Una duda que
tenían los seguidores de la saga Forastera es si su precuela contendría elementos
sobrenaturales (léase, viajes en el tiempo). El que la esté publicando en este
blog ya trae la respuesta. Siempre los fans de la obra de Diana Gabaldón creyeron
que los padres de Claire Beauchamp habían muerto en un accidente de automóvil
cuando ella era pequeña. Ahora venimos a enterarnos que Los Beauchamp
sobrevivieron el accidente, pero en una colina de las Tierras Altas encontraron
el fatídico circulo de piedras que los haría viajar doscientos años atrás.
Hay muchas
razones por las que le he huido a Outlander desde la obsesión de Gabaldón con violaciones de
todo tipo hasta la sobreactuación de Catriona Balfe que me ha hecho detestarla.
Hasta ahora ninguno de esos factores afea esta precuela o historia de origen.
Succession en Tierras
de los Mackenzie
Comenzamos por el
año de 1714 ,en las Highland escocesas en tierras de Los McKenzie. Todo el clan
se prepara para el funeral de su Laird Seamus Ruahd (Jaime, El Rojo). La
más dolida y preocupada es su hija mayor Ellen. Además de que extrañará a su
adorado padre, Ellen sabe que el aire se siente amenazador. Su padre no escogió
sucesor y ahora cualquiera, incluso un forastero, puede postular al puesto de
jefe del clan.
La razón por la
falta de sucesor es que Seamus (al que a veces llaman Jacob) conocía las
debilidades y fortalezas de sus hijos varones. Para quienes no las conozcan,
Colum, es el mayor nacido con un síndrome (el de Toulouse-Lautrec como lo
descubrió Claire) que lo hace cojear. Aunque astuto y controlado, su debilidad
corporal lo pone en desventaja con Dougal, su hermano, vigoroso, pero bruto.
Si fuese por
Seamus, su sucesora seria su primogénita, Ellen, pero nació sin testículos.
Seamus crío a su hija predilecta privilegiando su cerebro. Ellen ha leído a los
clásicos y a Shakespeare, habla gaélico, inglés y latín, y ha conseguido de su
padre la promesa de que se casará cuándo quiera y con quién quiera. Esa promesa
no vale para sus hermanos. A sabiendas, muchos jóvenes que aspiran a las tierras
McKenzie planean cortejarla.
Uno de ellos es Murthag
Fitzgibbons Fraser que está tratando de convencer a su primo Brian Fraser de ir
a la convención en tierras de los McKenzie. Bran, hijo bastardo de Lord Lovat y
siempre postergado, no tiene interés en ir a meterse en territorio enemigo. Es
su padre, Simon Fraser, quien le ordena ir con su primo para espiar que planean
los McKenzie.
Vemos a Murthag coquetear
con las mujeres de la festividad y atraer el interés de Jocasta McKenzie la
hermana de Ellen. Ahhh entonces seguiremos con esta trama que surgió en la
serie Outlander, pero que no pertenece a los libros. Murthag y Jocasta
no son los únicos personajes de Gabaldón que conocemos en versión joven. Ahí está
Ned, consejero de los McKenzie.
Jocasta y Murtagh en Blood of my Blood
NOTA HISTORICA: Ver a esta libidinosa versión de Lord
Lovat me hace reír porque oigo Simon Frazer e inmediatamente me viene a la
cabeza Peter Lawford quien interpretara a su descendiente y tocayo en El Dia
más largo del Siglo. Hasta hoy Los Lovat pueden tener su propio ejército,
algo que comparten con Los Grant, clan prominente en este cuento.
Peter Lawford como Lord Lovat
Me ha sorprendido
que Ellen no pueda ser laird o lady. En Escocia las mujeres heredan
títulos nobiliarios y liderazgo sobre clanes. Recientemente tuvimos el
fallecimiento de Lady Flora Saltoun, cabeza del Clan Fraser.. Y las había incluso
antes de 1714. Recordemos a Mary McLeod, matriarca del Clan McLeod de la Isla
de Skye. En todos esos casos no había hijos varones de por medio. Tal vez, el
hecho de tener dos hermanos impide a Ellen ser jefa de su clan.
Romeo y
Julieta de las Highland
La pobre Ellen no
puede disfrutar de la fiesta porque los hombres la persiguen. Un tal Robert la
corteja; Murthag se ha vuelto su Stalker y, en carruaje de cuatro caballos
llega el pretendiente más importante: Malcolm Grant. El jefe del Clan Grant y
su hijo, Malcolm, se apean del carruaje, vienen sin kilt ni echarpes, vienen ataviados
a la moda de lores, como corresponde a un clan protestante y amigo de los
Hanover.
Para mayor
adhesión a la causa hanoveriana, presentan a su nuevo consejero, Henry Beuchamps.
Oh pero si es Jeremy Irvine al que he visto en la primera temporada de Dalgliesh.
¡Qué guapetón que se ve sin bigote! Y ahora caigo.¡ Beauchamp! Y recuerdo que
mientras Lord Lovat daba órdenes a su bastardo, entró Catriona Balfe. No, pero
no era la pesada de Claire. Era Julia Moriston, su madre. ¡Los Beauchamp han
cruzado el círculo del tiempo! Antes de preguntarnos como lo hicieron y como es
que uno trabaja para Los Grant mientras su mujer es esclava de Lord Lovat, volvamos
a la otra pareja protagónica.
Murtagh sabe escurrir
a los curiosos y peligrosos hombres del Clan Mackenzie (Los Fraser y Los
Mackenzie no se llevan bien). Su primo no. Escapándose ellos, Brian se esconde
en un establo donde Ellen se está escondiendo de todo el mundo. Y aquí viene lo
increíble. Yo no creo en las flechas de Cupido. Por lo tanto nunca me convencen
esos amores a primera vista, pero aquí la escena si lo logra y ya por eso la serie
merece un Emmy. Apenas intercambiados nombres y ya los Romeo y Julieta de las
Tierras Altas, se citan para más tarde cerca de un puente.
La cita es la más
romántica que he visto en mi vida. Usan el puente como una valla para proteger
el honor de Ellen (como los caballeros de las gestas ponían espadas en el lecho
compartido con una dama que no era su esposa). La misma Ellen le recuerda al joven Fraser que no debería estar
a solas con un extraño. Intercambian apellidos y esto agrava la situación.
Ahora saben que
sus familias no permitirán un romance que ya ha florecido. Aun así, con cada
intercambio vocal, Brian y Ellen dan un paso adelante hasta encontrarse en
medio del puente donde solo se asen de las manos, pero es un gesto más
apasionado que ningún beso.
Solo que estamos Tierras
Altas donde honor y violencia van del brazo. Los hermanos de Ellen la andan
buscando. Mrs. Fitz dice que la vio con Malcolm Grant. Todos montan en colera. Dougal
quiere vengar su honor con sangre. Colum intenta calmarlo, pero―como
nota Ned― en realidad, lo azuza. A solas, Colum dice a Ned que si ocurre alguna
violencia, casará a Ellen con Malcolm. Así tendrá poderosos aliados y sacará
esa hermana peligrosa del camino.
Un Romance de
la Gran Guerra
Solo que para esa
boda se necesita de un novio …Dougal y un grupo de corredores de maratón
detienen el carruaje y casi matan a golpes al pobre Malcolm. Es Henry Beuchamps
quien lo salva. Es ahí ,cuando la serie decide viajar en el tiempo llegando
casi dos siglos después.
Estamos en el
mismo sitio, pero en 1923. Después de un picnic, el Matrimonio Beuchamps hace
el amor al fresco. La pareja se sube al auto y continúa el camino hablando de
su hijita Claire que ha dejado con su tío en Londres. Los Beauchamp tienen un
accidente y acaban en un rio. Cuando llegan a la ribera están mojadísimos
y Henry tiene un guijarro en el botín. Su mujer sube a la colina para avistar
alguna carretera. Al rato, Henry oye un grito, corre ladera arriba y se encuentra
con el fatídico círculo de menhires, pero no hay rastro de Julia.
El segundo
episodio inicia con flashbacks al pasado, específicamente Passchendale en
Flandes, 1917. Como me he pasado el verano viendo series sobre la Gran Guerra
reconozco las escenas de trincheras inundadas y soldados ingleses, con cascos
de metal, chapoteando en el lodo. Entre ellos está Henry Beuchamps, un abogado
londinense, ahora convertido en oficial.
Cuando Henry desobedece
una orden y va a tierra de nadie en busca de uno de sus hombres malherido, es
solo por influencia de sus subalternos que su comandante no lo lleva a corte
marcial. Henry no tiene familia. En su enajenación y aislamiento escribe una
carta abierta al Times de Londres narrando la vida cotidiana en el Frente
Occidental, la vida que los civiles desconocen.
Como era de esperarse,
la carta cae en manos del censor. En este caso se trata de Julia Moriston,
quien trabaja en una oficina del gobierno, encargada de revisar correspondencia
que viene de Flandes. Para suerte de Henry, Julia es un espíritu libre, una apasionada
de las ciencias que sueña con ir a la universidad, una sufragista que por el momento ha
abandonado la causa para servir a su país.
Julia no delata a
Henry. En cambio ,le responde. De ahí surge una correspondencia mutua que
deviene en romance. Casi un año más tarde se encuentran por primera vez en
Londres, un día después están en la cama, al día siguiente se casan y, hasta su
accidente en Escocia, son inmensamente felices.
Los Sassenach Beauchamp
El segundo capítulo
nos lleva al viaje de Julia al pasado. Despierta de su sueño de la Bella
Durmiente, se encuentra en Craigh Na Dun y aunque no se da cuenta de que ha
viajado en el tiempo, si nota la
ausencia del marido. Le escribe un mensaje en una roca y parte hacia la
carretera. A diferencia de su hija, Julia lleva puesto un largo abrigo de
viaje, nadie se sorprenderá al verla “en camisa”, como a Claire. Aunque para los
O’Connor, que la encuentran en el camino, la ropa es lo de menos.
Ellos solo hablan
gaélico, pero a simple vista reconocen en Mrs. Beauchamp a una sassenach,
joven, sana y guapa. El regalo perfecto para saldar su deuda con Lord Lovat. Le
dan un palo en la cabeza y se la llevan al castillo de los Fraser. Ahí Simon se
la entrega a Davina Porter (Sarah Vickers de Endeauvor)
quien le da ropa, y explica su situación a la secuestrada.
A nadie le
importa que Julia sea casada o tenga una hija, ahora es la esclava de Simon Frazer
y debe aceptar su situación. Limpiando, Julia se hace de un mapa de las tierras
de su amo y una noche intenta huir. La detiene Brian que la aconseja no
intentarlo. Se avecina una tormenta y Lovat enviará por ella. Julia desobedece,
es atrapada y condenada a recibir veinte latigazos. Nuevamente Brian
interviene, se acusa de haberla ayudado y acepta él recibir el castigo.
Entretanto, Henry
también ha cruzado la barrera del tiempo, ha hallado el mensaje de su esposa y
emprendido el camino en la dirección que tomó Julia. Así llega a una taberna. Gabaldón
y su equipo no pierden tiempo en clichés. Rápidamente, y gracias a un
calendario de pared, Henry cae en que es un viajero del tiempo.
Como veterano y
buen abogado, Beauchamp no hace aspavientos e intenta parecer normal en este escenario
de Sir Walter Scott. El problema es que aunque ordena una jarra de cerveza no
tiene con que pagarla. Se la paga Malcolm Grant que es buena persona. El joven
Grant está ahí acompañando a su consejero que viene a hacer un negocio para su
clan.
El observador
sassenach se da cuenta que el consejero está recibiendo coima en vez de
preocuparse de los intereses de sus patrones. Se lo hace saber a Malcolm quien rápidamente
lo lleva a su castillo a entrevistarse con su padre, Sir Isaac Grant. El jefe
del Clan Grant es astuto y despacha rápidamente la situación: decapita al
consejero tramposo y le ofrece ese empleo al inglés.
Cuando el abogado
aduce que anda en busca de alguien, Sir Isaac le recuerda que un sassenach solo
en las Highlands va a encontrar muchos problemas. En cambio con el respaldo de
Los Grant… Es así que Henry Beauchamp llega a tierras de Los Mackenzie como
consejero de un poderoso clan. Es en esa capacidad que salva la vida de Malcolm
y negocia el enlace entre clanes convencido por Ned quien también se ofrece a buscar
a Julia.
Todo esto ocurre
en los tres primeros capítulos de los diez que componen la primera temporada. Ni
les cuento la marejada de aventuras que prosiguen por siete más. Es una maratón
de emociones, muy bien hilvanada y con diálogos superiores. Escuchar a estos
jefes de clan dialogando ya crea una atmosfera de novela de época de esas
glorias de la literatura escocesa Sir Walter Scott y Robert Louis Stevenson que
certifican que Diana Gabaldón―con todos sus bemoles― es la doyenne de la
novela histórica del siglo XXI.
Las actuaciones
son impecables. Interesante que se haya escogido una actriz pelirroja (Harriet
Slater) para Ellen que nos recuerda a Brianna ya que se parece a quien
interpreta a su nieta. A Hermione Corfield le oscurecieron el cabello para
hacerla más semejante a Catriona Balfe quien da vida a Claire, su hija.
El Toque
Fantástico
La serie goza de
soberbia cinematografía, de excelente musicalización y de una muy buena
atmosfera histórica. A esto le podemos añadir la fantasía. El solo hecho de que
el nefasto circulo de piedras haya transportado a los padres de Claire a otro
siglo―décadas antes de hacer lo propio con su hija― es en sí un misterio
sobrenatural que invita a la conjetura. ¿En algún momento, Claire se reencontrará con
sus padres?
No debemos
olvidar que el universo Outlander es un reino de fábulas, donde los
personajes se desplazan a través de portales por diferentes siglos. Donde
veinte años más tarde Claire se reúne con su Jaime y donde Brianna atraviesa Craigh
na Dun para llegar a conocer a su padre e incluso ir más atrás y encontrarse
con su abuelo.
Lo sobrenatural
es también parte del mundo de los Beuchamps. Julia explica que, ya viviendo en
ese entorno, comienza a creer en las hadas o al menos a poner sus esperanzas en
ellas. Lo vemos cuando les lleva una ofrenda de leche en ese espacio donde traspasó
el tiempo. Hay conciencia de que ese círculo de piedras es mágico. Incluso se
cuenta de gente que ha desaparecido en Craigh na Dun y regresado años después
sin poder explicar donde estuvieron.
Un momento muy
fabuloso es la fiesta de mayo (Beltane) a la que asisten Ellen y su prometido Malcolm
Grant. Vemos los bailes, los ritos de fertilidad y, entremedio, Ellen y Brian
celebran su handfasting, el ritual matrimonial escoses. Por otro, Lord
Lovat escoge esta fecha mágica del calendario celta para invitar a Mairi, la
vidente, a que profetice el futuro del hijo que espera Julia.
El ritual de huevo me sorprendió, porque
también se utiliza en magia de otras culturas para destruir el mal de ojo y en
mi país, en la noche de San Juan, es parte de todo un proceso adivinatorio.
Para los que me llaman supersticiosa, descubrir vínculos entre magias de
diferentes pueblos, más me confirma el poder de lo sobrenatural que existe en
un imaginario colectivo que traspasa razas y regiones.
Contenido Violento y Gory: Lo que se puede esperar de un cuento de clanes escoceses peleones y de Diana Gabaldón. No hay violaciones sino hasta el capítulo 6. Un capítulo muy fuerte que además de mostrarnos la azotaina que le propinaron a Brian, nos presenta a Julia de parto, torturada por Davina y las parteras (¡!!!).
Factor Feminista El relato se centra en dos mujeres
fuertes e inteligentes, lo que no es común en una heroína moderna. Ver como
Julia enfrenta, no solo lo extraordinario de un viaje en el tiempo, pero también
el dilema entre ocultar o explicar su embarazo es peliagudo y la solución es más
dieciochesca que contemporánea.
En cambio, Ellen
tiene que vérselas con un romance prohibido y un matrimonio obligado y debe
usar de toda su astucia y de inesperados aliados para salir de este. El modo en
que soluciona el dilema de quien será el jefe del Clan Mackenzie es brillante y
aunque lo haga pasar como una estrategia de Ned, sus hermanas saben reconocer
la buena mano de Ellen tras la solución.
Factor
Diversidad: Asombroso que
en esta producción británica no tengamos ejemplos de diversidad forzada ni en
el universo de los Beuchamps ni en las Highlands.
Lo que si tenemos es diversidad física y mental. Colum sufre de una coqueja que lo incapacita de ser jefe de clan. Henry Beauchamp arrastra hasta el siglo XVIII, el trauma que contrajo durante la Gran Guerra
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