Creo que soy la única
persona que bailé de alegría al saber que Netflix la cancelaba. Tenía muy buen
rating, excelentes reseñas, fans a morir,
pero para mí era una plasta de serie. Aburrida, ininteligible y muy pretenciosa.
A un día de estrenar en Netflix y ya tenía 36 criticas en IMDB. A los que les
gustó es porque era como Dark. Los que no la apreciaron fue “porque no
era como Dark”.
No es Dark
Como yo soy esa
avis raris que odié Dark, vi el primer episodio de 1899 desligándola
totalmente de uno de los pocos bodrios televisivos alemanes que he conocido. Me
encontré inicialmente con una versión menor de Titanic combinada con una
versión menor de Lost.
Al final del
primer episodio había dos personajes que me caían bien: El Capitán Larsen
(Andreas Tristchmann de Dark y Ku’damm) y Tove. Los otros me caían mal y muchos no me
interesaban. Entiendo que no todos los espectadores llegaron a 1899 con
intención de conocer personajes y que la mayoría querían acción, terror, estar
al borde de la silla.
¿Tenía eso Dark?
En el primer episodio recuerdo que me asustó lo que podía haber en la caverna y
que, a lo largo de la Primera Temporada, me asustaban las personas con ojos
quemados, pero aparte de eso… Ya para la segunda estaba tan harta de estos
personajes crueles, poco solidarios y de ver sus ridículas decisiones y sus patéticas
vidas personales, que rogaba que los
quemaran a todos. No llegué a ese punto con 1899.
Un error ha sido
acercarse a 1899 como si se tratase de una historia de horror con
cuerpos mutilados y presencias amenazante. Ni Netflix la ha vendido así. Es un
poco ciencia ficción, un poco relato de misterio, con su buena dosis de
suspense.
Cuando en el
primer episodio, un grupo liderado por El Capitán aborda el Prometeo, varado en el medio del Atlántico, comprendo el
temor de los tripulantes, pero no lo comparto. Solo me embarga la curiosidad
por saber que encontrarán. Tal vez eso irrite a los televidentes. La proliferación
de misterios (“1899 acaba saturando con sus ambiciosos misterios” es la descripción
de Mikel Zorrilla en Espinof). Sus insatisfactorias
resoluciones pueden explicar la frustración
de quienes vean la serie.
Yo comencé a
sentir esta frustración en el segundo capítulo. El primero me ha gustado mucho
porque presenta personajes misteriosos. Para el segundo ya sabemos qué mal aqueja a cada uno y dejan de serme interesantes. Realmente se
trata de un episodio en el que pasa cero hasta el cliffhanger cuando encuentran
el cadáver de Ada . Pero mejor comienzo por el principio.
No es Titanic
La acción inicia
en octubre de 1899, en el Cerbero, un barco alemán que viaja desde
Southampton hasta Nueva York con un número de pasajeros a los que se les ha
prometido un viaje relámpago de solo una semana de duración. Sin embargo, ya
desde el comienzo sabemos que hay problemas con el viaje.
El Capitán Larsen
nota que llevan solo la mitad del cargamento humano y especias que el barco puede soportar. Por lo tanto,
no es un viaje lucrativo. ¿Por qué la empresa se ha arriesgado? Pues hace unos meses otro de sus
trasatlánticos, el Prometeo, desapareció misteriosamente con toda su
tripulación y pasajeros a bordo. Conjeturo entonces que estando la naviera
un poco estigmatizada quiera atraer pasajeros, aunque no alcancen a
llenar la nave.
Una de las
sorpresas de esta serie (no para mí, acostumbrada a Das Boot, que utiliza el mismo recurso) es la
diversidad del elenco/personajes que habla cada uno en su idioma. La
tripulación de oficiales es alemana, los que trabajan bajo cubierta son
ingleses, aunque Olek, un personaje semi importante, es polaco.
La clase humilde está
compuesta de un grupo de inmigrantes daneses, gente muy religiosa que incluye a
la embarazada Tove y sus hermanos Kerster y la pequeña Ada. En la clase de lujo
viaja una pareja francesa de recién casados, Lucien y Clemence que no se han
casado por amor. El la ignora en la conversación y en la cama.
Un toque exótico en
el comedor lo pone una geisha— de kimono y todo— que viaja con su
criada. Para el segundo episodio sabemos que anda disfrazada de Madame Butterfly,
pero en realidad es china. La criada es su madre y ambas obedecen a la
entrometida Mrs. Taylor que al parecer regenta un burdel en América cuyos
clientes prefieren japonesas a chinitas. En el segundo capítulo, Mrs. Taylor
intenta ya vender los servicios de Yin Ling al interesado, pero impotente, Lucien.
En Primera Clase también
viajan dos hermanos españoles: Ángel (Miguel
Bernandeu de Elite) y el sacerdote Ramiro (José Pimenteu). Antes de
que nos lo revelaran en el segundo capítulo, yo me había dado cuenta de que no
eran hermanos, de la naturaleza de su relación, y de que Ramiro no era sacerdote.
La Primera Clase
abarca al Dr. Wilbur, un médico pedante y egoísta . Por suerte para la salud de
los de abordo, en el comedor también
cena la enigmática Dra. Maura Franklyn (Emily Beecham). Aunque las inglesas
podían estudiar medicina en ese entonces, no se les dejaría practicar lo
aprendido sino hasta el siglo XX, pero cuando se necesita de atención médica, Maura es quien acude en ayuda de enfermos y heridos.
Eso ocurre cuando
Kerster lloroso irrumpe en el comedor y suplica en un idioma que nadie entiende
que ayuden a su hermana. El Dr. Wilbur sigue comiendo sin preocuparse, solo Maura
acompaña a Kerster a Tercera Clase. Allí conoce a la pequeña Ada, su hermana
Tove, y a sus padres que no quieren que la doctora atienda a su hija que se retuerce
de dolor. Maura descubre que el bebé está en mala posición y lo acomoda. Cuando regresa a cubierta, la doctora se
tropieza con el Capitán Larsen, individuo melancólico que vive sorbiendo de una
botella de brandy que tiene en el bolsillo. Él le recuerda a Maura que no está
permitida la mezcla de viajeros durante el viaje.
A estas alturas ,
tenemos claro que Maura no se llama así y que es el personaje más importante de
este cuento. Quizás porque sea la que más posee información sobre la
desaparición del Prometeo, un tema de conversación constante entre los
pasajeros y navegantes. Sabemos que quien provocó la desaparición del navío fue
el padre de Maura , que su hermano Kieran lo descubrió y también desapareció.
El padre de Maura al que solo vemos al comienzo, en penumbras, pero que es interpretado por Anton “Qyburn”
Lesser, la hace encerrar en un manicomio
para silenciarla.
Asumimos que
Maura ha huido después de recibir una misteriosa carta de Kieran en la que le
comunica que está en Nueva York, le ruega que se reúna con él, pero que no confié
en nadie. En el dorso del sobre (que contiene un recorte de periódico sobre el Prometeo)
está escrita la frase “lo perdido será recuperado”.
Para el segundo
episodio descubrimos que Larsen también recibió un sobre similar con el mismo
recorte y la misma frase. Lo único en que difieren es que el capitán ha
recibido una fotografía de su mujer e hijas. Por cuchicheos de sus oficiales,
nos enteramos de que Larsen no ha superado la tragedia familiar que lo ha
convertido en un alcohólico. Su esposa enloqueció, predio fuego a su casa y en
el incendio perecieron ella y sus hijas.
El momento
culminante del primer episodio es cuando el Cerbero se cruza con el Prometeo,
varado en medio del Atlántico. Reciben un mensaje Morse, pero solo
identificándose. Aun así, y a pesar de la prohibición de la compañía, Larsen insiste en dar la vuelta e ir en ayuda
del barco perdido. Esto enfurece a tripulación y pasajeros.
Maura se ofrece a
acompañar al capitán por si necesitan de un médico. los oficiales
supersticiosos, notando que no hay señales de vida y que las gaviotas se han
alejado, se niegan a secundar a su capitán. Solo el brutal Franz acepta. Un
oficial “ofrece” los servicios del Padre Ramiro, no se sabe exactamente para que. Larsen agrega
a su sequito a un par de marineros que ha encontrado en el espacio donde se
guardan los botes. Uno es el polaco Olek, el otro es Jerome, un afro-francés
que en realidad es un polizón.
Sinceramente no
entiendo porque va tanta gente al Prometeo ya que ninguno hace nada ni
encuentra nada. El barco parece el Maria Celeste, está vacío, no hay señales
de vida, pero tampoco de violencia. Lo único raro es que el aparato de telégrafo
está roto. No se entiende como ni quien les envió un mensaje. Larsen encuentra
el lazo de cabello de su hija Nina, y
Maura sigue a un escarabajo, única forma de vida, hasta una alacena en la que encuentran a un
pequeño encerrado. El niño le pasa a Maura una pirámide negra.
Se lo llevan al barco,
pero el niño parece catatónico. Ni Maura puede sacarle media palabra.
Entretanto se ha colado un nuevo polizón a bordo, se trata de Daniel (Auberin
Bernard de Barskins y de The White Queen) que no se sabe si también viene del Prometeo
o salió del mar.
La compañía naviera
cablea al Cerbero con órdenes de hundir el Prometeo y de seguir
su camino. Al Capitán Larsen se le ocurre la brillante idea de devolverse a Southampton
remolcando al Prometeo para que inicien una investigación sobre lo
ocurrido con el barco. Obvio que esto no alegra ni a la tripulación ni a tripulantes
. Entremedio nos enteramos de las historias personales de varios personajes que
francamente no consiguen atraparme.
Polizones y
Motines
Algo curioso, Franz
reconoce a Jerome con polizón , lo apalea y encierra en una cabina. Nadie
reconoce a Daniel que se pasea por el Cerbero, haciendo de las suyas: se
comunica con el pequeño sobreviviente, usa una tecnología del siglo XX para
manejar las máquinas y provoca la muerte de Ada y otros pasajeros. Su acto
final es hacer desaparecer al Prometeo.
Esto ocurre en
medio de un motín que divide a todos los seres vivos del barco. Lo que comienza
como una venganza por la muerte de Ada, se convierte en una guerra de clases, con
pasajeros inmigrantes y tripulación empeñando las armas en contra del Capitán
Larsen, algunos de sus oficiales y los pasajeros de Primera Clase. Lo
extraordinario es que todo lo que ocurre en cuatro episodios carece de
importancia ante las revelaciones de los últimos cuatro. Descubrimos que nada
es lo que parece, nadie es quien pretende ser. Esto que suena interesante en
papel, solo confunde en pantalla.
Como en Dark,
se sucederán descubrimientos y explicaciones que no son ciertos. Los pocos
personajes que nos simpatizan se volverán malos o bobos. Hasta eso que tanto
admiran los críticos, la Torre de Babel de idiomas diferentes, perderá coherencia.
Habrá momentos en
que gente que no sabe lo que dicen entenderán súbitamente (y sin explicación más
que olvido del libretista) para luego gritar que no saben ese idioma. Eso
ocurre con Angel, el personaje más inútil del cuento, que al comienzo sabia inglés
y un poco de francés y de pronto grita “¿Que dice?” “¿que está diciendo?” cuando hablan en esos
idiomas. . Ohhh ese el dialogo más común de 1899 seguido por frases como
“esto es un sueño”, “esto no es real” “esto no está pasando” y el “no sé” como
respuesta a todas las manifestaciones extrañas.
SPOILER, SPOILER, SPOILER (Leer el siguiente párrafo
solo si se ha visto la serie entera)
El barco es en
realidad una nave espacial; no están en 1899 sino en el presente o un futuro
distópico. Todo es una simulación como si estuvieran montando una obra de
teatro. Todo afecto que tengamos por los personajes, todos shipeo de pareja
pierde sentido al final. Ni siquiera tenemos claro que la última etapa
corresponda a una realidad “real”.
Me dicen que así
es en The Matrix, y me alegro de no conocer la magna opus de Los
Warcharwski. Lo que es yo me siento estafada por 1899.Ni siquiera es tan
original. El cuento de nuestra realidad manipulada por personas externas lo trató
mejor Unamuno en Niebla y la idea de derrotar a la muerte simulando una
realidad me recordó el cuento “La Invención de Morel” de Adolfo Bioy Casares.
Contenido
Violento: Hay palizas, a
un niño lo arrojan por la borda. Hay muertes por doquier, aunque no hay sangre y cientos de psajeros se avientan al mar como si fueran lemmings. ¿Lo más Gory? Pilas de cadáveres en cubierta que Olek y Jerome deben arrojar al
mar.
Contenido
Sexual y Desnudo: Sexo
entre los recién casados. Sexo homosexual de Ángel con dos compañeros
diferentes en los primeros capítulos. No hay desnudos.
Contenido
Feminista: Las mujeres
fuertes como Mrs. Taylor o la madre noruega son personajes negativos que imitan
la violencia, o se aprovechan de los apetitos
de los hombres. Maura no me parece un personaje feminista, es muy solapada,
ayuda el que Emily Beecham no sea buena actriz y hable en susurros. Yo veo que
todas las mujeres son un poco brutas, las únicas que rompen el cielo de cristal
son Clemence que escoge apoyar a Jerome en su necesidad de restablecer el orden,
y Tove que, aunque inicialmente escoge
el camino de la violencia, se detiene cundo ve que esta va encaminada a matar
un niño.
Factor
Diversidad: A ver, tenemos un afro francés (Jerome) , un par de asiáticas
(Ling Yin y su madre); tenemos un portugués, un español, un polaco, alemanes e
ingleses en ese barco. Tenemos un triángulo gay. 1899 es totalmente
diversa. ¿Qué es lo que más me impresiona? El que los amotinados que son un
caos absoluto sean liderados por un ejemplar de la madre aria perfecta, y los privilegiados sean liderados por un
soldado negro.