Les cuento
que les escribo desde mi tercer computadora del mes. Cersei sigue en las mazmorras
de La Fe. La falsa Arya importó un virus y quedó fuera de combate. Ahora les
escribo desde mi viejo notebook, que no me deja bajar el Avira y solo presenta
una versión arcaica del Norton. Disculpen mi lentitud y errores de ortografía.
No tengo costumbre de tratar con estos aparatitos. Lo más trágico es que mis nuevos
posts sobre cine fantástico y literatura quedaron atrapados en el anterior PC. Así
que mientras vienen a arreglarlo, voy at tener que inventarme otras cosas que
comentar. Para colmo esa no es la única desdicha que aflige a nuestra familia.
Si como dice mi MA “estamos salados”.
En menos de
dos semanas hemos perdido a dos perros de nuestra jauría (tenemos cinco), los
más viejos. Así que aprovecho de recordarlos y compartir con ustedes mi
tristeza.
Bongo tenía
17 años al morir. Nació no sé sabe donde. Solo sé que la familia cuya casa arrendábamos
cerca de Peñablanca lo trajo bebito y cuando el perro tenía un añito, lo lanzó
a la calle con esa irresponsabilidad criminal que los chilenos empleamos para
tratar a las mascotas. La excusa es que Bongo tenía predilección por los cables
eléctricos y se los comía.
Bongo,
chico, esmirriado, dicen que feito (para mi era precioso) no se olvidó de su
casa y nunca se alejó más de un radio de tres manzanas a la redonda. Pronto se
hizo conocido en el barrio y hasta los mendigos compartían su comida con el
perrito. Para cuando llegamos el 2000, el Bongo ya pasaba los tres años de vivir a la intemperie. Se hizo el
líder de los perros vagabundos. Sobrevivió al frió, a temporales, a fiestas
estruendosas de lo cual le quedó un terror a los fuegos artificiales.
Nosotros
nos acostumbramos a darle de comer y se instaló en el portón. En agradecimiento,
escoltaba a las nanas camino a sus casas. A mi Angelita la acompañaba hasta la estación de tren. En esas noches oscuras de
ese año en que el Chupacabras rondaba la V Región, el perro acompañaba a mi
nana hasta que la veía ascender al vagón (esto cuando el tren todavía circulaba
por vía elevada y la estación de Sargento Aldea era un descampado)
Finalmente
nos ganó, y una noche de lluvia del 2000 lo entramos. Me acuerdo que cuando le di de comer, en
agradecimiento, se paró en dos patas y me besó la cara. No me lengüeteó como
hacen los perros, me besó (mi hijo-gato Mauro también daba esos besos de señora inglesa). Ahí me robó el corazón. Primero
lo pusimos en una tienda de campaña, pero se la comió. Entonces Mi Ma le mandó
a hacer una casa-cesta de mimbre gigante.
En el día, se la pasaba conmigo en la cocina. No pedía nada, solo agradecía lo que se le daba
(sobre todo los panqueques con miel). En la noche, dormía en su canasta. Su espíritu
solidario le permitía compartir su casa con gatos errabundos y hasta con
alimañas. En el verano del 2001, en una ocasión en que un ex alcalde de Viña
almorzaba al fresco con mis padres, vimos emerger del canasto a un ratón. Ahí
si que tuvimos que hablar seriamente con el Bongo y explicarle que la compasión
tiene un limite.
Bongo y yo
nos quisimos mucho, pero aunque siempre se llevó bien con la población felina, mi Mauricio no lo soportaba y
lo mordía. Bongo, noble como siempre, corría por el jardín siendo perseguido
por Mauro convertido en El Gato Volador. Después que nos trasladamos a esta
casa, Bongo tuvo que compartir su espacio con muchos otros perros, no tan
generosos ni tan sensatos como él. Dejé de verlo por mucho tiempo, luego que
Maurito y yo nos trasladamos a Viña. Cuando regresé de visita por ahí por el
2007, ya el Bongo tenía once años. Había pasado a ser el “viejo Bongo”, estaba sordo, canoso, pero
alegre y cariñoso. Así duró cinco años más. Ya al final estaba ciego, sordo,
incontinente. Aun así era muy agradecido.
Mauro, El Gato Volador |
Lo pusimos
a dormir el viernes 30 de agosto. Estoy sumamente en deuda con el veterinario y
con C., (mi hijo postizo) que me acompañaron en el trance. Bongo murió en su
patio, sin dolor con el cariño mío y de C. hasta el final. Una muerte digna.
Luego lo envolvimos en un abrigo viejo de mi Ma que Bongo adoraba y C. lo
enterró cerca de un agave en el patio. En nuestras últimas palabras, antes de
taparlo con tierras y ramas, lo más patente fue el respeto que como humanos
sentimos por un animal que en términos de fortaleza, nobleza y altruismo nos
dio una lección a la gente.
Diferente
fue la historia de la pobre Jade. El Bongo no tenía pedigrí, era un “kiltro”,
pero su noble corazón, parafraseando a Shakespeare, valia más que baldes de sangre
normanda. Jade en cambio, era una perrita hibrida de Pastor Alemán con Siberiana Nació en una barraca
viñamarina y mi Ma se la trajo de
cachorrita. Yo quería que se llamara Thalía. Mi Ma insistió en ponerle “Jade”
como la protagonista de “El Clon”. Mi Pa, que no quiere a los perro,s la apodó
“Jode”.
De bebé, vivió
dentro de la casa. Mi Ma la crió como un niño (hasta con pañales y biberón). Se
crió con gatos antes que perros, y nunca se llevó con otros canes. Fue muy
mimada y muy enfermiza. Dos veces estuvo hospitalizada, al borde de la muerte.
Mi Ma la engordó tanto que parecía una oveja. Tanto consentimiento terminó por
irritar a la rotweiller Camila (QEPD) que provocó una revuelta canina en la que
la jauría en pleno atacó a Jade y la casi hizo pedazos. Otra vez de vuelta al
hospital.
Camila la rottweiller celosa |
Aun así
Jade sobrevivió a sus enemigos y llegó a los 11 años. El mismo día en que nos
dejó el Bongo, el Dr. M. el veterinario le diagnosticó a Jade un edema, le dejó
un tratamiento y me dijo que temía un próximo fallo cardiorrespiratorio.
Efectivamente, el domingo 8 de septiembre, Jade amaneció muerta. La enterraron
bajo una palmera. Pobrecita, tanto mimo, tanto “regaloneo” y sufrió tanto.
Oy, Male, cuánto lo siento, tantas pérdidas y en tan poco tiempo... qué historia la del Bongo, si me has hecho llorar incluso... Te mando un gran abrazo, fuerza con esas cosas, gracias por compartirlas por aquí y mucha suerte con los ordenadores...
ResponderEliminaril gracias. Como dijimos ante su tumba, fue un privilegio conocer al Bongo.
EliminarBesos
Awwww lamento mucho las muertes de tus adorables mascotas, yo amo a mi gata se llama Leona porque es indomable muerde a todo el mundo y sobretodo a los que no les cae bien, los perros de la cuadra le tienen miedo y mis amigos dicen que tiene ojos de asesina, no ven su alma pura la adoro aunque de vez en cuando me muerde o aruña la pobre tiene trauma culpa de mi madre que en sus primeros años la crio encerrada y bañaba, no se como sobrevivio la pobre, hoy es parte importante de esta casa.
ResponderEliminarFuerza no puedo imaginar lo que sería perder a mi gata, espero que estes bien saludos y abrazos
Que curioso, Reina Nicoll, mi difunto Mauro también perseguía perros, y también Mi Ma lo crio encerrado y con baños diarios. Pero era muy cariñoso con los humanos. Que Leona te dure muchos años. Un gran abrazo
EliminarMele lee esto https://www.facebook.com/photo.php?fbid=552840754770568&set=a.157976840923630.40749.156066994447948&type=1&theater
EliminarSe que te va a encantar porque nos dice cosas de Brienne
Ohh no tengo Mouse en mi notebook y todavía no aprendo a highlight o arrastrar sin ratón: Pero al fin pude verlo. ¿Entonces Brienne si va a la boda? Ya sabía que Cersei le gusta la víbora. ¡Espero Oberyn no muerda a mi Sol y Estrellas! Ohh Jaime peleando con Loras. Esto se pone bueno. Todos están invitados a la Boda Púrpura.
Eliminarjejejeje si se ve mas que buena esa boda ;)
EliminarBrienne en la boda, me encanta! e interactuando con los reyes, no creo que Joff sea muy agradable con ella, aunque son sus últimos momentos, así que lo perdonaremos...creo.
EliminarParece que Lena y Pascal tienen algo, porque en todas las fotos salen bien juntitos.
¿Tú crees que en la serie sería posible que Cersei engañe a Jaime con Oberyn? Precisamente eso estábamos especulando con las chicas en la página de Dama, igual Tywin tenía planeado casarlos antes de morir y ambos lo sabían, aunque Cersei le pedía a cambio a la víbora la cabeza de su hermano enano. La verdad es que me encantaría que ocurriera, mil veces mejor que con Kettleback.
Yo también pensé en eso, pero lo que lei en la escaleta de que solo ver a la Vibora agría el caracter de Cersei me hizo dudar. Tal vez más tarde si le guste la idea de casarse con Oberyn.
EliminarLo siento mucho Male :( Me dio pena tu historia y siento tu dolor porque yo también amo a mis mascotas, una perra y un gato que se llevan muy bien entre si. Te mando muchas fuerzas, se nota que Bongo fue muy feliz gracias a tus cuidados, argg no sabes como detesto a esas personas que botan a sus propias mascotas, es algo que va más allá de mi entendimiento.
ResponderEliminarPobrecita Jade, lamentable que haya tenido que sufrir, pero en algún lado estará ahora jugando con Bongo :)
Gracias, Reina Any, por el ánimo. Ya puse un post para que especulen.
EliminarTe he nominado a un premio en mi blog, pasate cuando puedas.
ResponderEliminarLena
http://compasesrotosips.blogspot.com.es/
Buaah Reina Lena mil gracias, pero mi notebook es del 2003, super lento con Internet y no me deja abrir tu página. Para entrar aquí me toma asi un cuarto de hora.
EliminarMale, es el homenaje mas tierno que he leído sobre una mascota. Que en paz descanse Bongo :)
ResponderEliminarMe siento un poco mal con la pobre Jade, porque se nota que el Bongo era mi predilecto, pero fue un animalito tan noble y tan sufrido y eso que ni conté la mitad de su vida.
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