“No hay nada más asqueroso que un hombre enamorado” (Edd, El
Penas sobre Sam. Juego de Tronos 02x7)
Para la Segunda Temporada, Samwell Tarly era un personaje
mucho más cabal y atractivo que el
creado por George R.R. Martin. El otrora llorón cobarde es quien ilustra (y
salva a sus Hermanos con sus consejos) sobre cómo eliminar a los Caminantes Blancos.
Es también quien lidera la partida que convence a Jon de regresar al Muro.
Aunque empiece el cuento con el gordito siendo cargado en un trineo porque le duelen
los pies, tenemos altas expectativas sobre su actividad futura.
Ya en otro artículo hablé de cómo La Pandilla del Castillo
Negro se altera al ver al harem de Craster y que su tema de conversación a
través de su estadía, serán las mujeres. Sin embargo los Arcángeles consiguen
que sea el asustadizo Sam el único del grupo que interactué con una de las
hijas-esposas del anfitrión.
De entre esa tribu de mujeres abusadas, destaca Eli (Hannah Murray). Despeinada
y mohína, es la portavoz de Craster, la
que le hace propaganda al incesto como modo de vida. Aun así es Eli, la
rebelde, la que teme que al parir un macho, su padre-marido lo sacrifique a los
Caminantes. Eli descubre que quien puede socorrerla es El Curvo obeso. Con tres
escenas, Weiss&Benioff, presenta a La Salvajita (y a nosotros) con el
retrato de un héroe.
En el libro, es Jon el que rescata a Eli del huargo. En la
serie, será Sam quien lo haga, evidenciando dos virtudes que Eli necesita: es
valiente y posee un don para comunicarse con las criaturas salvajes. Acto
seguido, y tras escuchar las cuitas de La Salvajita, Sam busca ayuda en Jon,
una ayuda que El Bastardo le niega. Sam
permanece impertérrito a los reproches de su amigo y solo reacciona ante la
acusación de que pretende “robarse” a Eli. “No es una cabra” dice. Y es la primera
persona en la serie que le otorga estatus de persona a un habitante de Más-Allá-Del
-Muro. Al despedirse de Eli, Sam le regalará su más preciada posesión, el dedal
de su madre y promete volver.
Con esas tres escenas, Los Arcángeles construyen su mejor historia
de amor, y a la vez, recrean los elementos románticos de la leyenda caballeresca.
El caballero salva a la dama de una fiera; el caballero promete serle devoto; El caballero le regala a la dama un objeto que
simboliza su amor y lealtad. Aun si haber
leído leer el libro, yo estaba clara de
que Sam y Eli volverían a verse y que se enamorarían.
El que Sam, después de este primer connato de amorío, se
vuelva un latoso monotemático que solo habla de Eli, debe haber exasperado a más
de un tronero que coincidirá con Edd, El Penas que no hay nada mas odioso que
“un hombre enamorado”. A mí, por el contrario, me encantaba y eso que no sabía
que un año más tarde yo estaría igual, machacándoles las orejas a mis lectores
con mis cuitas amorosas.
Así llegamos a ese estrepitoso final de Segunda Temporada
con Samwell abandonado por sus hermanos, en medio de la tundra, y rodeado de
Walking Deads. Los troneros esperamos
con ansias La Tercera Temporada, pero el desenlace de ese cliffhanger nos dejó furiosos: A Sam lo rescata Fantasma en una
escena que apesta a Deus ex machina.
Para más remate, Sam
confiesa haberse olvidado de cumplir el encargo del Comandante Mormont, algo
que no ocurre en el libro. Su inutilidad es tan patente que su compañeros, Edd
y Grenn, no solo no se arrepienten de haberlo abandonado a los peligros de Los Caminantes, más encima
lo acusan de ser un peso muerto.
A pesar de la ira con la que fui testigo de estas desviaciones
de canon, ahora me doy cuenta de que eran necesarias para recordarnos la
vulnerabilidad física y mental del hijo de Lord Randyll. Este periodo de
humillación antecede a la aparición de un nuevo Sam, mucho más heroico que el
original.
El repliegue de las escasas fuerzas de Mormont al Torreón de
Craster reencuentra a Sam y Eli, pero La Salvajita tiene otras cosas que
preocuparse. Sam será testigo del parto de Eli. El ser madre de un varoncito y
futura victima de los Caminantes hace que Eli recobre la voz. Le devuelve el
dedal, y le dice que solo le importa la seguridad de su hijo. Serán esas palabras
las que motiven a Sam, apenas comenzado el motín para huir con Elí y el niño. El no tiene que
ser obligado o convencido por otros a emprender esa huida. Es una decisión propia. A muchos nos
incomodó que Sam no fuese testigo de las últimas palabras de Mormont ni
recibiera su espada ¿pero no fue más emocionante verlo correr en la noche, con
Eli y bebé a cuestas, perseguido por las amenazas de Rast?
Lo notable es que ya en el bosque será la hija-viuda de Craster
la que guie el camino estableciendo así la sinergia que gobernará a este par. Una
sinergia común en las relaciones románticas donde exista una desigualdad, sea
por edad, clase social o educación. Esas relaciones sobreviven gracias a lo que
aporta cada miembro que siempre son atributos que le faltan al otro miembro de
la pareja. Eso permite un acoplamiento total, pero es una espada de dos filos
porque la ausencia de esa cualidad crea un complejo de inferioridad en quien la
carece.
Sam es incapaz de encender fuego, pero a Eli no le importa. Todos
los que ella conoce pueden encender una fogata, pero Sam es único porque sabe
cantar y descifrar marcas en los libros, porque Sam es un mago. Pero también
Eli se siente menoscabada al no entender la importancia de un nombre, aunque es
rápida en comprender la difícil relación de Sam con Lord Randyll.
Cuanto más veo esas escenas, más admiro el trabajo de Los Arcángeles
tanto en la evolución de la relación como en el poder que le otorgan a Eli como
personaje, haciéndola más intuitiva que
en el libro. Curioso, porque es una
relación paralela a la de Ygritte y Jon Snow, pero es mi parecer que
esta ultima carece de la delicadeza y romanticismo de las aventuras de Los
Huerfanitos del Bosque. Tal vez se deba al elemento de peligro y vulnerabilidad
que permea ese viaje por un bosque oscuro de cuento de hadas y que acaba en ese
pavoroso encuentro con El Otro.
En el libro, Sam se convierte en “El Mortífero” en compañía,
y ante los ojos, de La Guardia Oscura. En la serie optaron por otro tipo
de escenario. Sam y su familia se han
detenido a descansar en una choza abandonada. En la noche sienten ruido de cuervos
afuera. Sam decide salir a echar un vistazo. Eli le suplica que no vaya, y
razón no le falta.
Afuera en la nieve, El Gordito se enfrenta a un ente de aspecto
aterrador. Es para orinarse de susto y es de admirar que el cobarde en
residencia ataque al Caminante con un palo. Obvio que el engendro, de un empujón,
lo manda a volar al otro lado del bosque. Es un momento en que nadie respira,
ni los personajes, ni el publico. El
Caminante avanza hacia Eli dispuesto a robarle su hijo. Sam se levanta apenas,
y se abalanza sobre el monstruo con el famoso cuchillo de obsidiana. El vidrio
dragón cumple su efecto y ante los asombrados y espantados ojos de Los
Huerfanitos del Bosque, El Otro se derrite. Apenas ve la desaparición del peligro,
la pareja huye despavorida.
Si, no me lo
recuerden. Huyen, dejando el arma en la nieve. Haber perdido el cuchillo es una
burrada, pero me pregunto si yo en la misma situación no hubiera hecho lo
mismo. Lo traumático del episodio obliga a pensar que ninguno de los sobrevivientes
estaba pensando, solo actuaban por instinto. Aparte que le toma un tiempo a Sam
darse cuenta que fue la obsidiana la que los salvó.
Tan impactante fue ese duelo que el siguiente evento, el
encuentro de los Huerfanitos con Bran y su pandilla, llega a ser irrelevante y anti
climático. Para la llegada de Sam y familia al Castillo Negro es evidente,
incluso para El Maestre Amon, recién llegado al cuento, que Los Huerfanitos son
pareja. Los une todo lo vivido, toda la
admiración y respeto que ha crecido entre ambos y que cristaliza en el que Eli
bautice a su hijo como “Sam”.
Para La Cuarta Temporada, la situación de Eli y Sam es
compleja. A pesar de la utilidad de tener una lavandera en un castillo lleno de
hombres puercos, también Eli es tremenda tentación para los que han hecho voto
de castidad a regañadientes. Sam empaca a Eli y a Sam Jr al pueblo más cercano.
Una solución bastante absurda. Para proteger la virtud de la Salvajita la
llevan a vivir a un burdel. Las racistas prostitutas la maltratan por ser una Salvaje. El Pueblo Libre ataca al pueblo esclavo.
Todos son pasados por las armas, menos Eli quien es rescatada por nada menos
que Ygritte.
Eli, corre por el paramo congelado, y se las arregla para
regresar al Castillo Negro donde un Pyp que de pronto se revela como amigo de
las reglas, no quiere darle paso. Sera Sam el que, a punta de palabrotas convenza a su hermano de
abrir el portón para dejar pasar a la madre y al bebé.
La presencia de Eli otorga importancia al arco de Sam en ese
emotivo y estremecedor episodio de La Batalla del Castillo Negro. Sam oculta a su familia en el sótano antes de
unirse a la batalla. Es ahí donde tiene lugar una de las escenas mas románticas
de la serie. Sin usar la palabra “amor”, Sam y Eli se lo juran. El Gordito intenta explicar
sus votos, la razón por la cual debe alejarse de ella y cumplir con su deber de
Guardia de la Noche. Eli exige una promesa:
Sam no morirá, no arriesgará su vida, estarán siempre juntos. Intercambian un
beso.
Poco después Sam y Jon se involucran en otra de esas famosas
charlas de sexo. El entrometido Jon insiste en preguntar si el romance
Mago-Salvajita ha sobrepasado los límites platónicos. Pero como ocurriera en la
primera de las charlas, la curiosidad morbosa da paso a la sensibilidad cuando
El Bastardo le explica a su amigo el lado sublime y tierno del sexo: “Por un
breve momento, tu eres más que tú”.
Durante la batalla, Sam da rienda suelta a su personalidad
de “Mortífero”. Mata a un Thenn y recoge el último suspiro de Pyp. Entretanto, Eli ha conseguido un compañero de escondite: Janos
Slynt. Contrasta la cobardía del traidor con la imagen de una Eli serena, más
preocupada por Sam que de su propia salvación. Eli es extremadamente valiente, con
ese valor que Brienne llamo “de mujer”. Para mí
la escena más badass de un personaje femenino de la serie es la que muestra a La Salvajita enfrentándose a Un
Caminante Blanco y gritando “¡no te lo llevarás!” Y eso es parte de la mitología
arcangélica, no está en el libro.
La Quinta Temporada tiene a Sam ocupado en políticas de la
Guardia Oscura. Aunque más breve que en la saga, serán las intrigas palaciegas de Sam las que
le consigan a Jon el puesto de Lord Commander. Los Arcángeles se las arreglan
para inventarle un encuentro con Stannis totalmente forrado de foreshadowing, con recordatorio del
linaje de Sam, con profecía de un reencuentro con Lord Randyll , con una
confirmación de que solo la sapiencia de Sam ayudará a encontrarle una cura a ese
mal llamado Los Otros.
Eli está igualmente ocupada, alegra las últimas horas del
Maestre Aemon, recibe clases de lectura de Shireen, opina sobre la psoriasis y
emerge en ella de nuevo esa inseguridad ante la
superioridad intelectual de Sam. Es
tan conmovedor ver que Eli mira hacia arriba un hombre al que siempre se le ha
menospreciado. Más allá de la admiración que debe existir entre enamorados,
está ese reconocimiento de Eli de virtudes que solo el que ama puede ver en el ser amado.
El momento cumbre de la relación ocurre durante La Batalla de Casa Austera. Con
Jon lejos y Aemon muerto, Sam queda, como le dice Ser Alliser, “sin muchos amigos”. Una noche, Los Guardias atacan a Eli y golpean a Sam. Solo la aparición mágica de Fantasma evita que violen
a La Salvajita y muelan a palos al Gordito. Eli atiende al muy apaleado Sam, y hacen
el amor.
Al comienzo, me chocó como se dieron las cosas. Me pareció que era un
mal momento, pero sumando los elementos del romance fue oportuno. A diferencia
de en el texto original, está claro que es
un gesto de gratitud de parte de Eli, pero ya también teníamos claros el cariño
y admiración que siente por Sam. La combinación es para mí la ecuación perfecta
del amor.
Al regreso de Jon, Sam le cuenta que ya no es virgen. A
diferencia del libro ni se siente culpable ni planea cesar su vida sexual. Consciente
de eso, Jon lo envía a La Ciudadela a tomar un curso rápido de cómo matar
Otros. La ultima escena nos muestra un Lord Comandante Snow lanzando una mirada
nostálgica a la carreta donde Sam, Eli y bebé, abandonan el Castillo Negro.
Contrasta la desolación de Jon con la expresion de Gilly que tal vez es la unica consiente de lo que ha evolucionado Sam.El joven
Tarly ha recorrido y cerrado un círculo. Lord Randyll exilió a su hijo por cobarde, por
no ser hombre, por ser indigno de formar una familia. Ahora regresa al mundo un
Sam-Mortífero, un Sam con mujer e hijo, un Sam-Mago que puede salvar a Poniente
con sus conocimientos. Esto está muy alejado de la imagen del Sam al que
despedimos en Festín de Cuervos en la
cual lo vemos obligado por su amigo a emprender ese viaje a La Antigua. Más
encima Jon hace a Sam cómplice de su acto más deleznable, el cambio de bebés.
Me alegro que hayan extirpado esa mancha en el historial del Bastardo de
Invernalia y me alegro que en la serie
nos hayan dejado esa visión optimista de
Sam. ¿Qué opinan ustedes?
Que tienes razón. Y me has hecho preguntarme cómo irá la relación en la serie y cómo irá en el libro, y cuál de las dos nos gustará más :-)
ResponderEliminarAl menos en esto podemos conjeturar finales felices o al menos escenas positivas.
EliminarVisto desde tu óptica, el arco de Sam se me ha hecho mucho más dignificante que cuando lo vi en la serie. Es más, hasta me han dado ganas de buscar sus escenas y repasarlas a la luz de tu comentario. Si sigues por este camino te vas a convertir en la gran publicista de los D, jajajajajajja! (es un chiste, no te enojes...) Lo único que me queda por decir es que, así como Jon no intercambió los bebés en la serie... ¿qué les costaba evitarnos el cuento de la molinera de Roose? ¿Qué les costaba...? Nomás no referirlo, no digo que inventarle otra historia, pero sí no mencionar esa... ;)
ResponderEliminarNoo, por favor, que no se crea que me estén pagando, ni que les estoy haciendo la barba a Los Arcángeles por un empleo. Lo que pasa es más prosaico, hablando en FB con la Reina Estelwen, caí en que no puedo identificar el trago amargo que estoy pasando /y que tú conoces también) con nada que ocurra en GOT. Por trágicos que seas los romances, no podía encontrar un equivalente, hasta que me puse a dictar el romance Sam-Eli y encontré sus paralelos solo que yo soy Sam y Lord H. Es Gilly.
EliminarEs que tiene que ver con la intención tras cada cambio (eso con los cambios, que los otros son inexcusables e inexplicables). Los Ds querían hacer de Jon un héroe (por eso también nos evitaron la complicidad de Jaime en la violación de Tysha), y d Los Malandrines, un par de villanazos. Precisamente porque Lord Bolton caía simpático había que recordarnos que era un canalla feroz, y que su hijito fue el producto de un crimen.