martes, 31 de mayo de 2022

Las Muchas Muertes de Nadia Vulvokov: Russian Doll de Netflix



Ni es muñeca, ni es rusa, pero como las matriushkas, se multiplica a cada instante . No porque lleve muchas vidas, sino porque cada muerte provoca un cambio en su historia personal. Hablo de la heroína de las dos temporadas de la serie de Netflix que me ha hecho reconsiderar el salirme del servicio de streaming. Aunque parezca ser una versión sombría y más adulta que El Dia de la Marmota, Muñeca Rusa es una buena incursión en la comedia sobrenatural con la que cerramos mayo y celebramos una década de nuestros Reinos de Fabula.

Si han intentado ver el primer capítulo  (de media hora) de Muñeca Rusa y apagado el canal, no se sorprendan. Hay personas que cancelan la serie al cuarto de hora, irritados con la malhablada heroína que no acaba de morirse, en cambio continúa regresando a una fiesta muy fútil llena de gente ociosa que finge quererla,  pero que en realidad colabora en su autodestrucción. Mi consejo es cálense al menos tres capítulos para ver tanto la evolución de la trama como la de su protagonista, y ahí decidan si siguen con Nadia en un surreal, pero místico,  viaje de autodescubrimiento.

El Cumpleaños Fatal

Nadia Vulvokov es lo que hoy se llama una hípster. Es creadora de software de juego de videos. Un empleo que no la apasiona, pero que paga la renta de su departamento de dos ambientes en el East VIllage y todas las drogas que Nadia consume y que no parecen afectarla mucho (¡Eres una cucaracha!” comenta su amiga Maxie,  “nada te mata”) .



No tiene parientes. Lo más cercano a ellos son Ruthie, su psiquiatra (más tarde descubrimos que también es su madre adoptiva) y John Reyes, el corredor de propiedades casado que fue su última pareja. Aunque hace medio año que terminaron, Johnrecién divorciadoparece querer volver con Nadia y ella también parece encontrar difícil sacarlo de su vida. No es que lo quiera o algo parecido. Nadia es tan ególatra que no hay afectos en su vida salvo Oatmeal (avena) un gato vagabundo al que le da albergue.

La acción comienza en la fiesta de cumpleaños de Nadia que ha preparado en su loft su amiga Maxime. Aunque todos sus amigos, hasta John,  están presentes, Nadia esta nerviosa. Oatmeal ha desaparecido y el hecho de cumplir 36 años la misma edad que tenía su madre al morir la tiene incomoda. Para calmarla, Maxie le pasa un porro de marihuana mezclada con cocaína. Aparentemente se trata de lo último en la onda psicodélica israelí (todavía no he encontrado un israelí que los haya probado).

                 El Famoso Cigarrillo

Nadia encuentra un posible compañero de cama, pero camino a su apartamento ve a Oatmeal. Va a buscarlo, y la despistada hipster es arrollada fatalmente por un taxi. Cuando recobra la conciencia se encuentra en el baño de Maxi y descubre que ha retrocedido varias horas antes de su muerte. Sin comprender lo ocurrido sale con su ex John a buscar al gato. Logra evitar el taxi, rescata a Oatmeal y se va a pasear por la ribera del East River, pero cuando el díscolo felino se escapa nuevamente, Nadia cae al rio, se ahoga…¡y renace en el baño de Maxime!

                       El Famoso Oatmeal

En la próxima media hora (capitulo 2) Nadia morirá casi media docena de veces, cayendo en varias ocasiones por salidas de subterráneos (esos peligros de las aceras de Manhattan) y rodando como tres veces por las escaleras del edificio de Maxie. Todo al son de “Gotta Get Up” de Nilsson, canción que me remonta a mis 12 años (la banda sonora de Muneca Rusa es excelente). Ya para entonces nuestra paciencia se debería haber acabado y solo deseamos que se muera de una vez, pero salva la historia el que la renacida intenta tomar control de su vida.



Buscando Respuestas y Encontrando a Alan

Primero cree que sufre de alucinaciones debido al cigarrillo israelí. Busca al proveedor de los puchos, el sikh Wardog. Este la presenta con el “Doctor” Daniel, fabricante de los cigarrillos que le cuenta que el ingrediente secreto no es coca, sino ketamina ( ¡el analgésico que le dábamos a Maurito cuando le extirparon un colmillo!).  Maxime le recuerda a su amiga que ya se ha metido ketamina.

                          El Famoso Wardog

Nadia entonces acepta que ha heredado la esquizofrenia de su madre y para detener las alucinaciones se interna en el psiquiátrico de Bellevue. Pero en el camino tiene una discusión con los camilleros y provoca un accidente. ¿Y que creen? Se muere otra vez.

En medio de tanta muerte (ya ni se atreve a bajar las escaleras y desciende por la salida de incendios) Nadia recuerda que el loft de Maxi queda en un edificio que una vez albergó una yeshivá.S e le ocurre que el sitio puede estar embrujado. Aunque de judía, la hipster solo tiene el nombre (su opinión es “la religión es sexista, racista y no sirve para lucrar a costa de ella”),  



Nadia se presenta en la oficina del rabino, cuya congregación es dueña del edificio, pero se le enfrenta Shifra, la secretaria, que se vuelve La Mole cuando se trata de proteger a su patrón. Notando lo estrafalaria que es Nadia, le dice que vuelva en compañía de su marido.




Nadia recluta a John y mientras este se entrevista con el rabino, Nadia intenta congraciarse con la secretaria. Tras descubrir que ambas son estériles debido a fibromas (¿Tendremos que culpar a nuestra Madre Eva por esta maldición que nos cae a muchas gatas judías?), Shifra se ofrece a recitar una oración para proteger a Nadia. Lo que reza es la oración nocturna (o “pequeño Shemá”) que rezamos para invocar la protección angelical. Yo la uso, incluso cuando me hayo en espacios donde me siento insegura.

   Nadia pide ayuda a los angeles de Shifra

Mientras tanto, John le cuenta sus cuitas amorosas al rabino que concluye que el problema está en Nadia. “No son las casas las embrujadas, sino las personas”. John se guarda de decirle esto a su ex y vuelven a discutir sobre si retomar o no su relación. Nadia decide ir a buscar a un desamparado que siempre ve antes de morir. El mendigo que responde al nombre de “caballo”(Horse) está desolado porque le robaron sus botas en el albergue de desamparados (un sitio pavoroso aquí en Nueva York).

No le robaron su maletín de instrumentos de peluquería por lo que deducimos que Caballo fue una vez barbero. El homeless le hace un corte de cabello a su nueva amiga y esa noche la pasan juntos (no ocurre nada sexual) en el parque bajo la misma cobija. El frio nocturno les provoca a ambos una hipotermia fatal.



Nadia resucita con un nuevo propósito:  impedir la muerte de Caballo. Como siempre vuelve a la fiesta de su cumpleaños, le es posible encontrar al mendigo en el refugio y se pasa la noche velando sus bototos para que no se los roben.

Al día siguiente, fortalecida por su buena acción y segura que ha cambiado el destino,  sube a un ascensor. Se cortan los cables, el elevador se precipita al vacío y todos gritan despavoridos. Ahí Nadia nota la presencia de un chico guapo muy tranquilo. Cuando lo interroga,  él le responde “me muero a cada rato”. La reanimada ha encontrado un compañero de viaje. Alguien con quien explorar las razones de ese extraño proceso de resurrección.



Alan,  quien se suicidó a raíz del descubrimiento de la infidelidad de la novia, cree que este perpetuo retorno a la vida es un purgatorio donde deben expiar sus pecados. Aunque Nadia define a su compañero de desdichas como “un narcisista moralizante” ‘intenta reparar yerros desde llamar para que arreglen una fuga de gas que puede acabar con la vida de Ruth,  hasta recobrar su relación con John e incluso conocer a la hija de este, pero la solución no va por ahí.

Alan y Nadia descubren que sus procesos siguen dinámicas parecidas, que han resucitado ambos 15 veces y que sus muertes están ocurriendo casi simultáneamente. Será por ese camino que descubran muchas cosas, la menor: como evitar morir y resucitar de nuevo.



No quiero seguir para no dar spoilers. Baste decir que, aunque se la venda como sitcom, es demasiado compleja para dividirla en capítulos de treinta minutos, así que traten de ver varios episodios (mínimo tres) a la vez.

Segunda Temporada:  En La Nueva York Ochentera

La primera temporada de Russian Doll debutó en Netflix en el 2019. Como saben, fue un año tan difícil que no tuve casi tiempo de ver televisión y menos una comedia con toques sobrenaturales. Los que la vieron o la amaron o la odiaron. Fueron los primeros los que consiguieron que el guion de Natasha Lyonne ganase un premio de la Asociación de Criticos de Televisión, y recibiese cuatro nominaciones a los Emmy.

Con tanto revuelo que provocó, era de cajón que se le hiciese una segunda parte. Solo que el Covid impidió que esto sucediera. Fue ahora, en abril 2022, dos años después de acabada la primera temporada, que Netflix ha rescatado esta serie locochona, a ratos irritante, pero que tiene mucho de redimible.



El único spoiler que les cuento de la primera temporada es que a final Alan y Nadia se salvan mutuamente, demostrando que lo ocurrido se soluciona venciendo el miedo a nuevos amigos y con un buen toque de solidaridad. En la nueva temporada, Nadia a punto de cumplir cuarenta años, encuentra un portal en el subway neoyorquino y renace en 1982, en el cuerpo de Leonora,  su madre. ¡Y embarazada de sí misma! Esto le permite descubrir como su madre perdió la herencia de las Vulvokov.

                          Nadia convertida en su madre y embarazada de si misma.

Ya en el primera temporada sabíamos que lo único que Nadia conserva de Leonora y de la Abuela Vera es una moneda de oro sudafricano que lleva colgada al cuello. Sucede que, tras su liberación de Auschwitz,  Vera Peschauer Vulvokov recuperó parte de su fortuna y,  no confiando más en los bancos,  la invirtió en 150 monedas de oro. Según los cálculos de Nadia, esas monedas hoy tendrían un valor de $150.000. Esa pequeña fortuna hubiese permitido a Nadia costearse su carrera universitaria y vivir holgadamente, pero como descubre en su viaje en el tiempo, la embarazada Leonora las robó ayudada por su amante de turno.



Nadia intenta recuperar las monedas, no tanto por el dinero,  sino porque asocia su regreso al pasado con la necesidad de enmendar el error de su madre. Nadia recupera el maletín con las monedas, pero se lo roban en el tren, en una escena cuya ironía solo entendemos los neoyorquinos de mi generación.

El metro que Nadia pronto aprende a usar para sus saltos cronológicos (es como el Tardis del Dr. Who) es típico de los 80, sucio, rayado de grafiti,  con guardias y perros en los vagones para prevenir atracos y violaciones, y con Angeles Guardianes patrullando las estaciones para prevenir crímenes. Ese era el tren donde he viajado yo muchas veces. Pero cuando yo ya estaba en Chile, apareció un alcalde que impuso el lema de ‘”Tolerancia Cero” y limpio las estaciones de maleantes y basuras .

                        Nadia pide ayuda los Angeles Guardianes

Ese alcalde fue Rudy Giulianni, cuyo nombre hoy solo evoca el ridículo y el escarnio, pero muchos no olvidan que antes de cometer torpezas convirtió al metro neoyorquino en un espacio seguro y accesible. Hoy,  gracias a la pésima gestión del alcalde anterior, nuestro actual alcalde Eric Adams ya no tiene manos para solucionar un auge de delincuencia que ha devuelto al subway su aura de peligroso e intransitable.

Una Temporada con Muchas Abuelas

Volviendo a la trama. Nadia desesperadamente buscará enmendar y cambiar su pasado, a pesar de las protestas de Alan quien está enfrentando otro problema. Como él y Nadia están místicamente conectados, Alan también descubre los placeres y desdichas de ser viajero en el tiempo.

 Si Nadia arrastra a Maxie hasta Budapest para descubrir los secretos familiares, Alan se encuentra atrapado en el Berlín del Este en 1961. Peor aún, está atrapado en el cuerpo de su abuela Agnes. Aunque Alan está feliz con Lenny, el pretendiente de la abuela, no lo alegra mucho el saber que Agnes, una estudiante de ingeniería, ha dibujado unos planos para que Lenny y otros crucen subterráneamente a la zona occidental de Berlín.

                          Agnes en la Alemania Comunista

No todos los espectadores han quedado contentos con esta segunda entrega que carece del misticismo y profundidad de la anterior. Aunque persisten los magníficos diálogos y el humor Lyonne, prevalece sobre ellos la amarga y desesperante historia de una mujer que,  desde su infancia,  tuvo que enfrentar el drama de una madre perturbada mentalmente .

Otra queja ha sido que se ha perdido la dinámica de Alan y Nadia que casi no comparten escenas.  En su búsqueda de las raíces de la disfuncionalidad de su familia, Nadia se aparta de su amigo del alma, y casi no les presta atención a sus experiencias en un estado policía como lo era la Alemania del Este. Es por eso por lo que el relato de Alan pierde potencia y eso se percibe en el poco énfasis en el background histórico.

Nos dicen que Agnes es original de Ghana y que ha venido a Berlín a estudiar ingeniería. Efectivamente, muchas universidades de la órbita soviética tuvieron programas de estudios que ofrecían becas a estudiantes del Tercer Mundo. El que no hayan escogido para el rol de Agnes una actriz que luzca como la típica universitaria, indica que la abuela de Alan era un poco mayor que sus compañeros.

                         Agnes-Alan y Lenny

Asumimos que, para aceptar viajar a un país comunista, Agnes seria simpatizante de esa ideología. ¿Entonces cómo es que la encontramos creando peligrosos planes y planos para cometer un acto que merecía cárcel? Tampoco sabemos por qué su novio Lenny y sus amigos quieren arriesgar sus vidas huyendo al otro lado del Muro.

Mas confuso es el viaje de Nadia a Budapest en 1944. Es un buen ejemplo de porque es tan difícil (pero no imposible) hacer comedia del Holocausto. El humor negro de Lyonne llega a nivel de teatro del absurdo y (al menos a mí)  me incomoda. Es imposible mostrar una ciudad donde se mataba a judíos a diario en los bancos del Danubio , y verla pasearse tan campante discutiendo sus planes a toda boca como en su encuentro con el Justo entre las Naciones,  Lazlo Kiss en una iglesia llena de gente.

Escultura en la ribera del Danubio que representa los zapatos que las victimas del nazismo tuvieron que quitarse antes de ser ejecutados
                    Nadia y Lazlo Kiss el Justo-que-nunca-existió.



La gran ironía es que el tal Justo nunca existió. Lazslo Kiss es un sobreviviente de Auschwitz, y dado que el nombre es común también es el nombre de un par de alcaldes, un futbolista,  un entrenador de natación (acusado de violar una alumna) y un obispo que ha saltado a la fama por refutar al Papa Francisco y su discurso pro inmigrante. ¿Será una manera de satirizarlo este inventarse un tocayo que salvó judíos?

Me gustaría pensar que Natasha Lyonnenieta de sobrevivientes, y criada en un mundo ortodoxo está jugando con la percepción de los hípsters judíos del Holocausto. Si pensamos en la actitud de gente como Seth Rogan y Deborah Feldman cuyo desinterés, rechazo e ignorancia de la historia,  bordean en el negacionismo, entonces cobra sentido esta visión jocosa de una tragedia tan descomunal.



Otro motivo de confusión es que nos muestren a Nadia y a Alan en sus propios cuerpos después que han asumido la identidad física de sus abuelas. El no verlos con los ojos de los que los rodean quita poder y suspenso a su trama sin aportarle humor. A pesar de esos bemoles, los animo a ver esta fantasía teñida de humor negro que esconde acertadas observaciones existenciales.

                  Alan convertido en su abuela

Contenido Violento y Gory: Las muchas muertes de Nadia son bastante violentas. Hay muchas escenas de cadáveres, pero nada realmente gory.

Contenido Sexual: Muchas situaciones sexuales. La más gráfica, desnudo de espaldas de Alan después de tener sexo con Nadia. La más jocosa: una orgia al final del cumpleaños de Nadia en que todos despiertan en el suelo, semi vestidos y apilados uno sobre otro, y donde vemos a uno que tiene pegado un dildo azul celeste en la parte de atrás del calzoncillo.

Contenido Feminista: Sin discursos ni posturas políticas, la serie gira en torno a temas femeninos ofreciéndonos un retrato de las consecuencias positivas y negativas de ser la tercera generación de mujeres disfuncionales,  del rencor y nostalgia que Nadia siente por su madre, una enferma mental,  y por su abuela, una sobreviviente del Holocausto.  En términos de Sisterhood, tenemos una red de estrógeno que protege a Nadia,  desde la psiquiatra Ruthie que la cría como hija hasta las excéntricas,  pero leales,  Lizzie y Maxime.

                        Lizzie y Maxie, amigas leales de Nadia

Factor DiversidadRussian Doll es todo lo diversa que es Nueva York. Tenemos judíos;  Alan, su novia, su madre y su abuela son negros;  Delia es Roma;  Ferran es pakistaní,; Wardog es sikh, Maxime es de ascendencia asiática, John tiene un apellido hispano, etc.  En términos de diversidad sexual, Lizzie es lesbiana y Alan (en el cuerpo de su abuela) se enamora de Lenny.

Acabo esta nota agradeciéndole a todos nuestros Reyes y Reinas por su leal compañía y aporte a este blog que tantas alegrías nos ha traído en diez años. Aunque me he desligado un poco de la ficción sobrenatural,  mientras haya quorum,  este blog seguirá abierto y activo.