enfatizaban las diferencias culturales entre Sam y Darrin, ejemplarizadas por el rechazo hacia su unión por parte de los parientes de ambos. Darrin y Samantha se convirtieron así en una alegoría de los matrimonios mixtos que ya comenzaban a ser la norma en el crisol de razas estadounidense y su matrimonio propagó un mensaje de tolerancia.



Continuando con el mensaje, “Bewitched” usa a las brujas como ejemplo de diversidad cultural y de paso destruye clichés negativos. Ya en la primera temporada, Samantha se incomoda con una campaña de Darrin que muestra a las brujas como viejas feas. La serie se esmera en exponer la diversidad “brujil” presentando muchas imágenes de hechiceras desde la dulce, pero un poco atolondrada, Tía Clara hasta la traviesa Tabitha, hija mayor de los Stevens. Endora, madre de Samantha, se acerca la imagen de bruja dañina, pero es demasiado mundana y sensata para rebajarse a serlo. Aunque transforme a su yerno (cuyo nombre finge nunca recordar) en alcachofa o en hombre-lobo, nunca lo destruye.



“Hechizada” ha sido una de las comedias televisivas más populares de todos los tiempos. Si se cerró en su octava temporada no fue por bajos ratings sino porque Elizabeth Montgomery estaba cansada de un papel que la encasillaba. Las reposiciones de la serie siguen gozando de éxito.  Se han hecho versiones de ella en países tan distantes como la Argentina y Rusia. Inspiró un filme con Nicole Kidman y hace un año que se habla de la posibilidad de un remake televisivo. Parece entonces inconcebible que  en sus inicios haya enfrentado objeciones.

 Cuando le presentaron el proyecto piloto a Tom Moore, presidente de ABC, éste tuvo algunos reparos temiendo que un show sobre brujas fuese visto por su audiencia más conservadora como “satánico”. Agnes Moorhead, hija de un ministro presbiteriano y cristiana fundamentalista, también tenia sus dudas de aceptar el rol de Endora. Fue Liz Montgomery quien la convenció de que su presencia en el show apaciguaría las reservas de la audiencia, además que Agnes podría vigilar que la serie no presentase nada que ofendiera a los cristianos.

(divadebbi.blogspot.com)


 Los Stevens celebran Navidad, Sam colabora en las actividades de su parroquia, va a la iglesia como dama de honor de una amiga y hasta reza. Más importante aun, Samantha se esmera en vivir de acuerdo a valores judeo-cristianos que inculca sus hijos tales como la caridad y el amor al prójimo.

(classicpedia.com)


Tal vez por eso, nunca hubo una crítica conservadora en contra de “Bewitched” que en su primer año, fue el segundo show más visto en el país. El ataque frontal por parte del fundamentalismo cristiano seria un fenómeno del siglo XXI, y estaría correlacionado con los ataques a Harry Potter por  parte de un fundamentalismo afiebrado. A raíz de la develación de una estatua de Samantha Stevens en Salem en el 2005, se oyeron por primera vez voces en contra de una serie de televisión que por cuarenta años había sido compartida por familias en todo el mundo.

Pero antes de hablar de ese fenómeno anti-brujil, todavía tenemos que hablar de la Edad de Oro de las brujas en la ficción (continuará)