Nuevas reglas para mejor comunicación en el blog

No puedo continuar con este blog sin aclarar algo. Debido a mi escasez de tiempo, a un virus estomacal y a cien asuntos más, ayer me vi obligada a ser O-Ren Ishii y decapitar un elemento fundamental de ese blog: la libertad de expresión. Como bibliotecaria le tengo terror a la cesura y no quiero ejercerla, pero por el bien de comunicaciones futuras y, para no confundir a algún espantado (y con razón) lector novato, necesito establecer algunos parámetros.

Si me vi obligada a imponer orden fue porque el nivel de discurso se estaba saliendo de madre y contraviniendo la primera regla del blog. Podemos opinar, podemos discrepar, podemos dialogar, podemos ejercer nuestra opción de despreciar una opinión con el silencio, pero nunca adoptar tonos agresivos dirigidos a interlocutores.

Yo sé que hay foros y blogs donde el dialogo es singularmente pendenciero, no quiero que eso suceda aquí. Siempre busqué que este blog tuviera una orientación diferente. Que fuera otro  tipo de proyecto. Mi ideal era que habláramos de lo que no se habla en otras partes. Y como la fantasía es un tópico tan complejo, tan rico en matices,  obligatoriamente nos conduciría a expandir el tema y a recurrir a referencias intertextuales y a alusiones interdisciplinarias. Somos profesionales, instruidos,  tenemos opiniones formadas, eso ayuda a una exploración más profunda de las ficciones que analizamos.

Po eso me ha dolido mucho tener que cerrar un intercambio que, por polémico que fuera, no tenía que llegar a esos extremos. Antes de señalar culpables, tengo que ver mi dosis de responsabilidad en los hechos. Al escribir ese post,  visualicé una guerra ente “jaimeras” y “Jaime haters”,  jamás me imaginé que la guerra seria entre nosotras. No se me ocurrió que todo lo que escribí quedaría reducido al incesto. Ósea si volvemos a la discusión original, la única deducción que nació de nuestro debate fue que el gran pecado de Jaime es amar a su hermana.

 Tal vez me equivoque, pero  en un debate bien llevado, nadie gana, nadie tiene la razón ni es dueño de la verdad. Se trata de poner sobre el tapete ciertos datos y permitir que el público tome su propia conclusión.  Pero aquí los ánimos se caldearon y las cosas tomaron otro curso.

No puedo creer que expresar diferentes opiniones tengan que terminar en un diálogo tan ofensivo. No puedo creer que no podamos debatir, pero al parecer no es así. Por eso impuse la regla. No más discusiones sobre el incesto, ni sobre eugenesia, ni sobre bioética, ni nada que haga salir lo peor de nosotras. ¿Pero qué pasa si mañana discutimos sobre cualquier tema, por inocente que parezca, y terminemos en lo mismo? Es eso lo que quiero evitar.

Recientemente recibí un mensaje por Facebook que decía “no tenemos nada en común”. Descubrió la pólvora. Yo no tengo nada en común con nadie y es no me impide gozar de su compañía y quererlos. Y sobre todo gozar leyendo sus opiniones y viéndolos interactuar aun sin mi presencia.

Es imposible que siempre tengamos la misma opinión. Como es posible que a veces hagamos comentarios generales que ofendan a más de alguien.  Muchas veces yo les he pisado los callos, juro que sin querer.  Una trata de ser diplomática, pero también quiero ser honesta. Por otro lado, no hay una de ustedes, mis asiduas, que no haya hecho algún comentario que me hiciera chirriar los dientes. Pero todas nos bancamos esos comentarios, sin hacernos mala sangre, siempre y cuando no se llegue al ataque personal. Y esa es la regla que quiero impone para discusiones futuras.

Evitemos, por favor, argumentos “ad hominem”. No podemos acusar a los demás de ignorantes (aunque lo sean). Si una conversación se está volviendo intolerable, cortémosla ahí. No se convence a nadie quitándole el derecho de la palabra. Y dejemos de hacer inferencias  o caer en generalizaciones prejuiciosas. Si digo que no me gusta  o me da asco el dulce de leche no significa que milite en contra de la abolición del dulce  o solicite la cabeza de quien lo consuma; si alguien aprueba el matrimonio gay no significa que no sea heterosexual; si aceptamos que puedan haber hermanos que se enamoren no significa ni que practiquemos el incesto ni abogamos por  su imposición.

 Por supuesto que como este blog es democrático, estoy abierta a opiniones, consejos e incluso reproches. ¿Debemos alejarnos  de temas controversiales?  ¿Es correcto creer que tolerar una opinión diferente nos hace compartirla?  ¿Debería haber mas censura incluyendo autocensura de  parte de la bloguera o dejarlos que se agarren de las greñas sin involucrarme?