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jueves, 6 de junio de 2019

Las Costas de Barataria: La Anti-Fantasía en el Quijote y en “Juego de Tronos”



Las Aventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha puede ser calificada como un ensayo en la anti-fantasía. Su héroe alucina que vive en reinos de fábula y quienes lo rodean le llevan la corriente para burlarse de él, para entretenerse o para manipularlo. Al final, sin saberlo, acaban reafirmando la fe del caballero. Dan Weiss y David Benioff manipularon la saga martiniana intentando alejarla de su marco fantástico, pero solo consiguieron hacernos soñar más con esas quimeras, encantamientos y seres extraordinarios que pueblan Una Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin.

Novela de Caballería = Fantasía Épica
Cuando comencé este blog tenía una intención, demostrar que todo lo mágico de la fantasía actual estaba vinculado con El Quijote. Parece un oxímoron. Don Quijote fue escrita por Miguel de Cervantes, un humanista, un hombre moderno atrapado en una era todavía dominada por supersticiones. Al final, Don Quijote se arrepiente de todas sus locuras. Pero ese no es el Quijote en el que creo. Ese fue un Quijote impuesto por las sensibilidades de una época que le temía a lo mágico por considerarlo diabólico.

Sin embargo, Cervantes escribe una novela en clave que busca hacer reír con su parodia de un género que en el siglo XVII está cayendo en desuso. Solo que el parodiar la novela de caballería la resucitara al menos para generaciones de siglos posteriores. Yo nunca he sido amiga de la fantasía épica, pero reconozco que es el renacimiento del género caballeresco, y que muchos de sus personajes son quijotescos.

 La Canción de George R.R. Martin, aunque combina muchos subgéneros, es esencialmente High Fantasy y transcurre en un mundo que Alonso de Quijano reconocería. Un mundo de caballeros (y damas-caballero) con muchas misiones que cumplir, pero también un mundo de gente cínica que se burla de lo caballeresco tal como se burlan de lo sobrenatural, hasta que este factor se le sienta a la mesa.

Nosotros como espectadores somos más Don Quijote que quienes se mofan de él. Como lectores de La Canción notamos lo que se escapa a los que están ocupados en el juego de tronos. Nosotros si creemos en Los Caminantes Blancos, en que Melisandre da a luz sombras y que Daenerys es la Madre de Dragones. Eso es algo que Weiss&Benioff no nos pudieron quitar tal como todas las bufonadas que se hacen a costa de Don Quijote solo reafirman en él y en Sancho su creencia en fuerzas mayores.

Cuando comencé este blog hablé de “Las Costas de Barataria”. Ese título es una ironía porque, aunque Barataria sea una ínsula (isla), al pobre Sancho Panza lo engañan dándosela en forma de pueblo sin siquiera salida al mar. Al público tronero se nos entregó un relato sobre zombies, dragones y magia por doquier. Pero al final se rebanó de tal manera lo sobrenatural que Los Otros pudieron ser derrotados con una simple daga, tal como murió apuñalada La Que No Arde, tal como se descubrió que a los dragones se les podía eliminar con arpones. El poder de la magia resultó una chapuza, el verdadero poder quedó en manos de los objetos punzantes.

Don Quijote de la Mancha es la historia de un loco, pero este loco en su mente crea universos portentosos. Don Quijote jura que existen gigantes, doncellas encantadas, yelmos y brebajes mágicos. Cuando por primera vez leemos la obra nos reímos. “Miren con lo que sale el loquito” decimos, pero una relectura nos empieza a hacer entender al hidalgo metido a caballero y llegamos a creer que los gigantes se vuelven molinos de viento para ser invisibles al ojo humano.

No sabemos como resucitará Jon Snow en Vientos de Invierno. Pero casi podemos jurar que la Mujer Roja tendrá algo que ver en esa resurrección. En la serie, es Ser Davos quien suplica a una Melisandre llena de dudas que vuelva a la vida al Bastardo de Invernalia. El Caballero de la Cebolla le dice a la bruja que él no creía en nada pero que ella le enseño a creer. “ Estoy rogandole a la mujer que me mostró que los milagros existen”. ¡Qué frase tan maravillosa qué reafirmación de la fe en lo prodigioso! Pero rápidamente Weiss&Benioff le ponen coto a esa fe. Jon no está contento de estar vivo. Davos descubre que Meli provocó la muerte de Shireen, se las jura al Hada Roja. Jon destierra a Melisandre y la amenaza con matarla si vuelve por El Norte.

En la Tercera Temporada, Melisandre hace caso omiso de amenazas, llega a Winterfell, hace un par de monerías mágicas intrascendentes; aconseja a Arya matar al Rey de la Noche; y a la mañana siguiente se desploma en la nieve, muerta de vejez según el script, en realidad víctima del desprecio de Los Ds por los elementos mágicos en la saga. Desde el comienzo, los productores-directores-guionistas han dicho que hay que bajarle un poco al tema sobrenatural, no vaya a ser que el público piense que se trata de literatura juvenil.

Magia Solo Cuando Conviene
En su magnum opus, Cervantes explica la demencia de su héroe como resultado de haberse obsesionado con la lectura de un género muy de moda en la infancia del autor: la novela de caballerías. Consciente de que son estos mamotretos los culpables de tanto entuerto, la sobrina de Don Quijote y su ama de llaves consultan a los amigos del tío y patrón, el señor Cura y El Barbero que se las da de letrado. El consenso es que hay que quemar los libros herejes. Sin embargo, se da una situación curiosa. Tanto el Barbero como El Cura se rehúsan a quemar determinados libros, arguyendo que se trata de buena literatura o que contienen datos de valor.


Esta discriminación, esta selectividad, también aparece en” Juego de Tronos” donde se echa a mano a lo sobrenatural para solucionar algún problema insoluble, como cuando Bran se wargea en Hodor para rescatar a Meera y matar a Locke. Además, que, aunque los últimos episodios nos han demostrado lo fácil que es acabar con zombis y dragones, Weiss&Bemioff nos dejaron el mensaje de que existe un tipo de magia que es mas poderosa que toda la de los brujos de Asshai.

¿Quién fue el hechicero más eficaz de Juego de Tronos?  Pues El Maestre Qyburn, experto en robótica. Su Ser Gregor fue una maquina de matar, un Terminator malulo al que al final solo se pudo destruir despeñándolo de una almena para caer en un lago de fuego. ¡Hasta la vista Baby!

Por supuesto que la serie nos quiere hacer creer que Qyburn es un científico un poco loco, pero que ha construido un robot que como el monstruo de Frankenstein destruye a su dueño. Solo que Qyburn no trabaja con partes mecánicas ni miembros artificiales (como la Manita de Oro de Jaime Lannister) sino con el cuerpo de un hombre emponzoñado.

En la serie no nos muestran como Qyburn revive al hermano del Perro. En cambio, en la saga se habla de oscuras prácticas, de los gritos de gente torturada en las mazmorras. Cersei envía a su ex aliada Falyse Stokeworth a que Qyburn le extraiga la savia humana, la esencia vital para revivir a su campeón (Ser Robert en el libro). En suma, Qyburn practica la terrible necromancia, la magia que utiliza muertossea para interrogarlos o para revivirlos a veces como zombis como es el caso de Ser Gregor.

La diferencia entre los grandes “resucitadores” de la saga, Thoros y Melisandre, es que ellos resucitan invocando la energía de un dios poderoso R’hllor, el Señor de la Luz. Qyburn se apoya en magia negra lo que lo hace tan nefasto y peligroso como el Rey de la Noche, que tal como el Dr. Mortis, convierte a sus victimas en soldados zombi que integra a su ejército.

Pero tal como nunca se explicó que poder movía a Los Otros, los secretos de Qyburn se fueron a la tumba, y el mundo volvió a quedar desprovisto de magia. Incluso esa vaga declaración de Bran de que encontrará a Drogón que es la primera alusión (en tres episodios) de los poderes clarividentes del nuevo rey son un guiño de los Ds a lo fantástico en la serie que siempre debe ser falso y de poca monta, “la Industria” como la llamara Basilio en El Quijote.

En Don Quijote los “cuerdos” también le hacen un guiño a lo sobrenatural si sirve para calmar o neutralizar al Caballero de la Triste Figura. Cuando Don Quijote exige saber quién escondió sus libros, le cuentan que fue El Sabio Frestón quien sustrajo la biblioteca. Cuando el posadero harto de los problemas que le causa su delirante huésped, decide correrlo de su venta solo puede hacerlo aceptando el rol que el Quijote le asigna, ser el señor del castillo y con poder de armar caballeros.

La Quijote de Tarth y Sancho-Podric
Aunque estos personajes crean estar llevando la corriente al loco, en realidad reafirman el poder de lo maravilloso en la mente del Quijote, en la nuestra, y tal vez en la suya propia porque todos deben jugar un rol asignado no solo por Don Quijote sino por la literatura caballeresca y las mismas reglas de caballería. Es el posadero quien le recuerda a Don Quijote la importancia de tener un escudero que se haga cargo de los menesteres mundanos de su amo, tales como pagar cuentas.

Sancho Panza, el escudero que Alonso Quijano escoge para compañero de aventuras, es otro personaje que comienza desconfiando de la cordura de su amo y acaba siendo creyente ferviente de lo maravilloso. Sancho es simple e ignorante, pero no es tonto.  Sin ser tan mercenario como Bronn, el escudero se embarca en andanzas que lo ponen muchas veces en peligro, esperando honores y la famosa ínsula que don Quijote le asegura es el premio a los escuderos fieles.  Al final, más Podrick que Bronn, Sancho será un defensor de las causas caballerescas y un devoto discípulo de su amo.

Menciono a Podrick porque Brienne de Tarth es el personaje más quijotesco de la Canción de Hielo y Fuego (libro, no hablo de la serie). La Moza no es una mujer hombruna, no es la que quiere ser caballero, ni tampoco una gran guerrera. Ella solo quiere servir. Idealista y generosa, La Doncella de Tarth es la quintaesencia del verdadero caballero andante. Los críticos han comparado sus andanzas con las del Quijote tal como han equiparado a Podric con Sancho.

Es por eso por lo que Festín de Cuervos es mi libro favorito de la saga porque gran parte del texto está ocupado con las empresas quijotescas de Brienne. Restándole el humor, sus paradas en posadas, sus esfuerzos por deshacer entuertos, sus encuentros con sabios caminantes y malhechores, y su búsqueda heroica que obedece tal como la del Quijote al amor (Don Quijote todo lo hace para honrar a Dulcinea; Brienne sigue los deseos del hombre que ama, Ser Jaime Lannister) nos recuerdan mucho a la obra cervantina

Además, para gente como Ser Randyll Tarly, la conducta de esta chica noble es tan patológica como lo es la de Alonso Quijano para sus parientes y amigos. Tristemente, Weiss&Benioff decidieron saltarse todo este valioso material y nuevamente lo hicieron por su miedo a lo sobrenatural. La búsqueda de La Doncella de Tarth desemboca en lo fantástico. 

Tras sufrir el ataque de un monstruo (Mordedor) quien le arrebata parte del rostro, Brienne cae en las garras de su señora, Lady Catelyn Stark, ahora convertida en Lady Corazón de Piedra, un zombi vengativo. Todo este fabuloso episodio fue desperdiciado por los productores que tanto le temen a lo prodigioso.

El Quijote Apócrifo
Al final de la primera parte de Las Aventuras de Don Quijote de la Mancha, el caballero retorna al hogar, supuestamente curado o cansado de sus locuras. Sancho tiene un emotivo encuentro con su familia y todos en paz. Mas el éxito alcanzado por esta, la primera novela moderna, fue tal que él publico reclamaba una secuela. Ahí Cervantes pronunció las famosas palabras “nunca segundas partes fueron buenas”.  Un suceso inesperado lo haría cambiar de opinión.

En 1614, un tal Alonso Fernández de Avellaneda publica el que hoy conocemos como “El Quijote Apócrifo” una segunda parte que indigna a Cervantes y lo empuja a publicar una secuela de las aventuras de su caballero. Este texto aparece en 1615 y se considera aún mejor a la primera, porque el tema lúdico (y mágico) es superado por el realismo. Se habla de hechos reales contemporáneos como la expulsión de los Moriscos, se incluyen personajes reales como el bandido Roque Guinart y hay muchas alusiones al Quijote Apócrifo, desde tener a un personaje de esa obra, Don Álvaro de Tarfe, hasta un encuentro entre Don Quijote y el mismísimo Avellaneda.

Se da una sinergia extraordinaria entre realidad y ficción en el hecho de que el texto admita la existencia del hidalgo como personaje literario. Ahora Don Quijote es reconocido por quienes han leído sus aventuras o lo conocen de oídas. Eso lo lleva a tener encuentros con personas que lo tratan (aun creyéndolo loco) como si fuera una estrella de cine. Este reconocimiento ratifica tanto los ideales caballerescos como el entorno quimérico de donde provienen estos.

Me resulta notable como en su afán por burlarse de Don Quijote otros actores de su tragicomedia caen en imitaciones tan elaboradas del universo prodigioso de Alonso Quijano que pareciera que se las creen. Si bien en la Primera Parte, la necesidad de utilizar lo mágico del género de caballerías era encontrar un punto común para convencer y controlar al demente, ahora lo peregrino y maravilloso está el servicio de entretener a otros.

El Quijote como Espectáculo y la Adaptación de GOT
Cervantes fue también un insuperable dramaturgo. Sabía que la obra de teatro posee una fuerza más poderosa que la de la lectura. El teatro será un motivo constante en esta segunda parte. Primero  ocurre un encuentro con una comparsa de actores que van en una carreta representar Las Cortes de La Muerte. Por supuesto, Don Quijote los cree espectros reales y arremete contra ellos.

Mas adelante se encuentra con el timador Gines de Pasamontes, ahora convertido en el titiritero Maese Pedro. Nuevamente, Don Quijote se mete de tal manera en la puesta en escena del poema medieval de Don Gaiferos que quiere perseguir al moro que supuestamente ha raptado a Melisenda.

Cervantes, a través de su caballero, nos indica cómo es posible cautivar a un espectador con una obra audiovisual e incluso manipularlo. Este es un tema muy moderno y vigente. Su mayor evidencia aparece en la visita del Quijote y su escudero a casa de don Antonio Moreno, un político catalán, quien asegura poseer una cabeza parlante que profetiza el futuro. A pesar de que se trata de un vulgar truco de feria, tanto los ilustres huéspedes de Don Antonio como otras visitas quedan convencidos por las respuestas del artilugio. Este episodio nos muestra el poder de embaucar de los políticos.

Pero el mayor ejemplo de engaño colectivo y de recreación fantástica lo ofrece el episodio de los Duques. Se ha interpretado este periodo como una crítica a la arrogancia de la aristocracia, pero pocos han parado en mientes que Los Duques, además de anfitriones y burladores de Don Quijote, son también ávidos lectores del género de caballería y fans del Caballero de la Triste Figura.

Todo el tinglado que arman para divertirse a costa de sus huéspedes es también un parque temático dedicado a Don Quijote y a sus aventuras. Con su inmensa fortuna,  ellos crean un espectáculo que es entretenimiento y homenaje a la vez. La visita del Quijote les da permiso para trasladar sus lecturas a un escenario. Como Cervantes, ya han descubierto que mejor que leer es ver un relato en la cual los personajes tienen voz y rostro.

Don Quijote se encuentra con los Duques cuando él y Sancho pasan por su peor momento. La aventura del barco encantado casi los ha ahogado en el Ebro. Sancho se siente culpable porque mucho le ha mentido a su señor (todo el episodio del encantamiento de Dulcinea) y ha perdido fe en el Quijote e incluso en la promesa de la ínsula. Es entonces que se encuentran con una lujosa comitiva en el bosque aragonés. Son los Duques que van de cacería.

Los Duques son jóvenes, millonarios, ociosos, aburridos y frikis totales. Apenas se enteran de la identidad del Quijote y su escudero exigen que vengan a su palacio a pasarse una temporada con ellos. Durante la estadía, Sancho y su amo pasan mil peripecias obligados a ser actores en las pantomimas de sus anfitriones, pero al final tanto Don Quijote como su escudero han recobrado la fe en su empresa y los Duques se han entretenido creyendo, aunque sea en la ficción, que el mundo de encantos e ideales caballerescos existe.

Observando el retablo que los Duques montan, se me vienen a la cabeza la génesis de GOT. En varias ocasiones D&D han relatado como, unidos por la pasión por la Canción de Hielo y Fuego, emprendieron una búsqueda heroica para convertirla en serie de televisión. Primero convencieron a Martín y luego a la HBO de dejarlos montar su retablo. Tal como los Duques son Quijote freaks, Los Ds eran troneros de corazón, pero ambas parejas cometieron el mismo error. En su adaptación pretendieron crear sus propias reglas olvidando que Cervantes y Martin ya había sentado ciertas pautas.

Al intentar violentar los cimientos de estas leyendas, los adaptadores atropellan a los personajes y sus arcos y muchas veces se ven chasqueados. La Duquesa como lectora maneja información que el mismo Quijote ignora. Ella sabe que Sancho mintió al dar como cumplida la misión de su señor de llevarle una misiva a Dulcinea del Toboso. El ingenuo escudero le revela a la duquesa (Martin contando el final) que ha engañado a Don Quijote haciéndole creer que Dulcinea esta hechizada.

Con este dato, la duquesa fragua todo un espectáculo diseñado para hacer reñir al escudero y a su amo. El mismísimo Merlín se aparece y promete que Dulcinea quedará desencantada si Sancho se pega mil azotes en las posaderas. Sancho se niega y ni las suplicas ni amenazas de su amo lo convencen, pero tampoco se delata que era la esperanza de la Duquesa.

En su afán por separar amo y escudero, los Duques llegan a inventarse la deseada ínsula. Sancho parte a gobernar Barataria y en su ausencia, Don Quijote es acosado por Altisidora, doncella de la Duquesa, quien se finge enamorada del Caballero de la Triste Figura. A pesar de lo guapa y joven que es Altisidora, Don Quijote no siente más que compasión por ella. Dulcinea siempre reinará en su corazón. Los Duques descubren que no se pueden alterar los hilos argumentales de la narrativa establecida, no se pueden sacar a los personajes de sus personalidades.

Como Weiss&Benioff, los Duques tienen dinero para fastuosos efectos especiales desde el caballo alado de Clavileño hasta la creación de una aldea que se convertirá en Ínsula Barataria. Y aquí nuevamente demuestran su ineptitud. Ínsula como su nombre lo indica, debería estar rodeada de agua, pero ellos la embuten en un bosque lejos del mar. Parten de la base que el zafio Sancho no notara la diferencia geográfica (será Ricote quien explique el error geográfico en que ha caído su vecino).


Aun así, para todos es una sorpresa el buen juicio con el que el escudero se desempeña, a pesar de las trampas que los crados del duque le ponen al paso. Incluso cuando Sancho ve que no hay manera de evitar una guerra en la que acaba vapuleado, prefiere dimitir de su cargo de gobernador antes que cumplir los caprichos de sus bélicos súbditos.

Don Quijote y Sancho se marchan de la corte del Duque con tanta fe en lo prodigioso como cuando llegaron. Sus anfitriones pueden haberse reído a costa de los incautos invitados, pero no lograron eliminar la ficción de la realidad. En cambio, han pasado ellos a ser parte de la primera. Tal como la obra de Weiss&Benioff comenzó inspirando memes y ahora ellos son los memes.

La Verdadera Ínsula Barataria
El nombre de Barataria es peyorativo, se refiere a lo disminuido, a lo prosaico, a lo vulgar. Es una falsa ilusión, una mentira barata, algo inexistente, por lo tanto, carente de valor. Sin embargo, si hoy buscan en el índice de un atlas encontrarán una Bahía de Barataria, un Bayú Barataria y la Reserva Nacional Barataria, todas localizadas en la Parroquia de Jefferson en el estado de Luisiana.
Barataria , parte del Parque Nacional de Jean Lafitte

Esta proliferación del nombre de la mítica isla nace del amor de Jean Lafitte, el pirata-caballero, por la crónica cervantina. Cuando decidió crear su mini reino en la desembocadura del Mississippi en el Golfo de México, le puso un nombre sacado de su libro favorito: Barataria. A pesar de que esta ínsula (y lo era en realidad, dos islas: Grand Terre y Grand Isle) fuese un centro de operaciones para contrabandistas y corsarios, se vivía bajo las reglas dictadas por Sancho Panza y con mas justicia y paz que en todo el territorio de Luisiana. Así fue como Barataria llegó realmente a tener costas.

Cervantes no se imaginó que su uso de lo prodigioso, fuera para hacer reír o para demostrar lo irracional del Quijote, llegaría a convertirse en muchas mentes en una realidad maravillosa. Porque el lema de la novela “nada es lo que parece” ya en si encierra una promesa de reino de fabulas y la ingenuidad obstinada de Don Quijote encierra un mensaje de fe. La fe es mágica y sin magia no hay fe. Ese fue el error de Weiss&Benioff que al cercenar lo mágico de su serie, al decidir que lo que importaba era el prosaico juego de tronos, perdieron la visión de lo que realmente era importante en la Canción de Hielo y Fuego.

Una ironía de Don Quijote es que Cervantes se enfoca en un protagonista desequilibrado mentalmente, pero que ratos discurre con mas sensatez que muchos cuerdos. Sin embargo, la razón por la cual El Quijote es tan atractivo es que su locura va asociada a ideales olvidados y aunque aparentemente obsoletos, siempre admirados y recordados con nostalgia. El haber vinculado la demencia del Quijote con el genero caballeresco y su forma de pensar hace el libro vigente para lectores en una era en que lo maravilloso de ese mundo fabuloso se vuelve moda.

El Siglo XIX volvió los ojos a Don Quijote. Los escritores europeos emergiendo del romanticismo y su pasión por lo mágico y lo medieval, entendieron el texto cervantino. Lo usaron como modelo para crear la novela moderna en la cual caballeros ingleses acompañados de sus amigos y criados se largaban por los caminos en busca de aventuras (El Club Pickwick) las esposas insatisfechas de médicos rurales franceses dejaban que sus lecturas las empujasen a vivir locuras (Madame Bovary); y príncipes rusos, por ser tan generosos eran considerados locos (El Idiota).

Los novelistas europeos supieron equilibrar la fantasía con la realidad y la psiquiatría moderna ha demostrado que ambas son necesarias para una mente sana. Es el exceso de una u otra lo que provoca desequilibrios mentales. Lo mismo ocurre en un argumento, por eso la fantasía épica como la novela de caballería pueden acabar aburriéndonos. Mi razón para preferir la Leyenda Artúrica, el Orlando Furioso y algún que otro cantar de gesta es porque ocurren en un mundo real, aunque poblado de entes fabulosos.

Por eso amamos La Canción de Hielo y Fuego, donde hay una inspiración real para las creaciones de la portentosa imaginación martiniana (Braavos es Venecia, los Dothraki son los hunos y Cersei es Margarita de Anjou) combinada con una miscelánea de pasiones humanas. Los personajes son guiados por el amor, la ambición, el honor y a veces por el instinto de supervivencia que los hace luchar por o en contra de sus semejantes y también batallar dragones, Caminantes Blancos y magos de Asshai. Si adaptaran Don Quijote privando la adaptación de todo ese caudal de referencias a mundos míticos, perdería su encanto tal como “Juego de Tronos” en su hincapié por ser realista y por postergar lo prodigioso perdió fuerza argumental y acabó en un caos.