Ah, Reina Elle, así que los Dreadful teníamos razón. El Sweet era de todo, menos Sweet. Este ha sido un capítulo lleno de sorpresas.
Kaetenay no es la figura paterna que creíamos, y Hécate se convierte en la
salvadora de Ethan ¿pero por cuánto tiempo? Vamos a comentar "Predators
Far and Near," la segunda entrega de la tercera temporada de "Penny Dreadful".
Es increíble lo buen sastre que es John Logan y el cuidado
con el que hilvana su historia. No hay en su historia patinadas como las de
Lord Fellowes en “Downton Abbey” o
arbitrariedades incoherentes como las de
Los Arcángeles en "Juego de Tronos".
Vamos primero a Londres donde Jekyll y Frankenstein han
abierto su laboratorio. Jekyll trabaja de día en Bedlam, el infame manicomio,
donde experimenta como un Maestre Qyburn cualquiera. Este año parece que estaremos
gozando de una revisión de la psiquiatría de la Belle Epoque.
Jekyll está empeñado, antes de domar a Lily, de curar a su
amigo. Quiere que deje las drogas y se alimente más. Lo lleva a un salón de té
a comerse una chuleta. En el transcurso del almuerzo, el mestizo cuenta su historia. Es hijo de un
noble inglés y de una dama hindú. Cuando ya harto de su exótica amante, el Lord
Jekyll se vuelve a Inglaterra, la madre soltera cae en desgracia. Es repudiada
por su familia y se convierte en una Intocable literalmente ya que contrae
lepra y muere de ese mal. E padre de
Jekyll lo hace venir a Inglaterra donde lo educa, pero no se gana el cariño del
hijo.
El médico sueña con el día en que su odiado padre muera y le
deje titulo y fortuna. Que siga soñado porque los bastardos no heredaban nada
en la Inglaterra victoriana, y menos un
mestizo. El color de piel de Henry Jekyll es también un impedimento para
encontrar empleo. Solo un antro como Bedlam
lo acepta y en calidad de anestesiólogo para calmar a los orates que son tratados
como la escoria de la tierra. Ni los
ordenanzas llaman “doctor” a Jekyll.
Victor asiste a una demostración de los experimentos de su
amigo. Traen a un loco furioso y lo plantan en una silla de barbero que Henry
tiene en su sótano-laboratorio. Lo presenta. Es el Señor Balfour, un independistas
escocés que tuvo la temeridad de atentar contra la vida de la Reina Victoria.
Lo encerraron en Bedlam donde ha perdido
la razón. Ahora es peor que Ethan en plenilunio. Hay que amarrarlo y amordazarlo.
Jekyll inyecta algo en el cuello del demente y éste se calma totalmente y pide
con gran cortesía un vaso de agua. Victor está asombrado. ¿Servirá esto para
Lily?
Lily y Doryan Gray aparecen este episodio. Los vemos llegar
de noche al Limehouse en busca de uno de esos “clubes privados” donde se practica
lo ilegal y lo pervertido. Este tugurio atiende a sádicos. La pareja se encuentra
sentada en un semicírculo y rodeados de encopetados señores en traje de noche.
Por el recibimiento del dueño a la pareja sabemos que el espectáculo consiste
en torturar y matar a una jovencita a la que traen desnuda y con los ojos vendados.
Le quitan la venda, la niña escupe a su verdugo (un encapuchado) éste la
cachetea, pero eso solo un entremés. Hay una variedad de instrumentos de tortura
cerca. El encapuchado elije un mazo con clavos, pero antes que golpee a la niña
Doryan se para y lo mata de un balazo. Lily pega un salto de gata y con un cuchillo
que extrae de su ropa procede a degollar a los sádicos. Los que quedan vivos
son ultimados por Doryan. Lily recoge a la niña desmayada y le ruge “¡Eres mía!”
La chica despierta en una cama limpia, vestida con un camisón de encaje. Baja la escalera
(está en la mansión de Doryan) y lo ve bailando con Lily. Esta le informa que una
vez ella también se prostituyó y fue maltratada. Ahora quiere que la chica la
ayude en su “monumental” venganza.
Esa noche, Víctor va a casa de Doryan y se sienta en un
banco afuera a espiar a Lily que se prepara para dormir. La ex Bronna baja y de
manera muy gentil, intenta convencerlo de que se vaya, que se olvide de ella.
“Yo te creé” argumenta el científico loco. Su deber es protegerla. Lily
determina que ella es la verdadera creadora en este cuento. Lo besa en la boca
y le dice que se vaya. Cree que Victor
sufre del dolor de un primer amor y de eso siempre se sobrevive. Ni tanto, hay
tanto adolescente suicida.
Victor confía demasiado en que Henry Jekyll lo va a ayudar.
Como lo han adivinado muchos Dreadful, el personaje está obsesionado,
homoeroticamente hablando, con Víctor. Lo dijo “Las cosas que se hacen por amor”.
Con ese reconocido adagio ya vemos a
Bronna-Lily siendo aventada por una ventana de la torre.
Entretanto, las autoridades nuevomexicanas ponen en marcha
su engranaje para la captura de Ethan Chandler, nacido Talbot. Mientras se
fotografía a los alguaciles muertos, todos muy ordenaditos en sus ataúdes, en
la oficina del sheriff hay un match entre Rusk y un nuevo personaje. Se trata
del Agente Federal Ostow, un representante de La Ley de la Frontera (oxímoron total)
y de un estilo de vida que repudia el colonialismo británico del cuan los
yanquis se han liberado. Se burla de Rusk, un manco citadino que pretende encontrar
un asesino en serie en un chamizal
desconocido y perdido.
Rusk también tiene un código de conducta. El sirve a su Reina
(La Primera de su Nombre, La que No Arde)
y hasta que no vea a Chandler, Talbot o como se llame, colgando de una horca no
se presentará ante Victoria. Y que Oslow no pierda el sueño sobre su invalidez.
En servicio de la Corona ha cabalgado por terreno peor, con un brazo sabe
manejar un caballo y también ver en la distancia. Según él. Ethan y su gente se
han detenido en u poblado llamado Cascabel y van camino a la Cordillera Talbot
(¿Cacharon? Talbot, es la tierra de las familia del fugitivo) “El lobo vuelve a
su guarida” sentencia Rusk
Olvidémonos de estas jactancias de nachos con acentos diferentes.
Lo importante es que afuera en un banco esta Hécate, con su vestido blanco sin
una mancha de sudor y con sombrero, como toda una dama. Lo ha escuchado todo, sonríe
como brujita y se pone de pie. Ya sabe dónde ir.
Me gusta como John Logan ha conseguido enlazar las historias
de manera que aunque en continentes diferentes, los personajes se encuentren.
Malcolm y su fiel compañero indio van en un buque de mala muerte rumbo a Estados
Unidos. Malcolm le escribe a Vanessa sin contarle del verdadero motivo de su viaje.
Según él se va de cacería. Estas cartas dan un tono epistolar al capítulo y es
un homenaje a sus fuentes de origen. Drácula
y Frankenstein.
Katenay le cuenta al explorador sobre su extraña relación
con “su hijo”. Ethan participó en matanzas de Apaches. Arrepentido, fue en
busca de Kaetenay, uno de los últimos sobrevivientes y le suplicó que lo dejara
sin cabellera. Katenay prefirió dejarlo vivo, para verlo sufrir. En vez de continuar
explicando de qué forma hizo sufrir a Ethan (¿tendrá que ver con su licantropía?),
Kaetenay le pregunta a su compañero de viaje si alguna vez ha odiado a alguien
tanto que antes de matarlo, ha preferido tenerlo cerca para verlo sufrir. Malcolm
reconoce que es lo que sintió por Vanessa,
pero con el tiempo llego a amarla como una hija. Es lo mismo que ha ocurrido
con el Apache.
Y de ahí viene lo único confuso del capítulo. En el barco,
Kaetenay decide hacer un ritual-sahumerio para viajar astralmente hasta donde está
Ethan. Lo encuentra y se le mete en el sueño. Y aquí viene lo misterioso. Ethan
agrede al Apache. No lo saluda como a un padre. Lo acusa de haber matado gente,
quiere su cabellera. Es como si existiera, en ese espacio onírico, una reversión
de roles. Kaetenay lo llama “Apache” pero Ethan reniega del título. Kaetenay dice que necesita de Ethan y ahora sabe
donde encontrarle. “Tengo sangre en los dientes y en mi alma, creo” es la manera
de Chandler-Talbot de rechazar un empleo.
“Eres exactamente el Apache que busco” es la despedida del chamán
(oye, si con una pipa, unos abalorios y
un poco de humo sabes meterte en la cabeza de un dormilón que esta a miles de
millas de distancia tienes que ser chamán).
Esa noche, los secuestradores de licántropos llevan a Ethan
a un puesto de esos del Oeste donde venden de todo. Es el famoso “Cascabel”. Mientras
desahogan sus aficiones shopaholicas, dejan al lobo encadenado cerca de una
mesa. Una viejita india limpia la mesa y reconoce a Ethan. Le habla en el
dialecto (ya, ya sé, esta es Maria Oupenskaya del filme de Lon Chaney). Le dice
que es parienta de Kaetenay. “¿Dónde está el viejo demonio?” pregunta el lobo.
La anciana le cuenta que toda su familia ha sido desterrada a Oklahoma. Solo Kaetanay
se libró de ese destino. “Te ayudaría si pudiera” le dice con tristeza mirando
las esposas que encadenan a Ethan. El la llama “madre” y al ver que el
plenilunio se acerca, le pide que se vaya. La Apache obedece y la luna llega
gordita a mirar al hombre recordándole que es lobo.
En un segundo, Ethan, convertido en monstruo, comienza dar
arañazos. Sus garras son como las espadas de Ser Arthur Dayne. Da cuenta de
casi todos los secuestradores. El líder saca un revolver con mano temblorosa
¿Puede matar un licántropo sin una bala de plata? No llegamos a saberlo porque tras él llega Hécate
en uniforme de Nightcomer (desnuda, calva y tatuada). Mata al del revólver y se
enfrenta al Lupus Dei que la saluda
con u gruñido (uff, Lord H. me saluda así a veces).
Y volvemos a Vanessa en Londres, lista para su segunda sesión
con la psiquiatra. Se ha cambiado de ropa y llega enguantada a la cita. La
recibe un Renfeld tan agitado que parece más loco que los pacientes.
La Dra. Seward le dice a Miss Ives que taparse las manos no
le quitara la comezón. Para hacer mas entretenida la sesión pretende grabar las
confesiones de Vanessa en un artilugio milenario, unos cilindros de cera,
precursores de las grabadores. La paciente se sobrecoge. No le gusta la idea de
dejar un record de sus secretos. Espera, niña, a vivir en la era de la
fotografía digital, Blu-Ray y los
camcorders.
Seward ordena a su paciente que le dé un reporte completo de
sus pecados. Nerviosa, Vanessa comienza por la seducción del novio de Minna, de
ahí continua, y continúa. Al final, médico y paciente están agotadas. La psiquiatra
le ordena a Miss Ives hacer algo que “la haga feliz”. Vanessa parte al Museo a
buscar al Dr. Sweet. No, nena, no. Lo peor que se puede hace es intentar quitarse
un clavo con otro clavo.
Encuentra a al zoólogo dando una charla sobre lobos. Al
verla, finge no recordar su nombre, pero
cambia el tema. Ahora charlará sobre escorpiones. El Pequeño Escorpión acapara
la atención del maestro y levanta la mano más veces que Hermione Granger. Al
acabar la charla, Sweet acompaña a Vanessa. Sigue sin acordarse de su nombre,
pero se deja ver en su lado más vulnerable. Confiesa que aunque el museo
patrocina expediciones en busca de material
nuevo, él siempre se queda en Londres. Comparte sus sueños de explorador,
sueños perdidos de un niño cuyo ídolo
era El Capitán Nemo. Vanessa dice que su ídolo es Juana de Arco quien nunca
perdió su fe y murió por sus ideales.
Esa noche, Vanessa decide trasgredir las costumbres de esa
época e invita al zoólogo al cine. Cine, cine no es, falta un año para que Los
Lumiere inventen la cámara. Se trata de una exposición de diapositivas
ilustrando las Veinte mil leguas de viaje
submarino, el libro favorito del Dr. Sweet. Vanessa observa la felicidad en
la cara de su amigo. ES conmovedora su necesidad de hacer feliz al hombre que
le interesa. La entiendo, pero es tan peligrosa esa empresa.
Acabado el show, Vanessa continua en onda osada y ofrece a
Sweet llevarlo a tomar café a Simpson’s-on-the-strand (uno de los restaurantes
de moda de entonces). El se niega y ella se va a casa a pie, pero seguida por toda la horda vampira.
Esa noche, el alborotado Renfeld vuelve al galpón de los
vampiros. Necesita sangre, pero el Amo antes quiere un informe completo.
Renfeld le dice que Vanessa le contó su vida y milagros a Seward, pero esta no
le creyó una palabra. Complacido, El Amo permite que el secretario beba de su
muñeca. La cámara enfoca su mano, sube por el antebrazo y vemos (¡Lo sospeché
desde un principio!) que Drácula es…. ¡el Dr. Sweet! Me uno a todos los
críticos que antes que yo han exclamado “¡Pobre Vanessa!”
¡Nos ha salido drácula el doctor Sweet! Al contrario que a ti, a mi me pilló de sorpresa, me tenía totalmente embelesada como a sus alumnas a las que imparte conferencias. Con ese nombre y haciéndose el duro con Vanessa, ¿quién se lo iba imaginar? Ay, pero fue preciosa la escena del "cinematógrafo" y volver a ver a Vanessa ilusionada.
ResponderEliminarGracias por explicarme la trama de Ethan porque no entendía ni papa jaja Ahora me tiene intrigada, puede que Kaetenay al final se nos revele también como un villano. Y me ha encantado la indumentaria impoluta de Hécate además de elegante y con buen porte es muy buena actriz.
Me ha hecho gracia cuando Jekyll le enseña el pedazo laboratorio de tres pisos que se ha instalado en el tugurio de Bedlam con múltiples artilugios médicos y calefacción central /horno incinerador y lo único que ve su amado el de la sempiterna conjuntivitis (para nada impresionado por el laboratorio) es el sillón en el que va a reposar sus posaderas su amadísima Lily para retransformarla y que vuelva candorosa a sus brazos.
Jekyll se le queda mirando con cara de malas pulgas como....Lily?? Nooooo Ahí te voy a sentar yo y entonces si que me vas a volver a recitar poesía. Por cierto, ya es chongo oficial, menudo porte y elegancia tiene el galeno indio. Lo acepto aún con la tara de Mr Hyde.
Muy buena la reseña, muy detallista, me ha hecho fijarme en muchas cosas que se me escaparon aparte de la trama de Ethan.
Tengo ganas de apalear a Drácula un-Sweet porque es un manipulador de primera. Empieza con esa actitud de “soy un fracasado” y la sigue con “ayy no e acuerdo de su nombre” y para rematar “soy un viudo desconsolado”. Me recuerda al Marqués de “La Señora”.
EliminarSe me ocurrió algo. Siempre hemos sospechado que Ethan pudo alguna vez ser sacerdote A lo mejor los Apaches atacaron la misión donde él vivía.
Me gusta tanto la actriz que hace de Hécate que le perdono todas sus villanías, es muy bonita y se viste bien.
Víctor Frankenstein, seamos francos, es un antisocial y pesado como saco de cemento mojado.
A ver si me da tiempo de sacar la nueva reseña.
Un abrazo
Hola Malena, a mi me gusta mucho la bruja Hecate (a su madre no la soportaba y me alegro que la hayan eliminado). Todavía no entiendo por qué Mr. Chandler dejó a Miss Ives, no hace ningún sentido pues eran perfectos el uno para el otro: ambos pensando que están malditos y con poderes que a penas pueden contener. Hecate es uno de esos personajes maravillosos que, a pesar de ser malos, no puedes dejar de quererlos y admirarlos como Valentine y Sebastien/Jonathan en la serie Mortal Instruments y Cole en el programa de Charmed. Quiero que Dr. Jekyll empiece a hacer su parte ya. No me gusta el Dracula está bien feo y poco sensual. Lo mejor que tiene es hacerse pasar por desvalido para cogerlos a todos desprevenidos, igual que su supuesto hermano el Diablo (un lobo vestido de oveja). La leyenda esa de que el Diablo y Dracula eran dos hermanos angeles caídos me parece un poco ridícula o al menos no bien explicada. También quiero que lleguen a la fiesta Victoriana Sweeney Todd y Jack the Ripper, son los únicos que faltan ya...
ResponderEliminarYo tampoco soportaba a la Evelyn, pero La Brujita Mala del Oeste es una delicia. Me encanta Sarah Greene (a la que ya conocen los seguidores de Vikingos). La irlandesa se ve muy diferente aquí, muy pequeñita con una cara gordita muy decimonónica. EMegusta su ropa, su pelo, su personalidad. A ratos me olvido que es la archivillana. Si Vanessa es mi alter ego, Hécate es quien me gustaría ser (menos mala si) si me reencarnara. Sii excelente comparación. Hécate es Cole/Baltasar con faldas
EliminarAyy ese Ethan es tan caballeroso, parece personaje de telenovela. El estaba seguro que lo iban a ajusticiar y quiso evitarle ese dolor a Vanessa. Pero ya he visto fotos de su reencuentro.
Ahhh eso es. Luci y Drac son hermanos. ¿Cuál querrá casarse con Vanessa? Esto me recuerda un poco a los hermanos de “Lost”.
Ohhh, yo espero a La Momia (ahí estarían todos los monstruos de la Universal) y alguno de la Hammer.
Gracias por comentar, Reina Lizette, un abrazo