(Foto de Wikipedia) |
Esta semana tuve la oportunidad de volver a ver “Picnic at
Hanging Rock”, del director australiano Peter Weir. Aunque hayan pasado treinta
años desde que lo viera originalmente, el filme permanece intemporal en su fascinante
misterio. “Picnic at Hanging Rock” es una película sobre muchas cosas, pero en
lo que me enfocaré ahora será sobre su
tema fantástico y sobrenatural que es parte de su culto e incluso de la leyenda
urbana que rodea a la extraña desaparición de un grupo de estudiantes.
Aunque el cinéfilo asocia su nombre con clásicos como “The
Truman Show” “Dead Poets Society” y “Galípoli”, Peter Weir fue un iniciador de la llamada “Nueva Ola de
Cine Australiano” con filmes como “The Last Wave y “Picnic at Hanging Rock” basada
en la novela homónima de Joan Lindsay. En “Picnic” Weir demostró su maestría
tanto en la creación de una atmosfera
visual (Picnic ganó un BAFTA por Mejor Fotografía) como del desarrollo
de un tema de naturaleza versus
civilización en la cual los representantes de la ultima son incapaces de
entender lo natural (y por extensión lo sobrenatural) a menos que rechacen
conceptos que los restringen.
Lady Joan Lindsay escribió y publicó su primera novela en
1967, cuando ya tenia 70 años y una reputación establecida como autora de tres
libros, un cumulo de artículos y una obra de teatro. Su intención al escribir Picnic at Hanging Rock era retratar el mundo
de su infancia cuando los australianos intentaban vivir como ingleses en una
isla -continente cuya naturaleza les recordaba a cada paso que debían forjar su
propia identidad nacional. Lejos estaba Lindsay de imaginar que su novela provocaría
un culto y haría nacer un mito urbano.
Hanging Rock (foto de Wikipedia) |
La trama se centra en el día de San Valentín de 1900. Un
grupo de alumnas de un prestigioso internado de señoritas en la zona rural de
Victoria emprende un viaje al pie de la misteriosa Roca Colgante (Hanging Rock).
Al final de la jornada, tres alumnas y una
maestra han desaparecido en circunstancias inexplicables. Lo fascinante de la novela es que el misterio
nunca se aclara. En una decisión conjunta, la autora y su editor decidieron
cortar el ultimo capitulo dejando un
final abierto para que el lector conjeture a su gusto.
Cuando las niñas y sus maestras parten para el picnic van acompañadas
de muchas recomendaciones sobre lo peligroso del sitio. Aunque los peligros
están circunscritos a la abundancia de serpientes y la posibilidad de derrumbes
de rocas, hay algo más que nunca llega a decirse. Hanging Rock, un promontorio
de roca volcánica salpicado de laberintos, cavernas y escaleras construidos por la naturaleza,
era un sitio sagrado para los aborígenes locales.
Poco después que el grupo se detiene en un bosque ocurre el
primer suceso insólito. Los relojes se paran. Es entonces cuando tres niñas solicitan
permiso para escalar la roca. Miss
McGraw, la maestra de matemáticas les da el permiso con la condición de que no
se demoren demasiado, sin reparar en que el tiempo carece de importancia en el lugar.
El trío de montañistas está compuesto por la introvertida e intuitiva Marion, la coqueta y audaz Irma y
la noble y bella Miranda. A ellas se les agrega la gordita Edith. A medida que trepan
la Roca, las niñas van sufriendo un cambio de personalidad. Se vuelven más silenciosas
y remotas, comienzan a quitarse medias y zapatos. Solo Edith sigue impertérrita
quejándose que le duelen los pies y suplicando que regresen.
(foto sacada del blog de Miss Kalashnikov) |
Al ver que sus alumnas no vuelven, Miss McGraw parte en su búsqueda, pero también desaparece.
La preocupación del grupo aumenta cuando llega Edith agotada, histérica gritando que sus
compañeras están perdidas. Las autoridades organizan una búsqueda, la población
de la zona está preocupada. Edith ha dado algunos misteriosos detalles. Se
quedó dormida, al despertar descubrió
que sus compañeras habían desaparecido. Al comenzar el descenso Edith vio una
enorme nube rosa cubriendo el cielo. En ese momento se cruzó con Miss McGraw
que no se detuvo a atenderla y que iba semi desnuda.
Temiendo que las mujeres hayan sido victimas de un ataque
sexual, la población cae en un estado de miedo y psicosis. Tras un par de
semanas, la policía cierra la investigación sin haber podio esclarecer los
hechos. Es entonces cuando aparece Irma.
Aunque un examen medico que determina que sigue “intacta” acaba con los rumores
de un posible violador, el regreso de Irma crea nuevas incógnitas. A pesar de estar completamente vestida, no lleva corsé. Aunque sufrió de un golpe en el cráneo
que explica su total amnesia y tiene magulladuras en las manos, su cuerpo no
presenta lesiones. Para colmo, y eso que esta descalza, sus pies están limpios y
sin heridas.
El filme de Weir fue muy fiel al libro y mantuvo esa aura de
que se trata de un suceso “real”. En el libro, como recurso dramático, la
autora había incluido clips de periódicos y reportes policiales lo que llevó a muchos a creer que realmente hubo un “picnic
en Hanging Rock”. El mito urbano sobre lo acaecido en ese San Valentín llego a
salirse de las costas australianas. Yo he leído libros sobre abducciones
alienígenas que lo mencionan como un hecho histórico.
(Foto sacada de My Reviewer) |
Aparte de si se trata de una ficción o de un suceso verídico,
están las múltiples especulaciones sobre que sucedió con las tres colegialas y
su maestra. En 1980, Yvonne Rousseau publicó Murders at Hanging Rock (Los
asesinatos en Hanging Rock) que recopila todas las teorías fraguadas
alrededor de las desapariciones y que van desde violaciones y asesinatos hasta un
traspaso a otra dimensión donde las personas pueden levitar, lo que explicaría
el estado de los pies de Irma.
En 1987, tres años después de la muerte de la autora, se
publicó en forma separada The Secret of
Hanging Rock, el capitulo faltante que contenía la explicación del
misterio. Tras cruzar un riachuelo, las colegialas entran en otra
dimensión y caen presa del hechizo de la
Roca. Cuanto más suben más pierden contacto con la realidad. La maestra de matemáticas
las alcanza, pero ella también es victima del sortilegio, todas se despojan de
los corsés y los arrojan al vacio, pero las prendas permanecen flotando en el
aire. Tal como el tiempo, la fuerza de gravedad desaparece en el sitio. De pronto
notan un agujero en la roca por donde penetra una serpiente. Miss McGraw sufre
una metamorfosis que le permite seguir al reptil, Miranda y Marion van tras
ella, una piedra cae y cierra la entrada de su escondite dejando a Irma golpeando
frenética en la roca.
Yo leí la novela, pero no he leído este capitulo final, por lo
que no sé como Lindsay explicó los otras misterios (los pies limpios de Irma y el golpe en su cabeza), pero el cuento del
portal no me convenció. Tomando en cuenta otras pistas ofrecidas en la novela,
todo indicaba que las chicas subieron a encontrar “algo” o “alguien”. La imagen
de las colegialas en estado de trance escalando La Roca, me recordó a Richard
Dreyfuss y Melinda Dillon subiendo a La Silla del Diablo en “Encuentros cercanos del tercer tipo”. Sin llegar a creer que hayan sido abducidas por
extraterrestres, su subida tuvo un propósito y una líder: Miranda.
(Anne Lambert como Miranda. Foto sacada de Wonders in the Dark) |
Es Miranda quien decide ir a explorar la Roca, es Miranda
quien deja su reloj en casa como sabiendo que el tiempo se vuelve
intrascendente en la Roca. Es Miranda quien antes de partir le dice a Sarah, su
mejor amiga, que pronto se marchará como si presintiera que no regresará del picnic. Y es Miranda quien dice la frase más
importante del libro y película: “Todo principio y final ocurre en el lugar y
momento indicados”.
Miranda es un ser etéreo y no solo por su hermosura
(excelentemente representada por Anna Lambert). La maestra de francés la
compara con un ángel de Botticelli, y
Miranda se comporta como un ángel bienhechor protegiendo a las más desvalidas
de su escuela, Edith y la huérfana Sarah. Su nobleza contrasta con la oscuridad
de la directora, Mrs. Appleyard. Y no es de sorprender que tras la desaparición
de Miranda, todo el internado se venga abajo.
Miranda no es de este
mundo y debe partir de regreso al suyo dejando atrás muchas interrogantes y
obsesiones. Su belleza mística domina al joven Michael quien, junto a su
sirviente Albert, será el último en ver
a las chicas en su subida. Mientras Albert comenta las curvas de Irma, Michael
solo tiene ojos para Miranda a la que compara con un cisne. Días después de la
desaparición, Michael continua ofuscado. Miranda invade sus sueños hasta
obligarlo a emprender la subida a la Roca y encontrar a Irma. Miranda es un hada que hechiza a los hombres con un poder
que va más allá del erotismo.
(Vivean Gray como Miss McGraw. Foto sacada de My Reviewer) |
Por eso suena raro que sea
Miss McGraw, quien guíe a las colegialas hacia el otro mundo. Pero tiene
sentido al recordar quién es la maestra
de matemáticas. Es pragmática, intelectual, confía plenamente en las ciencias,
en lo tangible, su cabeza esta llena de números, fechas y cifras. Es una mujer
que mide la vida por lo que ve y enfoca el tiempo de una manera linear. Cuando
el tiempo cesa de existir al pararse su reloj, se convierte en una persona a la
deriva, vulnerable al hechizo de la Roca, por eso ella va más allá que las
colegialas. Se despoja de faldas y enaguas, símbolos de respetabilidad y es
ella quien busca ansiosa la entrada a un posible reino de fabula.
Marion, la otra alumna perdida, es callada y de lentes, pero
tiene una rica vida interior. Ella es quien observa dese las alturas a la gente
al pie de la roca y las compara con hormigas, preguntándose el propósito de las
personas en ese mundo al que ella está a punto de abandonar. Entonces si
Miranda regresa a su mundo perdido, si Marion busca un propósito en otro
espacio y Miss McGraw intenta encontrar algo que reemplace a su sentido del
orden regido por el tiempo, se entiende la desaparición de las mujeres. ¿Pero
qué pasa con Irma?
(Karen Rbson como Irma. Foto de listal.com) |
Ella no tiene cabida en ese otro espacio. En términos
esotéricos, no ha alcanzado un estado de conciencia más elevado. Se apega al
mundo, es la más terrena, la más cómoda con el estatus quo. Está ligada al
mundo físico representado por una sexualidad incipiente que ya se manifiesta en
su bien formado cuerpo que Albert compara un reloj de arena. Irma es la
encarnación de un mundo que sigue los dictados del reloj.