lunes, 25 de enero de 2016

Sam y Eli: El mejor romance de Juego de Tronos (Primera Parte)



Por largo tiempo me han oído rechinar los dientes contra la manera en que “Juego de Tronos” ha retratado a Samwell Tarly. He llegado a tachar  a David Benioff y Daniel Weiss de “gordofobos” por como han menoscabado al obeso Guardia de la Noche. Para ser justos, me he equivocado.  Solo ahora me doy cuenta que los cambios arcangélicos han favorecido a la creación de John Bradley y están más que justificados. Los Arcángeles han engrandecido a Sam, superando a la invención de George R.R. Martin  al convertirlo en el protagonista de la más romántica historia de amor de la serie.

No tengo que decirles que Sam Tarly es uno  de mis favoritos de Una Canción de Hielo y Fuego. Me atrevo a aventurar que es un predilecto de su autor quien además le ha otorgado algunos rasgos autobiográficos. Por suerte para Ser George no le ha tocado vivir los martirios que ha soportado el joven Tarly.  Ya en Juego de Tronos, sabemos quién es Sam, de dónde viene, cómo fue su vida antes de vestir el negro. Sabemos que fue su propio padre quien lo exilió a Castle Black, y los motivos por los que Lord Randyll Tarly se sintió defraudado con su hijo desde que Sam era un niño.

Obviamente, la serie no podía gastar tanto tiempo contándonos las penurias que Sam sufrió por no ser el macho violento y aguerrido que su padre deseaba, pero aunque breve, es muy impactante ese relato que le hace a Jon sobre como lord Randyll coloca a su primogénito entre la espada y la pared. Debe escoger entre la muerte o La Guardia Oscura.

Aunque me hubiese gustado ver esa escena del libro en la que Fantasma adopta a Sam, era imposible recrearla sobre todo porque sabemos lo difícil que ha sido para el equipo trabajar con animales. Como compensación, Weiss&Benioff inventaron un vínculo entre lobo y Sam, ya que en  dos ocasiones el huargo ha rescatado al joven Tarly: la primera vez fue de los Caminantes Blancos, la segunda, de los “hermanos” que  pretendían violar a Eli.

George R. R. Martin quiso describir la evolución de un cobarde nato hasta convertirlo en un héroe. Para eso era necesario mostrar a Sam como un despojo humano. Más allá de su aspecto físico, Sam a su llegada al Castillo Negro, es casi incapaz de comunicarse debido a su miedo omnipresente a todo. Apiadado del gordito, Jon Snow lo toma bajo su protección y persuade a sus amigos de seguir su ejemplo. Incluso usa a Fantasma para “convencer “a Rast de no maltratar al joven Tarly. Será Jon quien le consiga “empleo” a Samwell con Maestre Aemon.

Los Arcángeles tenían claro ese propósito del autor pero al tratar de ponerlo en práctica se tropezaron con un problema.  Un Sam balbuceante, llorón y con miedo a todo funcionaba en el texto, pero en pantalla sería insufrible. Por eso lo hicieron más articulado y menos lastimero. Prefirieron convertirlo en el sabelotodo del grupo.

El Sam de las serie trasciende su tragedia hasta volverse un personaje interesante y útil. Es el Hermione Granger del Castle Black. Sus compañeros podrán reírse de su sapiencia, pero también se apoyan en los conocimientos de quien se entera de todo a través de los libros. Tanto así  que, Aemon no necesita del consejo de Jon para transformar a Sam en ratón de la imponente biblioteca de La Guardia Oscura. Sam además, habiendo trascendido sus resquemores iníciales comienza a evidenciar su inteligencia de otras formas tales como explicarle a Jon que ponerlo al servicio de Mormont es una manera de preparar al Bastardo para comandar La Guardia de la Noche.

Weiss&Benioff  nos cuentan que Sam  es inteligente, pero también es un niño, un adolescente con todas las necesidades y dudas propias de los púberes. Eso es evidente en esa conversación sobre el tema-obsesión de los chicos, el sexo.

Mientras limpian el comedor, Sam interroga a Jon sobre su vida sexual,  Es una escena muy bien hecha, porque evitan clichés. No son hombres que recuerdan que han cerrado la puerta su sexualidad, son jovencitos llenos de curiosidad. Por fin  descubrimos las razones de Jon para escoger el celibato y ese final con la interrupción de Sir Alliser y su profecía siniestra quita cualquier resabio de obscenidad al momento sin rebasar el toque de humor. “¿No sabias donde ponerla?” pregunta Sam al oír que Jon rechazó los favores de la voluptuosa Ros.  


 Es normal en el retrato estereotípico de los obesos en la ficción juvenil que las gorditas sean las primeras en perder la virtud, pero que sus contrapartes masculinas sean vírgenes eternamente. Martin destruye ese estereotipo al permitir que Sam conozca el amor gracias a una habitante del Pueblo Libre.

Curioso que tanto Jon como su Sancho Panza terminen en los brazos de desinhibidas salvajes. Eso sin que Ygritte y Eli son muy diferentes. Si la Besada por Fuego tenía personalidad para regalar, Alelí (O Gillyflower como se la llama en inglés) es un ente pasivo que está ahí para cumplir un propósito. De regreso al Torreón de Craster, Sam es obligado por las viudas de su anfitrión a hacerse cargo de Eli y de su bebe recién nacido. Anteriormente, el tímido Sam había hecho amistad con ella (a pesar de la prohibición de acercarse a las mujeres de Craster) y había intentado socorrerla.

A pesar de que en su huida hacia El Muro, Sam y Eli vivan muchas aventuras, ella no es un personaje que atrape. Solo la vemos a través de los ojos de Samwell quien nos transmite que es bonita, valiente y buena. Esto último se manifiesta, cuando ya en el Castillo Negro, Eli  amamanta al hijo de Mance Ryder. En agradecimiento, Jon le arrebata a su bebé para que Melisandre lo sacrifique y le encarga a Eli al niño del Rey-Mas-Allá-Del-Muro. Sam y Eli (y bebe Ryder) son empacados en un viaje en compañía del Maestre Aemon.

Eli llora la pérdida de su hijo. Sam se lamenta pero ninguno se rebela ante la orden. Es en el viaje en la Cinnamon Wind, que Gilly se consuela. Tras la muerte del Maestre Aemon le pone el nombre del difunto a su hijo adoptivo e intempestivamente hace el amor con Sam.

Aunque Samwell ha quedado contento con la experiencia, se auto reprocha el haber faltado sus votos y le explica Gilly que ellos no pueden ser pareja. Para reparar su falta decide enviar a La Salvajita a su casa para que los Tarly se encarguen de ella y del bebé. Muy diferente es el cuento que Los Arcángeles escribieron para la adaptación televisiva. (Continuará)


16 comentarios:

  1. El problema del romance de Sam y Eli (en el libro), es el mismo que el de todos los romances de George R. R. Martin que no son en diferido: no muestra romanticismo, sino únicamente atracción sexual.
    Martin es un escritor brillante, pero no sabe escribir romance. O, yo, por lo menos, no le veo a sus parejas esa chispa romántica que hace latir con fuerza el corazón del lector. La relación entre Jaime y Cersei, entre Robby Jeyne, entre Jon e Ygritte, entre Sam y Elí... todas alcanzan su máxima intensidad por medio del sexo. La única relación en la que pude notar feeling emocional intenso fue en la de Daenerys y Drogo, y él muere en el primer libro (¿para qué? Para que Dany lo olvide en favor de pichabrava de Daario... otra relación basada en el sexo).
    En este sentido, creo que tienes razón y la serie ha mejorado la relación de Sam y Elí, convirtiéndola en una auténtica historia de amor donde se puede sentir el cariño y la necesidad que los dos personajes sienten el uno por el otro.

    En cuanto a Sam, es un personaje que siempre me ha caído bien, y no conozco a muchas personas que lo odien. Lo único inverosímil en él es que después de todas la que ha pasado continúe estando gordo. Yo paso por la décima parte de penalidades y esfuerzos que él, y adelgazo 20 kilos XD

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    1. Para ser justos, John Bradley ha bajado un poquito de peso desde la primera temporada, pero efectivamente, con tanta carrera por el hielo y tanta aventura ya debería estar en los huesos. Curioso que en la serie donde Jon y su pandilla viven obsesionados con el sexo, Sam sea el que viva una historia de amor mucho mas creible que la de su amigo e Ygritte.

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  2. Coincido con Estelwen, a Martin no se le da bien el romance. Por lo menos, no el juvenil o, mejor dicho, el que está en sus inicios. Digo esto porque sí me parece que se destaca cuando describe el amor entre parejas consolidadas, como por ejemplo Ned y Cat. Para mí, esa es la gran historia de amor de Martin. ¿Será una cuestión de edad? Vaya uno a saberlo.
    Tendría que repasar la serie para darte una opinión sobre la manera en que los D trataron a Sam y a Elí. De memoria, la impresión que recuerdo es la de haberlos encontrado tremendamente fóbicos...

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    1. Ahh ya me obligas a escribir la segunda parte. Yo ya hice el repaso y fue un abrir de ojos a cosas que me pasaron desapercibidas.

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    2. Yo también estoy de acuerdo contigo, Guivi. De todas las parejas de la serie, sólo hay dos que toquen el corazón: Ned/Cat y Dany/Drogo. Al menos, a mí. Todas las demás me parecen historias de sexo, sin más.
      Luego están las que se cuentan, pero no se muestran: Duncan y Jenny de Piedrasviejas, Rhaegar y Lyanna... y menos mal que no las muestra, porque no sé hubiera hecho con ellas.
      También son especialmente emotivas, precisamente porque Martin no las cuenta ya que sólo se desarrollan en la mente del lector, los amores platónicos: San/San, Jaime/Brienne, Barristan/Ashara...

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    3. También he pensado mucho en Dany y Drogo, Reina Estelwen. En como libro y serie difieren al retratarlos. Ese va a ser un blog futuro. Aunque tengo muchas cosas que contar y escribir precisamente motivadas por los sucesos en mi vida personal. LO de Dany va a ser un poco controversial porque aunque acepto la acusación de “síndrome de Estocolmo” con la que se ha tildado ese amor, me atrevo a decir que eses solo un factor presente al comienzo d una relación. Bien puede ser superado y devenir yo ser reemplazado por amor “real” léase el necesario para ser feliz a una pareja y sobre el que cimentar una familia. Pero no me voy a adelantar, ya que primero debo terminar el cuento de Sam y Eli que ya estoy en la cuarta página. Besos

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    4. Llamarlo "síndrome de Estocolmo" denota un marcado presentismo. Hasta el siglo XIX, era absolutamente normal que los matrimonios nobles no se conocieran hasta la boda, y que los enlaces estuvieran arregaldos. Prácticamente todas las mujeres de alta cuna perdían la virginidad con un marido al que acababan de conocer, con el que solían tener bastante diferencia de edad y que muchas veces (esto ocurría sobre todo con la realeza) ni siquiera hablaba su idioma. Esta situación creó aquel axioma tan conocido de que "el amor llega después de la boda". Es cierto que hoy en día las cosas se hacen de otra manera, pero en los tiempos que retrata CDHYF era algo normal. La historia de Danerys con Drogo me gusta precisamente por eso: porque muestra de un modo realista con la época cómo habría sido una historia de amor entre dos nobles medievales.

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    5. Primero que síndrome de Estocolmo (aparte del presentismo) es un término artificial, una necesidad de identificar una situación muy puntual que solo ocurre en casos de secuestro “ala moderna”, porque en sociedades donde toda boda respetable comienza con un secuestro (en algunas bodas marroquíes el novio tiene que “robarse” a la novia para dar fin al banquete) no podríamos hablar del SDE. Pero ya sabemos hay personas que todo lo ven a través de un prisma contemporáneo y por eso voy a aplicar el término a la relacion Dany-Drogo .
      Pero sin adelantarme a mi tesis, hay cosas que comienzan mal y terminan bien. Hay romances que se dan bajo las peores circunstancias, pero donde al final si se establece un vínculo fuerte, apasionado, entre dos personas que no querían entrar en una relación, pero que al final están felices de haberlo hecho.

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    6. Es probable que más de uno quiera saltarme al cuello por lo que voy a decir, peeero... la verdad es que, desde lo poco que conozco el mundo, los amores que comienzan con un romance apasionado duran mucho menos que los que empezaron poniendo en la balanza otras cosas, además de la atracción personal. Dicen que la archiduquesa Sofía, madre del Emperador Francisco José de Austria, sostenía que "para enamorarse, hay tiempo después de casado..." No voy a ser tan anacrónica de pretender que eso se aplique a la actualidad, en absoluto... pero la verdad es que yo prefiero que, primero, se enamore mi cabeza. Para que el sentimiento llegue al corazón, hay tiempo, jajaja!

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    7. Totalmente de acuerdo. El amor llega de manera tan sutil a veces que uno se sorprende al ver a alguien al que ha visto un centenar de veces y de pronto se ha convertido en una persona totalmente diferente. Alguien que puedes amar, cuando antes era nadie (o en el caso de Lord H. Pobrecito mío! alguien al que detestabas)
      E incluso el amor como lo concibes toda la vida pasa ser una quimera, cuando lo reemplaza algo más fuerte y mucho más complicado. Y si mucho mas cerebral, aunque no por eso menos apasionado o intenso.

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    8. Pienso que es cierta esa frase que reza "no se ama lo que no se conoce". Y muchas veces, el enamoramiento pasa más por lo que uno proyecta en el otro que por lo que el otro es. Si nos diéramos tiempo de conocer a las personas, probablemente los resultados de nuestras relaciones serían muy diferentes...

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    9. Estaba pensando también que da la impresión que Martin tiene un tema con las relaciones que empiezan por enamoramiento... me acordé del caso de Doran y Mellario. Creo recordar que en algún momento él explica que se casaron por amor y después las cosas no resultaron... ¿será que don Georgie tiene algún trauma con el asunto? ;)

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    10. Odio sonar pedante pero también tiene que ver con la edad. Al final, uno si aprende cosas con el pasar del tiempo y por eso el amor se vive y percibe diferente en la tercera edad. Eso puede haberle pasado a Ser George. Haber tomado conciencia de que cuando eres joven dejas que lo superficial domine tu vida sentimental. Dejas que las hormonas y lo visual dicten como debe ser tu pareja, peor aún, dejas que otros te digan con quien debes andar, acostarte y amar.
      Volviendo al caso Elí y Sam, en un contexto contemporáneo y real, Eli solo vería un gordo chancho, y él vería una mocosa cochina e ignorante. Pero en la novela las circunstancias los llevan a “darse una oportunidad” (así describe mi hermano mi romance, y nosotros siempre hemos sido un par de esnobs)
      Y sobre conocer a las personas, cada vez me sorprende mas El Susodicho y precisamente porque en él no he proyectado ninguna de esas características idealizadas que he buscado en ningún hombre. Ya sé que aburro con mi monotema, pero mi romance otoñal ha sido todo un tubo de ensayos y los resultados son dignos d compartirse. Es que cometemos tantos errores en el amor, tenemos unas ideas preconcebidas casi aberrantes, ni hablar del bombardeo mediático que es un mensaje del Anticristo.

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  3. Yo estoy con Guivi y con Estelwen, mis historias de amor favoritas de los libros son la de Dany y Drogo, en Juego de Tronos sus capítulos, los de Tryrion y los de Ned eran mis preferidos. Respecto al síndrome de Estocolmo, ni siquiera se me había ocurrido, dado la época con reminiscencias a la Edad Media que crea GRRM me pareció que un matrimonio de conveniencia era lo más normal que había pasado en la azarosa vida de Dany, puesto que como princesa, tendría que haberlo hecho incluso si su dinastía no hubiera sido acabado con su padre. Y la segunda pareja es la de Ned y Cat, me transmitían esa sensación que imagino debe haber entre dos personas que se conocen como la palma de sus manos y aún así siguen enamorados (me sorprendió mucho la escena de sexo que se narra en Juego de Tronos, yo tenía 15 años y me chocaba mucho que dos padres salieran en un libro haciendo el amor). El último pensamiento de Cat antes de abandonar su vida humana, ese en el que pide mentalmente que no le corten el pelo, que a Ned le encantaba, me hizo llorar.
    Y sobre la pareja protagonista de este post, he de decirte que lo he hablado con mis hermanas y hemps llegado a la conclusión de que, si fuera un personaje de la serie seríamos Sam, porque al principio es inofensivo y su única "habilidad" son los conocimientos que ha ido acumulando o, si no, sería Sansa, pero no la niña cursi malcriada, sino la que cree el caballeros y damas, en un mundo como el de las canciones que escucha, aunque he de decir que, como ella, estos pocos añitos que han pasado me han hecho perder mi idealismo y ahora soy terriblemente realista.
    Un beso Male

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    1. Si, yo también sería una mezcla de Sam y Sansa, la idealista, romántica. Bueno, Sam también es romántico. Reina Fátima y Re4nas, en general,hoy fue el primer día bueno de mi relación con Lord H en lo que va del año. Seguímos con problemas (Mi Ma ahora quiere instalar cámaras para impedir que me visite de noche. Voy a tener que enseñarle a escalar paredes como Bran),pero al menos estuvo cariñoso e interesado en mi, que era horrible sentirlo seco y frío como El Rey de la Noche. Les cuento por todo el apoyo que me han dado y por sus oraciones y buena vibra que están funcionando. Muchas gracias, sigánle. Un beso para ti, Reina Fátima

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    2. No seas tan "realista" Reina Fátima, si uno no tiene ilusiones, y en algún momento avanza empujado por una fe ciega en algo, no se llega a ninguna parte.

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