Una de las
mejores series del año pasado fue “The Terror” de AMC, una producción de Sir
Ridley Scott. Basada en la novela homónima de Dan Simmons, “The Terror” recibió
buena crítica, aunque su final fuera casi tan incoherente como el de “Juego de
Tronos”. Aun así, merecía más propaganda y ciertamente si iba tener una
secuela, esta debería ser más publicitada. Les digo porque probablemente muchos
de ustedes no saben que abre el lunes 12 de agosto, por AMC, y que creo que es
estreno mundial.
Yo recuerdo que
los trailers, fotos y artículos precedieron por casi un año a la primera
temporada. Recuerdo las fotos de Jared Harris, Ciaran Hinds y Tobias Menzies
que salían a cada rato en los sitios dedicados a propagar noticias de esta
serie producida (entre otros) por Sir Ridley y basada en una novela que en su
momento fue un superventas.
¿Fue eso lo que
motivó la campaña publicitaria? ¿La falta de propaganda de la segunda se debe a
que es un guion de un desconocido, que ni siquiera tiene título y que no hay
actores de calibre en el reparto aparte de George Takei? Precisamente fue
gracias al Señor Sulu que recibí noticias de la cercanía de la serie,
El año pasado,
poco después del cierre de la última temporada, se anunció que habría secuela,
aunque independiente de la recién terminada serie. Solo se supo que tendría
lugar en uno de los campos de detención donde japoneses-americanos fueron
encerrados durante la Segunda Guerra Mundial.
Hace un par de
semanas, mi hermano me mostró en el TVGuide, una notita de cuarto de página
que anunciaba que el estreno sería el 12 de agosto. Poco después me llegó una
entrevista de George Takei. Después de décadas de militar en la lucha de los
derechos LGTB, Takei se ha unido a otra causa. La solicitud de liberación de
los pequeños latinos separados de sus padres, inmigrantes indocumentados, y
enjaulados en campos de detención a lo largo de la frontera con México.
En la entrevista
me enteré de que el Señor Sulu no es ajeno a esta experiencia, ya que es uno de
los últimos sobrevivientes de Manzanar, el campo de concentración más grande de
estos que surgieron poco después de Pearl Harbor a lo largo de la costa del Pacifico
californiano. Takei recordó que quien
firmara el permiso para la creación de los campos fue Franklin Delano
Roosevelt, un presidente demócrata, y que los niñitos de la frontera la están
pasando peor, porque al menos Takei y sus compañeritos no fueron separados de
sus padres.
A mí me gusta
mucho cuando la fantasía y el horror entran en terreno histórico. No hay muchos
filmes sobre el tema (“Mientras nieva sobre los cedros”;” Come See Paradise”; “Farewell
to Manzanar)” y este tiene la particularidad de que se concentrará en la vida
cotidiana en el campo. Para eso han contratado a George Takei para que los asesore, pero por
supuesto aparte de la lección de historia, está el relato de terror y a juzgar
por el tráiler va a ser terrorífico.
Chester Nakayama (Derek
Myo) es uno de los muchos norteamericanos de ascendencia japonesa que, junto
con sus padres, es internado en manzanar. Esto implica abandonar su trabajo de fotógrafo,
sus posesiones, y sus amigos incluyendo a Luz Ojeda (Cristina Rodlo), su novia
mexicana.
Ya en el campo,
Chester comienza a alucinar con Yuko (Kiki Sukezane), una mujer de su pasado.
Estas alucinaciones van seguidas por extrañas muertes. Sera el viejo pescador Yamato-San
(Takei) quien informe a Chester que la causa de las muertes es un bakemoto,
un espíritu o fantasma que busca reencarnarse. Mas mala noticias para Chester,
este bakemoto lo seguirá a todas partes, incluso al ejército de los Estados Unidos
al que Chester como muchos otros japoneses (los llamaban Nisei) se unirá en un
esfuerzo por demostrar su patriotismo.
La idea de crear
un Kwaidan que es un cuento tradicional japones de fantasmas con este
trasfondo histórico acentúa el dramatismo y la sensación de incertidumbre y
aprehensión. La iluminación, la tonalidad, el vestuario todo te transporta a la
época, pero está el toque moderno de denuncia de estos campos que han vuelto a
surgir y de la criminalización de determinadas minorías étnicas. Hoy todos
admiramos lo japonés, su cultura, sus autos, su tecnología, su comida, su cine,
sus mangas, pero hubo una época, incluso antes de Pearl Harbor, que los japoneses
eran considerados parte de un grupo inferior y despreciable.
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