A todos los shiperos del “Jaimienne” (o como lo llamen,) nos
sostiene la esperanza de que en algún momento de la saga, Ser George se apiade
de nosotros, y nos regale romance entre Moza y Matarreyes. ¿Pero qué tipo de romance
será ése? Conociendo a Martin, no será lo que esperamos nosotros, ni lo que
espera Brienne. Para tener una idea, vamos a repasar como describe los asuntos del corazón el autor de Una Canción de Hielo y Fuego.
No tengo que decirles, Mis Reyes, que el amor es un tema sensible
para mí en estos días, y me hace sensible a las manifestaciones románticas en la
ficción, sea pantalla o libro. La de veces que apago la tele con un “¡Puaj! ¡Esos
no se besan tan bien como H. y Yo!”. Aprovechando ese estado alterado de mi
psiquis me fui a la Canción a buscar
historias de amor. ¡Sorpresa! Está lleno de relaciones amorosas: hetero y homosexuales.
Y hablo de amor, no de sexo. Pero cuidado que “amor” y “romance” no son
realmente sinónimos.
Los grandes amores martiniano son patentes en el texto
gracias a la cuidadosa exploración psíquica, por parte del autor, de los
integrantes de la pareja. Así sabemos del inmenso lazo afectivo que existía
entre Ned y Catelyn Stark. El respeto que el Señor de Invernalia tenía por su cónyuge
lo obligó a hacerse responsable de la
trastada de Cat de raptarse al Gnomo.
Por mucho que a veces quise ahorcar a Catelyn, sus capítulos
son los más pasionales y tiernos de la novela, porque ahí Lady Stark da rienda
suelta a sus emociones. Nos describe Martin, a través de Cat, la evolución
de ese lazo amoroso desde la sorpresa de encontrarse comprometida con el que
iba a ser su cuñado hasta la amargura de saberse victima de una traición encarnada
en el pobre Jon Snow.
El amor que Catelyn siente por su marido es el amor de una
mujer que ha dormido muchos años junto al mismo hombre, es el de la socia en un
proyecto en común que abarca todo Winterfell y los hijos que ella y Ned han
procreado. Pero sigue siendo un amor carnal y es tremendamente erótico que, en
vísperas de que Ned parta a Desembarco del Rey, hagan el amor y que ella,
después de cinco hijos, se sienta con ansias de preñarse nuevamente como un recordatorio
de la pasión compartida. Tan grande es se amor que continua aun después de ser
Ned decapitado. El último pensamiento de Catelyn, en el medio de la masacre de
La Boda Roja, es que no le corten el cabello, porque a Ned le gustaba tanto.
Pongo como ejemplo a Los Esposos Stark porque los sigo
viendo como el modelo máximo de amor humano en la saga (por eso son el emblema de mi Reino), pero debajo de
ellos hay finas y trágicas historias sentimentales: Daenerys y su Khal, Rhaegar
y Lyanna, Renly y Loras, etc.). Sin embargo, lo que está totalmente ausente de
la historia es el romance.
Sabemos cómo sienten los personajes, como viven sus
pasiones, pero su manera de expresarlas
es muy poco romántica. George R. R. Martin no es Corín Tellado y su mundo
tampoco es un libro de horas donde se borden escenas gentiles del amor cortes cantado por trovadores medievales. Ser Jaime
Lannister lanzará niños por la ventana por amor a su gemela, pero cuando están
juntos no le toca la vihuela ni le lleva serenatas. Jon Snow traicionará sus
votos para hacer conocer a Ygritte las delicias del sexo oral, pero no se le
ocurre escribirle poemas. Y sin embargo, el mundo de Poniente conoce una variedad “ficticia” de amor cortes.
Hay trovadores en Desembarco del Rey y en El Valle de Arryn. Hay canciones
épicas sobre grandes amantes, y hay niñas ingenuas (Léase Sansa y Brienne) que creen
que el amor es lo que vivieron Jonquil y Florian,
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Florian y Jonquil |
En varias ocasiones se menciona en los libros esta pareja
formada por el caballero-bufón y la
doncella que encuentra bañándose en Maidenspool. Siempre se les retrata como muestra
de un querer apasionado y legendario. Son esas representaciones las que sintetizan
el concepto del cortejo en las mentes de las niñas impresionables.
Así Sansa cree que Joffrey es el epitome del perfecto
caballero novelesco hasta que a golpes el Reyezuelo le quita esa idea.
Consiente de ese concepto distorsionado y quimérico del amor que tiene la hija de Cat, Meñique envía a
Ser Dontos a enamorarla. El borracho bufón es lo suficientemente listo para
utilizar el paradigma de Jonquil y Florian como arma de seducción. Sansa cae
redonda porque la retorica de Dontos es la que ella espera de un hombre
enamorado.
Aun así, tanto lectores y shiperos del San-San (increíble
pero están muy vivos en ese fandom), reconocen que el verdadero Florian del cuento
de Sansa es Sandor Clegane. Por algo cuando el Hound va a exigirle una canción
a la niña es una sobre ese par (a los
que antes menospreció describiéndolos como
“un bobo y su puta"). Por algo Dontos le dice sabiamente a la Niña Stark que si
le quitan todo refinamiento a Florian debajo encontrarán al Perro Clegane.
El problema de Sansa, y el problema de muchas mujeres, es
que tienen esa idea preconcebida del romance que equiparan a un verdadero amor.
Nos gusta que nos digan cosas bonitas, que nos doren la píldora, que nos
traigan regalitos, que estén pendientes de nosotras. Muy bonito, pero en un
mundo duro, un mundo en guerra, un mundo disfuncional a veces el amor se
expresa de otra manera.
Dejando aparte a Sansa, pasemos a Brienne. Ella también cree
que el amor debe ser como en las leyendas y en las canciones. Así fue como cayó
en las trampas de sus compañeros de arma. Cada uno trató de llevarla a la cama
recurriendo a añejas tretas románticas. Si no es por Ser Randyll Tarly,
nuestra Doncella ya no sería tal.
Es clarísimo en el libro (y en la serie ya lo reconoció
Cersei) que Brienne alucina por Jaime Lannister, pero si alguna vez él llega
corresponderle, que no se espere la heredera de Tarth que le traiga bombones y le toque la guitarra bajo
la ventana. Mucho menos que le diga que es bonita, que se muere sin ella, o que
le declare su amor a cada segundo.
Aunque Jaime es generoso, y ya le ha hecho regalos a
Brienne, eso se debe a que es un Lannister y paga deudas y hace regalitos a sus
mujeres (si hasta a Tysha le dieron sus moneditas). Pero para Jaime es más fácil expresar amor enfrentándose
aun oso que con requiebros quijotescos.
Ciertamente como lectores nos impacta el “Sueño con vos”. Es infinitamente superior,
románticamente hablando, a cualquier galantería
que pueda propinarle Ser Jaime a La Doncella de Tarth. Nos conmueve que Jaime
piense que los ojos azules de La Moza son bonitos ¿pero no sería mejor que se
lo dijera a ella?
La mayor expresión de amor “martiniano” es la declaración de
Cersei a Ned Stark confirmando y jactándose de su incesto-adulterio. Cada
palabra importa: “Mi hermano vale más que mil
hombres como tu amigo”, “Cuando Jaime esta dentro de mí, me siento
completa, etc.” ¿Pero se habrá confesado así con su mellizo? Yo creo que el twincest sería diferente si Jaime no se
sintiera manipulado, y realmente se supiera amado por su hermana.
Curiosamente, la única vez en que Cersei prodiga cariño y
palabras tiernas al padre de sus hijos es en El Septo ante el cadáver de
Joffrey. El dolor de madre, el shock de volver a ver al amado, más encima
manco, y la preocupación de que alguien los descubra hace aflorar en La Leona
lo más vehemente de su pasión.
Ese dialogo, es una demostración de Martin como
escritor romántico y contrasta con otra expresión afectiva de Cersei: la carta
que Jaime quema. En ella, La Reina utiliza un recurso literario muy utilizado
por escritores románticos, la repetición, (“Sálvame” “Socórreme” “Te amo, te
amo, te amo. Ven enseguida”.) Sin embargo, no funciona. Tanto nosotros como
Jaime sabemos que Cersei busca manipular. Es sincera, pero lo que siente es
miedo, urgencia y necesidad, no es amor del bueno.
Y ahora vienen las preguntas que la situación eleva. Una
para los lectores/escritores; otra más a nivel personal. ¿Qué es más romántico
en Martin? ¿Las escenas de amor con diálogos incluidos, o lo que pasa por la
mente de los enamorados? Elijan su momento romántico favorito de la saga.
El amor es una emoción tan fácil de malinterpretar y
confundir que es todo un desafío para el escritor expresarlo. Ahora me doy
cuenta que lo más difícil en describir una escena de amor o una escena erótica
está en el dialogo. Por algo, E.L. James no tiene a Christian y Anastasia
involucrados en tertulias preliminares o coitales.
Hablando en serio, las dificultades de escribir diálogos
románticos explican el motivo por el cual Martin evita esos intercambios que pueden
llegar a ser cursis. Mas logrado le quedan los apelativos cariñoso. Yo estoy
enamorada del “Mi Sol y Mis Estrellas” y el “Luna de mi Vida”, y me encanta que Sandor apode a Sansa
“Pajarito”. Pero no me puedo imaginar a Jaime y Brienne intercambiando ternezas
o simplemente hablando de su relación o confesándose lo que sienten el uno por
el otro. ¿Shiperos, como se imaginan va a ser ese romance?
De ahí surge la pregunta del millón. ¿Y cómo lo hacemos
nosotros en la vida real? El amor en la ficción es siempre un reflejo o de recónditas
fantasías del autor o de recuerdos de affaires pasados. . En retrospectiva, (o
en el presente para los que estamos en medio de la marejada de un nuevo
romance) atrevámonos a responder. ¿Somos zalameros? ¿¿Nos gusta echarle flores
a nuestra pareja? Ahí no existe diferencia de sexos. Yo he tenido hombres
cariñosísimos y otros que no saben lo que es “regalonearte” (mimar), como
decimos en Chile.
Yo soy muy vocal en mis afectos. Al pobre hombre lo dejo
chato con “Mi vida”, “Mi tesoro”, Mi Rey”, “Lindo precioso”, pero él también ve
que le aplico las mismas palabritas a mi
perro Nene (¡!). En cuanto a hablar de sentimientos, ya por fin aprendí a palos
que a los hombres no les gusta ni les interesa que una les cuente cómo y cuánto
los quieren, prefieren que se los demostremos con hechos. Y ellos nunca cuentan
lo que sienten por una. Hay que adivinar y leer entre líneas.
A lo mejor si La Moza supiera hacer eso, se daría cuenta que
a Jaime lo excitó sexualmente en La Tina de Harrenhaal, que él cree que tiene ojos lindos, y que
cuando en su última escena en Danza con Dragones El Matarreyes le dice
“Mi Señora” no es como titulo de cortesía sino que inconscientemente la considera "suya".